martes, 26 de febrero de 2013

Como la vida misma


Muchas veces, casi siempre, el cine se nos presenta envuelto en papel de oro. Los medios (las televisiones, la prensa,…) vinculan el séptimo arte al lujo, a la apariencia, con lo que el mundo del cine y lo que lo rodea se nos presenta como un producto elaborado por y para la “Beautiful People”. 
Sin embargo, qué lejos queda esto del cine de verdad, el cine de aquellos pioneros, unos documentalistas, otros creacionistas, todos narradores de historias, que con unos medios limitados (los que se tenían) nos presentaban unas historias auténticas, alejadas de un mundo que parece vivir por fuera de la realidad o por encima del bien y del mal. Sabemos que, a veces, ese envoltorio no es de oro, sino de oropel. Ese oro, - e insisto, en ocasiones ese oropel- lo separa del mundo real.

Pues bien, esto no tiene nada que ver con lo que ayer pude ver y disfrutar en la Filmoteca de Andalucía. Allí, un director, Miguel Ángel Entrenas, me ha devuelto al mundo de la realidad vista a través de una cámara. Me ha llevado nuevamente al cine real, al de los pioneros, el que tenía como misión mostrar una realidad desde un objetivo y un fotograma. Y no nos engañemos, no hemos visto un documental, sino que hemos visto una historia real, que no realista. La historia que hemos contemplado tiene como protagonista estelar a Paco Ariza, un pintor baenense, que desde sus obras nos ha acercado a su realidad como pintor. Pero esa realidad nos ha acercado a la persona. Y la cámara ha estado allí para observar, para escuchar, para mirar, para mostrar. La cámara no juzgaba, no valoraba, no se posicionaba, simplemente y llanamente mostraba, presentaba. 

Con Miguel Ángel Entrenas volvemos al cine de José Luis Guerín o al de Victor Erice. Con esta película volvemos a los orígenes, y con ella a la infancia, como vuelve Paco Ariza a través de los dibujos de su nieta. La película lleva como nombre oficial Paco Ariza “Desde el cielo a la Tierra” y se presentó en junio de 2012 en el pueblo natal del pintor. No solo es el pueblo natal del pintor, sino que también es la entidad en la que nació el guionista de esta película, el también pintor Pepe Cañete. 
El filme está patrocinado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Baena y por el Grupo Cultural Amador de los Ríos. Este grupo es el que igualmente edita la obra de mi compañero y, sin embargo, amigo José “Pepe” Cañete, y que lleva como título“Paco Ariza: Estudio de los géneros artísticos en su obra”. La obra escrita fue prologada por Antonio J. Bujalance. La obra cinematográfica cuenta igualmente en su desarrollo con la colaboración musical e interpretativa de José Antonio Varo, con la narración de Miguel Ángel Hidalgo Miranda, así con la poesía de José Antonio Santano y las entrevistas realizadas por Pepe Cañete. La producción ejecutiva es de José Antonio Esquinas. 
La película se estructura en dos grandes bloques. El primero es estrictamente descriptivo, mientras que el segundo responde al manantial creativo procedente de la entrevista entre Paco Ariza y Pepe Cañete. En este segundo bloque de unos doce minutos brota lo íntimo en el pintor. La cámara juega con las creaciones y el rostro del creador plástico. 

El primer bloque a su vez contiene tres partes diferenciadas. La primera - y a modo de presentación- nos muestra lo que yo vengo a llamar el texto y el contexto. En este caso nos presenta a la biografía del autor desde sus inicios y el papel del pueblo que juega su pueblo, y, sobre todo, los paisajes del mismo en su obra. La segunda se centra en la casa estudio del pintor. Nos presenta ahora al autor en su taller tradicional, su casa-estudio, en una atalaya del pueblo blanco, así como su evolución artística. Nos muestra retazos de la obra de un pintor que lo ha tocado todo, desde el realismo a las vanguardias pictóricas, pasando por el idealismo, el expresionismo, el constructivismo o los volúmenes geométricos o la experimentación con materiales como los capazos de esparto integrados en su obra. Ese gusto por integrar los volúmenes en la pintura lo ha llevado igualmente a la escultura, pues Baena está trufada de sus obras volumétricas. 
Por último, el director de Góngora (2011), de Desdémona (2005), o la La Chiquita Piconera (2007) desarrolla una última mirada de la obra del pintor en su nuevo y prolífico estudio: la huerta que lleva por nombre "El nido de la golondrina". Pero si de la descripción sale mucho, de la entrevista sale más. En ella y durante unos doce minutos es donde conseguimos no la imagen de un lienzo determinado, sino la imagen de su lienzo vital. Aquí el maestro no habla tanto de su obra, sino de lo que le motiva o le inspira, y al final, descubrimos que este pintor se inspira en lo más esencial: la vida que lo rodea. En definitiva esta película nos devuelve a las cosas que son de verdad, nos devuelve a la vida.

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