domingo, 20 de abril de 2014

Gladiator, con la música a otra parte


Un día como hoy, Domingo de Resurrección, teníamos que optar por una película adecuada para una tarde especial y después de una agradable comida dominical. Optamos por dos. Una película que está en cartera desde hace tiempo y parece adecuada para estas fechas como La historia más grandes jamás contada , la película de George Stevens del año 1965 y que, a pesar de los casi cincuenta años que tiene, y que casi tengo no he visto nunca u otra. Hemos optado por otra, adecuada para el día de hoy.
La película seleccionada ha sido un clásico del siglo XXI y que colocó en los altares de Hollywood a Rusell Crowe. El nombre de la película: Gladiator.
Algún comentario he realizado como  aquella entrada que se tituló de "El primer oscar del milenio",  ya sobre la película. En este caso, además de destacar su factura, o la magnífica ambientación quiero destacar el enorme peso que tiene en ella la banda sonora. A lo mejor por el hecho de estar próximo a la siesta o al hecho de que en determinados momentos la música juega un papel esencial y esto es lo que quiero resaltar en esta nueva entrada de este humilde blog. 
La banda sonora de Gladiator, que fue nominada al Óscar de ese año , fue compuesta por el alemán Hans Zimmer, uno de los compositores más sobresalientes de Hollywood, y también por Lisa Gerrard. La misma fue dirigida por Gavin Greenaway. 
Zimmer, pionero en la integración de música electrónica y arreglos orquestales tradicionales, en principio tuvo intención de recurrir a la vocalista israelí Ofra Haza, pero la intérprete falleció en febrero de 2000 antes de que pudiera empezar a grabar. En su lugar eligió a la australiana Gerrard. 
Ese año, la banda sonora de Gladiator resultará nominada en la mayoría de premios cinematográficos y musicales como por ejemplo los Óscars, BAFTA, Saturn, Grammy, además de los Globos de oro y Satellite, ganando estos dos últimos en 2001 entre otros como los ASCAP. 
Según he visto en la Wikipedia, la música de muchas de las escenas de batalla se han comparado por su similitud con Mars: The Bringer of War de Gustav Holst, y en 2006 la Holst Foundation demandó a Zimmer por un supuesto plagio.¡Qué asco de dinero!. 
Otra clara evocación musical se puede escuchar en la escena de la entrada triunfal de Cómodo en Roma, realzada por una composición musical que claramente recuerda a dos secciones de El anillo del nibelungo de Richard Wagner, el El oro del Rin y El ocaso de los dioses. 
El grito de guerra de los germanos que combaten al principio del filme fue tomado de la película Zulú, de 1964, una de las películas favoritas de Ridley Scott. El 27 de febrero de 2001, casi un año después de la puesta en venta de la banda sonora de la película, Decca Records produjo Gladiator: More Music From the Motion Picture, y en 2005 la misma discográfica estrenó Gladiator: Special Anniversary Edition, con dos CD que recopilaban las dos anteriores ediciones. 
En 2003 Luciano Pavarotti hizo pública una grabación de sí mismo interpretando una canción de la película y dijo que lamentaba haber rechazado en su día una oferta que le hicieron para cantarla para el filme. 
La banda sonora de este peplum moderno y, en cierto sentido, ya clásico, rompió con los cánones que hasta entonces se entendía debían tener este tipo de producciones. Dos momentos especiales con dos cortes: ‘Now we are free‘ y The battle’ 

La música, por cierto, que no sería lo mismo sin la mágica voz de Lisa Gerrard, auténtico descubrimiento de una banda sonora que descoloca casi tanto como hipnotiza. 
En efecto, el uso del lirismo y las ritmos pausados en momentos tan importantes como las batallas, los combates en la arena o las conspiraciones suponen un cambio radical en el tradicional ritmo frenético, metálico y grave de las secuencias de acción, pero al mismo tiempo ofrecen una visión imprescindible de lo que realmente acontece frente a nuestros ojos, y que no es otra cosa que el carácter del protagonista.

Aunque la música se utiliza en secuencias donde no aparece Crowe, la labor de Zimmer y Gerrard es clara y concisa. El relato queda irremediablemente marcado por una carga emocional que dirige las acciones del protagonista, y que determinan todo su periplo hasta el aciago final, que por otro lado no es sino la conclusión que más desea, y que vuelve a quedar patente gracias a ese tema tan magistral titulado ‘Now we are free‘. 
El lirismo, sin embargo, también deja espacio para los momentos de acción, de sangre y lucha. Así, algunas composiciones como ‘The battle’ combinan perfectamente los instrumentos de cuerda como los violines o las arpas (junto con las percusiones más suaves) con instrumentos más agresivos como los tambores o las trompetas, cuyo uso se mezcla con el choque de metal para dar un mayor efecto de dramatismo y tensión en plena batalla. 
La música es vigorosa, potente, emocionante, ideal para levantar el ánimo. En definitiva todo un acierto. 


 

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