sábado, 20 de julio de 2019

Carta de una desconocida



Obra del rey del melodrama, Max Ophüls, nombre artístico de Max Oppenheimer, un alemán nacido en el Sarre o el Sarrebruck, en 1902, una región alemana, pero cercana a la cultura francesa y incluso fue administrata por Francia y el Reino Unido en el periodo de entreguerra en nombre de la Sociedad de Naciones, que falleció en Hamburgo en 1957), pero que desarrolló su trabajo como director cinematográfico en Alemania (1931–1933), Francia (1933–1940), Estados Unidos (1947–1950) y de nuevo en Francia (1950–1957), donde se encuentran sus restos. 

A veces, Ophüls aparece escrito sin diéresis —Ophuls (o incluso Opuls)—, nació en el seno de una familia burguesa de origen judio, dueña de una empresa de confección y de una cadena de tiendas en Alemania. Max eligió su nuevo nombre artístico teatral para no perturbar las empresas familiares. 

Cuando trabajaba en Francia y los Estados Unidos, su apellido apareció a menudo como Ophuls incluso aparece en los antiguos créditos de la película que he visto  Carta de una desconocida o Letter from an Unknown Woman (1948) como Max Opuls. Hoy se tiende a poner su verdadero apellido, Ophüls. 

Ophüs es un hombre de su tiempo en lo profesional y en lo vital. Pasó por todos los puestos de su trabajo y fue un artista errante. Comenzó su carrera como actor teatral en 1919-1923 en Aquisgrán y trabajó en 1924 en Dortmund. Dos años después, Ophüls era ya director de creación en el famoso Burgtheater de Viena, dejando producidas más de doscientas obras, entre ellas El hombre amado por las mujeres, de Bernard Shaw, así como de Gogol, Büchner o su admirado Arthur Schnitzler, que al final de su vida recuperaría. 

En 1927 era primer director en Viena. Trabajó por toda Alemania. Entre 1928-1929 dirigió en Breslau, hoy Wöclaw en Polonia (con piezas de Shakespeare, Molière, Kleist). 

Nombrado director principal en Fráncfort, Ophüls lograría un gran éxito con sus montajes; de hecho, pasó a dirigir teatro, desde 1930, en Berlín, en el Teatro Lessing y en el Barnowski.

En 1926 se casó con la actriz Hilde Wall (1894-1980). Con ella vivió siempre con la que tuvo un hijo Marcel. Pero ya en 1929, Ophüls había empezado su carrera cinematográfica, como director de guiones bajo las órdenes de la Universum Film AG (la UFA) en Berlín y como ayudante de Lidwak.


En 1931 dirigió su primer trabajo, un cortometraje cómico llamado Dann schon lieber Lebertran, y a continuación su película La compañía enamorada (1932), donde crea un film dentro de un film y, por ende, un juego dentro de un juego entre emoción e ilusión, lo cual será muy propio de su modo de hacer, a partir de las emociones de un grupo de un equipo de cine.

En 1932 rodó La novia vendida, que se basaba en la ópera cómica del músico Smetana, así como Los alegres herederos, por lo que progresivamente fue dejando el teatro. Su trabajo más aclamado en esa época resultó ser Amoríos (Liebelei) (1933), que adaptaba el texto homónimo de Arthur Schnitzler y se desarrolla en una Viena reconstruida a su modo ensoñador en los estudios de Berlín. Ahí aparecían los elementos más característicos de su obra: decorados elegantes y complejos, crueldad, violencia masculina, descripción de los claroscuros de la psicología femenina, duelo entre un joven y un hombre anciano, entrecruce del amor con la muerte, ambigüedad moral. 

Con la llegada de los nazis al poder, después del incendio del Reichstag en 1933, Ophüls se exilió a Francia. Volvió a rodar Amoríos en francés, con el título Une histoire d'amour (1933) con gran éxito; solo utilizó algunos actores nuevos. Todo, en doce días.

A continuación hizo Han robado a un hombre (On a volé un homme, 1933). Cinco años después se nacionalizaría francés en 1938 y allí fue donde rodaría hasta su exilio americano, y a donde regresaría al final de su vida; aunque también, dado su prestigio, llegó a rodar en Italia  La signora di tutti (1934) y  Holanda, en 1936.

En Francia, además de los cortos Ave Maria, de Schubert y Vals brillante de Chopin, rodó varios filmes en los que la mujer vive en situaciones extremas como en Traficantes de opio (Divine, 1935) , La tierna enemiga (1936) , Yoshiwara (1937), basado en una novela de Maurice Dekobra con dos actrices japonesas. 

Hizo una versión de Werther de Goethe pasando después a rodar Suprema decisión (Sans lendemain, 1939), De Mayerling a Sarajevo, sobre un texto de Carl Zuckmayer una tragedia de trasfondo histórico .

Tras la invasión nazi de Francia Ophüls se trasladó a Suiza (con una inconclusa La escuela de las mujeres, a partir de la obra de teatro de Molière) y luego a Italia. Tras su paso por Italia pasó al exilio americano a finales en 1941, aunque estuvo aislado bastante tiempo. 

La familia vivió gracias a una ayuda de solidaridad (The United Jewissh War Relief) en la que participaron W. Wyler, F. Lang, B. Wilder y R. Siodmack (fiel amigo que lo apoyó siempre), entre otros.  
No tendría trabajo en Hollywood hasta 1946,  llevó a cabo la redacción de sus Recuerdos, que luego serían completados por su mujer y anotados por su hijo. Es una obra maestra, por sus datos, su equilibrio, su sentido del humor y de la amistad. 

Fue rescatado para el cine en América por un admirador de sus trabajos, Preston Sturges, al que agradece en sus memorias. También el actor Douglas Fairbanks Jr. lo eligió para dirigirlo. Su primer trabajo en Hollywood lo hizo con Douglas Fairbanks Jr. como protagonista, La conquista del reino (The exile, 1947), basada en una novela de Cosmo Hamilton. 

Después llegarían tres filmes  de peso en su filmografía Carta de una desconocida (Letter from an Unknown Woman, 1948), basada en la novela Briefe einer Unbekannten, de Stefan Zweig, con gran éxito; Almas desnudas (The Reckless Moment), y luego Atrapados (Caught, 1949). 

Pero Ophüls no se sintió a gusto en Hollywood y decidió proseguir su movimiento con la familia. Las dos últimas han sido insertadas dentro del cine negro y cuenta con mujeres cargadas de dramas conyugales y policíacos. En Atrapados aparece una mujer de origen modesto que descubre el rostro oculto y turbio de su marido rico; pero a este fracaso sentimental se une una crisis moral seguida de un triángulo amoroso. 

En Almas desnudas, de nuevo con James Mason, aparece una trama familiar y un chantaje que desemboca en crimen, pero asimismo hay oscilaciones morales y desesperación romántica. Aquí Ophüls «sumerge a sus protagonistas en un clima lúgubre, en el que la desesperación lo cubre todo: donjuanismo, amistad y felicidad conyugal».

Tras eso vuelve a Francia dejando atrás su etapa americana (1947-1949), donde solo rodó cuatro magníficas películas, regresando a Francia en 1950 como La Ronde (La Ronde) (1950), film con el que ganó el premio BAFTA a la mejor dirección, sobre un relato de Arthur Schnitzler. Luego hizo un tríptico El placer (Le Plaisir, 1952), que se basaba en tres cuentos de otro admirado suyo, Guy de Maupassant, y a continuación rodó Madame de... (1953), protagonizada por su actriz favorita en Francia, Danielle Darrieux, y siguiendo el relato de Louise de Vilmorin de ese título. Finalmente, abordó una ambiciosa (y mal entendida en su momento) Lola Montès (1955), basada en la novela de Cecil Saint-Laurent La vie extraordinaire de Lola Montès, película de la que hizo una versión alemana al mismo tiempo. Fue objeto de un nuevo montaje por sus productores, pese a las protestas de los jóvenes directores de la Nouvelle Vague. Hoy se considera que es la culminación de su trabajo cinematográfico, y ha sido restaurado y estrenado de nuevo en 2008. 

A veces su cine ha sido comparado con las innovaciones del primer Orson Welles pero también por llevar a cabo lúcidas reflexiones sobre el amor-pasión y las relaciones humanas, en la que usa la ironía para ilustrar la tragedia. Recurre a un estilo visual barroco y preciosista, sin resultar por ello nunca gratuito, sino sumamente efectivo y cercano. Sus continuos desplazamientos de cámara —que con su firma, es un director en movimiento—, dan una nueva dimensión de continuidad al cine. 

Ophuls murió en 1957 a causa de un fallo cardíaco, en Hamburgo, en donde ocasionalmente acababa de montar una obra de Baumarchais. Estaba preparando el film Les Amants de Montparnasse, que fue estrenado en 1958. Tras ser incinerado en Hamburgo, reposa, como él quería, en París, en el cementerio del Père-Lachaise. 

Fue un director reivindicado por la Nouvelle Vague y por directores valientes con la cámara como Kubrick. François Truffaut, que lo reconocía personalmente como uno de sus grandes maestros, se encontró con él en 1953, durante el rodaje de Madame de..., y al estrenarse el film, Truffaut y Jacques Rivette lo entrevistaron para Cahiers du Cinéma. Nació entonces una amistad prolongada y cercana entre el primero y Ophüls. Cuando Ophüls rodaba Lola Montès, Truffaut estuvo en Niza una semana con él en 1955, y luego, como el film no lograba aceptación pública tras su estreno, publicó un manifiesto a su favor en Arts y Le Figaro, redactado junto con Roberto Rossellini y firmado por Astruc, Becker, Jaque, Cocteau, Cast y Tati; defendía que se mantuviese en la cartelera, al ser una obra renovadora y fundamental de un artista de talla irrepetible. 

Truffaut dijo de Ophüls que «era para nosotros el mejor cineasta francés con Jean Renoir. La pérdida de un cineasta balzaciano, que se había convertido en el abogado de sus heroínas, el cómplice de las mujeres, nuestro cineasta de cabecera, es inmensa», y añadía que Ophüls «era sutil, cuando lo suponían torpe; profundo, cuando lo creían superficial, y puro, cuando lo motejaban de obsceno».

Como hemos visto la película que le permitió ser conocido en los Estados Unidos fue Carta de una desconocida (Letter from an Unknown Woman, 1948)  adaptada al cine por Howard Koch de la novela Brief einer Unbekannten de Stefan Zweig, publicada en 1922. 


Para esta película Max Ophüls contó en la producción con John Houseman representante de la productora Rampart Productions y contó con la distribución de la Universal Pictures.

En el apartado musical contó con la música de Daniele Amfitheatrof, la fotografía de Franz Planer, el montaje de Ted J. Kent y el vestuario de Travis Banton.  

En cuanto al elenco contó como protagonistas  con Joan Fontaine como Lisa , Louis Jourdan como el pianista Stefan Brand,  Mady Christians como la madre , Marcel Journet como Johann Stauffer. Igualmente aparecen Art Smith como John el mayordomo mudo, Carol Yorke como Marie y Howard Freeman como Herr Kastner.John Good como el teniente Leopold von Kaltnegger, Leo B. Pessin como Stefan, Jr, Erskine Sanford como Porter y Otto Waldis como conserje, Sonya Waldis como Frau Spitzer.  

Cuenta la historia de un famoso pianista Stefan Brand (Louis Jourdan) que al llegar a su casa después de haber tenido un problema con otro caballero ha de enfrentarse a la mañana siguiente a un duelo. El no está dispuesto a enfrentarse y su intención es salir de Viena, la ciudad en la que se desarrolla la historia en los alderedores del año 1900, pero cuando le pide a su mayordomo que haga una maleta, este le entrega la carta de una mujer Lisa (Joan Fontaine) que tiene el siguiente encabezamiento: A ti, que nunca me has conocido. En principio no reconoce pero que en la carta de dice que ha estado enamorada de él toda su vida. 

El pianista apenas recuerda quién es, pero a través de un flashback vemos que se trata de una chica que cuando tenía 13 años, era vecina suya, en un edificio de apartamentos. Desde el primer momento se siente cautivada por un nuevo inquilino, el pianista Stefan Brand. Durante un breve tiempo le observa y se recrea en esta relación «a distancia». Ella se enamora del pianista desde un primer momento al escuchar su música una vez que se ubica en un piso alto cercano. 

Lisa se obsesiona con Stefan, trasnochando para oírle tocar y colándose en su apartamento admirándole desde lejos. A pesar de esto, sólo coinciden una vez y Stefan ni se fija en ella. 

Un día su madre viuda (Mady Christians) le comunica que se irán a vivir a Linz porque ha aceptado casarse con un comerciante, un caballero rico y respetable de allí, pariente lejano suyo. Lisa se resiste a los planes de su madre huyendo de la estación y vuelve al apartamento, donde le deja entrar el portero. Llama a la puerta de Stefan, pero nadie le abre y decide esperarle fuera. 


A la mañana siguiente, Stefan vuelve a casa con una mujer. Después de verles, muy perturbada, Lisa viaja a Linz dónde se reúne con su madre y su nuevo padrastro. 

La joven crece en el exterior, siguiendo la carrera del músico y con el objetivo de volver a Viena. En Linz, se convierte en una mujer respetable y es cortejada por un joven militar de buena familia. De hecho cuando intentan concertar un matrimonio con este militar de carrera, ella le dice que tiene un compromiso e incluso que está prometida con él así que cuando su madre y padrastro se enteran de la reacción de Lisa y le preguntan el porqué de su rechazo, ella simplemente les dice que "le ha dicho la verdad". 

Decide retornar a Viena. Lisa tiene 18 años, y consigue un trabajo como empleada de una casa de modas trabajando en Viena como modelo en una de estas casas de modas. Todas las noches al salir del trabajo se acerca al edificio donde vive el músico y lo escucha desde la distancia. 

Una noche de nieve el músico se fija en ella pero no la reconoce. Aunque no la reconoce, se siente extrañamente atraído por ella. La invita a cenar y luego a su piso. En ese momento mantiene una relación amorosa. 


Tras eso le dice que va a dar un concierto a Milán, prometiéndole volver pronto, pero no lo hace. Después el músico inicia una gira que le obliga a abandonar Viena durante un tiempo. El músico nunca se pone en contacto con Lisa. 

Fruto de la relación con Lisa es un embarazo. La joven da a luz, en condiciones miserables, sin intentar contactar con Stefan, queriendo ser "la única mujer que no le pidió nada a cambio". Sobrevive a base de amantes diversos y es capaz de proporcionar una excelente educación a su hijo.

Diez años después, Lisa está casada con un hombre mayor que ella llamado Johann (Marcel Journet) al que le ha contado su pasado con Stefan, ya que le ha puesto su nombre al hijo de ambos. 

Una noche, en la ópera, Lisa ve a Stefan, que ya no es un pianista famoso y casi nunca actúa. Incómoda, se va a media actuación. Casualmente, él se va al mismo tiempo y hablan mientras ella está esperando su carruaje. Stefan no se acuerda de ella, pero una vez más se siente irresistiblemente atraído por ella. Lisa se sigue sintiendo incómoda al no querer enfadar a su marido. Cuando su carruaje llega, se encuentra con Johann, claramente molesto. 

Unas cuantas noches después, y en contra de la opinión de su esposo, Lisa va al apartamento de Stefan y él está encantado de verla. Después de un conversación aparentemente esclarecedora, acerca de la vida pasada de Stefan y sus motivos para dejar la música, Stefan sigue sin reconocer quién es Lisa realmente. Perturbada y dándose cuenta de que Stefan nunca la quiso realmente, Lisa se va, a pesar de que iba convencida a contarle toda la verdad. 

De camino al portal, se encuentra al criado e intercambian una larga mirada. Un tiempo después, su hijo muere de tifus y a Lisa la llevan al hospital porque está gravemente enferma. Allí, le escribe una carta a Stefan confesándole su vida, la existencia del hijo de ambos y sus sentimientos hacia él. La carta que es el hilo conductor de la película. 

Lisa es para él una desconocida, alguien que ha pasado por su vida sin dejar huella. Y, sin embargo, ella sigue apasionadamente enamorada de aquel joven músico que conoció cuando era todavía una adolescente.

Después de la muerte de Lisa, se le manda la carta a Stefan junto a una nota de las monjas del hospital comunicándole su muerte. En shock, Stefan rememora las tres veces que se encontraron y que él nunca la reconoció. "¿Tú la reconociste?" le pregunta a su criado. El criado asiente y escribe su nombre (puesto que es mudo), Lisa Berndle, en un trozo de papel. 

Todavía en shock, Stefan abandona el edificio y ve la imagen fantasmal de una Lisa adolescente abriéndole la puerta y sonriéndole, de la misma forma que lo hacía cuando la vio por primera vez, hace tantos años. 

Fuera, un carruaje le espera para llevarle a un duelo propuesto por el marido de Lisa, Johann. Finalmente, con la intención de asumir su responsabilidad por sus acciones, Stefan decide aceptar el duelo. 

La película se rodó en los estudios de la Universal, con apoyo de maquetas de Viena. Conto con una composición de Amphiteatre en la que aparecen fragmentos de Listz, Mozart ("La flauta mágica") y Wagner ("Tanhauser"). 

Fue adaptada de la novela de Stefan Zweig del guionista Howard Koch . La película es mayoritariamente fiel al libro, aunque presenta pequeñas divergencias. El protagonista masculino en el libro simplemente se conoce (una vez) como "R", y es un novelista en lugar de un músico. La película le cambia el nombre de Stefan Brand. La "mujer desconocida" no recibe ningún nombre en el libro; en la película se llama Lisa Berndle o John, el sirviente, conserva su nombre, pero en la película es mudo.


La divergencia más significativa es un cambio estructural: no hay duelo en la historia original, ni hay un personaje como Johann. La "mujer desconocida" del libro nunca se casa, pero vive de una serie de amantes que permanecen sin nombre y en su mayoría no entrometidos. Debido a esto, las acciones del protagonista no ofenden a nadie en particular. En la película, Brand es desafiado a un duelo, que inicialmente planea deshacerse. 

El final revela que el concursante es Johann, quien exige satisfacción por la aventura de Lisa. Después de leer la carta de Lisa, Brand acepta con valentía el duelo y entra en él, su destino es incierto. Esta acción redentora no tiene equivalente literario. 

La película tuvo su estreno en abril de 1948 en Nueva York, pasando a pimeros de mayo de ese año a Los Ángeles, California. 

En cuanto a la crítica en general es positiva.Bosley Crowther en las páginas del The New York Times escribió sobre ella que "[Está bien] si lo que buscas es una hora y media de nostalgia, expresiones de mal de amores y sentimentalismo pseudovienés (...) Si buscas sensibilidad y emoción razonable, ten cuidado con esta 'Letter' [carta] sobrescrita." 

Eric Henderson en Slant señala que "La dirección de Ophüls es tan florida y extravagante como siempre (...) El momento más verdadero de Ophüls viene cuando la segunda cita de Lisa y Stefan se revela como algo totalmente decepcionante (…) " 

Richard Brody en el The New Yorker considera que "El virtuosismo de Ophüls para el trabajo de cámara y la sensibilidad decorativa transmiten un romanticismo exquisitamente calibrado." 

Don Druker en Chicago Reader defiende que es "Una impresionante, amarga, exquisitamente orquestada exploración sobre el amor y el egoísmo (...) Una película elegante e irónica que no se deja llevar por sus propios clichés." 


En Variety se dice que "Joan Fontaine y Louis Jourdan (...) demuestran ser una combinación sólida (...) El gusto con el que el film se ha elaborado bajo la supervisión de John Houseman hace de él un drama válido e interesante" 

En el Reino Unido Marc Lee en Telegraph considera que la película es "Desgarradora y edificante (...) Veloz, precipitado, mareante, el estilo de Ophüls encaja maravillosamente con el melodrama vertiginoso de su historia. Además, la iluminación intensifica las agonías de un romance condenado" 

Philip French en The Guardian habla como "Su historia endeble, no del todo verosímil, sobre el amor puro de una joven hacia un pianista egocéntrico y promiscuo (Louis Jourdan) coge profundidad y textura visual gracias a las actuaciones y a la delicada dirección de Ophüls" 

Tom Huddleston en Time Out defiende que "Con todos sus floridos elementos melodramáticos, esta gran, desgarradora, obra maestra resuena con verdades tristes y sencillas (…)" 

David Parkinson en Empire considera que "Hace el trabajo del perfecto melodrama y conmueve a la audiencia hasta llegar a las lágrimas." 


Tony Sloman en Radio Times señaló qie "Después de una de las introducciones románticas más trágicas de la historia del cine (...) se convierte en una historia asombrosamente agridulce (...) Es muy vienesa y muy maravillosa (…) " 

Ya en España Fernando Morales en El País dice de ella que es "Sin duda, uno de los dramas más intensos y apasionados que ha dado la historia del séptimo arte. (...) Ophuls adapta con su habitual delicadeza un original de Stephan Zweig para dar forma a esta maravillosa historia de amores olvidados " 

En la revista Encadenados se dice de ella "El gran Max Ophüls nos ofrece una obra cimera del drama romántico, película barroca y de ambientación gratamente grandilocuente, a la vez que penetrante en el abordaje psicológico de un amor no correspondido, con final fatal; estamos ante un film de un tacto exquisito, una obra caracterizada por su cuidado estilo y una belleza plástica verdaderamente impresionante. El guion de Howard Koch resulta de la adaptación de una novela del insigne escritor austriaco Stefan Zweig, Brief einer Unbekannten, escrita en 1922, y está compuesto con meticulosidad y certeza. 

Rivas Morente afirma que «existe una premisa de guion que convierte al film en un ejercicio de lenguaje cinematográfico especial. Se trata de la extraña paradoja del inicio de la película: la carta a la que alude el título fue escrita por alguien que en ese momento está muerto. Desde el inicio de la narración la película adquiere ese tono fatalista. La voz en off, un recurso estilístico que a menudo es tachado de simple retórica, adquiere un gran valor cinematográfico en esta película de Max Ophüls, pues es la guía que nos conduce por sus imágenes». "

En ABC play se dice "Este filme tiene la consideración de ser una de las obras cumbre del melodrama. Adaptación de un texto de Stefan Zweig, "Carta de una desconocida" fue uno de los últimos filmes que Max Ophüls rodó en suelo estadounidense, antes de volver a su país una vez acabada la Segunda Guerra Mundial. En ella explica una historia de amor no correspondido a través de retrospectivas. "Carta de una desconocida" se inscribe dentro de la tónica general del cineasta alemán de adaptar obras de grandes autores, como el mismo Zweig, Arthur Schnitzler, Guy de Maupassant o Johan W. Goethe, aunque imprimiéndoles un sello propio. Tras su muerte, en 1956, uno de sus más fervientes admiradores, Stanley Kubrick, le homenajeó en la escena del baile de salón de "Senderos de Gloria" (1957), similar a la rodada por Ophüls en su película "Madame de..." (1953). "

En 1992, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.

Por mi parte destacar que la película es un magnífico ejemplo de lo que es el melodrama. Para ello gusta de una fotografía de Franz Planer llena de claroscuros, de ambientes que buscan más sombras que luces que solo son visibles en las escenas que simulan exteriores o las cenas y fiestas. Junto a ello gusta de encuadres y travellings soberbios. La película se fundamenta en un gran trabajo de Joan Fontaine bien secundada en su papel de músico y galán  de Louis Jordan. Una obra inmensa, triste, lacrimosa, con Lisa que asume su papel de heroína, perseverante, víctima de un amor imposible frente a un hombre como Stefan que es víctima de sus debilidades, indolente, interesado en el amor de fortuna y fugaz. Todo ello envuelto en la música, esencial en esta película.  


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