sábado, 4 de abril de 2020

El sargento negro


Sergeant Rutledge, es un western que es un thriller judicial con dos asesinatos en un fuerte, prejuicios raciales, apaches fugados de la reserva, lealtad dentro del 9° de Caballería integrado por los míticos "Buffalo soldiers" , soldados negros integrados en el Ejército de los Estados Unidos, y que desarrolla en el marco de Monument Valley. ¿Qué puede salir mal? Pues nada. 

Se trata además una película del maestro entre maestros. John Ford, que cuenta con dos actores que , sin ser Wayne, acompañaron al director en algunos de sus películas míticas como de The Seachers en el caso de Jeffrey Hunter y en esta película de un titán de la talla de Woody Strode. El resultado un film apasionante y un magnífico western judicial de Ford, John Ford. 


La película fue estrenada en 1960 e interpretada en sus principales papeles por el tremendo Woody Strode (Sargento 1º Braxton Rutledge del IX regimiento), Jeffrey Hunter (el primer Teniente del IX de Caballería, Tom Cantrell, que actúa como abogado de la defensa), Willis Bouchey (Teniente Coronel Fosgate, presidente de la Corte Marcial) y Constance Towers (Mary Beecher). Junto a ellos una mítica actriz como Billie Burke como la señora Cordelia Fosgate, en la que fue su última película, así como Juano Hernández como el sargento Matthew Luke Skidmore del IX Caballería, Carleton Young como el Capitán Shattuck del XIV Infantería que actúa de fiscal, Judson Pratt como el Segundo teniente Mulqueen del IX de caballería integrante de la junta de la corte marcial, Toby Michaels como Lucy Dabney (sin acreditar) y Jack Mower como espectador de la sala del tribunal (sin acreditar) y aparece igualmente Mae Marsh. 

Pero el gran protagonista es Woody Strode un hombre que fallecía en Glendora, California, el 31 de 1994. Había nacido un 25 de julio de 1914, en Los Angeles. Actor, luchador y jugador de fútbol americano, atlético y musculado pentatleta, un hombre que según el crítico Fausto Fernández tenía un "porte de escultura griega y grandeza " pero sobre todo un actor muy recordado por los cinéfilos por sus apariciones en Westerns y algunos clásicos inmortales: Cuando Muere el Día, Los Diez Mandamientos, El Sargento Negro, Espartaco, Dos Cabalgan Juntos...

Un hombre que rompió barreras raciales de todo tipo y que aquí asume el rol de un integrante de Buffalo Soldiers es el relato de Warner Bellah sobre el que John Ford construye el Sargento Negro. 

La película fue una producción en la que intervienen Willis Goldbeck y Patrick Ford amparados por la productora de Ford Productions que contó con la distribución de Warner Bros. Como ya hemos comentado el guion fue escribieron Willis Goldbeck y James Warner Bellah. La película contó con la música de Howard Jackson, la fotografía de Bert Glennon, el montaje de Jack Murray y el vestuario de Marjorie Best. 

La película se desarrolla en Arizona, en el Fuerte Linton, lugar en el que se va a celebrar un consejo de guerra para juzgar a un sargento negro acusado de la violación y el asesinato de una joven blanca. 

Se trata del sargento Rutledge, un militar valiente, un "soldado ejemplar", un modelo para todos sus compañeros soldados negro del IX regimiento y pero ahora el ejército le cree culpable. La historias se inicia en agosto de 1881 con la llegado a la corte del primer Teniente del IX de Caballería, Tom Cantrell (Jeffrey Hunter), que actúa como abogado de la defensa. 

El consejo de guerra ha atraído a civiles de la zona y militares acuartelados. La corte marcial ha llevado ante las misma al primer sargento Braxton Rutledge ( Woody Strode ), un " Soldado Búfalo " de la Novena Caballería de los Estados Unidos. 

La defensa la asume el citado Teniente Tom Cantrell ( Hunter ), el oficial de tropa de Rutledge, mientras que la acusación es llevada por el Capitán Shattuck (Carleton Young) del XIV Infantería que actúa de fiscal, ante un tribunal presidido por Teniente Coronel Fosgate, presidente de la Corte Marcial ( Willis Bouchey ) y que cuenta entre sus miembros con el Segundo teniente Mulqueen (Judson Pratt) del IX de caballería integrante de la junta de la corte marcial. 

La sala, abarrotada de público, ve en primera fila a la mujer del juez que preside el tribunal, la señora Cordelia Fosgate (Billie Burke) así como al otro lado de Mary Beecher (Constance Towers). 

El juicio comienza y nada más comenzar vemos que el primer sargento Braxton Rutledge niega las acusaciones tal y como le ha recomendado su abogado defensor , Cantrell. 

A la primera persona que llama la acusación es precisamente el testigo de la defensa, Mary Beecher a través de ellas se inician una serie de flashbacks, que irán ampliándose con la intervención y el testimonio de otros testigos al describir los eventos posteriores al asesinato del Comandante en Jefe de Rutledge , el Mayor Dabney, y la violación y asesinato de la hija de Dabney ocurrido unos meses antes en mayo de 1881. 

Lo primero que se nos narra fue el encuentro en el Sargento Rutledge y Mary Beecher una vez que ella se baja del tren que le ha llevado desde el este hasta su tierra natal , Arizona, en la que su padre tiene un rancho. 

Vemos que en ese viaje ella se ha encontrado con Cantrell y que una vez se baja del tren en la estación, descubre que el responsable de la misma ha sido asesinado por los apaches, que se han vuelto a levantar. Al salir de la estación es asaltada por el Sargento Rutledge .


En ese momento acaba su declaración antes el fiscal, pero casi de inmediato tras la intervención de Cantrell comenta que fue Rutledge el que la protege ante el inminente ataque que finalmente se produce. En el mismo mueren dos apaches , aunque tras el mismo ella descubre que el Sargento está seriamente herido. 

Tras su declaración es llamado a declarar tanto la mujer del juez como el médico del regimiento. La primera de ellas narra la última vez que vio a la victima, la joven hija de un oficial en un fuerte militar estadounidense ( poco después de la Guerra de Secesión como refieren tanto el juez como uno de los integrantes del tribunal, pues ambos robaron desde un reloj - el juez- hasta un código militar que robo otro de los asistentes). 

La mujer del juez habla de esa última vez y nos presenta a una chica vivaracha, valiente, buena amazona, en plena vida y algo descarada que se llevaba bien con el sargento y con todos los que vivían en el Fuerte. La última vez que la vio fue junto a Rutledge mientras éste le llevaba los paquetes de su compra. 

Tras esto habla el médico habla de la aparición del cadáver coincidiendo la huida del sargento del lugar del asesinato tras escuchar un disparo y ver saliendo de la casa al sargento que desde ese momento emprende la huía que lo identifica como el principal sospechoso. 

Una vez capturado el sargento, sigue desarrollando el juicio en el que, mediante los testigos, se nos muestra una historia con una trama detectivesca en la que subyace el color del sargento, un afromericano. 

El abogado acusador es un militar insensible y racista que da por sentada la culpabilidad del sargento, mientras que el defensor quiere llegar al fondo del asunto porque, a pesar de que varios testigos señalan la presencia del sargento y de que este huyó de la escena del crimen, tras la búsqueda del Sargento ha encontrado indicios que señalan hacia otro culpable: el hijo de hombre que lleva la cantina del fuerte y que cortejaba a la chica. 

El que ahora actúa como abogado defensor va en busca del militar junto a los soldados negros que han sido admitidos como soldados. Todos van recorriendo los desolados territorios del estado de Arizona. Encuentran al sargento y a la chica en la estación del tren. Tras ponerle las esposas al militar decían ir en busca de la partida de apaches que se han escapado.


Durante el recorrido el sargento Rutledge se destaca entre los que van por su brillante hoja de servicios en su lucha contra las tribus indias. Y eso que la evidencia circunstancial sugiere que el primer sargento violó y asesinó a la niña y luego mató a su oficial al mando. Y peor aún, Rutledge abandonó el Fuerte después de los asesinatos. 

Tras ser rastreado y arrestado por el teniente Cantrell se va desplazando por el desierto. En su desplazamiento descubre los restos calcinados del hijo del tendero. Poco después son atacados por los indios. 

Durante el ataque, en un momento dado, Rutledge escapa del cautiverio, pero más tarde, tras ver el asesinato del señor Beecher mientras los apaches asaltan su rancho regresa voluntariamente para advertir a sus compañeros de caballería que están a punto de enfrentarse a una emboscada, salvando así a la tropa. 

Una vez concluido el ataque de los pieles rojas,  Hunter descubre algo revelador y para ello llama a algunos testigos. Se trata de una cadena con un crucifijo y un chaquetón que posiblemente llevara el hijo del tendero. 

Tras esto aguantan algunas envestida y al regresar , contra todo pronóstico, pues sus compañeros lo siguen viendo como el soldado ejemplar afroamericano de la caballería, Hunter vuelve a ordenar la detención de su Sargento. Luego lo traen de vuelta al Fuerte para enfrentarlo a los cargos y los prejuicios de un tribunal militar blanco. 

Pero ahora, como prueba de la inocencia de su Sargento es que Hunter enseña al tribunal la pequeña cruz de oro que la chica llevaba y que sin duda fue arrancada de su cuello por su asesino como macabro trofeo. 

La cruz fue encontrada en el cadáver que un apache que a su vez asesinó y robó al hijo del tendero. El juicio parece llegar a un callejón sin salida cuando el tendero, que asiste al juicio, se ofrece como voluntario para identificar la cruz que el mismo le vendió a la desafortunada joven. Esto le parece muy extraño a Hunter, que interroga al tendero sobre una chaqueta que es demasiado grande y que llevaba su hijo llevaba cuando murió, la cual no era suya sino de su padre. Poniendo al tendero contra las cuerdas hace que se derrumbe y confiese la violación y el asesinato de la chica. 

Finalmente, el Sargento es encontrado inocente de la violación y la película acaba con el encuentro amorosos entre Hunter y Mary ante la mirada del sargento negro y su tropa acaba la película. 

La película en cuenta a los exteriores fueron rodados en el verano de 1959, en Monument Valley y el río San Juan en Mexican Hat en Utah, como es habitual en los westerns de John Ford, aunque también rodó en Arizona , en concreto en Kayenta, Teec Nos Pos, en Red Mesa y en Mexican Water.  

El film tiene una estructura muy moderna y adelantada a su época, comenzando en la sala del tribunal y narrando la mayor parte de la historia por medio de flashbacks sobre la base de los testimonios de los diferentes testigos. Parte realmente de una historia que se planteó en 1957 como un proyecto para el director André De Toth, sobre un soldado negro acusado de violar y asesinar a una niña alemana y al teniente que lo defiende y demuestra su inocencia. De Toth quería a Jeffrey Hunter como abogado defensor. Basado en la historia de 1955 "Shadow of the Noose" de John Hawkins y Ward Hawkins en The Saturday Evening Post.

Alguna anécdota curiosa del rodaje está en el hecho de que el mismo Ford, insatisfecho con el ensayo que había realizado Woody Strode sobre el estado de somnolencia provocadas por de las heridas de bala, hizo que el director diese las órdenes de que Strode tendría que parecer auténticamente cansado así que el día de antes de que se filmara la escena, Ford emborrachó a Strode e hizo que un asistente lo siguiera el resto del día para asegurarse de que se mantuviera así insomne y cansado. Cuando llegó el momento de que Strode filmara la escena junto a Constance Towers, su resaca le dio la apariencia perfecta (para Ford) de un hombre que había recibido un disparo.

Por su parte, el director contó con una veterana actriz para uno de sus papeles, en concreto con Billie Burke, de 76 años, que interpretó a Cordelia Fosgate - nurió en 1970, pero esta fue su última película- , la esposa del coronel Fosgate, interpretada por Willis Bouchey, que solo tenía 53 años. Esto hace al Sargento negro un western atípico y con temas que eran difícilmente tratados en este género. 

La película que se estrenó en 1960 retrata la "dignidad de un hombre libre" en palabras del que fuera Fiscal general del Estado y amante del cine como pocos, Eduardo Torres Dulce.

Para la crítica en España la película es intachable. Fernando Morales en El País dijo de ella que es una "Interesante historia que el mítico Ford montó a base de flash-backs. Un reparto irregular pero perfectamente dirigido y una buena elección de escenario naturales. Filme menor pero con calidad" 


Fausto Fernández en distintos tweets visible en la red Twitter comenta que "John Ford manejándose en la intriga criminal sin abandonar el western y usando un juicio (con instantes de pura comedia fordiana) y flashbacks (muy bien presentados). Y además, un alegato antirracista emocionante. Y en uno anterior señaló que "Woody Strode, dios de ébano y monumento a la dignidad y humanidad fordiana en la sobresaliente película de un Ford que se divierte con el juicio, los flashbacks y la intriga criminal. Y en otro señala el crítico habitual de Fotogramas "Ya sólo por cómo introduce los flashbacks o por cómo resuelve su intriga es monumental. " . Destaca de la misma esa integridad tallada en ébano en un John Ford whodunit, judicial, divertido y legendario... Destaca del mismo el juicio memorable, el alegato antirracista y el resultado final, un western majestuoso.

Gerardo Sánchez director de Días de Cine ha comentado en este medio que "El sargento negro" es una auténtica maravilla, igual que "7 mujeres". 

Lo más destacable en ella es como está narrada la historia a través de flashbacks, con una hermosa puesta en escena, con un reparto en la que destaca Woody Strode, pero que también coral, que ayuda a mantener un ritmo envidiable y que alterna escenas en su Monument Valley con secuencias de interior, y que desmonta aquel tópico sobre su condición racista y una lúcida reflexión sobre el tema así como el tono entre humorístico, irónico y sarcástico del director. 

El ya citado Eduardo Torres Dulce describió todo esto en una entrada en el Blogs del Consejo General de Abogacía "El relato de ‘El Sargento negro’, es en realidad la crónica de una corte marcial formada para juzgar los graves crímenes de los que se acusa a Rutledge y cuyo guión, original de James Warner Bellah y Willis Goldbeck, ofrece narrativamente una sucesión de flash backs merced a los cuales vamos conociendo qué ocurrió aquella noche en la vivienda del Mayor Dabney, comandante en jefe de la guarnición de Fort Linton. 

Por supuesto que la historia de la corte marcial abierta contra un soldado ejemplar como es el Sargento Primero Braxton Rutledge (encarnado por un conmovedor Woody Strode), en manos de Ford y de sus guionistas, se transforma en una causa abierta contra la intolerancia y los prejuicios, un alegato en favor de los más débiles en una estructura social dominada por los más fuertes. 

Contado a través de varias secuencias retrospectiva, se trata de un tema altamente inusual en su tiempo, sólidamente presentado por John Ford (que incluso se permitió intercalar algunos acertados momentos cómicos). Ford utiliza su satírico humor irlandés y su veta shakespeariana para llenar el juicio de notas de comedia, a veces de comedia bufa, como las relaciones de Fosgate con su esposa Cordelia o con el Teniente Mulqueen (Judson Pratt), su irreverente colega de tribunal. Aún es más poderosa la imagen del agrio y agresivo fiscal militar, el Capitán Shattuck (Carleton Young ), inmisericorde en su plan de obtener la condena de Rutledge con base de evidencias circunstanciales acusatorias y sin observar la decencia, como le recuerda el abogado defensor, el teniente Cantrell (Jeffrey Hunter), de la imparcialidad a la que le obliga, e ignora, el Código Militar, y cuya explosión racista en el alegato final no es sino la decantación de algo que subyace y corroe a la sociedad blanca que domina. De manera ejemplar, como si Ford hubiera colocado a esa hipócrita y racista sociedad militar y civil de Fort Linton, la intriga de la trama de ‘El sargento negro’ se resuelve revelando cómo la violación y estrangulamiento de Lucy Dabney fue obra del taciturno Chandler Hubble (Fred Libby), un hombre blanco y respetable –es el encargado de la tienda de Fuerte Linton-, torturado por la exuberante y libre belleza juvenil de la joven, capaz incluso en su abyección, de acusar a su hijo Chris (Jan Styne) asesinado por los apaches, de tal crimen. 

Pero Cantrell es solo un alfil que recorre el tablero dramático de ‘El Sargento negro’, la pieza que lo justifica todo es Rutledge. Entre sus pertenencias aparece un documento viejo y sensible, la manumisión de su condición de esclavo que hizo en su momento su propietario sureño. Un esclavo libre que cree en su dignidad como persona y soldado. 

El Noveno de Caballería, los buffalo soldiers como los designaban con temor y admiración las tribus indias (una unidad creada por el Congreso tras la Guerra Civil para soldados de raza negra mandada por oficiales blancos) es su hogar, una idea intrínsecamente fordiana, pero también en cierta medida una isla robinsoniana rodeada de tiburones de prejuicios y tensiones. Por eso el dramático y conmovedor estallido de Rutledge acosado por el fiscal, corroído por la injusticia de su situación, él que ha creído todas las promesas, él que cumple todas las ordenanzas, él que es el soldado ejemplar para sus hombres y para sus superiores, confiesa a todos por qué volvió de su deserción. Mucho antes de que recibiera el documento de manumisión de la esclavitud, allá en el Viejo Sur, Braxton Rutledge sabía que era un hombre, y esa dignidad, como la proclama ahora, con orgullo herido y emocionado ante un tribunal militar, significa que es libre y que sus derechos son inalienables digan lo que digan las leyes, la ordenanzas y los reglamentos. La dignidad de la libertad, que debe ser ejercida y respetada por todos, nunca perecerá, pese a tiranos y a prejuicios intolerantes. " Palabra de un fiscal, un hombre de cine. Chapeau!!!


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