martes, 17 de febrero de 2015

Victor Ros, el alter ego de Javier Imaz (II)


Javier Imaz frenó en seco mientras se involucraba en un conflicto interno y casi un deber moral: participar en las guerras carlistas. Allí se quedó en el tintero, en el camino que le llevaba de Villafranca de Ordicia, hoy Ordizia- , a Lazcano -hoy Lazkao-  y a medio redactar. 
Por su parte, el periplo vital y profesional de Víctor Ros prosigue en esta primera temporada con cuatro episodios más. A saber el Sueño de la Razón, - que ya nos dijo Goya que produce monstruos en los que Roberto Aldanza ese aparentemente hombre noble, instruido y adelantado a su época- se deforma en el criminal que dio inicio a la historia, Ángeles y demonios- no confundir con la parte de Dan Brown, la interesante Ladrones de niños, y, por último, Las huellas del crimen. Como apreciamos ya fuese Jerónimo Tristante, como Javier Olivares aunque dirigen igualmente Jorge Sánchez-Cabezudo, Carlos Navarro y Gracia Querejeta, y su productora New Atlantis se inspiran en otras modélicas historias. 


La serie continua contando con la misma básica cuadrilla Carles Francino como Víctor Ros, Esmeralda Moya como Clara Alvear, Megan Montaner como Lola "La Valenciana", Tomás del Estal como el compañero / amigo Blázquez, Juan Fernández como el capitán Horacio Buendía, Juan Codina como el inspector Carballo, Alberto Berzal como Crespo, Joel Bosqued como Sánchez, ambos , estos últimos, miembros de la policía. La intervención de Tito Valverde como el inspector Armando Martínez, Helio Pedregal como Aldanza, o Nacho Fresneda como Fernando de la Escosura. 

De hecho en el capítulo tres el Sueño de la Razón perdemos definitivamente a Armando Martínez al que enterramos y a cuyo entierro asisten igualmente las prostitutas con el beneplácito de su mujer y casi perdemos, después, lo recuperamos hasta que por fín muere a Aldanza. 

El entorno de este capítulo nos presenta el hecho de que la llegada de un nuevo Delegado de Gobernación hace que Víctor sea ascendido a inspector de primera y primer responsable de la Brigada. 
Todo ha de pasar por él, ante la envidia del contundente e irracional Carballo y el escepticismo del comisario Buendía. Víctor Ros celebra el ascenso con la Brigada, sin saber que el nuevo delegado, el “culpable” de su ascenso es Fernando de la Escosura, pretendiente a la mano de Clara, y está en conversaciones con el padre de Clara para ayudarle a afrontar sus pérdidas. 
Mientras el acercamiento entre Víctor y La Valencia para ver si ella puede aportar alguna información relevante sobre el asesinato de su jefe y amigo Armando , llevará a un encuentro en el que la amistad va subiendo de tono e incluso en que ponga en contacto a Clara con La Valencia para enseñarle a leer y escribir. Sin embargo, esa nueva relación de amistad de Victor con la Valencia y el descubrimiento de que la prostituta ha pasado una noche en la habitación del policía alejan a Clara de éste. 

Por último, la información aportada por La Valenciana, y ocultada a la policía, lleva a Victor Ros hasta el responsable de las muertes de las prostitutas y al asesino de Armando. Un aliado se torna en enemigo mortal: Aldanza, que parece suicidarse en un incendio al final del episodio. 

Ángeles y demonios es el episodio cuarto y empiezan con un salto de tiempo, pues han pasado seis meses desde la resolución del caso de las prostitutas y del asesinato de don Armando. 
Víctor Ros aún no ha podido superar que el culpable fuera Aldanza, ni que Clara encontrara a Lola en la pensión de Víctor y creyera que eran amantes. Descubrió al culpable, pero por el camino perdió todo lo que quería. Y se refugia en Lola. 
Mientras esto se produce estrenos acontecimientos se producen en Madrid. En concreto, un hombre, aparentemente muerto, parece renacer en vida. 

No es el único caso, pues a todo esto se suma el conflicto con Cuba, la venta de armas a los rebeldes por parte de un empresario español de la familia Borrás, – los hermanos Eugenio Borrás (Carlos Kaniowsky) y Pedro Borrás (Paco Marín), la herencia de la empresa, el fanatismo , representado por el Sacerdote (Francisco Vidal) y la mujer de Borrás, la manipulación, el envenenamiento e incluso la relación de este con una casa de citas y espectáculo en el que finalmente hay sorpresa de la mano de Elizabeth (Inma del Moral) . El caso se resolverá con menos ángeles y más demonios, especialmente humanos,  vinculados con la ambición. 

El quinto capítulo lleva por título Ladrones de niños y el mismo se centra en la desaparición de la hija de Blázquez que cae en una red de trata de blancas con destino a la Argentina. Todas las alarmas se disparan en la Brigada: la hija de Blázquez, Emilia (Paula Ovejero), ha sido secuestrada. Todo apunta a la venganza de alguno de los criminales que en su día haya detenido Blázquez, que antaño no era precisamente amable en el trato con los detenidos. 

Paralelamente, el diputado Marcial Escobar, cercano al presidente Cánovas, exige la salida de la cárcel del Pelirrojo De la Rubia (Javier Godino), uno de los asesinos del coronel Ansuátegui. Mientras tanto, el Gobierno ha llegado a un acuerdo con El Sello de Brandenburgo, sociedad intergubernamental que quiere convertirse en policía europea: quieren investigar a los criminales más peligrosos para estudiarlos psicológica y antropológicamente. 
Con la ayuda de Fernando, Víctor averigua que detrás de todo hay un complot internacional para acabar con la vida del presidente Cánovas y conseguir con ello que España retire sus ejércitos de Cuba. Los policías a su vez están inmersas en la búsqueda de las chicas secuestradas, pues Emilia es sólo una entre muchas. 

Las pesquisas los llevan a una chica joven y al jardín del Buen Retiro. Parece una captadora de chicas. Antes de ellgar allí descubren un lupanar en la que la oferta dirigido por una Madame, Madame de Pompadour, (malia Hornero), cuya oferta son chicas jóvenes y vírgenes. 
Mientras en el burdel de La Valenciana se presenta el Marqués de Peralías (Mauricio Bautista), un sarasa que busca una chica para ocultar su condición y se lo ofrece a La Valenciana. 
Al final, ella acepta el matrimonio de conveniencia, mientras , por otro lado, Víctor no sólo vuelve acercarse a Clara, ya esposa de Fernando de la Escosura, sino que resuelve satisfactoriamente el secuestro de Emilia. 

El episodio VI lleva por título el de un clásico de las series españolas, «Las huellas del crimen». La brigada recibe una carta para reunirse en casa de Fernando de la Escosura, delegado del Gobierno y marido de Clara. Al llegar allí, se encuentran a Fernando muerto y a Víctor Ros con las manos empapadas de sangre. 

Víctor es detenido y llevado a comisaría como presunto autor del asesinato, pero él no recuerda nada. Antes de llegar a comisaría, Ros le pide a Blázquez que lo libere y éste se deja agredir y Ros escapa, buscando refugio en casa de su amigo. 
Ese mismo día llega a Madrid , un investigador del cuerpo policial de Buenos Aires de apellido Picorelli (Roberto Drago) que había sido llamado por Fernando de la Escosura para formar al cuerpo policial de Madrid y acercarlos a la modernidad. Todas las pruebas aparentes incriminan a Víctor Ros y así lo determina un juez, sin embargo, sus compañeros confían en su inocencia, y las pruebas periciales realizadas por Picorelli también llevan a esa conclusión, pero el juez se muestra inflexible. 
Por otro lado, Clara que había empezado a verse nuevamente con Víctor ve cómo su mundo se viene abajo. Para su sorpresa, es Lola es la primera que acude en su ayuda y le pide que declare a favor de Ros. 
Por su parte, Lola una vez presentada oficialmente a la familia Peralias pasa de ser repudiada y ofendida a ser , finalmente, aceptada. El caso se resuelve y el conspirador y asesino resulta ser un muerto muy vivo, Roberto Aldanza, que para atraer a Ros llega a secuestrar a su amigo de la infancia y asesinarlo tras torturarle, pero, al final vemos, que donde las dan, las toman. Acabando así esta primera temporada. 
Lo primera señalar que he visto esta serie gracias al portal para Smart TV de televisión a la carta de RTVE.es , lo cual es un acierto, pues puede verlo en esos ratos muertos que, a veces, se presentan durante una semana. 

Seguidamente señalar que la serie tiene sus luces y sus sombras. Las luces son el tema y las sombras son las historias, a veces, algo pueriles y algunas interpretaciones que parece algo forzadas, especialmente las de las dos actrices protagonistas, guapísimas, Megan Montaner y Esmeralda Moya, pero forzadas como digo. Otra cosa es la dicción y el acento en la España de 1895. Entiendo que el elemento unificador que ha podido ser la radio y la televisión inexistente – lógicamente- en ese tiempo obligaría a los personajes a tener un caneto marcado, especialmente en una ciudad de aluvión humano como era Madrid. La Valenciana tiene una precisión en la dicción asombrosa, al extremeño no se le nota nada, ni al murciano, ni al gallego. 

He leído – en filmaffinity- igualmente que Víctor Ros tiene una característica de estar sobre un alambre, y que eso le hace estar a un paso de ser muy buena y a un paso de ser muy mala. Nunca acaba de caer hacia ninguno de los dos lados y eso la compensa. Y ese equilibrio desde los cromas a veces son interesantes, pero repetitivos (La plaza Mayor, la Puerta del Sol (que parecen sacados de gráficos de juegos para consolas y plataformas) y a veces torpes (el exterior de la comisaría). De cualquier manera de solución de los croma me parece algo muy inteligente y acertada para reducir costes de producción.

Igualmente destaca algún punto de falta de unidad en la serie como el uso de cámaras lentas que están presentes en los primeros capítulos y casi desaparecen en los posteriores. Los en los decorados son algo sobrios y en los vestuarios, bien, gracias. De todas maneras esto tampoco desmerece la serie, ni mucho menos.

El resultado final es una serie entretenida en las que en cada capítulo hay varias tramas y que consigue lo que quiere, que pases una buena velada sin que te compliques la existencia, misión parecida, aunque con diferente intención- la mía era didáctica-  a la que yo buscaba con mi querido y detenido en el tiempo y en la creación, Javier Imaz, personaje que espero retomar en un tiempo y que ante todo deseo que no sea muy largo. 

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