domingo, 11 de octubre de 2015

Goyescas



He visto Goyescas y , casi de inmediato, me he acordado del Fernando Méndez-Leite y de cómo este crítico, director de cine y televisión dirigió un interesantísimo programa sobre el mundo del cine en la Televisión Española de los años cohenta titulado La noche del cine español (1983-1985).

En unas declaraciones recogidas en encadenados.org comenta que "Cuando dirigí el programa La noche del cine español, Fernando Moreno era el Jefe de programación ajena, por lo que era el encargado de comprar las películas que se proyectaban en televisión. Era yo quien le proponía las películas que quería para mi programa y él procedía a comprarlas. No se ha vuelto a hacer en televisión un programa como aquél... Sería imposible que algo así se pasara actualmente en alguna cadena de televisión. Si hoy alguien quisiera hacer un tipo de programa así, entraría en el despacho para proponerlo y no sería escuchado ni cinco minutos."

Afortunadamenente algunas cosas han cambiado en televisión española, la televisión pública, y este modelo de programa  reaperece con Historia de Nuestro Cine, del que disfrutamos algunos en la 2 o en Televisión a la carta de TVE. 

De aquel programa ochentero, Fernando Méndez Leite, que abandonaría el mismo para convertirse en Director General de Cinematografía, y que en principio iba  a tener treinta y cinco programas, pero que siendo noventa , guardo buenos momentos pues creo que me acercó, - aunque después me distancié-, del cine español en su Historia. 

Aquel programa, comentaba Méndez Leite en la entrevista, le implicó un enorme trabajo de investigación y le abrió , según él,  un auténtico túnel del tiempo que permitió abrir nuevas líneas temáticas para seguir. El final del recorrido llegar al pretendía llegar al final del franquismo, pero realmente llegaron a 1955.

Méndez Leite abandonó el programa tras su nombramiento como Director General, dejando el mismo en manos de sus dos ayudantes, que eran María Bardem y Antonio de Gracia. Ellos, junto con Fernando Lara, que era asesor de programas, continuaron el programa hasta que llegó el verano del 85, momento en que los directivos de la televisión pública decidieron ponerle el punto y final.

El programa surge cuando fue llamado a su despacho por la directora de la segunda cadena de RTVE que era Clara Francia. Fue ella la que le dijo que en televisión tenían unas películas españolas de los años cincuenta y que no sabían qué hacer con ellas. Tras entrar en la moviola y ver las películas se dió cuenta que con ellas podía hacer una  Historia de España durante el franquismo a través del cine español. Fernand Méndez Leite comenta en la entrevisyta que "Preparé un proyecto, lo aprobaron, me dieron un equipo y comencé a hacer entrevistas. Al cabo de unos meses enseñé un piloto que encantó a los jefes. Así fue como salió La noche del cine español."

La proyección de una película con su correspondiente NODO, como era obligado durante el franquismo, es lo que le condujo a estructurar el programa televisivo como una especie de túnel del tiempo. En la entrevista comenta que "Cuando trabajaba en el programa me metía en la moviola a las nueve de la mañana para ver películas y allí me pasaba la mañana entera haciendo fichas y seleccionando secuencias. Los jueves y los viernes los dedicaba a hacer entrevistas. Poco a poco el programa se fue haciendo más y más grande.Cada programa era temático ( el frío, el hambre, la represión, el Valle de los Caídos... )".

En aquellos programas, en la presentación, se presentaban fragmentos de algunas películas que para mi sólo eran nombres como Molokai (Luis Lucía, 1949), La leona de Castilla (Juan de Orduña, 1951), Harka (Carlos Arévalo, 1941), El clavo (Rafael Gil, 1944), Fuenteovejuna (Antonio Román, 1947), Locura de amor (Juan de Orduña, 1948) o Pequeñeces (Juan de Orduña, 1950). ...

De entre los títulos, unos vistos y otros no, que se repetían cuando se hacían referencia al cine folklórico o musical español de la épca franquista, que fue uno de los géneros más consumidos y producidos en este país antes y después de la guerra civil, destaca con luz propia Goyescas, una película del año 1.942 dirigida por Benito Perojo y producida por la Universal Ibero Americana de Cinematografía, y que tiene a Imperio Argentina como gran protagonista.

La obra parte de un guión escrito por Fernando Periquet, Antonio Quintero, Luis de Vargas y  Benito Perojo inspirándose en Goyescas , una ópera en un acto y 3 cuadros, compuesta por Enrique Granados en el año 1915, con libreto en español del mismo Fernando Periquet y con melodías tomadas de su suite para piano del año 1911, también llamada Goyescas de Granados. Se inspiró en cartones para tapices de Goya.


La musica corresponde evidentemente a la composición del músico catalán por Enrique Granados y José Muñoz Molleda. La fotografía es de Michel Kelber y  Cecilio Paniagua, mientras que el  montaje correspondió a Antonio Isasi-Isasmendi, que con el tiempo será uno  de los directores más internacionales del cine español.   Se estrenó el  09 de octubre 1942  y  recibió el Premio de la Bienal en 1942 en el Festival de Cine de Venecia.

La película la protagoniza Imperio Argentina en su doble papel de Petrilla / Condesa de Gualda, Rafael Rivelles como Fernando Pizarro, Armando Calvo como Luis Alfonso de Nuévalos,  Manolo Morán como Dueño del mesón, Marta Flores como Pepa, La Gitana, Juan Calvo como un Bandido, Xan das Bolas como cantante urbano, Miguel Ramón Martori como el Corregidor, Antonio Casas como Paquiro,  José Latorre como el Ministro, Manuel Requena como Ventero, Eloísa Muro como Reina, María Vera como Maja , Marina Torres como Doncella de la condesa,  Antonio Bayón como otro bandido y  Carmen Ponce de León como Mujer.

En Madrid, en plena del Antiguo Régimen, en plena transición entre los siglos XVIII al XIX. Se trata del  Madrid de Goya y en unos momentos de revueltas sociales y políticas previas a la invasión francesa. En ese convulso momento  nos encontramos como la alta y la baja sociedad asiste al Teatro de la Cruz para escuchar a la tonadillera Petrilla, la estrella del Madrid del momento.

Entre los asistentes se encuentran muchos admiradores de la artista y algunos de sus pretendientes, y entre ellos se encuentra el marqués de Nuévalos. Sin embargo, hoy el marqués asiste al teatro acompañando a la condesa de Gualda , mujer cuyo parecido físico con Petrilla, la famosa tonadillera,es asombroso pues , incluso la gente las confunde.

Unos de los muchos pretendientes se acerca a su camerino y le declara su amor, pero al ver que no es de recibo le cuenta que  marqués de Nuévalos se encuentra acompañando a la condesa y que ahora están juntos en casa de la noble.

Petrilla para desenmascarar a su amante va a la casa acompañada de su pretendiente y descubre que es cierto. Para tener pruebas pretenden detener al marqués de Nuévalos que se defiende con un espada en que acaba matando al nombre pretendiente de Petrilla.

Tras el duelo y la muerte de uno de los duelistas, el marqués de Nuévalos huye y busca cobijo en una banda de ladrones. Desde ese momento se inicia una rivalidad en la que ambas se intentarán lastimar mutuamente mediante coplas y diversos episodios que recrean la iconografía de Goya. 

Las dos mujeres idénticas serán protagonistas de equívocos e intercambios en su rol social, y mientras que la  tonadillera se hará pasar por momento por miembro de la nobleza, la condesa llega a cantar hasta en la guarida de su amado ante toda su banda, hasta que es desenmascarada por una de las asistentes gracias a un papel que se le cae. Son precisamente la maja y la condesa las que luchan, conspiran y negocianpara repartirse el amor de   Luis Alfonso de Nuévalos (Armando Calvo) y el capitán Pizarro (Rafael Rivelles), meros títeres a merced del deseo femenino de la diva en ese momento del cine español.

Finalmente,  en el Palacio de Aranjuez, con la recreación del levantamiento popular del motín de Aranjuez,  se resuelve el enredo amoroso por el amor de ambas hacia su amado.  Con la marcha de Petrilla con los "manolos" o "chulapos" mientras se entonan en la carreta el "Olé catapúm" y aparece el fin. 

Como he comentado anteriormente, Goyescas se inspira en la ópera en un acto y tres cuadros, compuesta por Enrique Granados en el año 1915, partiendo del libreto en español de Fernando Periquet - que aquí aparece como guionista-  con melodías tomadas de su suite para piano del año 1911, también llamada Goyescas. Para su realización Granados se inspiró en cartones para tapices de Goya.

En relación con Goyescas, el compositor escribió, "Estoy enamorado de la psicología de Goya, de su paleta, de su persona, de su musa, la duquesa de Alba, de las disputas que sostenía con sus modelos, de sus amores y lisonjas. Ese rosado blancuzco de las mejillas, que contrasta con el matiz del terciopelo negro; esas criaturas subterráneas, las manos de nácar y jazmín reposando sobre los abalorios, me han poseído." Dicha obra se estrenó el 28 de enero de 1916 en el Metropolitan Opera de Nueva York, siendo la primera ópera que se representó allí en español. Tal relevancia se le dió que estaba acompañada o emparejada como un programa doble con los Pagliacci de Leoncavallo.

En su crítica para el New York Times, Richard Aldrich escribió que la música estaba "profundamente sentida" y poseía "un intenso color nacional".

Es conocida que a la vuelta de Estados Unidos, el vapor con bandera francesa, el "Sussex" y barco en que regresaba Enrique Granados fue torpedeado en el Canal de la Mancha el barco por un submarino alemán en el contexto de la primera guerra mundial.  Granados y su esposa perdieron la vida ese 24 de marzo de 1916.  

Tras el silencio impuesto por la muerte del compositor, la obra se recuperó como película adaptada de la ópera en 1942 para gloria de su intérprete Imperio Argentina que regresaba al cine español después de su andadura internacional.

La banda sonora estaba basada en la Danza Andaluza Nº 5 de Granados y las canciones fueron compuestas por Rafael de León y Manuel Quiroga, destaca entre ellas la que fue un gran éxito "Ole Catapúm". De hecho, Goyescas sólo retoma el contenido musical más emblemático de la obra original de Granados, reorquestada y adaptada en esta ocasión por José Muñoz Molleda. Su selección ignora, curiosamente, el famosísimo «Intermezzo», mientras explota las arrebatadas melodías de «La maja y el ruiseñor», «El fandango del candil», «El pelele» y la «Danza española n.º 5», totalmente ajena a la ópera.

Junto a ellas, aparecen composiciones de dos grandes de la copla y de la zarzuela española, los maestros Rafael de León y Manuel Quiroga, que  compusieron tonadillas de nuevo cuño, entre ellas el contagioso «Olé catapún» que abre y cierra la película. No hay que pasar por alto que, además de una exhibición de poderío escenográfico, Goyescas es ante todo un recital de Imperio Argentina, la mayor estrella en esta etapa del cine español . 

La película fue parte de la tendencia popular para películas de opereta que hubo en ese momento en Europa aunque Benito Perojo había estado planeando la producción por alrededor de una década antes de que fuera finalmente hizo. 

La adaptación musical de Muñoz Molleda participa muy activamente en la definición de este juego de poder a través de las distintas texturas y sucesivas apropiaciones de los temas de Granados. Así, mientras las apariciones del personaje de la condesa suelen ir ligadas a ostentosas texturas orquestales, Petrilla ejerce principalmente su poder a través de la fuerza seductora y desestabilizadora de la canción. Al final de la película, mientras Perojo yuxtapone abruptamente el arrebato romántico de Granados y el fresco melodismo del maestro Quiroga.

Un loable intento del cine español en difundir internacionalmente nuestra cultura y folclore, con esta superproducción de Benito Perojo por  la que el director optó por una película más neoclásica que romántica, empapada de la iconografía del Goya más galante y popular que hacen una correspondencia directa con las  pinturas, grabados y tapices del genio aragonés de Fuendetodos  y en la recreación de los ambientes palaciegos y sus animadas romerías populares.  Por esa razón, tanto Granados, como Benito Perojo, reconstruyeron con sus encuadres obras como el “La maja vestida” “Retrato de la duquesa de Alba en negro”, “El pelele”, o “La gallina ciega”.

Como he señalado más arriba  la película es un vehículo para la estrella más internacional del cine español del momento como es Imperio Argentina, que canta y baila y  se desdobla para interpretar a los dos personajes femeninos protagonistas: la intrigante condesa de Gualda (clara alusión a la Duquesa de Alba) y la lenguaraz tonadillera Petrilla, estrella del Teatro de la Cruz.  La resolución técnica y la interpretativa se realiza a base de modular su voz y contener o expandir sus gestos.

Terenci Moix comenta en su Historia del Cine , en su tercer volumen, como Benito Perojo resuelve  esta historia de majas  y duquesas con excelente oficio. 

Cuando Benito Perojo se plantea hacer Goyescas en el año 1942, ya lleva un bagage enorme como actor- Peladilla, una españolización del Charlot de Chaplin- y como director, de hecho el más valorado por el público tras los éxitos tales como Malvaloca (1927), El negro que tenía el alma blanca (1934), La verbena de la paloma (1935) o Marianela (1940), y lo seguirá teniendo tras el mismo  con otros títulos como Los majos de Cádiz (1946) y Lo que fue de la Dolores (1947), pero fuertemente criticado por otros como Luis Buñuel cuando habla del cine folklórico o costumbrista español conocido como Perojismo.

Lo cierto es que Benito Perojo , incómodo con el régimen franquista emigró a Argentina de 1943 a 1948. Allí trabaó con más pena que gloria, apostando tras su regreso por la producción por medio de su compañía, la  B.P., produciendo títulos, según Terenci Moix, para la gloria de sus intérpretes como fueron Sara Mntiel, Luis Mariano o Carmen Sevilla.

Reconozco que el no soy muy dado a la copla, puede que como reacción a la política audiovisual de Canal Sur, como es  Se llama Copla, por la  mañana , tarde y noche en los dos canales autonómicos. La sobredosis es excesiva, pero desde luego la culpa no es, ni fue, ni será de Benito Perojo , ni del Perojismo.


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