domingo, 5 de agosto de 2018

La leyenda de Billy el niño


Es extraño que una película que es presentada por su narrador como basada estrictamente en fuentes documentales cambie los nombres de los protagonistas para convertir lo que el cine es una verdad ficticia en la que los verdaderos acontecimientos son sustituidos por otros que encajan mejor para presentar una historia.

Y eso es o que vemos en esta aproximación a la vida de Billy el Niño, the Kid o William Bonnie, con eventos de la Guerra del Condado de Lincoln que sigue los hechos básicos pero en los que los personajes de dos de los principales protagonistas de la película, el Señor Jameson (Shepperd Strudwick) está basado en la figura real de John Tunstall y Alexander Kain (Albert Dekker) en la de Alexander McSween.


También resulta curioso y en mi caso me invita a la reflexión como los hechos narrados en la película lo hacen desde una perspectiva más cercana de lo que parece a los hechos acontecidos, pues desde la muerte de Billy The Kid a los que nos narra el artesano Kurt Neumann sólo habían pasado 70 años, menos, por ejemplo, que desde que acabó por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial.

Llamativo es igualmente que el protagonista de la película era un soldado texano , Audie Murphy que tras su glorioso paso por el ejército fue distinguido por obtener el mayor número de condecoraciones existentes del Ejército de los Estados Unidos .

En 27 meses de acción de combate en la II Guerra Mundial, fue herido en tres ocasiones, y se le acreditó haber participado en más de 300 misiones y haber comandado muchas otras. Murphy se convirtió en uno de los soldados norteamericanos más condecorados de la Segunda Guerra Mundial, si no fue el que más.

Recibió la Medalla de Honor, máximo galardón militar de EE.UU. por su valor, junto con 32 medallas de EE.UU, cinco de Francia, y una de Bélgica. Recibió todas las medallas de EE.UU. Se ganó la Estrella de Plata dos veces en tres días, tres Corazones Púrpura y la Cruz de Servicios Distinguidos,  y eso que fue rechazado cuando se presentó voluntario en la Infantería de Marina y después en la Escuela de Paracaidistas por medir sólo 1,65 m y estar bajo de peso (55 Kg) eso sí , cuando entró - aunque fuese con documentación falsa- no salió , entrando en acción en el norte de África, Sicilia, Italia, Francia y Alemania. 

Tras su baja honrosa el 21 de septiembre de 1945, Audie fue a Hollywood como invitado del actor James Cagney. 

Permaneció en California durante el resto de su vida, asociado estrechamente con la industria del cine, tanto como actor como productor. Eso sí quedó con heridas padeciendo el trastorno por estrés postraumático, que le causaba insomnio y depresión.

Defendió a los veteranos de Corea y Vietnam que sufrían, como él, la también llamada fatiga de guerra, pidiéndole al gobierno que tuviera más consideración y preocupación por los veteranos que regresaban a la vida civil sufriendo los estragos de esa enfermedad. Actuó en 44 películas, siendo protagonista en 33 de ellas. 

Protagonizó filmes como The Red Badge of Courage (1951), The Quiet American (1958), la película más conocida es To Hell and Back (Regreso del infierno) adaptado del libro autobiográfico que narra sus experiencias durante la guerra. Sin embargo, la mayoría de sus películas fueron de vaqueros.

En 1955 la Motion Pictures Exhibitors nombró a Audie Murphy el “Más popular actor de Westerns” en Estados Unidos. 

Para esta película Murphy fue elegido después de su actuación como delincuente juvenil en Bad Boy pero se entendía que era ideal para presentar a Billy the Kid , el delincuente juvenil del siglo XIX. Curiosamente, J. Edgar Hoover se ofreció a narrar la película.

Murphy murió en un accidente de aviación el 28 de mayo de 1971, a la edad de 46 años, cuando en viaje de negocios en un avión privado, se encontraron bajo la lluvia y neblina, el avión se estrelló contra la ladera de una montaña cerca a Roanoke, Virginia. Fue enterrado con todos los honores militares en el Cementerio Nacional de Arlington-

Aunque todavía estaba en sus inicios Audie Murphy fue el protagonista de The Kid from Texas , una película del año 1950  , un western de serie B , que fue dirigido por el alemán Kurt Neumann (5 de abril de 1908, Nuremberg - 21 de agosto de 1958, Los Ángeles ).

Como muchos directores de ese país llego después de una trayectoria como director en su país de origen a Hollywood donde desarrolló una carrera centrada en el cine de serie B , básicamente western y  en películas de ciencia ficción,  en su carrera posterior.

Neumann aterrizó a inicios de la era del cine sonoro  contratado para dirigir versiones en alemán de películas de Hollywood. Una vez que dominó el inglés y se estableció como un técnico en el cine, Neumann se especializó en películas de bajo presupuesto hasta finales de los treinta.

Poco después Neumann fue contratado por el productor Hal Roach en 1941 para dirigir una serie de " streamliners ", funciones de 45 minutos diseñadas para completar sesiones dobles y cortos.

En 1945, se unió a la compañía del productor Sol Lesser , que contrató a Neumann como coproductor y director principal de la serie Tarzan producida por Lesser 1945-1954.

Las películas de Tarzán fueron producidas para la RKO y fueron protagonizadas por Johnny Weissmuller y luego Gordon Scott . Entre las mismas están Tarzán y las amazonas (1945), Tarzán y la mujer leopardo (1946) y Tarzán y la cazadora (1947).

En 1949 dirige la  película de Audie Murphy , Bab Boy  en su primer papel protagonista. A pesar de haber sido un veterano de combate condecorado cinco años antes, Murphy asumió el papel  convincentemente de un joven adolescente en la película siendo el elegido para el mismo por la insistencia de los propietarios de cines  de Texas que ayudaron a financiar la película.

Al año siguiente rodaba la película que nos ha traido hasta aquí, La leyenda de Billy el Niño o The Kid from Texas con el mismo actor.

Tras esto Neumann  comenzara una carrera como especialista en la dirección películas de ciencia ficción debido a su concepto medido de la producción siendo algunas de ellas Rocketship XM (1950) y The Fly (1958) sobre el experimento de transporte de un científico que lo transforma en un insecto.

Neumann dirigió otras películas de ciencia ficción y terror como Kronos (1957) y She-Devil (1957), y dirigió películas que no eran de ciencia ficción como The Ring (1952), un largometraje independiente coprotagonizado por Rita Moreno , Carnival Story (1954) , Mohawk (1956) y The Deerslayer (1957)

Contrariamente a algunos informes publicados, Neumann no murió como resultado de un suicidio, sino más bien por causas naturales en Los Ángeles el 21 de agosto de 1958, cinco semanas después del lanzamiento de The Fly . Fue sepultado en el Cementerio Utter McKinley en Los Ángeles.

Para el año 1950 vemos a Neumann contando con el actor - soldado y con el apoyo del productor Paul Short, el mismo de Bad Boy, para la Universal Pictures dejando atrás su pasada colaboración en Allied Artist Pictures.

La película cuenta con un guión de Robert Hardy Andrews y  Karl Kamb  que partían de una historia del primero de los guionistas Robert Hardy Andrews.

La película contó con la fotografía en blanco y negro de Charles Van Enger , el montaje de Frank Gross y la musica de Paul Sawtell.

El reparto está interpretado por Audie Murphy como Billy the Kid, Gale Storm como Irene Kain, Albert Dekker como Alexander Kain, Shepperd Strudwick como Jameson, Will Geer como O'Fallon, William Talman como Minniger, Martín Garralaga como Morales, Robert H. Barrat como el general Lew Wallace, Walter Sande como Crowe, Frank Wilcox como Pat Garrett, Dennis Hoey como Mayor Harper, Ray Teal como Sheriff Rand, Don Haggerty como Morgan, Paul Ford como Sheriff Copeland, John Phillips como Sid Curtis, Harold Goodwin como Matt Curtis, Zon Murray como Lucas, Tom Trout como Denby, Rosa Turich como Maria, Dorita Pallais como Lupita y Pilar Del Rey como Margarita. También participa Robert J. Wilke.

La película comienza el 11 de julio de 1879 con una voz en off que nos cuenta que en el condado de Lincoln, territorio de Nuevo México un hombre , el narrador recite las palabras de Nilly The Kid "Conseguiré que cada hombre que participó en esta matanza sea lo último que haga"  llevando al cine la leyenda de Billy the Kid.

Todo empieza cuando un grupo de hombres que trabajan para el comandante Harper, liderados por el pistolero Minniger ( William Talman) , intentan arrestar al ranchero Alexander Kain (Albert Dekker ) y a su compañero el inglés Jameson (Shepperd Strudwick ).

Sin embargo, interviene en su defensa un joven que responde al nombre de William Bonney, alias Billy the Kid ( Audie Murphy), quien les dispara y hiere a algunos de los atacantes. Casi de inmediato Jameson le ofrece a Billy un trabajo como trabajador en su rancho. Allí , el joven Billy, se siente acogido como si estuviese en una familia.

No obstante, un grupo de hombres que trabajan para otro de los grandes ganaderos del pueblo, el Mayor Harper (Dennis Hoey) ataca el rancho de Jameson y mata al líder de los ganaderos rivales.

Billy ante la pérdida de este padre adoptivo y alentado por el manipulador Alexander Kain quien públicamente critica el deseo de Billy de acabar con los asesinos de Jameson lo colaca en una situación difícil pues todas sus actuaciones están , desde el momento que inicia su venganza como fuera de la ley.

Poco después el gobernador Lew Wallace (Robert H. Barrat ) le ofrece a Billy un indulto que éste lo rechaza siendo contratado desde ese momento Pat Garrett (Frank Wilcox ) para atrapar a Billy. 

Mientras Billy el Niño sigue con su promesa de vengarse de todos los implicados en la muerte de Jameson llevando al caos al condado de Lincoln (Nuevo México). Billy es presentado ante la opinión pública como el causante de la ola de asesinatos.

A Billy no le quedará otra opción que huir a las colinas con un grupo de amigos, pero esto no impide que durante su estancia en el rancho de Jameson sienta que tenga casi una  atracción por la dulzura de la mujer de Alexander Kain, Irene (Gale Sotrm) una mujer elegante y educada.

Sin embargo, la historia acaba como acaba con la muerte de The Kid a manos de Pat Garret.

Como ya sabemos la historia sigue las correrías de una de las leyendas de llamado Salvaje Oeste. Aunque modifica el nombre de algunos de los protagonistas principales especialmente por parte del lobby ganadero británico integrado aquí por Jameson (Shepperd Strudwick) cuya figura se basa en John Tunstall y Alexander Kain (Albert Dekker) que representa a Alexander McSween frente al grupo de ganaderos irlandés encabezadas por Harper.

Para esta película  Kurt Neumann optó por contar con actores que comenzaba como Audie Murphy ("La última bala"), una actriz y cantante , más lo segundo que lo primero, también texana, Gale Storm ("La noche plena") con tres estrellas en Hollywood Boulevard y que fue protagonista de dos populares programas televisivos en la década de 1950, My Little Margie y The Gale Storm Show, o el gran Albert Dekker ("Más allá de Río Grande" y que se despidió del cine en la inmensa "The Wild Bunch"), el gran actor Will Geer, bien acompañado por el simpático y leal  Martín Galarraga, entre otros.

La película se rodó en distintos puntos de California como en el  Jack Gagner Ranch sito en San Bernardino National Forest, , en Idyllwild,  así como en los  Universal Studios en el número 100 de Universal City Plaza en la Universal City

Con The Kid from Texas se intentó lanzar como estrella del western a  Audie Murphy, y para ello, como texano, nada mejor que presentar a uno de sus "Bad Boys" ilustres protagonista absoluto de una de las historias más míticas del Oeste que se inicia el 11 de julio de 1879, en el condado de Lincoln, y que tiene como estrella al joven nacido con el nombre de William Henry McCarty Junior .

La película conjuga hechos históricos en base a datos que están constatados con otros llamativos como el utilizar diferentes nombres de personajes para McSween, Tunstall y Dolan, tres de los principales participantes en la Guerra del Condado de Lincoln.

La película es , simplemente, además de vehículo de lanzamiento de un actor , la   historia de una venganza , es un típico western de  serie B  que resulta entretenido para todos aquellos que son amantes de este tipo de western

Pero como de este personaje lo cinematográfico y lo literario se confunden, el propio Ramón J. Sender escribió, Un bandido adolescente sobre Billy el Niño, lo cierto es que he puesto aquí la información que más veces se ha repetido sobre este mito de la historia del western.

La realidad es, en ocasiones, diferente. Es posible que la verdadera historia de Billy esté vinculada con el Este más que con el Oeste , ya que sus raíces se remontan a Nueva York, un  lugar habitual de llegada a América de los inmigrantes irlandeses como era su madre, Catherine McCarty. 

Su madre lo bautizó como William Henry McCarty, pero más tarde el propio Bill se haría llamar William Bonney, seguramente adoptando el apellido de quien pensaba era su padre biológico. 

Se sabe que Billy tenía un hermano menor llamado Joseph —al parecer eran solamente hermanos de madre— aunque durante mucho tiempo se pensó que Joseph era el mayor, porque su certificado de nacimiento, que sí se conservó, tenía su fecha de nacimiento erróneamente apuntada. a partir de 1868, cuando Catherine y sus hijos se mudaron a Indiana. 

Allí, la mujer conoció a un aventurero llamado William Antrim, con quien terminaría casándose. De hecho, Billy llevó también el apellido Antrim,

La nueva familia se desplazó a menudo y es entonces cuando llega al Oeste , concretamente , a Silver City, Nuevo México. Allí, William Antrim se dedicaba a la prospección de mineral y los juegos de azar, mientras Catherine trabajaba entre otras cosas como lavandera. 

Billy en ese momento  era un niño  normal y los testimonios lo califican de chico «flaco y algo pequeño para su edad»,  bien educado que «nunca hacía nada malo, como mucho alguna travesura» y con un carácter alegre y bromista

Cuando se transformó en leyenda uno de sus profesores lo recordaría como «no era más problemático que cualquier niño de su edad»   y ávido lector, especialmente de ficción. En alguna de las cartas que escribió más tarde podemos ver que poseía una caligrafía muy refinada, lo cual se contradice bastante con la idea que circuló durante tanto tiempo describiéndolo como un tosco y asilvestrado muchacho de campo. 

En 1874, cuando Billy tenía unos trece o catorce años, se produjo un hecho que cambiaría su tranquila vida para siempre: Catherine McCarty murió a causa de la tuberculosis y William Antrin se desentendió completamente de los dos hermanos ahora huérfanos, que fueron enviados a distintas casas de acogida. 

Billy fue recibido por una familia que regentaba un hotel, y allí empezó a trabajar como pago por su manutención. En principio su comportamiento fue bueno, y el dueño de aquel hotel diría más tarde que Billy era el único de sus jóvenes empleados que «nunca había intentado robar». 

El adolescente Billy era ya un habido lector de novelas baratas que narraban las aventuras de forajidos del Oeste, reales o imaginarios, antecedente de las revistas de pulp fiction. Difícilmente podía imaginar que en apenas cinco o seis años iba a convertirse en protagonista de muchas de aquellas novelas.

Es esos años se mezcla con pandillas juveniles. Cuando terminaba su trabajo en el hotel siendo ya un adolescente  comienza a tener conflictos con su familia de acogida, hasta que se marchó para alojarse en una pensión cuyas facturas pagaba ejerciendo toda clase de recados y trabajos. 

Apenas había pasado un año desde la muerte de su madre cuando, empobrecido y tratando de sobrevivir en una ciudad de aventureros, Billy empezó a  robar , primero alimentos, y más tarde, una pistola. Ahora era un fugitivo

 Su carrera delictiva iba a más. Se inició como cuatrero, robando los caballos de los soldados acuartelados en diversas partes de Nuevo México. Lo cierto es que los cuatreros sorprendidos in fraganti no se los perdonaba y  solían ser ejecutados mediante un ahorcamiento improvisado, sin esperar la presencia de autoridad alguna. 

El robo de caballos implicaba que Billy era ahora un delincuente de mayor entidad. Pero su currículum delictivo aún tenía que crecer. Tenía unos dieciséis años cuando se convirtió también en un criminal de sangre, porque fue entonces cuando cometió su primer homicidio. Ocurrió en Fort Grant, Arizona, donde tras su breve etapa como cuatrero finalmente encontró trabajo como conductor de ganado. Sin fuertes dependencias , le gustaban los juegos de azar y acostumbraba a frecuentar los "saloon" . Era , en ellos  bien recibida,  popular, por estar bien educado y por ser simpático, cortés y de trato agradable. 

Fue en el saloon de Fort Grant donde un herrero irlandés llamado Frank Cahill se acostumbró a insultarlo cada vez que lo veía. Un buen día, el habitualmente apacible Billy se cansó y terminó devolviendo los insultos. El rudo Frank Cahill se abalanzó sobre él para pegarle y Billy  tras caer Billy sacó su revólver y  disparó a su agresor. Cahill, herido de gravedad, murió al día siguiente, convirtiéndose en la primera víctima de Billy el Niño. Los testigos del incidente calificaron el homicidio como «defensa propia», pero las autoridades locales no pensaron lo mismo, así que Billy supo que debía marcharse de Arizona. 

Tras abandonar Arizona a toda prisa se dirigió a Nuevo México, retornando a Silver City. Allí volvió a las andadas uniéndose a una banda de ladrones de ganado. Mientras cabalgaba por el árido Nuevo México, su caballo fue robado por un grupo de apaches. Billy tuvo que recorrer varias decenas de kilómetros a pie, atravesando un inclemente territorio semidesértico. Cuando finalmente llegó a una casa habitada, cerca de Fort Stanton, estaba agotado y deshidratado, casi al borde de la muerte. Tuvo que ser cuidado por la familia que habitaba aquella casa durante algún tiempo antes de que se recuperase y pudiese volver a valerse por sí mismo. 

Tras reponerse, BIlly se trasladó al condado de Lincoln, el más extenso de Nuevo México y con una población  escasa y dispersa. Se convirtió en cowboy y se puso al servicio de uno de los principales ganaderos del condado, John Tunstall, un joven emprendedor británico que había llegado a América decidido a hacer fortuna. 

Tunstall, era un financiero y comerciante, dueño de un almacén donde vendía utensilios, municiones y repuestos a los colonos del condado contrató a algunos vaqueros como Billy hábiles con las armas para vigilar el ganado. La leyenda dice que Tunstall fue algo así como su única figura paterna, , pues éste  se portó muy bien con él al regalarle un caballo y un flamante rifle Winchester. 

Billy empezó a sentirse como en casa en el condado de Lincoln y desarrolló un fuerte sentimiento de camaradería y hermandad con los otros cowboys que trabajaban para el inglés. Billy también creó fuertes lazos de amistad con los mexicanos de la región. Esto era algo inusual para un anglosajón, incluso teniendo en cuenta que los matrimonios mixtos no constituían una rareza. Los colonos anglosajones miraban con incomprensión y abierto desprecio a los mexicanos. Amén de los conflictos territoriales que se habían producido entre Estados Unidos y México, que seguían estando latentes en el recuerdo de todos, eran dos culturas que en aquella región fronteriza no terminaban de encajar.

Billy  se llevaba tan bien con los mexicanos que él mismo terminó hablando el español con bastante fluidez, amén de que le gustaba relacionarse con chicas hispanas. Esto lo convirtió en un visitante bien recibido en las casas de las familias mexicanas de la zona, que a menudo le servirían como refugio y escondite en los turbulentos tiempos. De aquella época, por cierto, data su única fotografía, en la que lo vemos vestido con las ropas de trabajo de un típico cowboy. Billy abandonó el apellido Antrim para adoptar el de Bonney. 

Pero los acontecimientos en Lincoln  con la corrupción imperante , con facciones similares en búsqueda del monopolio y en connivencia con las autoridades locales. El condado de Lincoln no era una excepción. 

Hasta la llegada de Tunstall, el único almacén comercial de la zona había sido «La Casa», controlada por James Dolan y Lawrence Murphy, dos irlandeses que habían combatido en la guerra civil y que no estaban dispuestos a permitir que otros hombres de negocios intentasen romper su monopolio. 

Dolan y Murphy dominaban la región compinchados con el sheriff local, William Brady, quien a su vez pertenecía a una corrupta red conocida como «el Círculo de Santa Fe», un grupo de funcionarios que hacían y deshacían a su antojo sin el menor respeto por la ley que supuestamente defendían. A esa red pertenecían individuos como el fiscal de distrito William Rynerson, que asesinó de un disparo al Jefe de Justicia de Nuevo México y que  un tribunal tan corrupto como él dictaminó que el homicidio se había producido en defensa propia, pese a que los testigos afirmaban lo contrario. 

En el Círculo de Santa Fe había también jueces y estaba el propio gobernador de Nuevo México, Samuel B. Axtell, que combinaba delincuencia y política. Axtell era corrupto, autoritario y participante de una estructura mafiosa estatal

Cuando John Tunstall construyó su propio almacén y empezó a atraer a la clientela que hasta entonces había acudido invariablemente a comprar a La Casa, los caciques locales Dolan y Murphy empezaron a tener pérdidas y decidieron que Tunstall no podía seguir con vida. Con la dudosa excusa de una disputa sobre ganado y con la ayuda del corrupto sheriff, organizaron una expedición para capturarle. 

El 18 de febrero de 1878, John Tunstall y varios de sus empleados, incluido Billy, atravesaban un camino para trasladar varios caballos de un rancho a otro. Iban formando una dispersa fila en la que Billy era el jinete que va en último lugar y se encarga de vigilar que ningún otro sufra algún otro tipo de problema. Fue precisamente Billy quien avisó de la presencia de una banda de jinetes formada por el sheriff, sus ayudantes y varios pistoleros al servicio de La Casa. 

Tunstall y sus hombres se dispersaron, huyendo en varias direcciones. Billy no volvió a ver a su jefe con vida. 

Tres ayudantes del sheriff alcanzaron al inglés y, según su versión, tuvieron que disparar cuando Tunstall se resistió violentamente al arresto. Todo con el respaldo de su sheriff y otras autoridades. La Casa había eliminado a su principal competidor, pero varios de los cowboys empleados por Tunstall se negaron a que Dolan y Murphy se salieran con la suya. Billy y varios de sus compañeros juraron venganza, decididos a eliminar a quienes habían asesinado a su querido jefe. Se iniciaba así la «guerra del condado de Lincoln». 

La muerte de John Tunstall fue un punto de inflexión en el destino del joven Billy Bonney al colocar a Billy ante una  encrucijada; marcharse para intentar encontrar empleo en otro territorio, o quedarse en el condado para enfrentarse a los caciques locales, vengando el asesinato de Tunstall y tratando de mantener vivos sus negocios. 

Billy, que por entonces tenía unos dieciocho años, tomó la determinación de permanecer junto a  ellos en Lincoln  y entrar en una guerra de bandas. 

Contaron con el apoyo de Alexander McSween, el otro comerciante que intentaba abrirse camino frente al sistema local de poderes y que, escandalizado por la muerte de Tunstall, estaba de acuerdo en que había que castigar a los culpables. Sin embargo, McSween era un hombre civilizado que abominaba la violencia y declaró que únicamente ofrecería su colaboración si se trataba de hacer justicia conforme a lo estipulado por la ley. Ese fue el acuerdo por el que McSween y sus cowboys se convirtieron en un importante apoyo para los antiguos empleados de Tunstall. Así se conformó un grupo compuesto por hombres de Tunstall y de McSween, cuyo objetivo era capturar a los culpables de la muerte del comerciante inglés. 

Acudieron al juez de paz de Lincoln, uno de los pocos funcionarios locales que no estaban comprados por La Casa, y expusieron su caso. Solicitaban un permiso especial para detener a su lista de acusados entre los que se encontraban algunos ayudantes del sheriff

El juez de paz de Lincoln, después de escuchar la narración de los hechos eligió a dos de los hombres más sensatos del grupo de peticionarios, Dick Brewer y Atanasio Martínez, y los nombró alguaciles jefe, responsables de conducir las detenciones. De manera espontánea eligieron al primero como cabeza del grupo y después adoptaron una denominación para la ocasión; desde ese momento se harían llamar los Reguladores. Ese sería el nombre con el que pasarían a la historia. 

Como es lógico, la licencia temporal concedida por el juez implicaba ciertas condiciones que los Reguladores debían cumplir  como improvisada policía ciudadana, por lo que se comprometían a hacer todo lo posible para que las detenciones se produjeran sin derramamiento de sangre. Si los acusados eran atrapados, debían retornar vivos a Lincoln para ser juzgados con garantías 

McSween decidió confiar en que los Reguladores que actuarían  acorde a la responsabilidad legal que ahora asumían como alguaciles. Pero los Reguladores pasaron de  justicieros a forajidos.

El nombramiento de los Reguladores cogió por sorpresa a los propietarios de La Casa, los caciques locales Lawrence Murphy y James Dolan, quienes, por descontado, no recibieron la noticia con particular alegría,  y como varios de sus empleados estaban en la lista de sospechosos de los Reguladores  aquello suponía una amenaza para la preponderancia de sus negocios.

Tampoco el sheriff Brady se sintió cómodo sabiendo que algunos de sus propios ayudantes figuraban en aquella lista. Pero, ¿qué podían hacer al respecto? Si aquella panda de cowboys tenía el beneplácito del juez para ir por ahí deteniendo gente, el asunto sobrepasaba la competencia de la Casa y sus ad latere. Aun así, Ante esto Brady, antes de que los Reguladores abandonasen Lincoln para cumplir su misión, detuvo a Atanasio Martínez, metiéndolo en una celda sin motivo alguno. Pero como esto era insuficiente tiraron de sus contactos políticos en Santa Fe. 

Entretanto, los Reguladores montaron en sus caballos y cabalgaron por el territorio buscando a los cinco primero nombres de su lista, los considerados autores materiales del asesinato de Tunstall. Localizaron a tres de ellos acampados cerca de un río; en cuanto reconocieron a los jinetes que iban en su busca huyeron,  y durante varios kilómetros fueron perseguidos a tiros hasta ser finalmente acorralados  sin escape. Dick Brewer, líder de los Reguladores, les habló desde la distancia, haciéndoles notar que no tenían escapatoria y consiguiendo que se entregasen sin oponer resistencia bajo la promesa de llevarlos vivos hasta Lincoln. 

No obstante, pese a la intención inicial de los quienes comandaban el grupo, que querían cumplir la palabra dada y cumplir el mandato del juez, se produjo un conflicto interno entre los partidarios de respetar la ley y los partidarios de ejecutar una venganza inmediata y se impuso la voluntad de los segundos, salvo por uno uno de los Reguladores —William McCloskey, que mantenía amistad con los detenidos y trató de defenderlos— que fue tiroteado por uno de sus propios compañeros y los tres detenidos fueron acribillados a balazos. 

Varios días después los Reguladores volvieron a presentarse ante el juez de paz  con tres cadáveres y aunque afirmaron haber disparado en defensa propia al resistirse con violencia los detenidos,  el cadáver de McCloskey probaba lo contrario. 

Los siguientes dos siguientes nombres de su lista de  los Reguladores  fueron sorprendidos intentando robar ganado en una reserva india y tiroteados por los vigilantes. Uno  murió y el otro, herido de gravedad, fue encarcelado fue puesto bajo cuidado médico con vistas a llevarlo ante un juez si conseguía sobrevivir. 

Era cuestión de tiempo que los enemigos de los Reguladores recurriesen a  Santa Fe, y las autoridades estatales, que siempre habían protegido a La Casa. El gobernador del estado, Samuel B. Axtell,  anunció que el nombramiento del juez de paz de Lincoln se había producido de manera irregular  por lo cual quedaba inhabilitado de inmediato por orden gubernativa. Y  de paso la potestad de los Reguladores para actuar en nombre de la ley quedaba revocada de manera automática. 

Pero los Reguladores habían tomado una decisión irrevocable: proseguir con la guerra de Lincoln.   Ahora ejecutarían su venganza sin protocolo legal y podían matar al sheriff  Bill Brady.

Para ello seis de ellos, incluido Billy el Niño, se ocultaron en la antigua tienda de Tunstall, que ahora permanecía cerrada al público. Tras ver a  Brady éste fue abatido con más de una docena de disparos en el cuerpo, muriendo al instante al igual que uno de sus ayudantes mientras los demás corrían a esconderse.

Pese a no ejercer todavía una posición de liderazgo, el nombre de Billy empezó a adquirir resonancia en la región, ya que se lo acusaría formalmente del asesinato de Brady, lo cual lo convertía en un buscado fugitivo. 

Cumplida la tarea de eliminar a Brady, los Reguladores recogieron a sus dos heridos y se marcharon de Lincoln para evitar una represalia. 

El asesinato de Brady enseñó a todos los poderes del condado y del estado  que los Reguladores no estaban dispuestos a parar hasta conseguir tachar todos los nombres que tenían en su lista

Los Reguladores cabalgaron hacia el sur durante tres días, hasta estacionar en Blazer’s Mills, un aserradero en torno al cual había emergido una pequeña aldea formada por un puñado de viviendas y almacenes construidos con adobe, al estilo mexicano.  Se detuvieron allí para descansar y coordinar sus acciones venideras, pero otro de los nombres que figuraba en la lista de los Reguladores , Buckshot Rogers, un empleado de La Casa, experimentado ranchero y   magnífico tirador que se encontraba en Blazer’s Mills.

El fue disparando a los Reguladores cayedo  cuatro  al suelo heridos, hasta que cayó el mismo Buckshot Rogers aunque antes acabó con el líder de los Reguladores, Dick Brewer

Cabalgando de nuevo hacia el norte los reguladores llegaron a Fort Sumner, una antigua instalación militar que los soldados estadounidenses habían abandonado tiempo atrás y que ahora estaba habitada por familias mexicanas. Allí decidieron que Frank McNab sería su nuevo jefe. , al ser el primer lugarteniente para el difunto Dick Brewer.

Fort Sumner era el sitio perfecto donde descansar, reponerse de las heridas e incluso divertirse, ya que entre los atractivos del lugar estaba el ambiente festivo de los mexicanos y la presencia de chicas jóvenes. Allí permanecieron durante dos meses. 

En ellos Billy el Niño e se integró a la perfección. Pero, al igual que sus compañeros, sabía que no podía quedarse allí para siempre. 

Con el paso del tiempo, los Reguladores fueron abandonando el fuerte —para visitar a sus familias, para resolver sus asuntos económicos, etc.—, dividiéndose en grupos según el destino que tomase cada cual. 

En el otro bando John Copeland era el nuevo sheriff  siendo su segundo George W. Peppin, otro ayudante de Brady y que había presenciado su muerte. Pero Copeland  vio cómo conspiraba contra él La Casa y Peppin, su ayudante,  para forzarlo a dimitir . 

Peppin era el tercer sheriff que Lincoln y actuó como comandante de campo de la facción de La Casa e incluso nombró como ayudante a uno de los sospechosos del asesinato de Tunstall.  Su objetivo era cazar a los Reguladores a cualquier precio. 

 Organizó rápidamente un grupo de pistoleros recurriendo tanto a empleados de La Casa como a bandas aliadas, los «Guerreros de Seven Riders» o la banda de Jesse Evans, un mestizo con ascendencia cherokee y el personaje más temido de todo el territorio . Este último tenía a sus espaldas varios homicidios a sus espaldas e incluso había sido procesado por asesinato, aunque había quedado absuelto. 

Una partida conjunta formada por los hombres de Jesse Evans y los Guerreros de Seven Rivers localizó a tres Reguladores (Frank McNab, Frank Coe y Ab Saunders) en un rancho . fueron acorralados y sobre ellos cayó una lluvia de balas. McNab  y Saunders cayeron y Frank Coe   , uno de los empleados de Alexander McSween,  salió ileso, pero fue hecho prisionero y encerrado en una celda.

Al día siguiente cuatro miembros de los Guerreros de Seven Rivers fueron tiroteados hasta la muerte, suponemos que después de haber sido tomados por sorpresa. Aunque nunca se llegó a saber quién lo había hecho, y  algunos lo atribuyeron a Billy el Niño, cuyo papel en la muerte de Brady era ya un hecho bien conocido.

Los Reguladores habían pasado de perseguidores a perseguidos. Entre ellos Billy el Niño, acudieron al único aliado que todavía tenían: el comerciante Alexander McSween. Se refugiaron en su casa, pero aquello pronto probó ser una mala idea. Los pistoleros del cacique James Dolan rodearon con rapidez la vivienda, en la que quedaron atrapados McSween, su mujer y los Reguladores supervivientes. 

Un escuadrón de la caballería apareció  con el encargo de procurar que los Reguladores que se ocultaban en casa de Mcsween fuesen detenidos sin derramamientos de sangre innecesarios. Era la señal de que en Santa Fe empezaban a encontrar intolerable la situación de desorden en Lincoln

El asedio a la casa de McSween duró cinco días. Los sitiadores únicamente dejaron salir a la esposa del comerciante. El propio McSween se mostraba completamente hundido.

Pero fue en aquellas circunstancias tan adversas cuando Billy el Niño empezó a demostrar, pese a su juventud, una enorme fuerza de carácter. Billy planeó que durante la noche se dividiesen en dos grupos. Uno, liderado por él, saldría por una ventana y a base de abrir fuego sobre el cerco trataría de correr hasta el almacén de Tunstall, que estaba bastante cerca, para atravesarlo y escapar hacia el exterior del pueblo. El otro grupo —donde estarían McSween y los menos combativos— aprovecharía la confusión reinante en el lado opuesto de la casa para salir en dirección a un río próximo, y desde ahí aprovechar las horas nocturnas para alejarse de Lincoln.

Durante la quinta noche de asedio no les quedó más remedio que ponerla en práctica cuando sus acosadores prendieron fuego a la casa para obligarlos a salir. Y salieron. Precipitadamente, pero siguiendo el plan de Billy.  Billy y algunos de sus compañeros salieron por una ventana disparando y corriendo hacia el almacén de Tunstall, pero cuando estaban a punto de llegar se dieron cuenta de que también allí había tiradores esperando. Se dieron vuelta y corrieron hacia el río, donde se encontraron con el otro grupo de fugitivos, que también había abandonado la casa 

Habían perdido a cuatro hombres (en el bando opuesto se había producido una única baja) y el propio Alexander McSween había muerto, con lo que se habían quedado sin su único aliado. 

Los escasos Reguladores que consiguieron escapar aquella noche ya no podían ser considerados una facción capaz de continuar plantando cara a unos enemigos más numerosos que además contaban con apoyo de la ley y el propio ejército. La guerra de Lincoln había terminado. 

Los Reguladores habían perdido. Y Billy el Niño era ahora un fugitivo bajo el que pesaba una acusación por el asesinato de un sheriff. 

Los que quedaban de los Reguladores vagaban por Nuevo Mexico, aunque el nombre de Billy sobresalía.

Fue en ese momento cuando desde Santa Fe llegó la gran noticia: con tal de pacificar el territorio, se concedía una amnistía penal a todos los involucrados en la guerra de bandas que abandonasen de inmediato la violencia. La amnistía se aplicaba a todos… excepto a él al estar acusado de matar al sheriff 

En 1878,  Nuevo México  aparecía ante la opinión pública como el Estado , aunque organizado por los Estados Unidos  legalmente no será reconocido como Estrado hasta 1912,  con unas instituciones políticas y judiciales afectadas por la corrupción. Los periódicos de Santa Fe hicieron del gobernador Axtell el blanco de sus artículos destapando muchas de las corruptelas

El presidente estadounidense Rutherford B. Hayes difícilmente podía tolerar un foco  de inestabilidad y  así que ordenó a su secretario de Interior que dirigiese una investigación sobre el gobernador de Nuevo México. El secretario Carl Schurz se aplicó a ello y tras sus investigaciones,  Samuel B. Axtell se vio forzado a abandonar su puesto, designándose a un nuevo gobernador, el general Lew Wallace, sobre quien recayó la difícil tarea de intentar pacificar Lincoln.

Wallace entendió al instante que el hecho de que la guerra entre bandas en Lincoln se considerase finalizada no significaba que la paz estuviese garantizada. Los Reguladores habían perdido el conflicto, sí, y sus escasos miembros supervivientes, aislados, deambulaban por el territorio escondiéndose donde podían y sabiéndose perseguidos por agentes de la ley, pistoleros a sueldo de sus enemigos e incluso militares. Pero el gobernador suponía, y con razón, que aquella situación desesperada hacía de los Reguladores hombres peligrosos y que en cuanto se sintiesen acorralados responderían con violencia. 

Para evitarlo proclamó una amnistía para los involucrados en la guerra de Lincoln. Quienes abandonasen definitivamente la violencia no serían perseguidos por actos que hubiesen podido cometer durante el conflicto, excepto en aquellos casos donde se hubiese iniciado ya una causa penal antes de promulgarse dicha amnistía. Significaba que el perdón resultaba inaplicable para Billy el Niño, que ya tenía una acusación judicial en marcha por el asesinato del sheriff William Brady. 

La tregua que duró unas horas Billy llevaba varios meses deambulando junto a lo poco que quedaba de los Reguladores, tratando de que sus perseguidores no le diesen caza, viviendo como un forajido. Billy y sus compañeros  intentaron llevarse unos caballos  pero fueron sorprendidos por sus empleados, que empezaron a disparar sobre ellos. Anastasio Martínez, uno de los Reguladores, disparó en represalia, matando a un empleado llamado Morris Bernstein. A continuación emprendieron la huida.  Eso proyectaba hacia el exterior la imagen de que Billy, el virtuoso de las armas, era uno de los más sanguinarios forajidos de Nuevo México

Todo esto atrajo a criminales oportunistas de territorios colindantes que si bien no participaron directamente en la guerra de bandas, sí aprovecharon el revuelo para campar a sus anchas en busca de botín. Entre ellos  The Rustlers, gente sin escrúpulos ni piedad.

En este contexto Billy  apostó por firmar una tregua con el cacique local John Dolan y la banda del temible Jesse Evans. La reunión entre los Reguladores y sus antiguos enemigos se produjo la tarde del 18 de febrero de 1879. Llegaron al acuerdo de que no volverían a atacarse, quedando aparcadas las venganzas y represalias. Quedó estipulado que si algún miembro de las respectivas bandas rompía el trato, los demás lo perseguirían hasta matarlo. Al terminar la reunión todos los implicados parecían dispuestos a continuar con sus vidas con normalidad, excepto Billy, 

Este acuerdo no gustaba a Susan McSween, la viuda del comerciante que había sido abatido a tiros por los hombres de Jesse Evans. La mujer intentaba llevar ante un tribunal a los responsables del asesinato de su esposo, y estaba preparando el caso con ayuda del abogado Huston Chapman.

Cuando  los hombres de Evans vieron pasar caminando a la viuda acompañada del abogado, empezaron a acosarlos con insultos y amenazas.  De repente alguno de los pistoleros sacó su arma y abatió a tiros a Huston Chapman, que murió al instante.

Este asesinato impulsó a Lew Wallace a desplazarse al condado de Lincoln para investigar  el asesinato de Chapman. Él, personalmente, se encargó de efectuar los interrogatorios. Fue así como supo que Billy había sido testigo del crimen. Dado que The Kid estaba bajo acusación de asesinato y era un fuera de la ley, Wallace decretó una recompensa de mil dólares para quien lo capturase con vida. Al saber que Wallace estaba en la región y lo buscaba como testigo, Billy entendió que quizá podía testificar a cambio de que se le hiciese extensiva la amnistía gubernamental. 

Decidió ponerse en contacto con Wallace, Wallace respondió afirmativamente a la oferta con otra carta, en la que decía: «Poseo autoridad para eximirte de tus cargos si das testimonio de lo que afirmas saber». 

Ambos se citaron en una tienda de Lincoln. En una conversación cara a cara, Wallace reiteró la promesa de perdonar los cargos de Billy si este le daba información. Y Billy le contó todo cuanto sabía no solamente sobre el asesinato de Chapman sino también sobre la actividad y las casas francas de algunas bandas criminales locales, como los mencionados Rustlers. Con ese gesto convertía en sus enemigos a casi todos los delincuentes del condado, pero lo que Billy deseaba era comenzar de nuevo. Se escenificó una falsa detención  y Billy fue llevado a Santa Fe, donde testificó ante un juez señalando a los culpables de la muerte de Chapman. 

Después lo volvieron a llevar a Lincoln, donde permaneció recluso a la espera de la finalización del juicio y el prometido perdón. Estaba en un almacén vigilado por guardias que debían evitar que escapase, pero también que otros entrasen a matarlo en represalia por su reciente declaración. Sin embargo, el juicio pronto puso de manifiesto que la justicia en Nuevo México continuaba plagada por la corrupción. 

El juez y el fiscal del caso pertenecían al Círculo, la trama político-judicial que protegía a los caciques de Lincoln. Para asombro de Billy (y de casi todos en el territorio), se absolvió a varios de los acusados del asesinato de Chapman, pese a los testimonios de testigos oculares. A otros se les aplicó la amnistía de Wallace pese a que ahora se los estaba juzgando por hechos acaecidos con posterioridad a la proclamación de la misma.

El fiscal, ignorando la promesa hecha por el gobernador, arrancó el proceso penal contra Billy, bajo la acusación de haber matado al sheriff William Brady. El fiscal llegó a mover hilos para que Billy no fuese juzgado en Lincoln, donde residía, donde habían tenido lugar los hechos de los que era acusado y donde todos le conocían y tenían buena opinión de él. Se consiguió que el caso fuese trasladado al tribunal del condado de Doña Ana, controlado por el corrupto Círculo. 

Desde su encierro en un almacén de Lincoln, Billy vio atónito y desesperanzado cómo Wallace ignoraba todo el asunto, olvidando la promesa y abandonándole a su suerte, mientras el gobernador Wallace se lavaba las manos. 

Los guardias que mantenían a Billy cautivo,  abrieron las puertas del almacén donde llevaba semanas preso y sencillamente le dejaron que escapase. Una vez más, Billy el Niño se daba a la fuga.

Se dirigió a Fort Sumner, donde todavía tenía un círculo de amigos que incluía a dos de los antiguos Reguladores y también a John Chisum. 

En enero de 1880, mientras estaba tomando algo en el saloon de Fort Sumner junto a sus amigos, un individuo llamado Joe Grant comenzó a bravuconear en voz alta, diciendo que dispararía a Billy el Niño en cuanto se encontrase con él.  Billy , sin darse a conocer, se interesó por el revólver de Grant y le pidió echarle un vistazo. Grant se lo prestó.  Le devolvió el arma y se dispuso a salir del local. En aquel momento alguien le dijo a Grant que acababa de hablar con el mismísimo Billy el Niño. Grant trató de disparar al muchacho  pero  Billy  disparó antes de que Grant se recuperase del asombro

La prensa empezó a retratar a Billy el Niño con colores cada vez más sórdidos, achacándole casi cualquier acto delictivo grave que se cometiese en el condado de Lincoln, era el villano de Nuevo México por antonomasia. Pero Billy no se marchó. 

Por aquel entonces llegaba al condado un hombre que acababa de recibir el nombramiento como nuevo sheriff de Lincoln . Era Patrick Floyd Garrett. un tipo duro. Tenía treinta años cuando fue elegido nuevo sheriff del condado de Lincoln. Se había ganado la vida como cowboy, como cazador de búfalos y también como jugador de cartas. 

El gobernador Lew Wallace volvió a poner precio a su cabeza, pero esta vez no lo buscaba vivo como testigo. Eso sí, lo hizo mediante un anuncio en prensa: aunque nunca hubo un cartel de «Wanted Dead or Alive» . El anuncio decía así: BILLY EL NIÑO Recompensa de $500 Pagaré $500 a cualquier persona o grupo de personas que capture a William Bonny (sic), alias el Niño, y lo lleve ante cualquier sheriff de Nuevo México. Se requerirán pruebas satisfactorias de su identidad. El mensaje estaba claro: «Se requerirán pruebas satisfactorias de su identidad» implicaba que el precio sería pagado por Billy vivo, o por Billy muerto. 

Las cosas, pues, se le ponían más y más difíciles. La banda con la que cabalgaba estaba reducida a cinco miembros, incluyéndolo a él. Estaba cansado de huir. 

Billy seguía confiando todavía en llegar a algún tipo de acuerdo con las autoridades. Se lo comunicó mediante carta a un abogado, Ira Leonard, con quien se citó en White Oaks pero  Billy no se presentó a la cita. Leonard esperó durante días en vano.

Pat Garrett, entre tanto, reunió a un grupo de ayudantes y pasó varias semanas enfrascado en una trabajosa persecución. Además Billy todavía tenía muchos amigos en el condado que estaban dispuestos a esconderle. Pero Garrett era listo y estaba bien informado sobre los patrones de movimiento del Niño.  Fue a Fort Sumner esperando encontrarlo allí, y no estaba en el pueblo, pero Garrett también tenía sus contactos y no tardó en averiguar que Billy se ocultaba en un rancho cercano. Según se cuenta, le envió una nota, supuestamente escrita , en la que le daba el falso soplo de que el sheriff había partido hacia Roswell. La nota, como es obvio, pretendía conseguir que Billy se confiase y abandonase el rancho. Esperando esta reacción, el grupo de Garrett tendió una trampa en mitad del camino que unía el rancho y Fort Sumner. Apostándose tras la vegetación, esperaron a que apareciesen Billy y los suyos. La emboscada funcionó. En plena noche, tras una larga espera, vieron aparecer a varios hombres a caballo. Era la  banda de Billy. 

Aunque no se podía distinguir bien cuál de ellos era realmente, Garrett debía de tener prisa, ya que dio la señal para que sus hombres abriesen fuego de inmediato. El primero de los jinetes, Tom O’Folliard, fue alcanzado por un disparo en pleno pecho, mientras los demás salían huyendo. 

Garrett y sus ayudantes se acercaron a O’Folliard, que estaba muy malherido. Comprobaron que no se trataba de Billy. Lo llevaron al interior de una cabaña cercana y lo pusieron cerca del fuego. Allí, tendido sobre el suelo, O’Folliard agonizó y murió mientras el sheriff y sus hombres jugaban a los naipes. El primer intento de Garrett había fallado por muy poco. 


Aquella noche apenas dejó dormir a sus ayudantes; todavía estaba oscuro cuando reanudó la persecución pese a la nieve y pese a la escasa visibilidad. Pensó que Billy lo supondría a él descansando durante la noche para reemprender la persecución al amanecer, y que por tanto se permitiría el lujo de dormir toda la noche. Garrett acertó y su empeño tuvo recompensa. Salió cuando las huellas de los fugitivos estaban frescas y pese a la oscuridad consiguió seguir su rastro hasta un paraje , Stinking Springs, «manantiales hediondos». 

Allí, en el exterior de una pequeña y primitiva caseta de piedra abandonada, estaban atados los caballos de los fugitivos, que sin duda dormían en el interior. El sheriff y sus hombres se apostaron en el exterior, a cierta distancia para no hacer ruido, y esperaron a que amaneciese. Tarde o temprano, su objetivo terminaría saliendo.

Al despuntar el día, en efecto, vieron salir a un hombre. El impetuoso Garrett pensó que era Billy cuando creyó reconocer el sombrero ancho que este siempre llevaba puesto, así que ordenó abrir fuego.  Pero el hombre era Charlie Bowde, que fue alcanzado por varios disparos. Aunque consiguió volver a meterse en la caseta, estaba muy malherido y entendió que necesitaba ayuda médica. Desde el interior de la casa pidieron a Garrett que permitiese salir a Bowde. Garrett dio su permiso. Bowde apareció de nuevo, tambaleándose, y caminó lentamente hacia donde estaba el sheriff, aunque solo consiguió desplomarse sobre la nieve antes de llegar. No sobrevivió.

 Transcurrieron las horas. Dentro y fuera de la casa, la tensión acumulada empezaba a pasar factura. Pero Billy, que se crecía en las situaciones de emergencia, ideó un osado plan de fuga consistente en aprovechar alguna distracción de sus perseguidores para meter los caballos en la caseta y después salir al galope desde dentro. A punto estuvieron de conseguir meter un caballo, pero Pat Garrett se percató de la maniobra y disparó al pobre animal, cuyo cuerpo quedó tendido en el umbral de la puerta, bloqueándola y haciendo imposible un intento de huida. Billy y sus compañeros supieron que estaban atrapados. 

Al principio se negaron a rendirse. Garrett dejó que los suyos encendiesen un fuego para preparar la comida, sabiendo que el olor llegaría a los hambrientos prófugos. Después, en voz alta, los invitó a salir y unirse al festín. Una voz llegó desde dentro; era la respuesta de Billy: «¡Vete al infierno!». 

Su captura, o su muerte, era cuestión de horas. Garrett no se iba a marchar. Garrett tenía comida y ellos no. Dedujeron que lo mejor era entregarse cuando la comida que ofrecía el sheriff estaba todavía caliente. Finalmente, se rindieron y salieron de la caseta. Garrett confiscó las posesiones más preciadas de Billy, su rifle Winchester y su yegua, que después daría a sus ayudantes como pago por participar en la misión. Aun así, cumplió con su palabra y compartió sus víveres con los fugitivos. 

Billy el Niño, pues, comió junto a Pat Garrett antes de ser conducido a Las Vegas (Nuevo México)  en condición de prisionero. En Las Vegas, por cierto, se formó una multitud de curiosos para contemplar la llegada del que ya se estaba convirtiendo en el criminal más famoso . 

 En Las Vegas tomaron el tren a Santa Fe, donde Billy pasaría sus primeros días detenido. El 27 de diciembre de 1880, encarcelado, concedió su primera entrevista. Habló con un reportero de Las Vegas Gazette, explicándole los motivos por los que se había entregado: «Podríamos habernos quedado dentro de la casa pero no había nada que ganar y nos hubiésemos muerto de hambre. Pensé que era mejor salir y comer bien, ¿no crees?». También negó que hubiese seguido dedicándose al robo de ganado: «Me he ganado la vida jugando pero porque era la única manera en que podía vivir. No me han permitido establecerme. Si me hubiesen dejado establecerme, hoy no estaría aquí». Así, con las muñecas esposadas, con grilletes en los tobillos y con cierto tono de resignación, se expresaba Billy en su primer contacto con la prensa. 

Así fue como lo describió el reportero: Tiene un rostro desvergonzado, pero agradable. Cuando lo entrevisté entre rejas esta mañana, estaba de ánimo conversador, aunque afirmó que nada de lo que él dijese sería creído por el público. Se rió de buena gana cuando se le informó de que los periódicos del estado le han construido una reputación solamente superada por la del jefe Victorio. El Niño afirma no haber tenido nunca un gran número de hombres junto a él y que los pocos que estaban con él cuando fue capturado eran empleados de un rancho. Esta es su declaración y la ofrecemos en lo que vale. 

Se estaba preparando el juicio por los asesinatos de Buckshot Rogers y el sheriff William Brady, los dos cargos de los que se le acusaba formalmente. La pena, de ser declarado culpable, podía ser la muerte por ahorcamiento. Billy tuvo serias dificultades a la hora de encontrar un abogado. Intentó contratar al defensor de uno de sus compañeros, pero como no tenía dinero, su yegua era lo único que podía ofrecer como pago. Sin embargo, el animal estaba ahora en manos de uno de los ayudantes de Pat Garrett. Aquella confiscación era ilegal y Billy presentó una demanda judicial contra el sheriff para que le fuese devuelta la yegua. La demanda no tuvo el efecto deseado y de todas maneras el abogado terminó desentendiéndose. Aunque lo peor fue, una vez más, el significativo silencio del gobernador Wallace. 

Billy volvió a intentar ponerse en contacto con el gobernador mediante cartas escritas desde su celda. Primero una breve nota: «Estimado señor, me gustaría verle unos momentos si dispone usted de algo de tiempo». No hubo respuesta. Meses después, ya en primavera, poco antes del juicio, volvió a escribir ofreciendo un trato. Tampoco hubo respuesta.

Tras el juicio, Billy empezó a sentirse molesto con algunos periodistas, que a sus ojos estaban tratando de «provocar a la multitud para que me linchen». Después hubo un viaje a Lincoln. Se le adjudicó una escolta de siete hombres que le dejaron las cosas bien claras desde un inicio: no iban a dejar el más mínimo resquicio para una posibilidad de escape. Le hicieron saber que, de producirse un ataque externo ya fuese de sus partidarios queriendo rescatarlo o de sus detractores queriendo lincharlo, el asunto sería solucionado de manera preventiva metiéndole una bala en la cabeza. Para colmo, entre sus guardianes figuraban tres pistoleros que habían peleado contra él en la Guerra de Lincoln, incluyendo a uno de sus enemigos más acérrimos, Bob Olinger, que había matado a uno de sus mejores amigos.Uno de sus guardianes diría después que «nunca, ni de palabra ni en acto, mostró sus prejuicios, si es que los había». 

El odiado Olinger se divirtió  maltratándolo. Cuando llegaron a Lincoln, Billy fue encerrado en una celda del juzgado. En el turno de guardia diario solían estar Bob Olinger y un individuo más amable llamado James Bell. Olinger llegó a someter a Billy a torturas y palizas. Parece que fue el único y que los demás guardias se abstuvieron de actuar con violencia, comportándose con corrección, incluso con respeto y simpatía. Pero nadie tuvo el valor o la entereza de pararle los pies al sádico Olinger. Billy, por su parte, no iba a olvidar ni perdonar esos maltratos. 

Lo que nadie esperaba era que Billy volviese a fugarse. Llevaba esposas y grilletes. Estaba desarmado. No era un individuo particularmente fuerte. Pero durante su agitada vida, todas las veces que había sido detenido o capturado había conseguido escapar. Este es uno de los aspectos más llamativos de su leyenda, que por una vez sí responde a la realidad. Y esta, su última captura, la que desembocó en su juicio y condena a muerte, no fue una excepción. Su fuga iba a dejar atónito a todo el país. Cada día, Olinger y los ayudantes del sheriff Pat Garrett iban a comer a una cantina que había justo enfrente del juzgado. Por turnos, uno de ellos se quedaba de guardia vigilando a Billy, que estaba en su celda, esposado y con las piernas encadenadas entre sí. Todo parecía en orden y nadie podía imaginar que el Niño intentaría una huida. Sin embargo, había un pequeño detalle en el que no habían reparado: el modelo de esposas que Billy llevaba puestas. Aunque por entonces ya se habían inventado las esposas regulables, eran una novedad tecnológica de la que solamente disponía la policía de grandes ciudades. En Lincoln, al menos, continuaban con el sistema antiguo de esposas rígidas que se vendían por tallas. Resultó que Billy, gracias al pequeño tamaño de sus muñecas, descubrió una manera de zafarse de las que llevaba puestas. 

El 28 de abril, Billy acababa de perfeccionar la técnica para desembarazarse de sus esposas. Durante la hora de la comida, decidió que había llegado el momento de intentarlo, porque además Pat Garrett no estaba en el pueblo. 

Su vigilante de guardia era James Bell, a quien consideraba menos duro que Olinger. Pidió ir al retrete. Bell lo sacó de la celda. Billy, esposado y encadenado, caminaba delante. Su guardián iba detrás, con la pistola enfundada. 

De repente, cuando estaban junto a las escaleras que conducían a la planta baja, Billy se dio la vuelta con la velocidad del rayo. Estaba libre de las esposas. Golpeó a Bell en la cabeza y le arrebató el revólver del cinto. Luego le apuntó, pidiéndole que se quedase quieto para no tener que dispararle . Pero Bell comenzó a correr escaleras abajo. Billy, que llevaba grilletes y no podía alcanzarlo, se limitó a dispararle. El disparo fue mortal. El cuerpo de Bell quedó tendido al pie de la escalera. 

Sabiendo que el disparo haría regresar a Olinger, pensó que necesitaba algo más certero que un revólver, arma que resultaba eficaz a muy corta distancia pero no cuando el objetivo estaba algo más alejado. A toda prisa, corriendo —es un decir— con sus grilletes, fue al despacho de Olinger, donde sabía que este guardaba un rifle Winchester que en ocasiones había usado para golpearle y torturarle. El rifle Winchester, además, era el arma predilecta de Bily. Armado con él, se asomó a la ventana para localizar a Olinger. Esta vez sí estaba dispuesto a matar a sangre fría al hombre que lo había torturado. Vio a Olinger cruzando apresuradamente la calle en dirección al juzgado. Billy gritó desde la ventana: «¡Hola, Bob!». Este, sorprendido, miró hacia arriba y vio a Billy con su Winchester. 

Según cuenta la leyenda, en aquel momento salió un empleado del juzgado gritando «¡Billy ha matado a Bell!», a lo que Olinger, a descubierto en mitad de la calle bajo la mira de un tirador con puntería infalible, respondió proféticamente: «Sí, ¡y me ha matado a mí también!». Disparó desde la ventana y Olinger cayó muerto a la primera. 

Billy bajó y salió al exterior del juzgado, acompañado por algunos amigos que habían acudido corriendo al escuchar los disparos . Usaron un pico para intentar quitarle los grilletes. Nadie intentó detenerlo. 

Según contaría después Garrett, la gente le tenía demasiado miedo a Billy, aunque parece más verosímil  que la población local simpatizaba con él. 

Una vez más, estaba en libertad. Esta última hazaña de su carrera iba a convertirlo, ya definitivamente, en el criminal más famoso del mundo. 

La opción más sensata para cualquiera en la situación de Billy era la de dirigirse al sur, hacia México. Si lograba cruzar la frontera estaría fuera del alcance de la justicia estadounidense. Pero Billy era joven e incauto, pero decidió  permanecer en Nuevo México. Aquel fue su último error. 

Pat Garrett se había lanzado de nuevo en su busca. Se refugió en casa de la familia mexicana Maxwell, con una de cuyas hijas, Paulita, estaba manteniendo una relación. Al astuto Garrett no le costó encontrar su pista. 

El sheriff entró en la casa, interrogando en la penumbra al hermano de Paulita, Pete Maxwell, y cómo Billy, casualmente, salió al exterior para buscar algo de comer y vio a un par de hombres merodeando; eran los dos ayudantes de Garrett, aunque él no lo sabía. Cuando volvió a entrar en la casa para avisar a su amigo Pete, distinguió dos siluetas en vez de una en la oscuridad de la habitación. Sin sospechar quién era el misterioso visitante, preguntó en español: Al oír aquella voz, Garret disparó dos veces. Una de las balas alcanzó a Billy, que cayó al suelo. 

En la oscuridad, Garrett y Pete Maxwell  se dieron cuenta de que Billy el Niño había muerto. Garrett salió de la habitación sin comprobar que aquel era cadáver de Billy. Parecía trastornado por la situación. Fueron los amigos de Billy quienes comprobaron su identidad mientras Garrett permanecía en el exterior. Los disparos alertaron al vecindario, cuyos habitantes empezaron a acercarse a la casa para encontrarse con un singular espectáculo: Paulita Maxwell gritando y llorando mientras daba puñetazos en el pecho de Pat Garrett. Las últimas cuatro palabras que pronunció en su vida las dijo en español,: «¿Quién es? ¿Quién es?». 

Ya sabemos que quién ha hierro mata , a hierro termina. Y Garret años después, ya comenzado el siglo XX, moría también por los disparos de Jim Miller. 

Pero hoy hablamos de Biily y su leyenda. El Niño murió cuando tenía solamente veintiún años, pero ya era el forajido más célebre de su tiempo. Su último día de vida, el 14 de julio de 1881, William Bonney, en todo el mundo conocido como Billy el Niño, estaba solamente a unas decenas de kilómetros de la frontera mexicana. Después se hizo el silencio nacía una leyenda , la de Billy el Niño .


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