miércoles, 8 de agosto de 2012

Los hijos del viento



Dos sobrinos como invitados preadolescentes/adolescentes, unas pizzas  y las once y media de la noche invitan a ver una película intrascendente y que , a pesar de ser sensiblera y de argumento de los más simplón, entretiene, finalidad básica del cine – olvidémonos de Tarkosky et allii-.
De la película tuve noticias allá por 2002 o 2003 y me sorprendió gratamente. Realmente pensaba que se trataba de una película japonesa de acción o de miedo, pero mi sorpresa fue cuando en los títulos de crédito descubrí que era francesa.   

Los Yamakasi son un grupo francés de practicantes del arte de desplazamiento (parkour),street stunts y otros tipos de acrobacias que protagonizan esta película del año 2001 dirigida por Ariel Zeitoun, y con la que colaborada inicialmente Julien Seri, y que finalmente llevará el nombre de Yamakasi: Los samurais de los tiempos modernos. Son auténticos hijos del viento.
Como el guión y la historia es muy blandita la duración no supera los  90 minutos. El guión es de Luc Besson, Philippe Lyon y Julien Seri; basado en una idea original de Charles Perriere y Luc Besson. La producción también está en manos de Luc Besson. La música de enorme importancia en la película fue creada por Joey Starr y DJ Spank para B.O.S.S. La fotografía es de Philippe Piffetau.
Otras personas que intervienen son Yann Herve (montaje), Olivier Beriot en el vestuario, Didier Hoarau en la dirección de la producción y los hermanos Frederic y Caroline Duru, Fred & Fred Lapierre en los decorados.

La película es muy simple. Un grupo de chicos de los barrios marginales, poblados por inmigrantes,  del  sur de París, son practicantes de un nuevo deporte urbano – el parkour- con el que
intentan conquistar la ciudad, más exactamente sus muros, tejados y puentes. Los Yamakasi como los siete magníficos son siete. Son ligeros, ágiles y rápidos, saltan de un edificio a otro, se deslizan por las paredes y desafían todos los peligros. Cada uno tiene su habilidad especial – que es presentada de manera simple , pero efectiva por un inspector de policía casi al comienzo del filme: Béisbol es un lanzador de elite, Zicmu obtiene su energía de la música, Cohete es rápido como el rayo... Para no perturbar la vida del barrio, se entrenan muy pronto, de madrugada. Pero algunos vecinos se asustan y se quejan al confundirlos con ladrones. La gendarmería toma cartas en el asunto, pero nunca consigue atraparlos. Los jóvenes los admiran y quisieran imitarlos. Un día ocurre un accidente. El pequeño y enfermo de corazón - Djamel - se cae de un árbol mientras juega con unos compañeros y los imita. Es urgente, ¡hace falta dinero para operarlo inmediatamente! Sintiéndose responsables, los Yamakasi deciden acudir en su ayuda y, por primera vez, van a infringir la ley y arriesgarán sus vidas. Su amigo Vincent, inspector de policía, intentará ponerlos sobre aviso.
La historia que ha pasado a ser la verdad real y que viene recogida en labutaca.com nos cuenta que los Yamakasi se conocen desde la infancia y que han pasado mucho tiempo juntos en la calle, como todos los chavales de la ciudad. Inventan un juego especial, adaptado a los espacios, a las escaleras, a los muros y a las fachadas de la ciudad. Poco a poco, el objetivo es saltar cada vez más alto, cada vez más deprisa, cada vez más lejos. Todos los días escalan, saltan. Este juego es el inicio de sus aventuras. Se inventan retos imposibles.
Para estar tranquilos se entrenan por la noche y corren el riesgo de que los confundan con ladrones y de que la poli vaya pisándoles los talones. La gente los descubre, fascinada, pero también convencida de que acabarán matándose. Al final, un día, el ayuntamiento les da autorización para entrenarse.
Las reglas son muy precisas, basadas en la ayuda mutua. Utilizan el entorno y se adaptan a él. No son acróbatas. La idea es que cada uno mejore sus puntos fuertes intentando que sirvan de ayuda a los demás. Trabajan la fuerza, la fluidez, la agilidad, el dominio del miedo, pero también la rapidez y la estética. El gesto debe ser impresionante y hermoso. Para saltar de un edificio a otro ensayan hasta 200 veces, hasta que están seguros de hacerlo perfectamente bien, que todo esté visualizado e integrado en el espíritu Yamakasi. No ponerse nunca en peligro es una regla esencial en este deporte de alto nivel. Sentir la belleza del desplazamiento desde la carrera, sentir que el corazón late a mil por hora, saltar, el tiempo se detiene... Tener el control y enseguida experimentar un placer inmenso e insospechado. Además de un deseo de superarse, ser Yamakasi exige una motivación de acero, una imagen positiva de uno mismo, una confianza total en sí mismo, una enorme capacidad de adaptación y una voluntad de esfuerzo indispensable para realizar cualquier empresa arriesgada. La filosofia del Yamakasi, es la estética y la libertad .Desplazarse libremente,es un arte, el arte del desplazamiento .
Pasan los años. Y estos Yamakasi,de origen senegalés, vietnamita, zaireño, franco-italiano, centroafricano, o de Nueva Caledonia y que son miembros de familias numerosas, van trampeando de un trabajo a otro. Pero cada vez les resulta más difícil reunirse y en 1997 deciden dedicarse a esto en cuerpo y alma: progresar en el "arte del desplazamiento" esperando que un día su pasión les permita ganarse la vida. A este nivel ya no es solamente un deporte. Gracias a sus desplazamientos descubren un sentimiento de libertad inmenso. Esta nueva disciplina impulsa una nueva reflexión sobre el espectáculo, la relación con el público y el respeto del entorno. En unos cuantos años han recorrido un camino increíble y han llegado a un nivel considerablemente alto. Sus saltos van adquiriendo nombre y definición. El tic-tac (apoyarse en una pierna en un banco u obstáculo para superar un obstáculo) o los saltos diversos: resorte (pasar de un puente a otro después de tomar un buen impulso), gato (posar las manos sobre el obstáculo y pasar las piernas por el lado), brazo (salto de resorte un poco más complicado. Hay que agarrarse con los dedos, las manos o los brazos a un muro) o fondo (soltarse de una altura y dar una voltereta antes de tocar al suelo).
La pasión canaliza la energía del cuerpo y del espíritu hacia una unión absoluta. Los Yamakasi comparten los mismos valores: amistad, honestidad y valor. En este nivel no corren el peligro de caer en la delincuencia. El objetivo es convertirse en un auténtico Yamakasi: un cuerpo fuerte en un espíritu fuerte. En el proceso descubren sus debilidades, aprenden a superarlas y a confiar en ellos mismos. Conscientes de su impacto en los jóvenes inadaptados y con problemas, ese año crean una asociación.
Cada vez más preparados y cada vez más espectaculares, los Yamakasi deciden darse a conocer al gran público. Desde 1997, la prensa se hace eco del fenómeno durante algunos meses pero todo va demasiado deprisa y los Yamakasi no logran aprovechar la oportunidad. Casi un año después, participan en una emisión y vuelven a tener éxito. Saltan en un videoclip y hacen un cortometraje. En 1998, participan en la increíble aventura de Notre Dame de París. Contratan a dos de ellos, pero deciden ir turnándose para que todos puedan saborear el éxito en el Palacio de Congresos, y después en la gira por Francia y Canadá. Durante más de año y medio conocerán el ambiente del mundo del espectáculo.
Luc Besson los descubre en la prensa y les pide que actúen en Taxi 2. Se convierten en cuatro Ninjas que huyen como un relámpago por una autopista, saltan de un puente, rebotan en un remolque y desaparecen ante las narices de la policía. Poder hacer lo que en teoría estaba prohibido. Esta primera experiencia en el cine, en una película tan esperada, es ya una aventura magnífica y tienen la sensación de que su sueño se está convirtiendo en realidad y de que su arte es un auténtico oficio. Sólo tienen un deseo: repetir la experiencia.
Tras su primera experiencia con Luc Besson se reúnen con el director y productor francés en enero de 2000. Luc Besson les pone un apodo a cada uno. El guión- simple, simplicísimus-  va evolucionando teniendo en cuenta sus sugerencias. La película es una comedia de acción mucho menos dramática de lo que habían imaginado y que ofrece una imagen positiva de ellos.
Empiezan los ensayos. Los Yamakasi son atletas de alto nivel, pero no son actores. La producción contrata a una profesora particular, Harmel Sbraire, que ha trabajado con grandes actores franceses. Durante casi dos meses aprenden a hacer vibrar las palabras impuestas, a combinar dulzura y energía, emoción y comedia.
En unos meses ¡a rodar!. El rodaje empieza el 3 de julio de 2000 en Choisy-le-Roi. La primera escena de la película, la ascensión de la fachada de los Bleuets, necesitó más de dos semanas de rodaje. Por primera vez, los Yamakasi están suspendidos de cables.
El deseo de los Yamakasi es que, aunque se trata de una película, toda la parte de los saltos tiene que ser realista. Por ejemplo, para la escena en la casa del médico que lo graba todo en cámaras, no sólo tienen que escalar, sino que además tienen que enfrentarse con dos doberman. La escena no tiene ni trucos ni efectos especiales y termina con un salto de los tres Yamakasi. Tenían tanto miedo, que en cuatro tomas la escena estaba terminada.
Dieciséis semanas después, el rodaje finaliza el 10 de noviembre de 2000. Resultado: algunos moretones, rasguños y un esguince en un tobillo, pero nada grave y, sobre todo, una experiencia alucinante y un montón de recuerdos para estos siete jóvenes. "No ponerse nunca en peligro es una regla esencial en este deporte de alto nivel."
La película está interpretada por ellos y otros personajes o actores profesionales. Los Yamakasi son Châu Belle Dinh (Béisbol), Williams Belle (La Araña), Malik Diouf (La Comadreja), Yann Hnautra (Zicmu), Guylain N'Guba Boyeke (Cohete), Charles Perriere (Toro Sentado), Laurent Piemontesi (Tango).

Los profesionales son  Maher Kamoun (Vincent), Bruno Flender (Michelin), Afida Tahri (Fatima), Amel Djemel (Aila), Abdelkrim Bahloul (Tarik), Nassim Faïd (Djamel), Frédéric Pellegeay (Fretin), Gérald Morales (Médico de Le Trong), Pascal Liger (Comisario Orsini), Jacques Hansen (Consejero del ministro).
La película tendrá sus secuelas. El regreso de los Yamakasi : Los hijos del viento (Les fils du vent) de 2004 es la segunda entrega de este grupo. Esta vez narran una historia diferente a la película anterior, que transcurre en Asia, donde quieren abrir un gimnasio para que los niños de la calle puedan aprender este deporte.
También son protagonistas de un documental: Génération Yamakasi - Vol au dessus des cités dirigido desde el punto de vista de Mark Daniels. En la película Distrito 13 (Banlieue 13) participa David Belle como protagonista de esta cinta. (el cual fue el principal desarrollador del parkour o art du deplacement que practican los yamakasi, fue un miembro alguna vez de yamakasi, por diferencias ante la película de Luc Besson se separo junto con Sebastien Foucan. Existe otra y es "El regreso de los Yamakasi".
M. Torreiro en el Diario El País publicaba lo siguiente:  "Una astuta operación de marketing (...) Lo de menos es lo de más: una intriga de telefilme de sobremesa (...) policías más malos, en todos los sentidos, de lo permitido y acrobacias que dejan en evidencia lo lejos que estamos en espectacularidad de la primigenia carpa circense"
Por cierto, el término Yamakasi, que aparenta ser un apellido japonés, es realmente de origen zaireño, significa en lingala: espíritu fuerte, cuerpo fuerte, persona fuerte. Cuando el hombre intenta dominar el universo que le rodea, aprende a conocerse mejor.

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