Dos
sobrinos como invitados preadolescentes/adolescentes, unas pizzas y las
once y media de la noche invitan a ver una película intrascendente y
que , a pesar de ser sensiblera y de argumento de los más simplón,
entretiene, finalidad básica del cine – olvidémonos de Tarkosky et
allii-.
De
la película tuve noticias allá por 2002 o 2003 y me sorprendió
gratamente. Realmente pensaba que se trataba de una película japonesa de
acción o de miedo, pero mi sorpresa fue cuando en los títulos de
crédito descubrí que era francesa.
Los Yamakasi son un grupo francés de practicantes del arte de desplazamiento (parkour),street stunts y otros tipos de acrobacias que protagonizan esta película del año 2001 dirigida por Ariel Zeitoun, y con la que colaborada inicialmente Julien Seri, y que finalmente llevará el nombre de Yamakasi: Los samurais de los tiempos modernos. Son auténticos hijos del viento.
Los Yamakasi son un grupo francés de practicantes del arte de desplazamiento (parkour),street stunts y otros tipos de acrobacias que protagonizan esta película del año 2001 dirigida por Ariel Zeitoun, y con la que colaborada inicialmente Julien Seri, y que finalmente llevará el nombre de Yamakasi: Los samurais de los tiempos modernos. Son auténticos hijos del viento.
Como el guión y la historia es muy blandita la duración no supera los 90
minutos. El guión es de Luc Besson, Philippe Lyon y Julien Seri; basado
en una idea original de Charles Perriere y Luc Besson. La producción
también está en manos de Luc Besson. La música de enorme importancia en
la película fue creada por Joey Starr y DJ Spank para B.O.S.S. La
fotografía es de Philippe Piffetau.
Otras
personas que intervienen son Yann Herve (montaje), Olivier Beriot en el
vestuario, Didier Hoarau en la dirección de la producción y los
hermanos Frederic y Caroline Duru, Fred & Fred Lapierre en los
decorados.
La película es muy simple. Un grupo de chicos de los barrios marginales, poblados por inmigrantes, del sur de París, son practicantes de un nuevo deporte urbano – el parkour- con el que intentan conquistar la ciudad, más exactamente sus muros, tejados y puentes. Los Yamakasi como los siete magníficos son siete. Son ligeros, ágiles y rápidos, saltan de un edificio a otro, se deslizan por las paredes y desafían todos los peligros. Cada uno tiene su habilidad especial – que es presentada de manera simple , pero efectiva por un inspector de policía casi al comienzo del filme: Béisbol es un lanzador de elite, Zicmu obtiene su energía de la música, Cohete es rápido como el rayo... Para no perturbar la vida del barrio, se entrenan muy pronto, de madrugada. Pero algunos vecinos se asustan y se quejan al confundirlos con ladrones. La gendarmería toma cartas en el asunto, pero nunca consigue atraparlos. Los jóvenes los admiran y quisieran imitarlos. Un día ocurre un accidente. El pequeño y enfermo de corazón - Djamel - se cae de un árbol mientras juega con unos compañeros y los imita. Es urgente, ¡hace falta dinero para operarlo inmediatamente! Sintiéndose responsables, los Yamakasi deciden acudir en su ayuda y, por primera vez, van a infringir la ley y arriesgarán sus vidas. Su amigo Vincent, inspector de policía, intentará ponerlos sobre aviso.
La película es muy simple. Un grupo de chicos de los barrios marginales, poblados por inmigrantes, del sur de París, son practicantes de un nuevo deporte urbano – el parkour- con el que intentan conquistar la ciudad, más exactamente sus muros, tejados y puentes. Los Yamakasi como los siete magníficos son siete. Son ligeros, ágiles y rápidos, saltan de un edificio a otro, se deslizan por las paredes y desafían todos los peligros. Cada uno tiene su habilidad especial – que es presentada de manera simple , pero efectiva por un inspector de policía casi al comienzo del filme: Béisbol es un lanzador de elite, Zicmu obtiene su energía de la música, Cohete es rápido como el rayo... Para no perturbar la vida del barrio, se entrenan muy pronto, de madrugada. Pero algunos vecinos se asustan y se quejan al confundirlos con ladrones. La gendarmería toma cartas en el asunto, pero nunca consigue atraparlos. Los jóvenes los admiran y quisieran imitarlos. Un día ocurre un accidente. El pequeño y enfermo de corazón - Djamel - se cae de un árbol mientras juega con unos compañeros y los imita. Es urgente, ¡hace falta dinero para operarlo inmediatamente! Sintiéndose responsables, los Yamakasi deciden acudir en su ayuda y, por primera vez, van a infringir la ley y arriesgarán sus vidas. Su amigo Vincent, inspector de policía, intentará ponerlos sobre aviso.
La
historia que ha pasado a ser la verdad real y que viene recogida en
labutaca.com nos cuenta que los Yamakasi se conocen desde la infancia y
que han pasado mucho tiempo juntos en la calle, como todos los chavales
de la ciudad. Inventan un juego especial, adaptado a los espacios, a las
escaleras, a los muros y a las fachadas de la ciudad. Poco a poco, el
objetivo es saltar cada vez más alto, cada vez más deprisa, cada vez más
lejos. Todos los días escalan, saltan. Este juego es el inicio de sus
aventuras. Se inventan retos imposibles.
Para
estar tranquilos se entrenan por la noche y corren el riesgo de que los
confundan con ladrones y de que la poli vaya pisándoles los talones. La
gente los descubre, fascinada, pero también convencida de que acabarán
matándose. Al final, un día, el ayuntamiento les da autorización para
entrenarse.
Las
reglas son muy precisas, basadas en la ayuda mutua. Utilizan el entorno
y se adaptan a él. No son acróbatas. La idea es que cada uno mejore sus
puntos fuertes intentando que sirvan de ayuda a los demás. Trabajan la
fuerza, la fluidez, la agilidad, el dominio del miedo, pero también la
rapidez y la estética. El gesto debe ser impresionante y hermoso. Para
saltar de un edificio a otro ensayan hasta 200 veces, hasta que están
seguros de hacerlo perfectamente bien, que todo esté visualizado e
integrado en el espíritu Yamakasi. No ponerse nunca en peligro es una
regla esencial en este deporte de alto nivel. Sentir la belleza del
desplazamiento desde la carrera, sentir que el corazón late a mil por
hora, saltar, el tiempo se detiene... Tener el control y enseguida
experimentar un placer inmenso e insospechado. Además de un deseo de
superarse, ser Yamakasi exige una motivación de acero, una imagen
positiva de uno mismo, una confianza total en sí mismo, una enorme
capacidad de adaptación y una voluntad de esfuerzo indispensable para
realizar cualquier empresa arriesgada. La filosofia del Yamakasi, es la estética y la libertad .Desplazarse libremente,es un arte, el arte del desplazamiento .
Pasan
los años. Y estos Yamakasi,de origen senegalés, vietnamita, zaireño,
franco-italiano, centroafricano, o de Nueva Caledonia y que son miembros
de familias numerosas, van trampeando de un trabajo a otro. Pero cada
vez les resulta más difícil reunirse y en 1997 deciden dedicarse a esto
en cuerpo y alma: progresar en el "arte del desplazamiento" esperando
que un día su pasión les permita ganarse la vida. A este nivel ya no es
solamente un deporte. Gracias a sus desplazamientos descubren un
sentimiento de libertad inmenso. Esta nueva disciplina impulsa una nueva
reflexión sobre el espectáculo, la relación con el público y el respeto
del entorno. En unos cuantos años han recorrido un camino increíble y
han llegado a un nivel considerablemente alto. Sus saltos van
adquiriendo nombre y definición. El tic-tac (apoyarse en una pierna en
un banco u obstáculo para superar un obstáculo) o los saltos diversos:
resorte (pasar de un puente a otro después de tomar un buen impulso),
gato (posar las manos sobre el obstáculo y pasar las piernas por el
lado), brazo (salto de resorte un poco más complicado. Hay que agarrarse
con los dedos, las manos o los brazos a un muro) o fondo (soltarse de
una altura y dar una voltereta antes de tocar al suelo).
La
pasión canaliza la energía del cuerpo y del espíritu hacia una unión
absoluta. Los Yamakasi comparten los mismos valores: amistad, honestidad
y valor. En este nivel no corren el peligro de caer en la delincuencia.
El objetivo es convertirse en un auténtico Yamakasi: un cuerpo fuerte
en un espíritu fuerte. En el proceso descubren sus debilidades, aprenden
a superarlas y a confiar en ellos mismos. Conscientes de su impacto en
los jóvenes inadaptados y con problemas, ese año crean una asociación.
Cada
vez más preparados y cada vez más espectaculares, los Yamakasi deciden
darse a conocer al gran público. Desde 1997, la prensa se hace eco del
fenómeno durante algunos meses pero todo va demasiado deprisa y los
Yamakasi no logran aprovechar la oportunidad. Casi un año después,
participan en una emisión y vuelven a tener éxito. Saltan en un
videoclip y hacen un cortometraje. En 1998, participan en la increíble
aventura de Notre Dame de París. Contratan a dos de ellos, pero deciden
ir turnándose para que todos puedan saborear el éxito en el Palacio de
Congresos, y después en la gira por Francia y Canadá. Durante más de año
y medio conocerán el ambiente del mundo del espectáculo.
Luc
Besson los descubre en la prensa y les pide que actúen en Taxi 2. Se
convierten en cuatro Ninjas que huyen como un relámpago por una
autopista, saltan de un puente, rebotan en un remolque y desaparecen
ante las narices de la policía. Poder hacer lo que en teoría estaba
prohibido. Esta primera experiencia en el cine, en una película tan
esperada, es ya una aventura magnífica y tienen la sensación de que su
sueño se está convirtiendo en realidad y de que su arte es un auténtico
oficio. Sólo tienen un deseo: repetir la experiencia.
Tras
su primera experiencia con Luc Besson se reúnen con el director y
productor francés en enero de 2000. Luc Besson les pone un apodo a cada
uno. El guión- simple, simplicísimus- va
evolucionando teniendo en cuenta sus sugerencias. La película es una
comedia de acción mucho menos dramática de lo que habían imaginado y que
ofrece una imagen positiva de ellos.
Empiezan
los ensayos. Los Yamakasi son atletas de alto nivel, pero no son
actores. La producción contrata a una profesora particular, Harmel
Sbraire, que ha trabajado con grandes actores franceses. Durante casi
dos meses aprenden a hacer vibrar las palabras impuestas, a combinar
dulzura y energía, emoción y comedia.
En
unos meses ¡a rodar!. El rodaje empieza el 3 de julio de 2000 en
Choisy-le-Roi. La primera escena de la película, la ascensión de la
fachada de los Bleuets, necesitó más de dos semanas de rodaje. Por
primera vez, los Yamakasi están suspendidos de cables.
El
deseo de los Yamakasi es que, aunque se trata de una película, toda la
parte de los saltos tiene que ser realista. Por ejemplo, para la escena
en la casa del médico que lo graba todo en cámaras, no sólo tienen que
escalar, sino que además tienen que enfrentarse con dos doberman. La
escena no tiene ni trucos ni efectos especiales y termina con un salto
de los tres Yamakasi. Tenían tanto miedo, que en cuatro tomas la escena
estaba terminada.
Dieciséis
semanas después, el rodaje finaliza el 10 de noviembre de 2000.
Resultado: algunos moretones, rasguños y un esguince en un tobillo, pero
nada grave y, sobre todo, una experiencia alucinante y un montón de
recuerdos para estos siete jóvenes. "No ponerse nunca en peligro es una regla esencial en este deporte de alto nivel."
La película está interpretada por ellos y otros personajes o actores profesionales. Los Yamakasi son Châu Belle Dinh (Béisbol), Williams Belle (La Araña), Malik Diouf (La Comadreja), Yann Hnautra (Zicmu), Guylain N'Guba Boyeke (Cohete), Charles Perriere (Toro Sentado), Laurent Piemontesi (Tango).
Los profesionales son Maher
Kamoun (Vincent), Bruno Flender (Michelin), Afida Tahri (Fatima), Amel
Djemel (Aila), Abdelkrim Bahloul (Tarik), Nassim Faïd (Djamel), Frédéric
Pellegeay (Fretin), Gérald Morales (Médico de Le Trong), Pascal Liger
(Comisario Orsini), Jacques Hansen (Consejero del ministro).
La película tendrá sus secuelas. El regreso de los Yamakasi : Los hijos del viento (Les fils du vent)
de 2004 es la segunda entrega de este grupo. Esta vez narran una
historia diferente a la película anterior, que transcurre en Asia, donde
quieren abrir un gimnasio para que los niños de la calle puedan
aprender este deporte.
También son protagonistas de un documental: Génération Yamakasi - Vol au dessus des cités dirigido desde el punto de vista de Mark Daniels. En la película Distrito 13 (Banlieue 13) participa
David Belle como protagonista de esta cinta. (el cual fue el principal
desarrollador del parkour o art du deplacement que practican los
yamakasi, fue un miembro alguna vez de yamakasi, por diferencias ante la
película de Luc Besson se separo junto con Sebastien Foucan. Existe
otra y es "El regreso de los Yamakasi".
M. Torreiro en el Diario El País publicaba lo siguiente: "Una
astuta operación de marketing (...) Lo de menos es lo de más: una
intriga de telefilme de sobremesa (...) policías más malos, en todos los
sentidos, de lo permitido y acrobacias que dejan en evidencia lo lejos
que estamos en espectacularidad de la primigenia carpa circense"
Por cierto, el término Yamakasi, que aparenta ser un apellido japonés, es realmente de
origen zaireño, significa en lingala: espíritu fuerte, cuerpo fuerte,
persona fuerte. Cuando el hombre intenta dominar el universo que le
rodea, aprende a conocerse mejor.
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