martes, 16 de diciembre de 2014

El último padrino


Podría haber sido el último Compadre, tal y como nos hubiese comentado Saviano en referencia al nombre que los camorristas dan  a sus jefes, pero maticemos, en este caso nos refererimos a Bernardo Provenzano y a la serie que sobre él hizo Mediaset con el sugerente título Il capo dei capi: L´ultimo padrino (Provenzano, 2008). 
Y es que hay historias que me impactan tanto que generan una necesidad compulsiva de saber más y más. Y eso es lo que me está pasando con la historia de la subida al poder de la Cosa Nostra por parte de los Corleonesis, de cómo Toto Riina pasó a ser Capo dei Capi. Pero uno de aquellos personajes secundarios que rodeaban a Riina se va a convertir en el protagonista real y ficticio de esta segunda parte de esta historia que trata sobre los Jefes de la Mafia Siciliana, en este caso de alguien tan desconocido, tan fantasmagórico como fue Bernardo Provenzano, l ´ultimo capo dei corleonesi. 
Hablamos en este caso de otra miniserie tan biográfica como dramática creada para la televisión en 2008, dirigida por Marco Risi, producido por Taodue Film y RTI y transmitido en Italia en el canal 5, entre el 13 y 14 de enero del año 2008. 
Más tarde fue presentada por el Canal 4 y Mediaset extra. En este caso y a diferencia de la primera son únicamente dos capítulos de noventa minutos que surgieron del guión de Stefano Bises, Leonardo Fasoli y Stefano Rulli, la música de Giancarlo Bigazzi y la fotografía de Marco Onorato. 

Tiene como principales interpretes a Michele Placido como Bernardo Provenzano, a Daniele Pecci como Roberto Sanna, a Micaela Ramazzotti como Eleonora Massa, -Fiore-, Marco Leonardi como Emanuele Africano, -Africa-, Raffaele Vannoli como Andrea Morelli, -Gigante- Ninni Bruschetta como Fabrizio Lorri, -Alfiere-, Nino Frassica como Nino Morra, -Occhiuzzo-. A estos se suman Imma Piro como Saveria Benedetta Palazzolo, Donato Placido como Don Michele Lo Pane, Biagio Pelligra como Don Pippo Cappello, Francesco Benigno como Matteo Canistra, Carmelo Galati como Giuseppe Canistra, Gaetano Amato como Ciccio Manara, Giovanni Martorana como Totò Cicero, Orio Scaduto como Mimmo Matricolo y Alfredo Li Bassi como Santino. 

La historia que parte de las imágenes de las diversas masacres realizadas por la Cosa Nostra tomado de varios programas de noticias se centra en los últimos años de actividad delictiva de un enfermo Bernardo Provenzano, el último jefe conocido de los jefes de la Cosa Nostra siciliana tras de la detención, en enero de 1993, de Totò Riina , una vez convertido en "Il capo dei capi"), y asumido el control total de la Cosa Nostra. y por los miembros del crear un grupo especial de investigación (el Gruppo Duomo) de la Policía de Estado compuesto por veinticinco de sus mejores agentes con la única misión de encontrar y detener a Bernardo Provenzano.  El grupo Duomo había sido especialmente instruidos para encontrarlo y capturarlo. Para la policía, Provenzano, conocido como Zio Binnu y U Tratturi (El Tractor), era un auténtico fantasma cuyo rostro ni siquiera conocían.


La única fotografía en la que se le identifica está fechada en 1958. A pesar de tener un dispositivo especial para dar caza a Provenzano, la policía se enfrenta a uno de sus más difíciles retos: localizar y detener a un capo ‘invisible’del que únicamente habrá noticias veraces hasta momentos antes de su detención llevada a cabo en 2006 por la policía estatal.
Ahora Bernardo Provenzano (Michele Placido), que sucedió en 1993 a Toto Riina a la cabeza de la Cosa Nostra, es el criminal más buscado de Italia. Está mayor y enfermo con un cáncer de próstata. Vaga por las montañas de Sicilia a pesar de que el capo Provenzano sufre enormes dolores físicos y se hace cargo de una organización brutal, pero eficaz. La nueva apuesta desde la detención de Riina es hacia lo sutil e impredecible pues ya no actúa con asesinatos y ataques al estado, sino aliándose con la sociedad más cercana, la de contadini y pastores que viven en las maserías, como él de forma anónima, invisible. El antiguo jefe intenta por todos los medios pacificar a todas las familias mafiosas. Pero , en paralelo, estos intentos de apaciguamiento no evitan que un equipo de la policía llamado Grupo de la catedral, coordinado por el inspector Roberto Sanna (Daniele Pecci), quien junto con un grupo de agentes, formados por una chica, (Micaela Ramazzotti como Eleonora Massa, -Fiore-), y unos cuantos agentes de calle, interpretados por Marco Leonardi como Emanuele Africano, -Africa-, Raffaele Vannoli como Andrea Morelli, -Gigante- Ninni Bruschetta como Fabrizio Lorri, -Alfiere-, investiga para intentar capturar al fugitivo. Sanna, tras la captura de varios "pizzini", descubrirá uno de los escondites de Provenzano, arrestando a un jefe principal y al descubrimiento de las necesidades de medicamentos específicos para el tratamiento contra la próstata y las formas de comunicación mediante pequeños textos escritos por una máquina de escribir.

Cómo brazo derecho, Bernardo Provenzano tiene la desgracia de la detención por parte de la policía de Nino Morra Occhiuzzo- (Nino Frassica) después del asesinato de dos hombres de negocios que estaban bajo su protección.
A continuación, Occhiuzzo rompe con la omertá pasando der ser un hombre de honor y transformarse en un traidor, y comienza a trabajar con Sanna, haciendo revelaciones sobre el plan para transformar Provenzano Cosa Nostra en una organización "invisible" e incluso a dar detalles personales de lo que para la policía es un fantasma desde 1958. Comenta el carácter religioso del Corleonés, sus enormes manos y las vías de comunicación con los suyos. Provenzano, por su parte, se comunica con su esposa Saveria Benedetta Palazzolo (Imma Piro) y con otros a través de su jefe de Pizzini e intenta y , finalmente consigue, hacer la paz entre las familias de la mafia encabezadas por Don Michele Lo Pane (Donato Placido), y Don Pippo Cappello (Biagio Pelligra), esta última que acaba de regresar de los Estados Unidos de América.
Sin embargo, Bernardo está enfermo de próstata, por lo que tras ser atendidos de forma sigilosa por médicos italianos es finalmente operado en una clínica en Marsella gracias a la ayuda de los hermanos Mateo y José Canistrà con los que consigue cruzar el país y retornar al mismo. Sanna investiga y descubre gracias a los pinchazos que el viejo padrino fue a la ciudad francesa a operarse y todo su equipo viene a arrestarlo. Sin embargo, Don Bernardo huye. Poniendo así final al primer episodio.
La llegada de Sanna y sus hombres abre el segundo y último capítulo.Provenzano ha huido del hospital con sus dos hombres. Un vez en la montaña cercana a Corleone Provenzano llegará a la conclusión que Don Michele Lo Pane (Donato Placido) está detrás de la muerte de un miembro de la familia Capello, por lo que ha violado el acuerdo, y así que reúne a todos los jefes de la mafia para hacer la paz, y establece la participación de la Cosa Nostra en la entrada en los grandes asuntos financieros a través de la creación de empresas gestionadas por la Cosa Nostra en Sicilia. Sanna tiene la posibilidad de interceptar la reunión, pero el clan será prevenido, y así surge la sospecha de que dentro de la policía hay gente de la mafia infiltrada.
Esto induce Sanna adoptar otro método de investigación, el arresto de los hermanos Canistrà, Matteo (Francesco Benigno) y Giuseppe (Carmelo Galati). Tras llegar a la conclusión de que Cosa Nostra está detrás o en el negocio - con una empresa en el norte de Italia- para la construcción de un centro comercial (Monte Cavallo), sus bienes serán confiscados.
Sanna ahora sospecha que Provenzano se esconde en Corleone y sigue en su intento de darle caza a pesar Occhiuzzo sostiene que el antiguo padrino (o tío como es llamado por sus hombres) no pueden ser capturados.
Provenzano, por su parte, se reúne con Lo Pane en Corleone, diciendo que viven una nueva etapa en Cosa Nostra, más cercana a los hombres de negocios que a la violencia extrema que caracterizó a los corleonesi en la década de los noventa, bajo en mandato de Riina.
Ahora el negocio está en la construcción del puente sobre el estrecho de Messina. Mientras esto ocurre el grupo de Sanna logra acercarse al clan familiar de Provenzano y entre los pizzini o notas manuscritas, más tarde, tras intervenir colocando cámaras disimuladas por todo Corleone dan con un coche que lleva a Sanna y a su grupo a la guarida del jefe.

Desde el día en que fue capturado, Bernardo Provenzano no habló mucho; sólo reiteró con insistencia una única petición: quería esa vieja Biblia, subrayada y llena de recortes de papelitos adhesivos post-it, porque dijo, en coloquios con los responsables de la administración penitenciaria, que se trata del "libro más bello de todos", y que "no hay que leerlo, sino interpretarlo". 

Así 18 de abril 2006 Sanna y los suyos irrumpen con sus hombres en el refugio de Montagna dei Cavalli, muy cerca de Corleone, la casa de campo en el que se oculta y detiene el padrino de la persona, poniendo así fin a su cuarenta escondite. 

En el lugar de la detención se intervinieron, además de su Biblia, más de 200 pizzini o notas manuscritas (anotaciones y pequeños papeles) que podrían aportar datos de gran interés para los investigadores. Con esto se pone fin a la serie y a los corleoneses, el clan más cruento que haya conocido la Cosa Nostra. 

El rodaje se llevó a cabo principalmente en Siderno, Gerace, Canolo y Caulonia todas ellas localidades de  Calabria.

Me ha gustado esta segunda serie ahora centrada en Provenzano, serie - que por cierto, he visto en taliano, copn la dificultad que para mi tiene esto-  en la que apenas se repiten actores de la anterior, pero en este caso nos muestra  atanto al mafioso como al hombre. Algo curioso que la serie, como ya hizo con su homónima centrada en Toto Riina, nos descubre que estos hombres de honor tan sanguinarios son básicamente eso, hombres. Y se cumple así algo que había comentado en su momento el juez Falcone. “Los hombres de honor no son ni diabólicos ni esquizofrénicos. No matarían a sus madres por unos gramos de heroína. Son hombres como nosotros”, y éste proseguía en los siguientes términos. “La tendencia del mundo occidental consiste en exorcizar el mal proyectándolo sobre etnias y comportamientos que se antojan diferentes a los nuestros. Por contra, si queremos combatir a la Mafia de manera eficiente no debemos transformarla en un monstruo ni pensar que sea un pulpo o un cáncer. Debemos reconocer que se nos parece". Tremendo, pero cierto.  

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