martes, 22 de noviembre de 2016

Vincere, vinceremo


Hace años mientras preparaba una clase de Historia Contemporánea di con un video de Youtube magnífico que contenía en imágenes procedentes de Istituto Luce una verdadera lección de lo que era el fascismo italiano en imágenes, tomando por supuesto como protagonista uno de los términos más repetidos en los discursos del Duce , el término Vincere , o lo que es lo mismo Victoria. De hecho el viedo se completaba a ritmo casi salmódico las palabras Vincere, vinceremo. Me encantó para ponerlo en clase, sin embargo, yo que soy mi mayor censor opté por no embeberlo ya que alguien - claro que un descerebrado- pudiera pensar que era un homenaje al fascismo italiano, algo  que estaba en las antípodas de mis deseos y de mis intereses políticos, así que yo monte mi propia presentación , pero carente de audio. Sin embargo, no puedo desvincular los términos Vincere y vinceremo con el tono y la voz imponente - nunca arrebatadora- del Duce. 

Sin embargo, y desde ahora Vincere será para mi la película de Marco Bellocchio, realizada por este italiano de Bobbio, y ex alumno salesiano en 2009. El cine de Belocchio desde su primera película, o sea, desde hace 51 años tiene su propias señas de identidad:su compromiso con el pensamiento de izquierdas, inconformismo , su crítica a la iglesia y su concepción moral y su mirada crítica hacia la sociedad.

Además de la dirección de Marco Bellocchio , destaca en ella la participación del productor Mario Gianani junto con Olivia Sleiter como productora ejecutiva, a los que se suman Christian Baute y Hengameh Panahi en esta producción para la Rai Cinema ,Offside films y  Celluloid Dreams , con la contribución de la Secretaría de Patrimonio y Actividades Culturales - Ministero per i Beni e le Attività Culturali (MiBAC)- , Eurimages , en colaboración con el " Istituto Luce" , Sofica Soficinéma, y el apoyo de otras tres instituciones , la Provincia Autonoma di Trento , Film Commission Torino-Piemonte y Film Commission Regione Piemonte contando con un presupuesto cercano a los 9 millones de euros.

El guión fue escrito por el mismo Marco Bellocchio basándose en  esta historia que fue suprimida por las autoridades fascistas y que se mantuvo oculta por largo tiempo hasta que el periodista Marco Zeni la hizo pública en un documental de la RAI lo que motivó dos libros (L'ultimo filò y La moglie di Mussolini) que sirven de punto de partida para el guión.

A destacar la música de Carlo Crivelli, la fotografía de Daniele Ciprì , el montaje de Francesca Calvelli , los efectos especiales de Ghost SFX , la escenografía y el diseño de producción de Marco Dentici , el vestuario de Sergio Ballo , el maquillaje de Franco Corridoni, Patrizia Corridoni, Alberta Giuliani, Francesco Nardi y la decoración de Laura Casalini.

El reparto está formado por la bellísima Giovanna Mezzogiorno como Ida Dalser, Filippo Timi como Benito Mussolini / Benito Albino Mussolini - adulto-, Fausto Russo Alesi como el cuñado Riccardo Paicher, Michela Cescon como Rachele Guidi, Pier Giorgio Bellocchio como Pietro Fedele, Corrado Invernizzi como Dr. Cappelletti, Paolo Pierobon como el fascista Giulio Bernardi, Bruno Cariello como el Juez, Francesca Picozza como Ida Adelina, Simona Nobili como la Madre Superior, Vanessa Scalera como la hermana de la caridad, Giovanna Mori como la Alemmana, Patrizia Bettini como la Cantante, Silvia Ferretti como Scarpette rosse o zapatillas rojas, Corinne Castelli como Lacrime o Lágrimas, Fabrizio Costella como Benito Albino Mussolini de niño, Elena Presti como la futurista en la Galería de arte Productora Rai Cinema, Ministerio de Patrimonio Cultural y Actividades Culturales e Instituto Luce Giovanna Mezzogiorno, Filippo Timi, Michela Cescon, Fabrizio Costella, Fausto Russo Alesi

La cinta pudiera ser considerada casi como un biopic de una de las amantes de Benito Mussolini y un relato de los primeros momentos de éste en el Partido Socialista , así como del ascenso del fascismo en Italia.

La historia comienza a principios del siglo XX cuando un Benito Mussolini, todavía un  joven revolucionario socialista que procede del exilio de Suiza, conoce un encuentro casual , un debate teológico sobre la existencia de Dios o no, junto a otras personas a Ida Dalser, una mujer tan pasional como él, que lo apoyará en su lucha callejera contra la monarquía de los Saboya y en su lucha  política socialista inicial , incluso cuando cambia de rumbo y sustituye el socialismo por el fascismo. 

A Benito lo vemos pasar por la lucha en la calle frente a las autoridades y por la dirección del diario oficial socialista, el Avanti, por las calles de Milano, y de ser contrario a la entrada de Italia en la guerra o desear fervientemente la entrada de su país en la misma.  

En estos momentos es Irene "Ida" Ilser una mujer tan hermosa y como apasionada, es la que lo acompaña permanentemente, en la calle, en las manifestaciones y en la cama. La vida le sonreía cuando, en 1913, se lió con un periodista de éxito y aspiraciones políticas. Engreído y ambicioso Benito Mussolini inicia con Ida Dalser un apasionado romance. 

En un principio, Mussolini se apuntó al bando de los que se oponían a la guerra, pero no tardó mucho en pasarse a las filas de los intervencionistas. Su apoyo a favor de la participación de Italia en la intervención armada le valió la expulsión del Partido Socialista y le obligó a dejar la dirección del diario Avanti. En aquel momento, el romance entre la Dalser y Mussolini pasaba por su momento más tórrido. Tras hacer el hacer Mussolini se asoma al balcón y una gran multitud le aplaude: es una fantasía, o una premonición o una certeza personal, porque en ese momento la plaza está vacía, y el futuro Duce está totalmente desnudo, y parece mirar hacia el futuro, con su bella amante.  

De hecho ella está presente en la expulsión del partido cuando Mussolini cambie por la participación de Italia en la Gran Guerra e incluso , un día decide poner a la venta su taller, un salón en Milán, el Salone Orientale di Igiene e Bellezza, que le dio notoriedad y dinero. y poner a la disposición de Benito todos sus recursos para que pueda fundar su propio periódico: Il Popolo d'Italia y así cumplir su sueño: llegar a ser alguien en la vida, pasar a la historia.

Cuando le hace entrega de todo el firma un contrato en el que le promete la devolución de la última lira. Ida espera que pronto le pida en matrimonio y que se casen, especialmente,  cuando le dice que está embarazada  y que van a tener un hijo.

El Duce, concentrado en recaudar fondos con los que financiar su nuevo periódico, repartía el poco tiempo libre que le quedaba entre sus amantes. Y, sobre todo, retoma la relación con su viejo amor, Rachele Guidi, con quien ya tenía una hija. 

En medio de todo aquello, Italia le declara la guerra a Austria y Mussolini parte a luchar al frente. Ida Dalser permanece en Milán: sola, encinta y sin medios económicos con los que mantenerse. El 11 de noviembre de 1915 nace el hijo de Dalser y Mussolini. El pequeño recibe el nombre de Benito Albino. Pero, al enterarse de la llegada del niño al mundo, Rachele Guidi se hunde en una depresión e intenta suicidarse. 

Pero una vez Italia entra en conflicto Benito marcha al frente y es herido en herido en Treviglio 1916. Ida visita a Mussolini en el hospital y allí recibe la información de que ha contraído matrimonio con Rachele Guidi con la que se casó el 17 de diciembre de 1915 que pasó a ser la esposa oficial. La Dalser, por su parte, no termina de creerse que su amado la haya dejado plantada para contraer nupcias con Rachele Guidi. Ante esto intenta matarlo, aunque fracasa, por lo que  cuando el Duce llegue al poder, Mussolini toma la decisión de excluir de su vida tanto a Ida como al niño Benito Albano Mussolini.

Vemos más tarde a Mussolini en la exposición futurista en la que percibimos por un lado el magnetismo del Duce y por otro la cercana pérdida de la realidad. 

Una vez en el poder, Ida y su hijo fueron vigilados por la policía que trató además de destruir todos los documentos que probaban la relación. Ella insistió en hacerse reconocer y validar como la mujer del Duce, incluso públicamente. El futuro dictador, mujeriego incorregible, dejó de inmediato a la mujer y al niño y ante la amenaza de arruinar su carrera política con un escándalo, el “Duce” recluyó a Ida y a su hijo en la distancia.

Ida va por ahí criticando abiertamente a Mussolini y lanzando graves acusaciones contra él. La aún incipiente carrera del Duce se ve amenazada por las imputaciones de la Dalser, que asegura que Francia ha ayudado económicamente a Mussolini a poner en marcha su nuevo periódico, a cambio de que éste presionara desde las páginas del diario para que Italia entrara en la guerra apoyando a Francia. 

Nada ni nadie fue capaz de detener el ascenso al poder de Mussolini, que se convierte en jefe de un movimiento político que muy pronto asume las características de una organización paramilitar en toda regla: los Camisas Negras. 

Pero, ignorando esa orden, la Dalser sigue pregonando a los cuatro vientos que el chaval es hijo del Duce. 

La historia desde este momento gira en torno a Benito Albino Mussolini , hijo de Benito Mussolini,  y de Ida Irene Dalser que marcha al Sopramonte, en el Trentino, que cuando nació formaba parte del Imperio austro-húngaro, a vivir en el silencio y en la distancia junto a su hermana y su marido la lejanía del Duce aunque intentando reclamar siempre ser la primera esposa del dictador fascista Benito Mussolini. Mientras tanto, Benito Albino crece junto a su madre en Sopramonte, bajo la atenta mirada de la policía que les sigue allí donde van. 

La rebeldía de Ida llega a un punto tal que, en una carta a sus superiores, el jefe de la Policía de Sopramonte se atreve a mencionar por primera vez el manicomio como la solución al “problema Dalser”. Pero ella continuó desafiando a su ex amante. 

De hecho, y con motivo de la visita a Trento del Ministro de Educación, el 19 de junio de 1926, la Dalser trata de burlar la vigilancia policial para acercarse al político (al que conocía de sus tiempos de Milán) y pedirle que la ayude a poner remedio a las injusticias de las que es objeto. 

Los acontecimientos se irán sucediendo entre el intento por manifestarse ante la autoridades  fascistas que visitan la zona hasta que  Ida es separada de su hijo y es encerrada en un par de hospitales psiquiátricos, primero en Pergine Valsugana, y luego en la isla de San Clemente  . Pero no lo consigue: antes de poder aproximarse al ministro, es arrestada y recluida en el Psiquiátrico de Trento. Allí permanecerá hasta su fuga, el 15 de julio de 1935, sin dejar ni un solo día de proclamar su lucidez, alegando que su ingreso en aquel tenebroso lugar respondía a una represalia del Duce en su contra para que no volviera a ver nunca a su hijo. 

Allí su locura va a más, junto otras enfermas, siente como el que había sido su gran amor no le corresponde lo que le atormenta.

Mientras su hijo  Benito Albino Mussolini fue secuestrado por las autoridades fascistas, se le dijo que su madre había muerto y fue adoptado a pesar de su tía y tío  por el ex-jefe de policía de Sopramonte, Giulio Bernardi quien le prohibe a  Benito Albino utilizar el apellido de su padre.  

Tras su encierro, el régimen fascista pasa a ocuparse del vástago. Benito Albino es enviado a un internado Carlo Alberto de Moncalieri, donde educan a los pupilos de la aristocracia italiana. El chaval pronto da signos de haber heredado el carácter rebelde de su madre. En el colegio, y a pesar de las órdenes explícitas que ha recibido de no revelar a nadie que su padre es el jefe del Ejecutivo, Benito Albino aprovecha cualquier ocasión que se le presenta para contarlo a sus compañeros. Benito educado en la soledad de un convento en Milán, dónde igualmente irá perdiendo la cabeza progresivamente. 

A pesar de ello, el chico continúa declarándose públicamente hijo del Duce. Además el joven, que ya tiene 17 años, y que muestra una sorprendente semejanza física con su padre y un alto grado de imitación de su padre es abordado por las autoridades fascistas y Bernardi da órdenes a la Policía de Trento de que se destruyan todas las fotografías del chico que circulan por la ciudad. Y, como golpe final, lo enrola en la Marina, enviándolo a la Escuela Naval de La Spezia. 

Por su parte Ida en el manicomio de Pergine, donde lleva ya encerrada nueve años, ya ha escrito miles de cartas a parientes, amigos y autoridades políticas (la inmensa mayoría de las cuales jamás llegaría a sus destinatarios), en las que asegura estar perfectamente cuerda y en las que acusa al régimen fascista de haberle quitado a su hijo. 

Durante siete años, no se le ha permitido recibir ninguna visita, y sus contactos con otros pacientes permanecen limitados al máximo. Pese a las férreas medidas de seguridad, la noche del 15 de julio de 1935, Ida Dalser consigue fugarse del manicomio. Acude a casa de su familia en Sopramonte, con la esperanza de ver a su hijo.

En un momento Ida escapa del centro psiquiátrico ayudado por una monja que siente una lástima infinita hacia ella y vuelve a casa de su hermana y cuñado, donde es nuevamente detenida. Allí ella quiere ver a su hijo, pero se le informa que se ha enrolado en la marina siempre bajo estricta vigilancia y que se encuentra en La Spezia. 

Tres días después de su huida es arrestada por la Policía en la casa de su hermana y cuñado aunque la población local está con ella. Ida sólo pide que le llevan a sanatorio mental de  la Isla de San Clemente, Venecia, donde muere el 3 de diciembre de 1937 según consta el registro por una «hemorragia cerebral».  Los comprobantes de la unión matrimonial nunca fueron hallados. Es enterrada en una fosa común. 

Finalmente sabemos que Benito insistía que el Duce era su padre, razón por la cual fue internado en el asilo de Limbiate, el Psiquiátrico de Milán,  donde murió en 1942 a los 27 años, según algunas fuentes por marasmo (desnutrición), el 26 de agosto de 1942 y con la mitad de peso del que tenía cuando ingresó “voluntariamente” en el centro. 

Los hechos reales que se presentan en esta película surgen de una minuciosa investigación que durante tres años llevaron  a cabo Gianfranco Norelli y Fabrizio Laurenti, dos periodistas de origen italiano afincados en Nueva York, que no realizaron un documental titulado El secreto de Mussolini, que fue emitido por la RAI, la radiotelevisión pública italiana que reconstruyeron la historia de Ida Dalser y del hijo que ésta tuvo con el Duce. 

Esta historia lanzada hace unos años fue la que llevó a Marco Bellocchio a llevar al cine esa cara oculta de la Italia negra, la fascista. Como diría uno de los investigadores “El descubrimiento de la verdad ha comenzado a través de un amigo, que estuvo de vacaciones en Trento y que a su regreso nos contó que allí se hablaba de un hijo de Mussolini que había estado ingresado en un manicomio. Al principio, pensamos que se trataba de una invención”, admite Fabrizio Laurenti, autor junto con Gianfranco Norelli del documental que ha probado que Benito Albino era hijo de Mussolini. 

Laurenti reconoce que ya antes que ellos otros reporteros habían hablado de la existencia de un hijo secreto del Duce que fue internado en un manicomio por orden del líder fascista. “Pero ninguno había conseguido confirmar este hecho de manera oficial”, añade. Sin embargo ahora, y a la vista de las numerosas pruebas documentales que por primera vez han logrado reunir los dos periodistas, no hay duda que valga: Benito Albino era hijo de Mussolini y, a fin de ocultárselo al mundo, él y su madre lo pagaron con su vida. 

Vincere fue estrenada el 20 de mayo de 2009 en Italia, así como en el marco del Festival de Cannes de 2009.

La filmación comenzó en Trento el 12 de mayo 2008 , y durante el verano continuó en Turín , Carignano y Venecia . Valeria Golino, Ambra Angiolini y Nicole Grimaudo audicionaron para el papel de Ida. 

Uno de los aspectos que Belocchio introdujo en la película en combinar lo irreal de la representación con lo real documentado procedente de la mucho documentación existente sobre este periodo recapitulada por el Istituto Luce. Igualmente plantea la idea de mostrar el Cine del momento dentro de su película. Así en momentos puntuales pasa el Christus (1916), en la visión de Mussolini en el hospital, la enorme Maciste alpino contra los autriacos (1916), en la película que ven durante el estallido de la PGM  y que provoca la lucha dentro del cine; El chico (1921) de Chaplin que la ve Ida Dalser en el sanatorio, fragmentos de Octubre (1928) de Eisenstein cuando se habla del peligro de la transformación de Italia en 1917 . Además de las escenas del Istituto Luce, Bellocchio muestra momentos sacados de su otra gran pasión junto al cine y la docencia, la Opera. En concreto el  Inno di Garibaldi (Va' fuori d'Italia, va' fuori stranier). Al año siguiente, en 2010 dirigió para la RAI la transmisión en directo de la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi. 

La Premios ha recibido múltiples premios. Fue elegida por "cahiers de Cinema" como una de las diez películas de 2009, en concreto, la segunda mejor película de 2009 

En los Premios del Cine Europeo obtuvo dos nominaciones al mejor actor (Filippo Timi), y el Premio a la Excelencia para Francesca Calvelli. 

En los Premios David di Donatello consiguió 9 premios, incluyendo mejor director de un total de  15 nominaciones 

En el Festival de Cannes del 2009 fue nominada a la Palma de Oro (mejor película) . En el Festival de Chicago fue  Hugo de Plata al mejor actor (Timi) y actriz (Mezzogiorno) 2009

Obtuvo el Premio Gianni Di Venanzo a la mejor fotografía italiana de Daniel Chipri y en 2010 en el Festival Internacional de Cine de Bari obtuvo el Premio Franco Cristaldi a Mario Gianani , el Premio Mario Monicelli a Marco Bellocchio , Premio Roberto Perpignani a Francesca Calvelli o

En cuanto a las críticas señalar que fueron únanimemente positivas sal vo esta de Natalia Aspesi en La República escrita como crónica al presentación de la película en Cannes. Dijo de ella que "Vincere" no convence y dijo de Timi es casi un ser caricaturesco.

El mismo Bellocchio declaró en la BBC que "La película presenta una contaminación política continua entre la realidad y  la ficción. " 

Ian Freer en las páginas de Empire señala que es "Un relato a ratos emocionante de una historia fascinante y poco conocida. Y el por qué Mezzogiorno no fue considerada en los premios es un misterio. (...) "

Ya en España  Javier Ocaña en las páginas de El País nos dice que la película es "Mastodóntica, fascinante, desequilibrada, hiperbólica e interesantísima (...) Bellocchio resuelve fundir ficción y documental con un golpe de mano de autor prodigioso" 

Para Jordi Batlle Caminal en el diario La Vanguardia   comenta que es un "Melodrama gustosamente desaforado. (...) Bellocchio incendia la pantalla con una puesta en escena uniformemente enérgica, huracanada y operística"

José Manuel Cuéllar en el Diario ABC afirma que es "Un gran trabajo, bello en la misma aspereza que le circunda, sin concesión alguna (...) De nuevo, un gran Marco Bellocchio. (...) "

Ya en Argentina Diego Lerer nos dice en las páginas del diario Clarín que "'Vincere' tiene el sello inconfundible de uno de los últimos representantes del mejor cine italiano, que se suma a colegas-compatriotas como Pier Paolo Pasolini o Roberto Rossellini."

Por su parte Diego Batlle en La Nación habla de "La maestría de Bellocchio está en poner al espectador en época y evitar los recursos psicologistas." 

Luciano Monteagudo en Página 12 afirma que "Bellocchio, a la manera de un cine italiano que se creía perdido, articula magistralmente un discurso en el que se van enhebrando distintos niveles de análisis: psicológico, político y social." 

Volviendo a  Natalia Aspesi destaca algunos aspectos de la película que no le gustaron como el hecho de que fue la "única película italiana invitado a competir en Cannes, dirigida por uno de nuestros directores más dignos y amados, de Marco Bellocchio, y que hasta la mitad de la película le parece  "poco convincente y casi provoca un malestar que no se puede descifrar".  También la crítica italiana de La Reppublica  critica el histrionismo y la caricatura de Filippo Timi  culminando su artículo de 19 de mayo de 2009 declarando que era un film singular.

A destacar en Vincere la puesta en escena del film, que pasa de un  academicismo frío y distante, a unas imágenes turbadoras, ya en la historia de la lucha de Ida con flashes de rostros de mujeres locas -que anticipan el final de la protagonista en el manicomio-, pasando por sobreimpresiones enfáticas de textos propagandísticos, imágenes de archivo que trufan el metraje - no lo entiendan aquí el sentido peyorativo- de la película de manera un tanto anárquica, truculenta, arbitraria que concluyen en un momento dado con la desaparición física de Mussolini a mitad de metraje: desde entonces el personaje se mitifica, se deshumaniza para ser una imagen de archivo documental. El líder en imágenes , que , en ocasiones, es pétreo -como la cabeza de mármol que tira al suelo Benito Albano- desplaza al hombre de carne y hueso.

Junto a esa puesta en escena no olvidar que la película se contextualiza magníficamente con los documentales del Istituto Luce o con los fragmentos de las películas o detalles como la visita del que será el Duce a la Exposición de los Futuristas y como se nos recuerda su adhesión o simpatía a este movimiento que decía que "Nosotros queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad... Queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, la carrera, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo... Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo– el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los libertarios, las hermosas ideas por las cuales se muere y el desprecio a la mujer...”, aunque fuese escrito en febrero 1909, diez años antes de la fundación del fascismo por Filippo Tomasso Marinetti, alma del movimiento futurista. El futurismo, fenómeno genuinamente italiano aunque tuviese seguidores en toda Europa, derivaba estéticamente del cubismo, y fue el primer ismo en autodefinirse y organizarse como un movimiento a través de su Manifiesto, e incluso de un Partido Político Futurista de corta vida, pues se integraría enseguida en el Partido Nacional Fascista.Los futuristas abominaban del pasatismo (el culto al pasado), querían destruir bibliotecas y museos, que les parecían cementerios, y eran entusiastas del emblema de los nuevos tiempos, la máquina y la velocidad. . .estético de un futurismo pueril y aberrante, por la lepra moral de una sociedad podrida desde raíz... · Es en la vista a la exposición donde Mussolini repudia a Ida y con ella acaba el primer gran acto de la película; mientras que el segundo acto, según Liliana Sáez, en escribe que algo queda de su blog El espectador imaginario se centra en el sacrificio de Ida, y por extensión, del pequeño vástago.

Para Saéz "Con un montaje cuyo estilo por momentos recuerda al formalismo ruso, Bellochio consigue un relato efectista, donde se combinan chimeneas de fábricas con torres de iglesias para demostrar un enfrentamiento entre el socialismo y la curia; grandes titulares superpuestos sobre imágenes a color; peleas partidistas dentro del cine donde las sombras de los concurrentes participan en contrapunto con las imágenes de la guerra que muestra el noticiero en la pantalla; el techo del hospital improvisado en la iglesia, donde se proyecta la historia de Jesús, ofrece las imágenes de Cristo y la Madona, que se cargan de contenido al contraponerlas con las de Mussolini y su "amada" esposa...

Con la grandeza de los maestros, Bellochio ha recurrido a los primeros planos para exacerbar las instancias dramáticas, un  sufrimiento que viene aparejado por haber osado entrar en el aura de un ser cuasi divino, cuya pérdida Ida no resigna, a pesar de los consejos de monjas ("Confórmese con haber estado con el hombre que toda mujer desea como marido... o como amante") y médicos ("Sea una mujer normal, obediente, taciturna, dedíquese al hogar").

Igualmente esta crítica vomenta como "Hay algunos puntos flojos, como en todo film que se pretende grandilocuente. Algunos saltos de eje, algunas imágenes efectistas, que no vienen a sumar, como las de las reclusas del psiquiátrico, a quienes vemos como pantallazos mucho antes de saber que Ida será internada allí; alguna inexactitud histórica como el mecanismo de escape que utiliza la Dalser, o la apariencia de los personajes mayores, que no envejecen, mientras Benito Albino crece hasta ser tan joven como sus tíos o su madre... Pero son detalles, nada de esto le quita mérito al film.

Es imponente el poder de sus imágenes (Ida trepada a la reja mientras afuera nieva, lanzando incansablemente sus eternas cartas; Benito Albino imitando a su padre frente al busto que lo representa en la soledad de los pasillos del colegio...), la fuerza de su música (que aumenta su ritmo y volumen con la declaración de la guerra, los himnos partidarios en el cine, el cántico de los chicos que se burlan de la "Mussolina" y adhieren al Duce...), la fibra de sus personajes que operísticamente se presentan como dúos: Benito e Ida, Ida y Benito Albino o como en la segunda parte, los coros,  Ida, y el entorno de Mussolini, las masas de obreros y de represores, en el primer acto; la familia de Ida, las monjas del psiquiátrico y del colegio, las locas, los matones del Duce, en el segundo), el peso de los escenarios (entornos recargados, coloridos y cálidos, en la primera parte, y desolados, austeros, fríos, en la segunda), la composición de las luces (en la calle, cuando Ida y Benito se encuentran; en la cama, cuando ella duerme y su cuerpo desnudo se recorta blanquecino en la oscuridad del ambiente; en el duelo, con el colorido de los rosales y la nube negra que oscurece el cielo fabril...) y la dialéctica de su montaje (con una composición de los planos según los ideales del futurismo). Todo suma. Para Sáez Todo alienta a que Vincere sea una obra inolvidable, un futuro clásico del cine italiano.

Por otra parte, la tentación operística de Bellocchio, ya comentada anteriormente siempre tan constante -y reforzada aquí por una música de Carlo Crivelli adecuadamente pomposa-, encuentra en algunos planos aislados de gran belleza el aliento de una poesía melancólica que parece negar toda la retórica fascista que despliega el film: el plano de Ida subida a las rejas del manicomio mientras nieva, o el bellísimo plano en que esta misma mujer cruza la gruta de rocas paraguas en mano mientras la lluvia humedece todo el encuadre... Son momentos aislados de gran expresividad donde la plástica del director supera el mero esteticismo. Con Vincere, Marco Bellocchio entrega acaso la mejor de sus películas, un trabajo de madurez, asumido, sincero y, lo que es más sorprendente, con razón de ser; y lo hace desde la madurez desde Bobbio con su Laboratorio Farecinema - una escuela de cine y de interpretación- y el Festival cinematográfico de Bobbio Film Festival, que se celebra durante el verano en el patio de Abadía de San Columbano. Laboratorio  que concede un premio "El Ponte Gobbo de Oro", en referencia a los símbolos de Bobbio, la medieval Ponte Gobbo, que premia la película juzgados los mejores de entre los propuestos.

Para el crítico Santiago González "Bellocchio rompe las reglas ortodoxas de la representación y de la sacrosanta "puesta en escena invisible" con un gesto de maestro, inusual en los "biopics", generalmente de rígida factura académica. Como el  plano final de Dalser en el que mira directamente a cámara y mantiene su mirada durante bastantes segundos, interpelándonos a nosotros espectadores. Hablar del pasado desde el rabioso presente, ese el gran reto que Bellocchio resuelve con audacia y talento."

Vincere es un film oscuro, sombrío, nocturno; la noche es la gran protagonista. El retrato que Bellocchio hace del futuro dictador es implacable, demoledor especialmente cuando combina película y documentos reales o se transforma en Mussolini, en Benito Albino, personaje dominante durante la segunda parte del film y que acabará por vampirizarse emulando al otro monstruo insensato que fue Adolf Hitler. Un film que hay que ver. Ya sabes Vincere, vinceremo. 











No hay comentarios:

Publicar un comentario