viernes, 4 de enero de 2013

Pennies from heaven o efectos colaterales de una lectura

Supongo que en condiciones normales no hubiese visto nunca esta película. No me considera un seguidor del género musical, pero reconozco que he estado condicionado por la lectura del libro titulado "Cine o Sardina" de Guillermo Cabrera Infante en la que se califica a está película como la obra maestra desconocida. Es más el autor cubano la calificó de fracaso total, absoluto. He visto esta película condicionado absolutamente por los efectos colaterales de la lectura, y eso que el pasado año fueron tres los musicales que pude ver,disfrutar y comentar en ese primer "Para que no me olvide": Oliver, Moulin Rouge y West Side Story
Dinero caído del cielo es un musical del año 1981. La película se basa en una serie de televisión británica, la BBC, del año 1978. En 1981, Dennis Potter adaptó su propio guión para una película del mismo nombre para el público americano, insertando la historia en el contexto de la Gran Depresión americana y, en concreto, en 1934 en la ciudad de Chicago.

El director de la película era Herbert Ross y el guionista fue el ya citado Dennis Potter, quien para Cabrera Infante era el autor de esta obra. En este musical el coreógrafo fue Danny Daniels. La producción que costó 22,000,000 de dólares USA ($) recayó en Rick McCallum, Herbert Ross y Nora Kaye – ex bailarina y mujer del anterior- con la distribución de la Metro-Goldwyn-Mayer.
La fundamental música fue creada o adaptada por Ralph Burns, Con Conrad, Marvin Hamlisch y Billy May. Resaltar que su banda sonora de canciones se compone de 18 canciones de los años 30 cantadas entre otros por Bing Crosby, Arthur Tracy o Fred Astaire.

Las canciones que aparecen a lo largo del film son las siguientes: Elsie Carlisle, with Ambrose & His Orch. - The Clouds Will Soon Roll By; Sam Browne and The Carlysle Cousins - Yes, Yes!; Connee Boswell - I'll Never Have to Dream Again; Fred Latham, with Jack Jackson & His Orch. - Roll Along Prairie Moon; Bing Crosby - Did You Ever See a Dream Walking; Arthur Tracy el tema central de la película Pennies from Heaven; The Boswell Sisters, with Tommy & Jimmy Dorsey - It's the Girl; Ida Sue McCune - Love Is Good for Anything That Ails You; Rudy Vallee & His Connecticut Yankees - Let's Put Out the Lights & Go to Sleep; Dolly Dawn, with George Hall and His Orchestra - It's a Sin to Tell a Lie; Helen Kane - I Want to Be Bad; Walter Harrah,Gene Merlino,Vern Rowe,Robert Tebow - Life Is Just a Bowl of Cherries; Irving Aaronson and His Commanders - Let's Misbehave; Ronnie Hill, with Primo Scala's Accordion Band - Serenade in the Night ; Jack Buchanan & Elsie Randolph - Fancy Our Meeting; Fred Astaire - Let's Face the Music and Dance; Steve Martin - Pennies from Heaven; y Lew Stone and His Band - The Glory of Love.


La magnífica fotografía fue obra de Gordon Willis, mientras que el montaje fue de Richard Marks. La película fue protagonizada por actores que, como dice Cabrera, dicen más cantando que en sus escasos diálogos, y son Steve Martin, Bernadette Peters, Christopher Walken , Harper Jessica, John McMartin, Vernel Bagneris, Robert Fitch y Tommy Rall. 
La historia de la película es la siguiente. Estamos en 1934, Arthur Parker (Martin) un vendedor de partituras musicales de Chicago está pasando un momento difícil, tanto en su trabajo como en su matrimonio con su esposa Joan (Harper). Su negocio está fallando y Joan se muestra inapetente ante el envite ardoroso de Arthur, además de negarse a darle el dinero que heredó de su padre para iniciar su propio negocio. Ella lega que es para su jubilación. El sueño de Arthur es vivir en un mundo que es como el de las canciones que él intenta vender. Y si la realidad cruda y cruel no le responde, él se la imagina y la recrea. 
Tras salir de casa enfadado por la rigidez moral y amorosa de su esposa marcha a un banco, solicitando un préstamo para poder montar su empresa. Pero el director se lo niega dado su nulo aval. A pesar de ello fantasea con que el director se lo concede, introduciendo para ello un baile muy al estilo de los 40 y 50 con las coreografías y las piernas de las chicas cantando "¡Yes! ¡Yes!".

En sus viajes de negocios, intentando colocar sus partituras, además de recoger en su coche a desarraigados como un acordeonista vagabundo, Arthur conoce a una tímida maestra de escuela, hermosa pero sencilla, Eileen (Peters). Arthur expresa su atracción instantánea con la canción de Bing Crosby " Did You Ever See a Dream Walking (¿Alguna vez viste un sueño caminando?". 
Arthur se encapricha con la chica, pero vuelve a encontrarse con el músico hambriento y vagabundo. Lo invita a comer en un restaurante de carretera el “Jimmy´s dinner” y durante la comida se produce el milagro musical, en el momento en el arcodeonista (Vernel Bagneris) mira hacia arriba y canta/baila dentro y fuera del restaurante una conmovedora, emotiva y feliz "Pennies from heaven" – la canción de Arthur Tracy de 1932- mientras caen del cielo una de oro – pennies- haciendo creer a todos que pueden obtener lo que desean y que esto vendrá como dinero caído del cielo. Sin embargo, Arthur se muestra cruelmente realista y rompe el encanto del momento llevándonos nuevamente a la amarga realidad.

Más tarde vemos que Eileen es una buena chica y en el Colegio formaliza sus clases aunque también en sus sueños se lanza al canto y al baile de manera espectacular. Arthur obsesionado con ella la busca y la encuentra. Él la convence con su labia y sus mentiras de que él la ama, la seduce, y se embarcan en una aventura corta.
Tras la intensa relación Arturo le abandona y vuelve con Joan, que, desesperada por retenerlo, se compromete a ceder a sus apetitos y juegos sexuales y a darle el dinero que él quería para montar una tienda de discos. Arthur , lógicamente, niega su relación, aunque Joan está seguro de que está mintiendo, cantando " It's a Sin to Tell a Lie (“Es un pecado decir una mentira"). Eileen es optimista acerca de su relación con Arthur, imaginando que lleva su clase en "El amor es bueno para todo lo que te aflige", pero ella se queda embarazada y es despedida.
Poco tiempo más tarde, Arthur que ha montado la tienda en la que no entra nadie, marcha el pueblo en el que vive Eilieen, desconociendo su estado laboral y profesional. Allí le vuelve a mentir y le vender tan falsas promesas como erróneas direcciones. Más tarde, ella marcha en su búsqueda pero, sin lugar a donde ir, entra en un bar, una “güisquería” de las de antes, pide una soda, y a pesar de que el barman le pide que se valla un elegante proxeneta de nombre Tom (Walken) se le acerca. Eileen se siente atraído por el malvado Tom (de la misma manera que ella se sintió atraído por Arthur), y fantasea con él cantando y bailando un espectacular " Let's Misbehave (Vamos a Misbehave) para ella. La atracción termina allí, sin embargo, ya que es bastante claro que Tom va en serio, y se encarga de que ella tuviera un aborto.
Un día Arthur encuentra en la calle haciendo la calle a Eileen. Ahora se hace llamar "Lulu". Es una prostituta y ha adoptado una manera agresiva con los hombres. Ellos reanudan su romance, y Eileen deja a Tom y su vida sórdida. Impulsivamente, Arthur la convence para huir juntos. Al no haber podido vender su negocio, Arthur y Eileen entrar en la tienda de una noche y rompe sus registros fonográficos y discos (a excepción de "Pennies From Heaven"). Para complementar sus ingresos, Eileen se mantiene como prostituta a pesar de las objeciones de Arturo.
Mientras tanto, una niña ciega que aparece en un breve momento en la película en relación a Arthur, es violada y asesinada por el acordeonista vagabundo (Vernel Bagneris) que Arthur recogía Arthur a principio de la película. El inocente Arthur (que se cruzó con la chica antes del asesinato) es acusado de ese crimen.
Más tarde cuando Arhur e Eileen se las prometen felices es capturado y condenado por el crimen. En la horca, recita tristemente la letra de la canción "Dinero caído del cielo", como si tratara de decirle al público que no debe resignarse con su triste vida y que debe tener esperanza en un futuro mejor. En una fantasía final, Arthur y Eileen termina en un conjunto final de ensueño feliz de "The Glory of Love", con Arthur diciendo: "Hemos trabajado muy duro para no tener un final feliz." Títulos de crédito y fin de la película.
Este fue el primer papel dramático de Steve Martin en una película. Martin había visto la miniserie original y consideró que era "la cosa más grande que había visto". Se entrenó durante seis meses aprendiendo a bailar “tap” o claqué. Christopher Walken se formó como bailarín en su juventud y era capaz de utilizar sus habilidades de baile – como se aprecia en la película durante la canción de Let's Misbehave como ya mostró alguna vez en un videoclip que de nombre no recuerdo.

De acuerdo con un artículo de 1990 publicado en The Times, la MGM impuso unas leoninas condiciones tanto al guionista como a la BBC. Obligó a Dennis Potter a reescribir el guión 13 veces y le obligó a volver a comprar los derechos de autor a la BBC, por el que pagó BBC "algo más de 100.000 dólares". Además, MGM prohibido la difusión de la producción original de la BBC durante diez años. Alrededor de 1989, y a instancias de Alan Yentob, el controlador de la BBC2, el productor Kenith Trodd fue capaz de recomprar los derechos de la MGM por "una suma muy considerable."
En febrero de 1990, la BBC retransmitió la versión original, por primera vez desde 1978. En el mismo artículo del Times, Trodd declaró que Bob Hoskins y Cheryl Campbell, las estrellas de la serie original, "estuvieron terriblemente molestos por no haber sido consideraros para la película. Creo que todavía culpan a Dennis ya mí de alguna manera, pero no había forma de discutir el punto con MGM. "

El estilo de la película equilibra la desesperación gris de la era de la depresión y la vida de los personajes tristes con colores brillantes de fantasía onírica secuencias musicales de lujo. Los personajes comienzan a cantar y bailar para expresar sus emociones. Por ejemplo, Eileen se convierte en un cantante vestida de antorcha de plata en su aula, con sus alumnos y sincroniza con los labios y la danza ("El amor es bueno para cualquier cosa que te aflige"). Tom seduce a Eileen con un toque de baile striptease en la parte superior de una barra ("").Lo mismo ocurre cuando Arthur y Eileen van al cine a ver Sigamos la flota y terminan bailando en ropa formal, primero entre ellos, y luego con Fred Astaire y Ginger Rogers el principal número musical de la película: "Vamos a Face the Music and Dance".
Todas las canciones están sincronizados con los labios, excepto cuando Martin canta la canción que da título al final. Igualmente resaltar que esta película recrea cuatro pinturas como cuadros vivos de la película: dos de Reginald Marsh (Hudson Bay Fur Company y 20 Cent ) y otro par de las solitarias y silenciosas obras de Edward Hopper (New York Movie y Nighthawks). Tres de los cuatro fueron pintados después de 1934, pero todas representan escenas en Nueva York en lugar de la configuración de Chicago de la película.

La película fue un fracaso comercial como relató Cabrera Infante. Recaudó poco más de 9 millones de dólares en la taquilla frente a un presupuesto de 22 millones. Pero posiblemente la MGM se equivocó en la distribución de la misma. Cuando se le preguntó a Steve Martin en la revista Rolling Stone sobre el fracaso de taquilla de la película, éste dijo: "Estoy decepcionado de que no se convirtió un éxito de taquilla y yo no sé qué tiene la culpa, que no soy yo y no una comedia".
Esta fue la segunda película de Martin como papel protagonista en una película, después de 1979 la exitosa comedia la Jerk, y los fanáticos estaban confundidos al ver a Martin en un papel serio.
La película recibió buenas críticas en Estados Unidos y en España . La película recibió una crítica entusiasta por Pauline Kael en The New Yorker: "Pennies from heaven es la película musical más emocionante que he visto. Es una mitología estilizada de la depresión que utiliza las canciones populares de la época como expresión de los anhelos más profundos de las personas - para el sexo, para el amor, para el dinero.... nunca hubo un momento en que no estuviese fascinado por lo que estaba sucediendo en la pantalla ". Kael señaló además que" los números de baile son divertidas, sorprendente y hermosos a la vez , y varios de ellos están a punto de perfección".
La película tuvo sus premios y reconocimientos nacionales. Fue nominada en tres apartados para los premios Oscars de ese año. El guionista Dennis Potter fue nominado para el Premio de la Academia 1981 para escritura adaptó el guión, pero perdió ante “El estanque dorado”. Además de Potter, lo fueron Bob Mackie (Mejor diseño de vestuario), y Michael J. Kohut, Jay M. Harding, Richard Tyler y Al Overton Jr. al mejor sonido. Los Globos de Oro fueron más exitosos pues Bernadette Peters ganó el Globo de Oro como Mejor Actriz de Cine de Comedia o Musical por su papel de Eileen Everson, maestra de escuela convertida prostituta. Recibió igualmente dos nominaciones a la Mejor Película, en el apartado de Comedia / Musical y al Mejor Actor de Cine de Comedia / Musical para Steve Martin. También la Boston Society of Film Critics Awards premió la fotografía de Gordon Willis (, finalmente, la Sociedad Nacional de Críticos de Cine premio al mismo Gordon Willis por su fotografía.

En línea contraria estuvo la opinión de uno de los protagonistas indirectos de la película. Fred Astaire, que se sintió impotente para impedir la reutilización de su material antiguo. El detestaba la película afirmando que "Nunca me he pasado dos horas más tristes de mi vida Cada escena era barata y vulgar No se dan cuenta de que los años treinta fueron una edad inocente, y que (ésta) te hace llorar, es tan de mal gusto ".
En España la crítica llegó a desconocer la película hasta que llegó Guillermo Cabrera Infante reivindicándola. El viernes 9 de septiembre de 1983 escribía Leopoldo Alas un artículo en el diario “El País” titulado Pennies from Heaven. El artículo decía lo siguiente: 
"Escribo a quien me lea por la necesidad de darle a conocer una obra maestra del cine. Durante el cursillo que dirigieron la pasada semana en Santander (UIMP) Guillermo Cabrera Infante y Vicente Molina Foix tuve el privilegio de presenciar Pennies from heaven, película dirigida en 1981 por Herbert Ross y que, al parecer, fue un fracaso en EE UU (ya que dejó pronto de exhibirse).A mi juicio, Europa debería rescatarla, y desde aquí hago un llamamiento a distribuidores y exhibidores. Nos gustaría tanto como allí disgustó, nos enamoraría por su novedoso planteamiento: los números de esta comedia musical no son metáforas realizadas de sueños, sino, simplemente, metáforas irreales de un único sueño. Con sutiles matices de inquietante anormalidad y tintes de prosaica tristeza se van sucediendo secuencias maravillosas en las que los protagonistas, enjaulados en tiempos de crisis (1929), cantan sin sus voces, bailan sin sus cuerpos en un mundo soñado e invadido por la sola idea del dinero. Allí hay monedas gigantes que giran al ritmo de bailarinas y peniques que caen, como lluvia, del cielo. Y hay un director de banco que regala -enloquecido- bolsas repletas de dinero, mientras canta con voz de corista. Pennies from heaven es una terrible realidad cotidiana presidida por miedos y es también un sueño contaminado por esos mismos miedos que presiden la realidad. Soñar ya no es evadirse (como en los viejos tiempos del kitsch). Soñar es ahora seguir estando -de otra forma en el mismo mundo sin fisuras, totalizador- en la red que todo lo abarca. Soberbiamente realizado, este gran homenaje al cine musical es a la vez dos cosas: un espectáculo inolvidable y un guiño de la inteligencia... de Herbert Ross".
Tres años más tarde, Octavi Martí en ese mismo diario publicaba (29 de junio de 1986) lo siguiente:
"La presentación de Pennies from heaven en el marco de la Semana de Cine (de Barcelona) ha servido tanto para demostrar que los problemas del certamen no son exclusivamente de programación, como para que los apenas 200 espectadores salieran de la sala convencidos de que la película de Herbert Ross es, tal y como la definió un espectador avisado, la noche del cazador de los 80, es decir, una joya que se descubrirá con 20 años de retraso. Producida por la Metro en 1982, Pennies fron heaven es un extraordinario, atrevido y extraño musical lastrado por un lógico fracaso estadounidense. El filme es demasiado pesimista, está demasiado modificada la proporción de glamour y drama para que el producto resultante sea admisible para el público que asocia el musical con el entretenimiento puro. Aquí las canciones, los números coreográficos o cantados, son optimistas y entroncan con la tradición hollywodiense, pero aparecen unidos a secuencias de tono realista, matrimonio contra natura entre los más sombríos alegatos sociales de la Warner y los más disparatados dibujos geométricos de un Berkeley, todo pasado por un culterano filtro pictórico que cita, explícitamente, a Edward Hooper y su Nighthawk. El resultado es emocionante y bello.
En “El cultural" del diario "El Mundo” Manolo Marinero publicó que la película era un "Genial musical a la antigua usanza" Literalemente dijo
Después de Cabaret ya nada volvió a ser igual dentro del género. Los musicales se hicieron dramáticos y crepusculares (New York, New York), sombríos y mortuorios (Nina) -interpretados ambos por Liza Minnelli-, cuando no meros exorcismos necrofílicos, como el que el propio Bob Fosse se construyó para sí mismo en All That Jazz: notables y paradigmáticos brotes manieristas que preludian la irrupción posterior de la posmodernidad, instalada ya definitivamente en los albores de los años ochenta, cuando Herbert Ross filma la primera revisión dramática del “musical a lo Busby Berkeley” (Pennies from Heaven), pesimista y durísima radiografía de la América de la Gran Depresión, cuya propuesta narrativa sugiere que, a partir de entonces, la música y el baile ya no tendrán sitio en la realidad, por lo que sólo podrán habitar en la cabeza de los personajes, como de hecho han venido a confirmar, recientemente, Bailar en la oscuridad (Lars Von Trier) y Chicago(Rob Marshall)”.
Para acabar uno de los íntimos de Cabrera Infante, José Luis Guarner, homenajeado por el escritor cubano en la obra antes señalada , publicaba en la revista Fotogramas que “Pennies from Heaven” era "El último gran musical de lo que cabe llamar 'La edad del cobre'."

Se trata de una película con números musicales que homenajean a Bubsy Berkley y con una reconstrucción de época increíble. Una triste historia de la Gran Depresión, en la protagonista se pasea por los escenarios de la miseria, de la soledad, de la insatisfacción, de la desesperación y lo hace con la convicción interior de que está viviendo como en un gran romance, y que se convierte por arte de magia en un manual de cómo deslizar los pies por las nubes sin abandonar el suelo.

Así es esta película a la que llegué gracias a esos efectos colaterales que tiene la buena literatura firmada por un grande que al poco de ser premiado con el Cervantes nos dejó tomando la dirección contraria a la de los "pennies".

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