miércoles, 3 de julio de 2013

Cosas que aprendí en el CNICE


Hace años hice un curso del CNICE sobre El cine como recurso didáctico. Allí estudiamos el papel de los inventos y de la tecnología en el inicio del cine, el papel fundamental de los hermanos Lumière así como el de Georges Méliès en cuanto supera la idea del cine como espectáculo de barraca de feria pasa a ser un espectáculo en sí mismo. Cuando el cine se extendió por otros lugares, Gran Bretaña, sería uno de aquellos donde mejor se recepciona. Y dentro de aquellos personajes que favorecen su arraigo destacaba el temario el papel de James Williamson y su película Attack on a China Mission. 

De hecho leí que la primera película narrativamente moderna de la historia del cine se rodó en Gran Bretaña alrededor del año 1900 y que la misma estaba dirigida y producida por James Williamson. Llevaba como título Ataque a una misión de China. Originariamente el filme duraba unos cuatro minutos, sin embargo del mismo se conserva únicamente algo así como un minuto y 25 segundos. De lo conservado vemos a una pareja, al parecer miembros de una misión que salen a pasear en los jardines de un edificio – supuestamente la embajada británica o una misión británica en Pekín o, supuestamente, en cualquier lugar de China-. Durante su paseo por los jardines se aproxima un boxer, un chino opuesto a la presencia colonial extranjera sobre su país . De inmediato se inicia el ataque a la casa por parte de los boxers que intentan tomar el edificio. Un militar británico se enfrenta cuerpo a cuerpo con los boxers, mientras que algunos entran en la delegación o "mission". De pronto vemos en la escena externa una compañía británica que va en apoyo de los habitantes de la embajada. En el exterior se produce un tiroteo con explosiones – parece ser que facilitadas por el propio Williamson que como químico consiguió escenas de luchas totalmente realistas- , así como un desplazamiento de las tropas británicas en el exterior del edificio. 

Se sabe que el director y fotógrafo de la misma fue el ya nombrado James Williamson que también actuará como productor por medio de su compañía Williamson Kinematograph Company. La película se presentó en sociedad en el Ayuntamiento de Hove el 17 de noviembre 1900 y dicen que tuvo tanto éxito que el público (infructuosamente) exigió repetir la prueba en el acto. 

Para Michael Brooke del BFI Screenonline, la película "fue un gran salto adelante en el estilo, el contenido, la técnica y la ambición del cine." El historiador de cine John Barnes afirmaba que tenía "la narrativa más desarrollada de cualquier película hecha en Inglaterra hasta ese momento". De entre sus novedades estaban el uso de planos diversos, por ejemplo, la entrada a la misión desde dos perspectivas diferentes o el desplazamiento o distribución de los solados ingleses o el uso de dos docenas de artistas. Digamos que parte de su valor es la apuesta por el espectáculo a través del movimiento algo que más tarde entenderían magníficamente los cineastas americanos y franceses. 
Parece ser que el director, estuvo inspirado por el presentismo de la historia – la rebelión boxer estaba ocurriendo en tiempo real – y por la actitud para narrarnos el momento iniciada por Georges Méliès mediante el documental dramatizado llamado " L'Affaire Dreyfus” (1899). Por lo tanto Williamson hizo la película para satisfacer una demanda pública percibida de imágenes de la Rebelión Boxer, que comenzó en los primeros meses de 1900. Para recrear la situación buscó como escenario una casa abandonada llamada Ivy Lodge en la localidad de Hove. La película debería ser absolutamente realista por lo que se preocupa por tirar de su experiencia como químico para conseguir los falsos disparos y las explosiones. Fue protagonizada por Mr. James , Mr. Lepard y Florence Williamson así como un gran número de extras. 
Sin embargo, más llamativa por su contenido me ha parecido la segunda película que he visto y que lleva como título The Big Swallow (también conocida como El gran trago o La gran golondrina o Una contorsión fotográfica). 

Se trata de una película británica de 1901 corto silencio comedia, dirigida por James Williamson. La breve película muda, de 1 minuto y 8 segundos nos muestra a un hombre irritado que le habla a la cámara o se queja ante la presencia de un fotógrafo, y que resuelve su aparente "disquisición" tragándose la cámara y con ella al fotógrafo. Tras ello se produce un fundido en negro, y luego se produce la vuelta del devorador protagonista que se retira masticando y expresando su gran satisfacción. Lo curioso es el acercamiento progresivo hacia el espectador, entrando en tal extremo primer plano que su boca abierta llena la pantalla, que se queda en negro. 

Esta innovadora película fue también obra del director escocés James Williamson, uno de los pioneros en la industria del cine que también actuará como fotógrafo de la misma. La película fue creada por la Williamson Kinematograph Company en Octubre de 1901. El protagonista de la película es Sam Dalton y aparentemente el cámara devorado tuvo que ser James Williamson. Parece ser que Williamson originalmente transformaba películas de otros directores pioneros, pero luego comenzó la producción de sus propios filmes, en parte cuando entró en el negocio de fabricación de equipos de cine elaborados gracias a su hijo ingeniero, Stuart. 

Posiblemente la gran aportación Williamson fue el uso de de la continuidad de acción a través de múltiples disparos creando así una gramática básica en la narración, en este caso breve de una película. Parece en este sentido anteponerse a Edwin Porter, el director de "El gran robo del tren", de 1903 que siempre ha sido considerado como el iniciador de este sistema o técnica dos años antes de la obra de Porter. 


Para Michael Brooke del BFI Screenonline, se trata de "una de las películas británicas más importantes en los inicios de su cine al explotar Williamson deliberadamente el contraste entre el ojo de la cámara y de la audiencia que está viendo la película". Williamson con este film presenta la idea de lo que es un primerísimo o extremo primer plano fotográfico tan trascendente como el del globo ocular cortado de Buñuel en “Un Chien Andalou” (1929), y ¿por qué no? Pudo influir en el movimiento surrealista". 





De ese mismo año es otra película de título Stop Thief (¡Al ladrón!), una película muda de casi dos minutos que posee un carácter mucho más narrativo. En ella James Williamson utiliza tres escenarios, dos protagonistas principales (el ladrón y el asaltado), varios extras dos mujeres y dios niños, así como cuatro perros, y toda una historia de persecuciones. Nos encontramos como el mismo actor que en The Big Swallow, Sam Dalton, con la misma productora, Williamson Kinematograph Company, y el mismo productor, por lo tanto. Pero eso sí, tenemos una película narrativamente mucho más elaborada, creadora ya incluso de un género que tendrá un éxito absoluto en el inicio del cine: el de la persecución entre uno – el carnicero- y otro el ladrón- el pobre hambriento. 

La historia nos muestra a un vagabundo que intenta conseguir comida a cualquier precio y para ello asalta a un carnicero que lleva la carne por mitad de una calle. Tenemos así el primer escenario. Tras esta breve presentación se inicia la persecución del vagabundo por parte del carnicero que se desarrolla en otro entorno, una calle con viviendas – el segundo escenario- y espectadores. A la persecución se suman varios perros. Y llegamos al tercer escenario con un barril, lugar en el que se refugia el vagabundo con la carne y en el que penetran igualmente los perros "persecutores". Tras ellos llega el carnicero que , de este tercer escenario, va sacando inicialmente a los perros y tras ellos al vagabundo al que va quitando sus harapos. Michael Brooke del BFI Screenonline estamos ante una nuevo lenguaje cinematográfico, una nueva manera de contar historias, sin precedentes, y con una alta sofisticación emocional. 
Nos presenta acción continua y dramática de alta velocidad. Tenemos un claro inicio que nos sirve de presentación (el robo del vagabundo de la carne), un nudo – la idea intermedia- (la persecución a través de la pueblo), y el desenlace o final (el enfrentamiento entre las partes después de esconderse en un gran barril). A esta historia se une la ironía dramática (la participación de los perros que están ayudando al carnicero) y los gags de la incorporación en la persecución de los animales.¡Al ladrón! Es un film completamente comprensible sin intertítulos o acompañantes de una explicación para entender el contexto, el título de la película resume tanto la situación y dar una voz silenciosa a las únicas palabras que se pronuncian en la pantalla. 
Por último en esta triada de películas de 1901 que tienen como común denominador el papel en la dirección de James Williansom es la película Fire! O ¡Fuego! otra de las obras del pionero James Williamson. Estamos ante una película más larga, de 4.45 minutos, y en la que encontramos la mano de Willianson como director, como fotógrafo y como productor, con su empresa habitual, la Williamson Kinematograph Company. 
Desde el primer momento descubrimos un incendio a través de un policía que al ver humo se aproxima a la casa en llamas. Desde allí se dirige a la Fire Station de Hove , o sea, a lo que nosotros llamamos bomberos que alertados salen en tropel con sus carros para parar el incendio. 

Los coches de bomberos se desplazan por la ciudad a velocidad y lo vemos por medio de uno de los primeros grandes travellings de la historia del cine( observamos el recorrido completo de los carros por toda la avenida). 
Mientras tanto el fuego se extiende por la casa y vemos como un hombre ser encuentra atrapado por el fuego en una habitación sin poder salir. En ese momento descubrimos a uno de los bomberos que está abriendo la ventana. El bombero entra en la habitación y con su manguera intenta aplacar las llamas que se expanden por la misma mientras la persona que dormía se encuentra desmayado sobre la cama. 

Tras controlar el fuego el bombero toma en sus brazos al habitante de la casa y lo saca por la ventana para bajarlo por medio de una larga escalera. Mientras tanto, el resto de bomberos actúa desde el exterior mojando la fachada de la casa. En esto que el señor – ya recuperado- intenta mediante aspavientos informar que alguien queda en la casa y, efectivamente, un bombero saca a una niña desmayada y que es recogida por su padre que con ella en brazos desaparece ante la cámara. 
Pero la historia no acaba aquí, pues segundos más tarde una persona se presenta por la ventana, pues sigue en el interior de la cada. Al no estar la escalera los bomberos disponen de una lona. La persona salta desde la ventana al vacío y es recogida por los bomberos que tras capturarla se la llevan en volandas fuera ya de plano. Y así acaba el filme. 
Se trata de una película planteada en cinco escenarios. Además se presenta con una auténtica secuencia cronológica al impulsar una narración coherente a lo largo de sus cerca de cinco minutos. Williamson también crea suspense, mostrando al público el alcance del fuego desde el primer momento, lo que aumenta la sensación de urgencia con la llamada a los bomberos (que carecen de esta información privilegiada), la salida de la estación, el interior de la casa y la actuación en el exterior de la misma con el éxito final. La película fue lanzada junto con ¡Al ladrón! (1901), lo que nos permite ver en la dirección de Williamson el inicio del camino narrativo por el que irá el cine a lo largo de su ya más que centenaria historia. Por cierto, la casa parece ser que es Ivy Lodge en Hove, la misma que vimos en Ataque contra una Misión de China (1900).
Ya veis las muchas cosas que pude aprenden con este curso del CNICE del que, por cierto, publicaron mi trabajo final. Fue sobre la película Germinal, pero de esa hablaremos otro día. Hoy no toca. 

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