martes, 21 de octubre de 2014

Grabando (REC)


Hay campañas publicitarias buenas, y otros que son mejores. La de [REC] fue de las mejores. Fue realmente una campaña viral cuando oficialmente ni existían. El boca a boca, los foros, los asistentes aterrorizados a las salas fueron los grandes divisores de esta película.
Yo tuve noticias de ella cuando en el mes de diciembre en el Telediario de Antena 3, Matias “Matiitas” Prats como lo llamaba mi abuelo, junto a Susana Griso, comentaban los efectos de la película en los asistentes en la casa. Las reaccciones de la gente, sus gritos, sus semblantes del horror fue el espaldarazo definitivo. La película era ya un éxito. Estaba claro que Jaume Balagueró ya apuntaba maneras con su película anterior, Los sin nombre.
Sin embargo, [REC] fue su espaldarazo como cineasta. [REC] es una película española de terror dirigida a la limón por Jaume Balagueró y Paco Plaza y está rodada como falso documental. La idea para la película surgió un día de verano mientras tomaban una cerveza y un vermut en una terraza. Se plantearon que podría generar más miedo. La conclusión se ve durante la película.
El estreno en España fue el 23 de noviembre de 2007. Además de Jaume Balagueró y Paco Plaza contaron con Fernando Izquierdo como Ayudante de dirección y Gemma Fauría en la Dirección artística. El guión fue cosa de Jaume Balagueró y Jordi Galcerán, mientras que la producción recayó en Julio Fernández como representante de Filmax invirtiendo en ella 7,5 millones de euros.
La música fue asumida por Carlos Ann y el sonido, más importante en esta película que la música es de Xavier Mas. En esta película un papel fundamental lo juega el maquillaje, labor de Lucía Salanueva, igual que la Fotografía en manos de Pablo, ese Pablo que no vemos , pero que es Pablo Rosso. David Gallart es el encargado del montaje y Glòria Viguer del Vestuario. Efectos especiales estuvieron a cargo de David Ambit, Enric Masip y Alex Villagrasa.

El elenco lo encabeza un grupo de actrices y actores noveles como Manuela Velasco, Ferran Terraza, Jorge Serrano y David Vert. Hay otro que no vemos su cara pero que está, es Pablo Rosso.
La película fue un éxito total a nivel nacional e internacional, pues la recaudación alcanzó y superó los 32 millones de dólares. Todo un éxito, insisto.




La película es narrada por una periodista , la reportera Ángela Vidal y un operador de cámara, su camarógrafo Pablo, que, en principio, van a documentar cómo es la vida nocturna de una estación de bomberos en una noche cualquiera con la esperanza de grabar alguna misión importante.

Matan el tiempo realizando entrevistas, grabando la cena de los bomberos y esperando a que haya una alarma que le dé vida al reportaje. La ansiada alarma interrumpe un partido de baloncesto y los reporteros acompañan al equipo de bomberos al lugar del aviso. Entonces, el cuartel recibe una llamada de emergencia de un edificio, que responden dos bomberos acompañados de los periodistas acudiendo al lugar de la llamada sin saber qué encontrarán.
Al llegar allí, hay en la puerta una patrulla de policía que se interna en el edificio junto a los reporteros y a dos bomberos, Manu y Álex.
En la entrada, los vecinos les explican que llamaron a emergencias asustados por los escalofriantes gritos de la señora Izquierdo, una anciana vecina. De camino al apartamento de Conchita Izquierdo, los agentes policiales muestran su incomodidad ante la cámara de Pablo.
Cuando logran forzar la puerta, encuentran a la anciana cubierta de sangre al fondo del pasillo. El policía más veterano: Vicente, habla con ella para indicarle que la bajarán a la ambulancia, pero la anciana sufre un ataque de ira y, en un descuido, le arranca de un mordisco un pedazo de piel a Vicente.

Cuando se intenta evacuar al policía para atenderlo y detener la hemorragia, se encuentran con que el Ministerio de Sanidad ha puesto el edificio en cuarentena y nadie puede entrar ni salir. Entonces empiezan las discusiones entre los vecinos.
Mari Carmen, una vecina, explica que su marido ha salido a comprar medicinas para su hija Jennifer, que está enferma y que no puede volver a entrar. Cuando está en ella el cuerpo mordido y ensangrentado de Álex cae desde el piso de la Sra. Izquierdo a quien estaba cuidando.
El pánico se adueña de todos. Los vecinos mencionan un taller textil al que trasladar a los heridos mientras los reporteros deciden regresar al piso de Conchita, que parece vacío. De repente, aparece una chica que corre hacia ellos cojeando para caer a sus pies. Sergio y Manu llegan al apartamento para ver cómo reaparece la señora Izquierdo, quien se dirige como una loca hacia la cámara. El policía local la abate a disparos.
Regresan todos al taller textil en busca de una puerta trasera pero la encuentran sellada. Desde fuera les advierten que no salgan y les informan que se ha puesto en marcha el protocolo NBQ para amenazas nucleares, biológicas o químicas. Los vecinos se dan cuenta de que están incomunicados: no hay línea telefónica, ni señal de radio ni televisión. Mari Carmen, por su parte, sigue preocupada por la fiebre de su hija y Guillem, el presidente de la comunidad de vecinos, propone saltar desde una ventana del primer piso para huir.
Al llegar allí, el edificio está siendo cubierto por una tela blanca que impide cualquier salida. Los vecinos, al borde del pánico, hacen por rebelarse, lo que provoca la agresividad del policía joven que les amenaza si no siguen las órdenes. Manu lo calma.
Pasan dos horas, durante las cuales los heridos han sido trasladados al taller textil. Mientras tanto, Ángela va entrevistando a los vecinos. En las entrevistas se informa que además de Jennifer tiene un perro de nombre Max ,y que también está enfermo y lo han llevado al veterinario. Los vecinos ayudan a Manu a hacer un listado de residentes para comprobar que estén todos.
Se encuentran presentes Guillem, César, Mari Carmen y su hija, una pareja de ancianos y una familia china. Faltan el abuelo de la familia china (que está paralítico) y “la colombiana”, que imaginan que es la chica que estaba en casa de la señora Izquierdo. Todos afirman que en el ático no vive nadie.
En ese momento, el policía recibe el aviso de la inminente entrada de un médico/inspector de Sanidad que viene a investigar los casos. Este entra en medio de una gran seguridad higiénica y acompañado de guardias: todos cubiertos completamente y con mascarilla. El médico entra, pero el equipo de seguridad se queda atrás. Mira a la cámara con incomodidad y procede al examen médico. Va a la zona del taller y allí, junto a Guillem , un practicante y uno de los vecinos, inyecta una sustancia a los enfermos que están esposados. Aprovechando un descuido los esposados les atacan. Consiguen reducirlos y cerrar el taller, dejando a Guillem con los infectados.
El médico les explica que el virus se transmite a través de fluidos corporales, tales como sangre y saliva, y que el tiempo de reacción varía según el tipo o grupo de sangre. Los vecinos exigen al inspector que explique las causas del aislamiento.
El agente explica que la alarma se originó en la consulta de un veterinario que había tratado a un perro que resucitó de un coma y atacó a los demás animales. Tras tratarlo con tranquilizantes, lo sacrificaron. El perro pertenecía a este edifico. Ángela recuerda las entrevistas y pregunta si el perro se llamaba Max. Todos giran su mirada a Jennifer que va en brazos de su madre. Su madre, Mari Carmen, insiste en las anginas, pero el inspector pide calma y permiso para revisar a la niña por si su perro fuera el foco de infección.
En ese momento, Jennifer vomita sangre a la cara de su madre y ¿le muerde? que, sorprendida, la suelta y deja que huya escaleras arriba gritando desesperadamente. Los vecinos impiden que Mari Carmen corra detrás de ella y Sergio la esposa, mientras que Manu y Pablo van en busca de la niña para inyectarle un tranquilizante que les ha dado el médico.
Empiezan revisando el apartamento de la señora Izquierdo, del que han desaparecido los cuerpos. Encuentran en el apartamento a Jennifer, de pie e inmóvil. El policía se le aproxima para inyectarle el tranquilizante. Sorprendido por el intenso rojo de las pupilas de Jennifer, ésta lo muerde e intenta ir a por Manu. El policía la retiene para que Pablo escape, pero su huida es frenada por la señora Izquierdo que se abalanza sobre ellos. Manu la golpea dejándola inconsciente y huyen escaleras abajo.
En la entrada se encuentra al resto de vecinos que suben las escaleras alejándose del resto de infectados que están a punto de escapar del taller. Intentan quitarle las esposas a Mari Carmen para que huya, pero las llaves las tiene el policía joven. El médico corre hacia el apartamento a ver si puede recuperarlas, mientras Ángela sigue forcejeando para liberar a la pobre madre. Sin tiempo para huir, la dejan sola a merced del salvaje ataque de los infectados.
Escaleras arriba llegan al piso de César que les da refugio. Aunque en un primer momento los infectados intentan romper la puerta se acaban retirando. César propone hacerse fuertes en ese piso hasta que vayan a rescatarlos. Leandro, el inspector, que también ha sido mordido, se encierra a sí mismo en otro cuarto para no contagiarlos. César recuerda entonces otra salida desde el taller textil que lleva a las alcantarillas. El problema es que la llave que abre la trampilla metálica está en casa de Guillem.
Mientras razona su opción, Leandro le agarra a través de la verja que le mantenía encerrado y muerde a César. Ángela, Manu y Pablo abandonan la casa, no ven a nadie e intentan recordar cuál era el piso de Guillem. Sus cábalas son interrumpidas por el ataque del chino (infectado) que Manu reduce. Deciden bajar a la entrada para mirar los buzones y observan que el Mari Carmen, ya zombie, está en pie y aún esposada. Pasan a su lado corriendo de camino al piso de Guillem y se cruzan con la chica colombiana, de la que se deshacen Manu y Pablo no sin antes dar la sensación de que ha infectado a Ángela. La reportera se desespera pero resulta ser una falsa alarma. A medio camino de su destino, se apagan las luces del edificio y Pablo enciende la luz de la cámara justo para ver a la china infectada que los ataca, pero que Manu detiene de un mazazo no sin antes vomitarle sangre en la boca.
Finalmente, llegan al departamento de Guillem. Manu abre la puerta con el mazo y se queda de vigilante mientras Pablo y Ángela buscan las llaves de la alcantarilla. Encuentran un montón de llaves y las cogen todas pero al salir Manu no está en su posición. Al mirar por el descansillo, observan a todos los infectados, Manu incluido, corriendo hacia ellos. Ángela y Pablo se refugian en el ático justo a tiempo para no ser infectados. Los enfermos intentan tirar la puerta abajo. La luz de la cámara se apaga. Los ruidos se detienen: los infectados se retiran.
Al encender la luz de nuevo, Pablo y Ángela ven todo tipo de crucifijos, elementos religiosos, instrumental experimental y una pared forrada de recortes de diario sobre una niña portuguesa poseída llamada Tristana Medeiros que había desaparecido de una clínica. Uno de los recortes se titula “Química e Iglesia”.
En el techo del ático se escuchan unos extraños ruidos que aterran a Ángela. Con cautela entran hasta el fondo del ático y encuentran una grabadora. Tras ponerla en marcha la voz de un hombre habla sobre la niña y como la enzima que le extrajeron ha mutado y se ha vuelto contagiosa. La voz asegura que el Vaticano ha ordenado que la maten, pero se teme lo peor. Ángela ata cables y cree que tiene que ver con lo del virus, pero sus cavilaciones son interrumpidas por una trampilla en el techo que se abre. Pablo mete la cámara para buscar una salida, pero es atacado por un ser que estaba allí y rompe la luz de la cámara dejándolos a oscuras.

Pablo activa la visión nocturna para guiarse pero se da cuenta de que hay alguien más: una mujer muy delgada y en un estado deplorable armada con un martillo pero que parece que no les puede ver. Pablo indica a Ángela que no haga ruido e intentan escapar, pero tropiezan con algo y provocan el ataque de la mujer. Pablo insta a Ángela a que corra mientras él hace frente a la mujer, que finalmente lo infecta. Ángela recoge la cámara que ha caído al suelo y ve cómo la mujer intenta hacerle algo a Pablo. La reportera grita horrorizada y la mujer la ataca. Ángela cae al suelo y se arrastra hacia la cámara. Se oye un ruido extraño, como el chillido de una niña, y Ángela es arrastrada hacia la oscuridad.

La película se rodó en Barcelona en ese verano en el número 34 de la Rambla de Cataluña, un lugar que se ha convertido en espacio de culto para los amantes de esta película. Fue realizada bajo el más absoluto secretismo, utilizando para el rodaje cámaras digitales de alta definición y con móviles de última generación para narrar la historia en tiempo real. Es precisamente está forma de grabar parte de su éxito.
Los directores se plantearon cómo dar más miedo, y llegaron a la conclusión, según declararon en el debate posterior a su emisión en versión española, que una de las opciones era el uso del foco como único elemento para establecer qué ocurre; el otro, el uso de la posición de Pablo como si fuésemos nosotros los que vivimos la historia. Es curioso, pero los directores, Balagueró y Plaza, tenían ciertas dudas sobre el estreno de la película. Y a pesar de inversión realizada - el presupuesto del filme fue de 1,5 millones de euros- se convirtió en uno de los grandes éxitos del cine nacional en aquel año.

Para ello contaron con actores y actrices noveles, o con poco recorrido televisivo como fue el caso de la protagonista Manuela Velasco que realiza el papel de Ángela Vidal. Junto a ellos el fotógrafo del filme Pablo Rosso (Pablo), Ferrán Terraza (Manu), Javier Botet como el espectro de Tristana Medeiros. A los que se suman Jorge Serrano (Sergio), Carlos Lasarte (César), Carlos Vicente (Guillem Marimon), Maria Teresa Ortega (abuela), Manuel Bronchud (abuelo), David Vert (Álex), Akemi Goto (Jenni Kobayashi), Chen Min Kao (vecino chino), Vicente Gil (policía), Maria Lanau (María del Carmen), Claudia Silva (Jennifer).
Hubo una versión estadounidense de la película titulada Quarantine (Cuarentena) estrenada en octubre de 2008 y protagonizada por Jennifer Carpenter, Steve Harris, Jay Hernández, Dania Ramírez y Rade Serbedzija, entre otros.

La película obtuvo algunos premios en el Festival de Cine Fantástico de Sitges de 2007 en concreto al mejor director (Jaume Balagueró y Paco Plaza), actriz (Manuela Velasco), Premio del Público. Igualmente en los Goya del año 2007, concedidos en el 2008 recibió dos, el de mejor actriz revelación (Velasco) y mejor montaje. Fue igualmente nominada a los efectos especiales. Obtuvo igualmente el Gran Premio del Público El Periódico de Catalunya a la mejor película y el Premio de la Crítica José Luis Guarner. También recibió el premio a la Mejor película en Fantasporto en el año 2008; el Premio especial del jurado y el Premio del público en el festival de Gérardmer 2008 y en la Reaper Award 2009 a la Mejor producción Indie extranjera.
Las críticas fueron unánimemente positivas. Carlos Boyero en el Diario El País dijo de ella que "Hay talento en sus creadores (...) funciona aunque resulte previsible y todo te suene a déjà vu. Lo que más me atrae de REC es su original planteamiento, la sensación de veracidad que desprende esa falsa telerrealidad, la mordaz descripción de los vecinos." En esta misma línea está E. Rodríguez Marchante en el Diario ABC al decir que "La idea de los directores es que su historia esté impregnada de autenticidad (...) Sus intenciones, francamente, se cumplen hasta límites asombrosos (...) Propuesta chocante y brillante (...). En revistas especializadas como Fotogramas o Cinemanía la crónica fue muy favorable. En la primera, Jordi Costa señalaba que "Pertenece a esa rara estirpe de películas que logran dar miedo (muchísimo) sin renunciar a la (prudencial) distancia irónica. (...) Un muy bien articulado y tremendamente original cuento de horror; mientras que en la segunda Toni Vall señalaba que "Es rápida, estimulante y tensa. El espectador llega al final exhausto (...). Por último, Alberto Bermejo en el Diario El Mundo dejaba por escrito algo lacónico, pero sentencioso: "Inteligente e inquietante espectáculo (...). Si todas las críticas fueron buenas, por algo sería ¿no?


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