Pocas veces en la historia de Europa las obras de arte pasaron de unas manos a otras como durante la segunda guerra mundial. No, no era por la labor de las galerías de arte, ni de los pasantes del mismo, ni mucho menos. La causa fue el expolio que vivió gran parte de Europa durante estos años. Efectivamente en estos años hubo un saqueo generalizado de obras de arte propiciado por los jerarcas nazis. El mismo arte que, a veces ellos calificaban de degenerado, de bárbaro o de indecente, fue codiciado por aquellos magnates que regían la Alemania Nazi.
Obras de Picasso, Matisse, Chagall..., artistas indudablemente degenerados para aquel siniestro régimen se volatilizaron.
En muchos casos colecciones privadas incautadas por los nazis siguen dispersas, perdidas o en un limbo jurídico puesto que no aparecen ni sus legítimos propietarios, pues morirían en las cámaras de gas.
Sin embargo, 70 años más tarde algunas de ellas retornan a la luz, claro, a veces, tras las órdenes dadas por las autoridades judiciales alemanas que, después de tantos años, se encuentran con estas “bombas culturales”.
Por ejemplo, en noviembre de 2013 la Fiscalía de Múnich anunció la aparición en un apartamento de la ciudad de más de 1.400 obras de arte, entre ellas, de Picasso, Matisse, Chagall... provenientes en una gran parte del expolio del Tercer Reich. Habían permanecido escondidas en manos de Cornelius Gurlitt, hijo de Hilldebrant Gurlitt, uno de los marchantes de arte a las órdenes del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels.
En ese mismo otoño de 2013 la Asociación de Museos Holandeses reconocía que unas 136 obras de las colecciones de sus propios museos podían provenir del saqueo de los nazis.
En mayo, ya de 2014, en Salzburgo (Austria), tuvo lugar el hallazgo de otras 60 obras de arte ¿Dónde? En otra casa de Cornelius Gurlitt.
Esto viene al hilo pues anoche pude disfrutar de la nueva película del actor y director George Clooney sobre la increíble historia de los Monuments Men, que retrata, precisamente, la operación del ejército aliado para proteger y recuperar el arte expoliado.
No es la primera vez que esto es llevado al cine. El arte y su expolio, así como el intento de evitarlo, ha sido objeto de estudio cinematográfico. Recuerdo en este momento la magnífica película interpretada por Burt Lancaster que interpreta a “Labiche” inspector de trenes y que lleva por título “El tren” (1964) de John Frankenheimer. Ya hablaremos de esta en otro momento.
Pero ahora le toca a The monuments men de este año. Una película dramática estadounidense coescrita, producida y dirigida por George Clooney. Está basada en el libro The monuments men: allied heroes, nazi thieves and the greatest treasure hunt in history, de Robert M. Edsel, el que narra la historia del Programa de Monumentos, Arte y Archivos, un grupo aliado cuyo objetivo era rescatar obras de arte y otras piezas culturalmente importantes antes de que fuesen destruidas por Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
Los "hombres de los monumentos", eran el apodo como el que se conocía a los integrantes de una diminuta sección del ejército aliado conocida como MFAA -Monuments and Fine Art and Archives-, encargada de la protección del patrimonio artístico durante el avance aliado en Europa y la recuperación y restitución de las piezas robadas por los nazis. Una tarea enorme para un grupo tan reducido.
Como ya he señalado la película está dirigida por George Clooney, que también participa en la producción, conjuntamente con Grant Heslov, que , a su vez, coescriben el guión. Un guión basado en la obra de The monuments men
de Robert M. Edsel.
La producción, como compañías, corrió a cargo de 20th Century Fox, la Columbia Pictures, la Smoke House Pictures y los Studio Babelsberg Film GmbH en la que invirtieron 70 millones de dólares, ya hoy recuperados – ha recaudado unos 155 millones – tras su distribución por parte de la Columbia Pictures y la 20th Century Fox.
En los apartados técnicos destaca la música, que es de Alexandre Desplat y la fotografía de Phedon Papamichael.
El elenco de actores y actrices está formado por el mismo George Clooney como George Stout, Matt Damon como James J. Rorimer, Cate Blanchett como Rose Antonia Maria Valland, a los que se suman Bill Murray como Richard Campbell, John Goodman como Walter Garfield, Jean Dujardin como Jean Claude Clermont, Bob Balaban como Preston Savitz), Hugh Bonneville como Donald Jeffries y Justus von Dohnányi como Viktor Stahl.
The monuments men tuvo su estreno el 17 de febrero de 2014 en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
Argumento
La historia, más o menos, es la siguiente. En 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados están haciendo retroceder a los poderes del Eje en Italia. Pero en su avance, una buena parte buena parte de los edificios históricos y su contenido en obras de arte están sufriendo o desapareciendo. Es el caso del Monasterio de Montecassino y otras iglesias del sur de Italia o complejos arqueolóígicos de Sicilia o del norte de África.
Ante este temor por la desaparición del legado de la humanidad, un hombre, el conservador de un Museo de Boston, Frank Stokes (George Clooney) persuade al presidente de EE.UU. de que la victoria tendrá poco significado si los tesoros artísticos de la civilización occidental se han perdido en la lucha, ya sea como daño colateral en combate o saqueados.
Para reducir al mínimo esa amenaza, Stokes será el encargado de dirigir una unidad del Ejército apodado los "Monuments Men" cuyo cometido era el de recuperar cinco millones de obras de arte que los nazis expoliaron a Europa durante el Tercer Reich.
Dicho grupo está formado por siete directores de museos, restauradores e historiadores del arte, a los que se sumarán agentes que viven en países europeos en la búsqueda del arte robado por los nazis para devolverlo a sus legítimos propietarios.
Stout queda encargado de coordinar un grupo muy reducido de personas, formado por soldados muy particulares, en el que participan un comisario de arte del Metropolitan, James Rorimer (Matt Damon), un escultor, Walter Hancock, (John Goodman), un arqueólogo británico Richard Balfour (Hugh Bonnenville), un arquitecto, Robert Posey (Bill Murray) y un coreógrafo Lincoln Kirstein (Bob Balaban), así como un francés, experto en arte, Jean Claude Clermont (Jean Dujardin).
Mientras en la Francia ocupada, Claire Simon (Cate Blanchett), una restauradora que trabaja en el Museo de Arte Contemporáneo en París, se ve obligada a permitir que oficiales nazis como Viktor Stahl (Justus von Dohnányi) supervisen el robo de arte para el futuro Museo del Führer – proyectado por Speer- que se levantará en Linz, su lugar de nacimiento. También se están llevando algunas obras de arte privadas o públicas a las propiedades personales de los altos mandos como Hermann Göring.
Un día se persona en su casa Viktor Stahl con el fin de informarle que su hermana ha muerto cuando intentaba sabotear un transporte de obras de arte y que ha sido identificada como miembro de la resistencia. Viktor se pregunta si ella no es colaboradora de la resistencia. Ella reclama el cuerpo de su hermana, pero Viktor le dice que está en el fondo del Sena.
Ella, además, sabe que Stahl se está llevando los contenidos de su museo para Alemania aprovechando que los aliados se acercan a París.
Cuando ella va a la terminal ferroviaria se enfrenta a Stahl, quien dispara sobre ella con su pistola, no acertando ninguno y sólo puede ver con impotencia como Stahl se escapa con la obra de arte robada.
Mientras en Normandia ya ha desembarcado el equipo de “Monuments men” tras un corto periodo de formación en Inglaterra en el que se le ha unido Donald Jeffries.
La unidad de Stokes, encuentra que su trabajo se ve frustrado por las propias unidades de combate que entienden que el papel de estos hombres es secundario y se niegan a limitar sus opciones tácticas por el bien de la preservación de la arquitectura, por salvar un campanario, le dice un oficial.
Mientras la unidad se divide en diferentes objetivos con diferentes grados de éxito. James Granger (Matt Damon) pasa a Francia y descubre que Claire Simon no quiere cooperar con él, a pesar de estar detenida como supuesta colaboradora de los nazis. Ella sospecha que los “monuments men” son igualmente saqueadores de arte.
Por su parte, Donald Jeffries (Hugh Bonneville) del ejército británico intenta organizar la seguridad de una iglesia de Brujas que contiene valiosas obras de arte entre ellas la estatua de la Virgen con el Niño de Miguel Ángel, la única obra del florentino fuera de Italia. Cuando llega descubre que la estatua sigue allí. Un grupo de sacerdotes le intenta ayudar para quitarla del medio cuando se presenta un coronal nazi para llevársela. Intentando evitar esto se enfrenta al coronel nazi Wegner que mata a Donald y roba la estatua.
Por su parte, Richard Campbell (Bill Murray) y Preston Savitz (Bob Balaban) intentan localizar el Políptico de Gante saqueado de la Catedral Gante, un retablo de Van Eyck, un conjunto de paneles, que fue robado por los nazis, al principio de la película.
Tras una reunión del grupo, en donde lamentan la pérdida de Donald en unas circunstancias tan sensibles como la de pasar la Navidad de 1944 fuera de casa, sin sus familias, Richard Campbell (Bill Murray) y Preston Savitz (Bob Balaban).
En un golpe de suerte tras visitar a un dentista en Trier, en la frontera entre Alemania y Francia, descubren a Viktor Stahl, que aparentemente vive como un hombre anónimo, un agricultor que vive con su mujer y sus dos hijos, sin pasado nazi. Mientras cenan en su casa descubren un auténtico museo formado por obras de la Colección Rothschild.
Tras arrestarle se llevan de su casa algunos documentos que pueden servir para esclarecer dónde están la mayor parte de las obras robadas.
Por su parte, Walter Garfield (John Goodman) y Jean Claude Clermont (Jean Dujardin) se ven atrapados en un fuego cruzado de una batalla. Clermont será herido de muerte.
Mientras tanto, Simon reconsidera su postura cuando es informado por Granger de la existencia de un documento firmado por Hitler, el Decreto Nero, en el que se dan órdenes para destruir todas las posesiones alemanas si Hitler muere o si Alemania pierde la guerra. También en su cambio de actitud está presente el hecho de ver como Granger devuelve una pintura familia judía asesinada en los campos de la muerte cuya casa fue saqueada. Lo deja en su legítimo lugar como un gesto simbólico.
Al darse cuenta de que los estadounidenses son serios en sus intenciones, ella finalmente proporciona un libro con la contabilidad integral de todas las obras que fueron sacados del Museo Jeu de Paume, proporcionando así una información muy valiosa para identificar las obras de arte robadas.
A pesar de que el equipo se entera de que las obras está siendo almacenadas en diversas minas y castillos. También se entera de que ahora tiene que competir con la Unión Soviética, que tiene unidades propias para incautar obras de arte como reparaciones de guerra.
Las inspecciones a las minas de Merkers y Bertenrode o al castillo de Neuschwanstein , en Baviera, donde estaban escondidos unos 6.000 objetos, entre cuadros, joyas y muebles, la mayoría robados a los Rothschild y a otras familias judías perseguidas. Allí también estaba el inventario de objetos robados de museos y colecciones privadas de toda Europa bajo la dirección de Alfred Rosenberg, el ideólogo nazi que quería reorganizar el patrimonio artístico europeo y eliminar las obras que no consideraba puras de judíos o eslavos. La fotografía del castillo estaba firmada dos veces por Valland. Todo esto da sus frutos y en ellas van apareciendo gran parte de las obras que se encaminaban para el frustrado Fuhrermuseum o museo de Hitler.
Mientras tanto, el coronel Wegner está eliminando sistemáticamente y destruyendo las colecciones de arte en respuesta a la orden emitida.
Finalmente, el equipo que había penetraron con el ejército de Patton en Alemania y Austria, especialmente Robert Posey -Bill Murray- y Lincoln Kirstein -Bob Balaban para recoger diferentes testimonios, cuenta con la fortuna de descubrir en la oscuridad de una mina, la de Altaussee, en Austria, la mayor guarida del arte expoliado, con más de 16.000 piezas de arte, así como barriles de dientes de oro de las víctimas de los campos de exterminio, lingotes de oro.
Además, también descubre activos de oro de la tesorería nacional alemán nazi, la captura supone la bancarrota efectiva del régimen.
Ya con la guerra acabada, e iniciándose el reparto efectivo por parte de las tropas de ocupación reciben la información de que el Políptico de Gante puede estar en una mina de Austria que debe convertirse en parte de la zona de ocupación soviética.
El equipo encuentra una mina en Austria que parece destruida. Los habitantes le informan que han sido ellos lo s que han bloqueado la mina para evitar destrucciones. El equipo descubre que sólo las entradas fueron dañadas con el fin de engañar a los nazis y se las arregla para entrar. Mientras dos compañeros dificultan el acceso de los soviéticos que se estaban acercando.
Como resultado, el equipo evacua tantas obras de arte como le son posibles, incluyendo por un lado el Políptico - La adoración del cordero místico de Jan van Eyck- y, por otro, en el último momento la escultura por la que Jeffries murió, antes de que los soviéticos lleguen. Dejan en la entrada a la cueva una bandera de los Estados Unidos como recuerdo.
Por último, Stokes informa al presidente Truman que el equipo ha recuperado grandes cantidades de obras de arte y otros artículos de importancia cultural. Stokes l pide quedarse en Europa para supervisar aún más la búsqueda y restauración, Truman le pregunta a Stokes si sus esfuerzos valieron la vida de los hombres que había perdido. Stokes responde con firmeza que lo eran.
Décadas más tarde, un anciano Stokes (Nick Clooney) lleva a su nieto a ver la escultura Madonna de Miguel Ángel, en medio de grandes multitudes de jóvenes que aprecian las piezas de la creatividad de la humanidad que sus hombres sacrificaron tanto para preservar en la guerra.
El rodaje de The monuments men comenzó en marzo de 2013 en los estudios Babelsberg de Potsdam, en el área metropolitana de Berlín y en el macizo del Harz. Igualmente la ciudad de Osterwieck fue un importante lugar para filmar las escenas de exteriores.
Cientos de extras fueron necesarios para las escenas donde participan los militares de la Segunda Guerra Mundial.
Algunas de las secuencias que incluyen combates y bases bélicas estadounidenses fueron grabadas en el Museo Imperial de Guerra de Duxford, ubicado en Cambridgeshire, Reino Unido. El rodaje concluyó a en junio de 2013 en Rye, Sussex Oriental.
George Clooney presentó su cuarta película 'Monument's Men' como director en Festival de Berlín de este año, en concreto en la Sección oficial largometrajes , pero fuera de concurso.
Era la película más cara de su filmografía (75 millones de dólares), la más ambiciosa, pero también será una de las peores tratadas por la crítica.
George Clooney declaró que "La intención no era dirigir una película patriótica sino rendir un homenaje a un grupo de personas que hizo algo que la historia no había visto nunca. Por primera vez, el ejército victorioso no se llevó el botín a casa sino que lo devolvió. Eso es algo grandioso", reconoce Clooney.
Desde luego la crítica criticó algunos aspectos con los que yo estoy de acuerdo, Por ejemplo, Tim Grierson de Screendaily dijo que "'Monuments Men' cuenta con un buen elenco, que sólo hace que la película resulte aún más como una oportunidad desaprovechada, ya que, curiosamente, se niega obstinadamente a tomar vida.” . En una línea similar está Scott Foundas que en Variety presentaba esta crítica: "Clooney ha transformado una historia fascinante basada en hechos reales en un película traviesa sumamente aburrida y monótona (...) una pieza de museo sobre gente de museo."
Menos dura es la crítica de Manohla Dargis en el The New York Times al decir que "Puede resultar agradable pasar tiempo con estos actores, incluso cuando no te crees a sus personajes ni por un segundo, y no se pueden negar los placeres sencillos de la película. Sin embargo, el Sr. Clooney no llega a averiguar qué tipo de historia quiere que sea."
En The Hollywood Reporter algo similar expresa Todd McCarthy al dejar por escrito que "Gran parte del tiempo, 'Monuments Men' cae en una comprometida zona intermedia, no tiene mucho peso y sólo resulta ligeramente divertida." . Keith Uhlich en Time Out dice que "Clooney sólo en ocasiones muestra una mano segura: obtiene un gran trabajo de Bonneville de 'Downton Abbey' (...) y se reserva un buen monólogo para sí mismo. (...).Claudia Puig de USA Today señala que "Genial y con buenas intenciones, pero tibia. (...).
En una crítica elogiosa y entregada se encuentran Peter Travers de Rolling Stone al decir que se trata de "Un divertimento retro y una aventura adictiva (...) El trabajo de 'Monuments Men' es territorio nuevo para el cine, y Clooney construye la historia con detalle y amplitud de miras. (...).O la de David Edelstein en el New York Magazine "Nunca se sale de su territorio 'amigable'. Es un film con gracia, que engancha; yo lo disfruté. (...) A su manera es una gran pieza de cine de evasión.".
En España, Jordi Batlle Caminal en Fotogramas la valora positivamente al decir de ella que "La película es ligera, luminosa, sin aristas ni otra ideología que la del cine de evasión a la antigua usanza. (...).
Muchos más crítico se muestra Luis Martínez del Diario El Mundo al decir que "'The monuments men' (...) aburre tanto que hasta humaniza en su desastre al siempre intocable George Clooney. (...) un guión protocolario y sin alma".
Jordi Costa está en esta misma línea al escribir en el diario El País que "George Clooney entrega una película más insuficiente e inocua que realmente mala sobre la Segunda Guerra Mundial (...) sin la chispa, ni la ambición necesarias para que su propuesta ligera deje huella."
En el Diario La Razón, Sergi Sánchez escribe que la película "Es un ejercicio de cinismo (...) No se atreve ni a ser «Doce del patíbulo» ni, por supuesto, «Malditos bastardos», condicionada como está por agradar a todo tipo de público". Algo parecido a lo que dice E. Rodríguez Marchante en ABC: "Hay intriga, peligro, ironía, un toque de inesperado romance y la píldora ética (...) elude o camufla en cambio lo trágico de la guerra y cae en la imagen tópica del nazi y el soviético (...).
Carlos Marañón en Cinemanía está en la línea anterior al afirmar que el "Filme de acción sin acción ni enemigos a la altura, con nazis de opereta (...) Empeñado en salvar su compromiso con el arte, Clooney se olvidó de hacer cine bélico (...)
En Argentina, Pablo Raimondi, en el Diario Clarín señala que "El filme está ´inspirado en´ la historia real en lugar de ser un documental dramatizado. Y en esa “inspiración” está el primer error de Operación monumento."
En cuanto a la verdadera historia de los auténticos Monuments Men señalar que efectivamente este grupo de hombres descubriría en las minas de Altaussee, Austria, una explotación de sal una auténtica cueva del tesoro.
Un complejo subterráneo de 138 túneles que formaban un gigantesco almacén, escondido bajo tierra, repleto de piezas de arte robadas de más de media Europa y de incalculable valor, entre ellas la escultura de La Virgen de Brujas de Miguel Ángel, los paneles del Retablo de Gante de Jan Van Eyck o El astrónomo de Vermeer. Eran los fondos del proyectado museo de Hitler, el frustrado Fuhrermuseum.
Y es que los Monuments men se pasaron desde julio de 1944 evaluando daños, proponiendo reparaciones, evitando, cuando fuese posible, el bombardeo de lugares artísticos, e intentando localizar obras desaparecidas, de colecciones privadas y nacionales, tanto de los ciudadanos judíos como de los países conquistados de casi toda Europa, como las aparecidas en las minas de Altaussee, en las de Merkers y Bertenrode o el castillo de Neuschwanstein.
Como se indica en el diario El mundo, en un par de artículos, uno de ellos con la interesante entrevista con el traductor del grupo, Harry Ettlinger y único superviviente, y que representa Sam Epstein (Dimitri Leonidas), sobre los auténticos Monuments Men escrito por Julio Martín Alarcón, "todo fue un impulso de la élite museística y académica de EEUU, con el Museo Metropolitan de Nueva York y la Universidad de Harvard a la cabeza, representados por Paul Sachs y George Stout, director y diligente experto y conservador del museo Fogg de Harvard, Boston, iniciado a mediados de 1942, poco después de que EEUU entrara en guerra.
Un año antes, el gobierno británico había alertado ya al resto de la comunidad artística del saqueo por parte de los nazis en los territorios ocupados y las eventuales ventas de obras en países neutrales, pero, solos ante la maquinaria bélica nazi, pospusieron cualquier iniciativa que no fuera sobrevivir.
Nada tomó forma hasta bien entrada la guerra, en 1943, cuando británicos y estadounidenses desalojaron a Erwin Rommel del Norte de África, y tras el posterior desembarco en Sicilia en agosto de ese año. En Leptis Magna, -Libia-, y Sicilia, y después en Nápoles, la magnificencia de las antiquísimas ruinas, expuestas a la destrucción de la guerra, atrajeron por fin la atención de los Aliados tras los informes del arqueólogo inglés Lord Woolley.
Mucho antes, durante los meses anteriores a la contienda y especialmente a partir de la Noche de los Cristales Rotos (1938), fue cuando comenzó el despojo de obras de arte de todo tipo a las familias judías, ya fuera por medio de las ventas coaccionadas -por debajo de su valor-, cuando no directamente mediante confiscación y robo.
Para entonces, ya habían proclamado su concepción de Arte Degenerado -básicamente el arte de vanguardias- y habían despojado los museos de Alemania de las obras así calificadas para una exhibición de este "arte degenerado" en Múnich para mofa y escarnio de la población.
Joseph Goebbels escenificó la destrucción y quema pública de algunas de ellas -aunque en el imaginario popular sólo han quedado los libros- para organizar a continuación la Comisión para la Explotación del Arte Degenerado.
El objetivo era vender las obras como medio para obtener fondos. Un éxito teniendo en cuenta la avidez del resto de coleccionistas del mundo que se apresuraron a "salvar" las obras de la destrucción aprovechando la confusión.
Precisamente, de este organismo sería de donde provendría la formidable colección de Hilldebrandt Gurlitt hallada en Múnich el pasado noviembre, ya que el propio marchante de arte formaba parte de la comisión. Después le seguirían los museos nacionales de los territorios conquistados: Checoslovaquia, Polonia, Holanda...
Roosevelt había aceptado el 26 de junio de 1943 la propuesta de los directores de museos de EEUU creando la Comisión para la protección y recuperación de obras de arte en zonas de guerra, llamada Comisión Roberts, un buró consultivo que se completó con la creación, en diciembre de 1943, de la Monuments Fine Arts and Archives, una sección conjunta angloamericana del ejército que trabajara en el mismo campo de batalla.
A diferencia de la película de Clooney, la condición que se impuso fue que lo integrara personal del ejército. George Stout, pionero junto a Paul Sachs del plan de salvamento, alistado en la marina, fue la primera elección. Junto a él otros siete hombres formaron la primera sección del MFAA destinada en Europa, sin contar con el frente de Italia, cuyos MFAA estaban bajo otra división.
Apenas armados con una orden escrita por el mismísimo Eisenhower, que especificaba "que no se destruyera ningún monumento del legado artístico, a menos que fuera imprescindible para salvar vidas" y la lista de monumentos los expertos de la Comisión Roberts y el Comité Macmillan, -organismo similar creado por los británicos- se unieron al ejército desde las playas de Normandía hasta Berlín para salvar y proteger lo que quedara de la barbarie.
Sólo la orden de Eisenhower y la buena disposición de los diferentes mandos militares eran su salvaguarda.
Según se fueron abriendo camino por Bélgica, Holanda y finalmente Alemania, entre 1944 y 1945, la protección pasó a un segundo plano y la recuperación de las obras de arte y su restitución se convirtió en la prioridad.
Los hombres de la MFAA empezaron a recopilar las diferentes historias sobre el arte robado en París -por la ERR de Alfred Rosenberg- y otros lugares.
Con el avance iban atando cabos en las poblaciones conquistadas y cada vez descubrían más almacenes donde los nazis escondían los tesoros artísticos: 670 almacenes en la primavera de 1945.
Recuperaron una parte esencial del expolio, pero la realidad es que mientras los Monuments Men se creaban en los despachos de Washington y Londres en 1943, muchas de las obras estaban volando precisamente a diversas galerías de Nueva York y otros lugares, donde fueron absorbidas por coleccionistas privados y desaparecidas del mapa durante años.
Hacia 1950, la actividad sobre la restitución cesó.
En Alemania, Austria y Holanda han aparecido ahora algunas de ellas, otras lo harán en los próximos años, y aun así quedarán más sin ser reclamadas. A pesar del esfuerzo y dedicación de los Monuments Men que salvaron miles de obras, el puzzle del mayor robo de la historia sigue aún incompleto.
En mi opinión Monuments Men es una película fallida. Con todo no está mal. Tiene toques de comedia, encanto que transmite su elenco de actores, tiene una interesante historia que contar, pero la película, usando terminología artísticas, parece la suma de diversos lienzos enlazados, pero no unidos. Es una película que funciona porque tiene chispa, por el interés de la historia, porque es sensible, por su buena factura, pero, como he leído en la crítica de Luis Martínez del Diario El Mundo, le falta alma, le falta vida.
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