jueves, 11 de junio de 2015

Vacanze Romane


Estaba esperando desde abril de 2014. Así que se había quedado en espera por un periodo superior a un año. La idea era haberlo visto tras la Gran Belleza, pero no pudo ser. Hasta ayer.

Y es que Roman Holiday, Vacanze Romano   o Vacaciones en Roma tal y como se le conoce en España es un clásico del cine, ideal para ver justamente antes o después de visitar la capital italiana, que es realmente la tercera protagonista de esta encantadora película. Vacaciones en Roma es una película estadounidense de 1953 perteneciente al género catalogado como comedia romántica , dirigida por uno de los clásicos, William Wyler, y fue la película que descubrió y lanzó al estrellato a Audrey Hepburn. Relata la historia de la princesa Anna, de un país no identificado, que pasa una noche y un día en Roma de incógnito después de escapar a la supervisión del personal de protocolo. La película fue una producción que contó con el apoyo del director William Wyler, nacido en la Alsacia francesa y sobrino del productor Carl Laemmle, y de su hermano Robert Wyler para la Paramount Pictures.

La historia surgió de la cabeza de Dalton Trumbo , pero fue presentada como guión por Ian McLellan Hunter - el sobrenombre del mismímiso Dalton Trumbo- y John Dighton. En el apartado técnico destacan con luz propia Georges Auric en la banda sonora, la detallada fotografía en blanco y negro de Henri Alekan y Franz Planer y el magnífico vestuario de Edith Head. El montaje fue obra de Robert Swink. La escenografía o producción artística correspondió a Hal Pereira, Walter Tyler, Vittorio Valentini y Elso Valentini. En los efectos especiales aparecen Alberto de Rossi y Wally Westmore.

El reparto está encabezado por Gregory Peck como Joe Bradley, Audrey Hepburn como la princesa Anna, Eddie Albert como Irving Radovich. Junto a ellos aparecen Hartley Power como el señor Hennessy, Harcourt Williams como el embajador , Margaret Rawlings como la Condesa Vereberg, Tullio Carminati como el general Provno, Paolo Carlini como Mario Delani, Claudio Ermelli como Giovanni, Paola Borboni, la señora de la limpieza, Alfredo Rizzo como el taxista. Tania Weber como Francesca y Dominique Rika como Kathryn. Además aparecen en papeles menores Laura Solari, Gorella Gori, Heinz Hindrich, John Horne, Andrea Esterhazy, Ugo De Pascale

El programa días de cine dedicó parte de su emisión del 6 de septiembre de 2013 a los 60 años de la película. Informándonos de cómo William Wyler y esta película fue del descubrimiento de esta actriz y con un rodaje lleno de anécdotas.

La historia de la película nos presenta a la princesa Anna (Audrey Hepburn), hija de un jefe de Estado de una nación sin especificar, se encuentra de viaje diplomático por Europa. Antes de llegar a Roma en visita oficial pasa por Londres, Amsterdam y París sonriendo sardónicamente y moviendo la mano como una autómata.

Una noche y vez llegada a Roma y dado las estrictas regla de protocolo, y una vez cansada de sus obligaciones y de la soledad de su mundo cortesano, tiene una crisis nerviosa. Su médico le administre un sedante, pero tan pronto como él se encuentra solo en su habitación, pero ella, la princesa decide huir, y empezar a vagar por las calles de Roma para escapar, aunque solo fuese durante la noche y vivir la vida de un ser común y corriente, sin protocolos ni barreras sociales. Debido al sedante que no tarda en manifestarse se queda dormida en la calle y es descubierta por Joe Bradley, periodista estadounidense que trabaja para una agencia de prensa en Roma.

Joe, que no la reconoce, para un taxi y quiere enviarla a casa, pero ella es incapaz de decir donde vive – pues pide ser llevada al Coliseo - y, finalmente, dada la confusión que reina en la chica, el periodista no se atreve a dejarla sola Anya, como dice llamarse, queda recogida por el norteamericano quien la lleva a su apartamento y la acuesta en su propia cama.

La noche pasa y el periodista no va a la rueda de prensa que, en principio, está concertada para las doce de la mañana. Pero al despertarse pasado el mediodía marcha a la redacción, miente a su jefe y Joe descubre que todas las agencias de noticias recibieron un despacho en el que comunicó la noticia de una enfermedad repentina de la princesa Ana.

Finalmente, en una foto descubre que la chica borracha de la noche acogida en su casa, y que es realmente la Princesa Anna, desaparecida esa misma noche. Joe Bradley (Gregory Peck), ve en ella una oportunidad de negocio, de escribir un artículo sensacional, de hacerle una entrevista en exclusiva , así como un reportaje fotográfico, por lo que se apuesta con su jefe 500 $ , pues se jefe duda del éxito de su empresa. Para completar su plan llama a su amigo Irving Radovich (Eddie Albert).

Después se apresura a ir a su casa, donde encuentra que la princesa seguía durmiendo. Cuando se despierta, ella recuerda poco de la noche anterior y Joe no muestra signos de que la reconociera como la princesa Ana. La princesa dice ser Anya Smith.

Joe se ofrece a hacer de guía para ella en Roma. En un principio, el principal interés de Bradley al reconocerla como la princesa que es, es conseguir una exclusiva de 5.000 dólares sin que ella se dé cuenta y para ello hace que su amigo y fotógrafo le saque fotos a escondidas para después publicarlas y hacerse famoso.

Después de darle las gracias por su trabajo la Princesa comienza a pasear por las calles de Roma, actuando como un turista normal. Se fija en los sonidos y los ruidos de la Roma "popular". En una tienda mira unas sandalias.

Más tarde se compra un helado y ver la ciudad iluminada por el sol. Más tarde decide entrar en la tienda y pide un servicio de peluquería, decidiéndose a cortarse su pelo largo. El peluquero, fascinado por la joven, la invita a una fiesta de baile en un barco anclado en la dársena del Tíber, cerca del Castello de Sant´Angelo.

Mientras tanto, Joe no ha perdido de vista a la chica y va siguiendo en secreto por las calles cercanas a la Fontana di Trevi, con una sandia en la mano. Cuando Anna se sienta en las escaleras de la Plaza de España, el periodista se hace el encontradizo y empieza a hablar con la chica.

Anna confiesa que se escapó de una universidad y quieren probar ser libre por una vez en su vida, rompiendo con la "prisión" en la que vive y que no se le permite hacer nada. Joe le pide que la acompañe y para cumplir con su deseo de "normalidad" y la invita a desayunar. Ella se pide una copa de champán, y Joe espera mientras la llegada de Irving.

Una vez de acuerda con Irving, no sin meter la pata en alguna ocasión, éste utiliza un falso encendedor para tomarle una foto.

La princesa, en compañía de los que cree que son dos empresarios de fertilizantes, se fuma su primer cigarrillo, visita el Coliseo, e intenta montar en una Vespa, con la que están a punto de matarse, mientras Irving sigue en un coche. Tan desastroso es que acaban los tres en la estación de policía. Irving saca fotografías de interés. A pesar de la detención ella está encantada por conocer la ciudad como una persona normal. Justo a la salida de la comisaria tiene lugar la famosa escena de la Boca de la Verdad.

Tras un día intenso, la princesa tiene intención de ir a la fiesta nocturna en el barco a lo largo del Tíber, donde el peluquero le habló de la mañana., tras la invitación de su peluquero, pero antes de llegar y durante el baile se dan cuentas de que se han enamorado. Una vez allí, Joe y Anna comienzan a bailar y, estando tan cerca el uno del otro, en sus ojos comenzaron a verse sentimientos de atracción. . Mientras tanto, los miembros de la embajada están preocupados por la princesa, y mandan a sus servicios secretos por toda la ciudad ataviados como hombres de paisano.

Durante la fiesta, sin embargo, los agentes de paisano localizan a la princesa y tratan de convencerla para volver al palacio. Cuando intentan llevarla forzadamente Joe interviene y de inmediato se organiza una pelea bestial en la que participan Joe, Irving y Anna contra los agentes. La princesa no tiene reparos en romper botellas e incluso una guitarra en la cabeza de un agente, mientras que Irving va documentado todo con su cámara.

Joe y Anna logran escapar, tras zambullirse en las aguas del Tíber, y cuando emergen, entre divertidos y emocionados se besan en la ribera del río.

Cuando la ausencia de la princesa ya no se puede prolongar más surge el conflicto entre el deber y los sentimientos, y la princesa debe tomar una dura decisión. De vuelta a casa, y una vez cambiados y secos los dos se ven obligados a decir adiós. Joe acompaña a Anna cerca de su embajada y, después de un triste adiós, en la que Anna se despide de Bradley diciendo que jamás olvidará esos momentos y se besan apasionadamente como despedida final. la chica desaparece en las calles de Roma. Volviendo al palacio, Anna demuestra un cambio profundo. Ha pasado de ser una chica joven, infantil y soñadora a ser una verdadera princesa consciente de sus deberes.

Al día siguiente, Joe recibe la visita de su jefe que le exige la entrevista, pero Joe no quiere realizarla. La llegada de Irving con fotos en mano con las fotos confirma su deseo de pasar página y no aprovecharse de su situación. Joe explica a su fotógrafo amigo – incrédulo- que ya no quiere vender el artículo. Bradley decide no publicar las fotos como una forma de respetar la privacidad y los sentimientos albergados mutuamente.

De cualquier manera, el Jefe de la agencia ha mandado a Joe a estar presente en la conferencia de prensa y una recepción oficial de la princesa Anna a la prensa, organizada para cumplir con la princesa Ana con los periodistas extranjeros.

Apenas entrar, Anna reconoce de inmediatamente a Joe e Irving, pero no se inmuta. Tras hacer unas diplomáticas declaraciones, la prensa realiza algunas entrevistas. Aprovechando la coyuntura Joe le informa – de manera indirecta- de que no va a traicionar su confianza.

Cuando la princesa desciende de su trono para saludar a los periodistas personalmente saludando a periodistas de todo el mundo , entre ellos a uno del ABC y a otro de La Vanguardia, saluda a Joe e Irving le entrega las fotos de su "Vacaciones en Roma", una prueba más de su corrección. La princesa, quien agradece la confidencialidad y devuelve la mirada de amor a Bradley con una hermosa sonrisa, para despedirse en silencio.

Feliz y aliviada, pero ocultando sus sentimientos, Anna saluda a Joe con una sonrisa final, y desaparece para siempre detrás de una puerta.

La conferencia ha terminado y los periodistas se van. Joe permanece algún tiempo en el palacio, a continuación, comienza a salir con lentitud por el largo pasillo, lanza una última mirada detrás de él, y se va acabando así la película.

El rodaje de la película comenzó en el verano de 1952 y terminó en septiembre de ese año. La película tuvo un coste de 1,5 millones de dólares, y fue producida por Paramount que en un principio había decidido confiar la dirección de la película de Frank Capra.

El papel de Joe Bradley había sido propuesto para Cary Grant, que se había negado, afirmando ser demasiado viejo para hacer un papel sentimental junto a Audrey Hepburn, a pesar de que años más tarde , en 1963, hará junta a Hepburn, Charada (Charade). Gregory Peck, bromeaba diciendo que cada vez que le ofrecían un papel pensaba que ya lo había rechazado Grant. Para el papel de la princesa Ana, sin embargo, los productores habían considerado Elizabeth Taylor. El estudio quería a Elizabeth Taylor para Vacaciones en Roma (1953), una opción lógica si tenemos en cuenta que el papel masculino protagonista era de Gregory Peck. El público deseaba ver esos dos grandes nombres juntos en un cartel.

En cuanto a la elección final, la audición de Audrey Hepburn, una actriz británica casi desconocida, se ha convertido en leyenda. Después de probar con el guión, y una vez que se había rodado algo, se le dijo que la escena había terminado y podía relajarse. En realidad, la cámara estaba todavía en funcionamiento. Hepburn, sin darse cuenta, se levantó de la cama y sonriendo con entusiasmo y le preguntó qué había sucedido. Poco después se dio cuenta de que todo el equipo estaba en silencio, y que las luces estaban encendidas. Después de ver la reacción fresca de una Audrey Hepburn relajada, sonriente, carismática sin pretenderlo y espontánea de la joven actriz, Wyler se convenció de que había encontrado a su princesa Anna. Esta película fue el primer papel protagonista de Audrey Hepburn en el mundo del cine. Una vez hecho el rodaje, la productora quería que Gregory Peck, estrella consolidada en Hollywood, encabezara en solitario los créditos. Pero Peck se negó argumentando que Audrey Hepburn iba camino de ser una gran estrella. Durante las escenas rodadas en exteriores, vieron la filmación miles de romanos. Gregory Peck dijo que, después de cada escena, Wyler escuchaba las reacciones de la gente y en ocasiones, una celebración por la escena rodada.

Wyler corrió el riesgo de contratar como guionista a Dalton Trumbo, hombre marcado por la Comisión de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy (Comisión Warren). Trumbo trabajó bajo el sobrenombre de Ian McLellan Hunter.

Cuarenta años después, la película se reeditó con la introducción de Dalton Trumbo, con su auténtico nombre, en los títulos de crédito. La película contó con actrices italianas conocidas en aquellos años como son las actriz teatral Paola Borboni, la mujer de la limpieza y Tania Weber que aparece como Francesca.

Las hijas de Wyler tienen un pequeño papel en la película. En la escena en la que Peck quiere «tomar prestada» una cámara de fotos, se acerca a una niña y otra lo acusa con una profesora. Ambas niñas son hijas del director.

Un papel esencial en la película lo jugó la diseñadora de vestuario Edith Head, quien contribuyó de manera decisiva a establecer la idea de Hepburn como personificación de una ingenuidad y una pureza casi intangibles. En su autobiografía, Edith Head’s Hollywood, la diseñadora explica el proceso: “El vestuario fue muy importante en esta película: era lo que contaba la historia. Cuanto más sencillas fueran las prendas, mejor para Audrey. Llamé la atención sobre su cuello y la gente comenzó a compararla con un cisne. Puse énfasis en sus anchos hombros para dirigir los ojos de la audiencia hacia su cara, pero nadie dijo nunca que parecía un jugador de fútbol americano. Y, en lugar de potenciar sus caderas, le puse pantalón estrecho”.

En una escena final aparecen varios periodistas internacionales que son reales como es el caso de los enviados en Roma de Abc y La Vanguardia.

Desde del rodaje de Vacaciones en Roma (1953), que supuso el inicio oficial del idilio entre ciudad y estrella, la actriz llegó a vivir en la capital romana durante parte de los años 50 y 60. A esos más de 60 años que ha pasado desde el rodaje de la película la ciudad eterna sigue siendo la tercera protagonista del viaje.

Curiosamente no aparece ninguna iglesia ni la plaza de San Pedro, y algunos de sus rincones han quedado para la historia del cien desde la silenciosa Via Margutta 51, la casa de Gregory Peck en Vacaciones en Roma, hasta La Bocca della Veritá, situada en el pórtico de la iglesia de Santa María in Cosmedin, tan cerca del Foro Boario. Con respecto a esta famosa escena indicar que Gregory Peck preparó una broma a Hepburn en la escena de La boca de la verdad. La leyenda sobre este monumento, que se explica en la película, cuenta que quien miente pierde la mano al introducirla en la boca. Así, Peck, sin previo aviso a la actriz, metió la mano y la escondió por debajo de su manga. Esto provocó un susto real de Hepburn. Wyler no dudó en incorporar una escena idéntica a la de la broma en la película al ver la reacción de Hepburn.

La idea de elegancia también está presente en su peinado. Visible en una de las últimas escenas de la película cuando comenta que “Cada ciudad, en su género, es inolvidable”, confesaba la actriz en la gira promocional de Vacaciones en Roma. “Sin embargo, si me preguntan cuál es mi preferida, diré que es Roma”. Allí fue donde adquirió su look más característico (el peinado recogido, la ceja en forma de ala de gaviota), allí fue donde se retiró de la actuación y descubrió su manera de ser feliz.

Vacaciones en Roma, ya un clásico, del director William Wyler fue estrenado en el año 1953 convirtiéndose, hasta la actualidad, en todo un hito cinematográfico.

La película no hubiera sido posible sin el prolífico director norteamericano William Wyler (1901 – 1981) conocido por desarrollar películas tan emblemáticas como: Ben Hur (1959) y Los mejores años de nuestra vida (1946), ambos films le dieron el Oscar a mejor director de un total de tres estatuillas en esa misma categoría. Audrey Hepburn (1929 - 1993) nacida en Bruselas se había introducido en el mundo del cine después de desarrollarse como modelo gracias a su estilizada figura y tan sólo había podido interpretar un papel en la película holandesa titulada Nederlans in 7 lessen y otros papeles más pequeños como su actuación en la comedia británica Oro en barras. Hepburn consiguió ser todo un descubrimiento en esta película donde su desparpajo, elegancia, encantó a los espectadores y a los directores, ya que después de este magnífico papel le llovieron multitud de ofertas como la película Sabrina (1954) de Billy Wilder que le valió una nueva nominación a los Oscar.

Entre lo que se cuenta destaco que la trama parece ser que está inspirada en la verdadera historia de amor de la Princesa Margarita de Inglaterra y del coronal de la RAF y del héroe de guerra, Peter Townsend. Dos años antes de rodarse el film, la princesa británica se fue a Italia para vivir unas vacaciones anónimas.

El director decidió grabar la película en blanco y negro para que esta no eclipsará a los protagonistas con su belleza histórico – artística. William Wylder decidió con sumo criterio el utilizar planos reales de hermosos monumentos y lugares como la Fontana di Trevi, el Coliseo o la Plaza de España. Estos son mostrados, entre otros, con tal peculiaridad como las calles empedradas y el don de sus gentes. No sólo son sus piedras , sino que es protagonismo igualmente el escándalo de la calle, la música y las luces que adornan los antiquísimos monumentos, son el marco perfecto para poder recorrer la capital de Italia sin las ataduras que le suponen los deberes de su corona.

El argumento es todo un cuento de hadas que bien podría asemejarse al de Cenicienta, ya que al principio de la película la princesa pierde un zapato en la recepción de autoridades europeas y como si de la misma protagonista del cuento se tratara solo dispondrá hasta la noche para volver a su vida normal. Con razón Fernando Morales del Diario El País dijo de ella que era "Precioso cuento de hadas. Irrepetible”. Todo un clásico La película de Wyler convierte la historia de Cenicienta en una lectura filmica. « Anna: Es medianoche, yo no volveré, como en la Cenicienta, debo volver de dónde he venido. Y Joe responde : Y será el final de una bonita cuento de hadas”.

También la película tiene mucho de pop art en el sentido de crear un nuevo icono, en este caso, representado por la Vespa que desde el momento que se popularizó a nivel mundial. Prueba de ello es la camiseta que regalé este año a mi mujer.

El film fue un éxito de público, de crítica y de premios. Por lo pronto, ganó tres Oscar. El primero de ellos otorgado a su protagonista Audrey Hepburn como mejor actriz, el segundo fue dado por el genuino e irrepetible argumento original que recayó en la persona de Dalton Trumbo, y por último,  se reconoció un Oscar al adecuado vestuario de los personajes en cada momento del film. para Edith Head. Además de los premios tuvo otras siete candidaturas, entre ellas a la mejor película, al mejor director, al mejor actor de reparto (Eddie Albert), al mejor guión adaptado (Ian McLellan Hunter e John Dighton), a la mejor dirección artística (Hal Pereira y Walter H. Tyler), a la mejor fotografía (Franz Planer e Henri Alekan) y al mejor montaje (Robert Swink). Ya en su tiempo obtuvo tres premios Oscar,

Obtuvo igualmente un Globos de Oro en 1953 a la Mejor actriz drama (Audrey Hepburn) y fue premiada con el Premio a la mejor actriz (Hepburn) en el Círculo de Críticos de Nueva York. Obtuvo un premio a Mejor actriz británica (Hepburn) en los Premios BAFTA, aunque la película obtuvo además otras 3 nominaciones ( mejor film, mejor actor a Gregory Peck, y mejor actor secundario Eddie Albert)

Esta película supuso toda una innovación en el rodaje de exteriores. Wyler desechó la idea de rodar con escenarios artificiales porque quería que la auténtica Roma fuese la tercera protagonista de la película. El film fue rodado integramente en Roma , ya fuese en los estudios romanos de Cinecittà como en famosos espacios de la misma como son la Chiesa di Santa Maria in Cosmedin para sacar la Bocca della verità; el Caffè Rocca, en Piazza della Rotonda e Pantheon; el Castel Sant'Angelo; la Fontana di Trevi, Piazza Venezia, Piazza di Spagna, Chiesa di Trinità dei Monti, en la Scalinata di Trinità dei Monti, Colosseo, Río Tíber, Via Margutta 51, Via dei Fori Imperiali, Via della Stamperia 85 (donde está el negocio del Peluquero), y la Galeria del Palazzo Colonna, lugar de la secuencia final de la Conferencia de Prensa.



En esta película como en otras muchas de Wyler hay una apuesta por una narrativa cinematográfica de carácter sintético. Esto surge de las conservaciones entre el director y su operador habitual , Greg Toland. Wyler, siguiendo las propuestas de Toland, apostó por un modelo de plano-secuencia simple siguiendo a los personajes por toda la ciudad, ya sea cuando caminan o se desplazan en Vespa por la misma, dando a la narración un realismo y un dinamismo que hacen muy ágil la narración. Como recoge Terencia Moix en su Historia del Cine (Volumen II, publicado por la Revista Blanco y Negro del diario ABC) el plano secuencia en Wyler permitía una veracidad expresiva de la que carece la fragmentación del montaje, favoreciendo por otro lado la lógica interna de la narración y las necesidades de la puesta en escena. Además prosigue Moix, pocos directores como Wyler supieron conciliar con tanto acierto sus propuesta visuales con tan poderoso sentido dramático, ayudado siempre por una extraordinaria dirección de actores. Todo esto desde luego se hace visible en Vacaciones en Roma. La capacidad narrativa del plano secuencia por ejemplo del final de la película con la salida de Joe Bradley de la sala de recepción desde donde sa ha despedido silenciosamente de la princesa, los magníficos trabajos de los protagonistas pripales (Peck, Heapburn y Eddie Albert).

Para acabar decir que estamos ante un clásico de la comedia romántica, posiblemente una las obras más representativas del género. El resultado final del mismo es una película con sumo encanto, que trasmite unas relaciones tan simples y sencillas como felices y sencillas en las que brilla con luz propia una actriz llena de frescura, rebosante y espontánea.Como señaló en su momento Terenci Moix fue un hito de la memoria colectiva al tiempo que encubraba  a un intérprete inovidable: Audrey Hepburn. Puede que sea por eso, puede que sea por la historia, puede que su papel en la memoria colectiva, que - y con razón-  en 1999 la película fue incluida en la National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos con el fin de no olvidarnos de esta joya.

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