martes, 15 de diciembre de 2015

Diálogos entre perplejos bajo la luz


Dijo un poeta musulmán, no se quién, ni tampoco se ni cuándo ni dónde - pudo ser uno de tantos que brillaron en aquel complicado y dubitativo siglo XII- sobre nuestra tierra y su luz:
Qalbi bi qali, 
qalbi andalusi. 
[Mi corazón está en un corazón,
mi corazón es andalusí.]

La tierra y la luz. Es curioso, pero la doctora Cristina Solano Sosa, coordinadora de Divulgación del Centro de Investigaciones en Óptica (CIO), ubicado en León, Guanajuato, impartió no hace mucho una conferencia titulada La Luz y su importancia en la civilización en un Congreso celebrado Zacatecas (México) en la que distinguía entre luz visible y la luz no visible. Claro que ella defendía la idea de la luz dentro de un estudio de electromagnetismo y de la física, y defendía que el hombre tiene un cierto rango de visión para la captación del espectro electromagnético en el cual puede distinguir visualmente ciertos tipos de luz, sin descartar la existencia de la que no puede ser vista por el hombre, como lo es la luz ultravioleta y los rayos infrarrojos. Y es lógico que para la doctora mexicana la luz era un hecho físico, pero para algunos de nosotros la luz está más cerca del mundo de las ideas sobre la belleza defendido por Platón que del hecho físico.

Platón, por ejemplo, distinguía entre la belleza como «armonía y proporción» y la belleza como «esplendor». Estos postulados serán , más tarde, retomados por un neoplatónico, Plotino, quien afirmó en su obra Sobre la belleza que la belleza es interior, y que está en la vida, no en las formas, traduciéndose por expresión, mirada, intensidad, algo que se esconde detrás de las formas, y que identifica como el «alma». Para Plotino la belleza proviene de una forma y la presencia de una «luz» incorpórea que ilumina la oscuridad de la materia («metáfora solar», el sol como metáfora de la belleza ideal). Por eso el fuego es el único que tiene belleza en sí mismo, porque no tiene forma, es la «idea» entre los elementos.

Todos estos pensamientos culminan en la Edad Media con la llamada estética de la luz (también conocida como la metafísica de la luz o teología de la luz). Esta era una corriente de pensamiento dentro de la filosofía estética medieval que identificaba la luz con la belleza divina. Se desarrolló dentro de la filosofía escolástica –siglos XIII y XIV–, que pretendían el estudio de Dios desde unos postulados más racionalistas –para lo que se basaron principalmente en la filosofía aristotélica–, pero sin renunciar a la fe. Esta teoría influyó en gran medida en el arte medieval, principalmente el gótico.

Para uno de sus primeros defensores, Robert Grosseteste, franciscano de la escuela de Oxford y obispo de Lincoln, quien fue uno de los primeros en tratar la luz de una forma científica y es que Grosseteste hablaba del carácter matemático de la belleza, identificándola con la luz metafísica, y distinguiendo tres tipos de luz: lux (Dios), radium (rayos de luz) y lumen (el aire lleno de luz).

Poco después, un santo nacido en Bagnoreggio, San Buenaventura, distinguía tres aspectos de la luz: la lux como difusión de la fuerza creativa y origen del movimiento; como lumen algo que posee el ser luminoso y que es transportada a través del espacio por los medios transparentes; y como color o splendor todo aquello que produce los reflejos en los materiales contra los que choca, siendo el color el encuentro entre dos luces.

En la orden dominica, San Alberto Magno recogió dos teorías tradicionales sobre la belleza, la de la proporción aristotélica y la del resplandor neoplatónico, sintetizándolas sobre la base de la teoría hilemorfista de Aristóteles (la materia va unida a la forma): así unió proporción y resplandor, resultando que la belleza se produce cuando la materia trasluce su esencia.

Santo Tomás de Aquino, otro de los luministas, posiblemente,  el más brillante de todos, parte de  la tesis de Alberto Magno de la belleza como esplendor de la forma (splendor formae), aunque opina que la percepción de la belleza es una clase de conocimiento. Para Tomás belleza y bondad son lo mismo, aunque la belleza se dirige al intelecto y la bondad a los sentidos.

Pero ¿qué tiene que ver todo este acercamiento a la filosofía lumínica con una película, pues esta es la misión de este blog? Pues bastante más de lo que se pudiera sospechar. Por lo pronto, por los sujetos protagonistas de esta historia dirigida por Miguel Ángel Entrenas: Maimónides y Averroes, Averroes y Maimónides, que no quiero generar malestar alguno.

Los dos van a ser estudiosos de la obra aristotélica. De hecho, ellos son los que abren al filósofo griego al mundo occidental. Es un enorme viaje en el tiempo y en el espacio el de este pensador, olvidado en el mundo clásico y en gran parte de la Edad Media, y luego, felizmente recuperado para y por la filosofía gracias a nuestros paisanos, dos perplejos, tal y como lo hubiese calificado ese médico judío, hoy enterrado en Tiberiades. Averroes y Maimónides eran dos perplejos, es decir, dos personas preparada que dudan y, por lo tanto, que se plantean cuestiones que en aquellos años - y yo ampliaría que ahora también- eran vitales.

En segundo lugar, por una idea -que puede ser cierta o no - como la de tender a pensar que el momento más luminoso de algo es su cénit o punto culminante. Sin embargo, en el mundo andalusí eso no fue así. Extrañamente a lo que se pudiera pensar, la culminación intelectual del pensamiento de Al Andalus realizado por estos dos pensadores cordobeses, no coincidió , al menos, con el cénit político de Qurtba. Y, aunque sea cierto que durante el califato cordobés  la corte andalusí se hacía rodear de funcionarios poetas que debían adular a sus mandatarios mediante la composición de madih o panegíricos y conmemorar los principales hechos cortesanos escribiendo un rasail o misivas de la cancillería escritas en prosa rimada intercalada de poemas, no es menos cierto, que el momento de mayor proliferación de la poesía árabe y del pensamiento tendrá lugar en el inicio del fin del dominio musulmán de la península ibérica, durante los llamados reinos de  taifas.

La poesía que se cultivó en el siglo XI fue la continuadora de la poesía del califato de Córdoba, tanto en su sentido clásico (o neoclásico) como en la llamada corriente modernista, introducida en el siglo IX en la Península por los «modernos», entre los que se encontraba el célebre músico y poeta Ziryab.

Es curioso que hablemos de nuestro pasado musulmán  en términos tales como lo que se centraba parte de esta poesía del reino de Taifas en los que aparece la alabanza al amor profano, el elogio al vino o a la sátira, curiosamente, momentos antes de la llegada de aquel Estado Islámico, intolerante que fue el Imperio Almohade, y que frenó en seco esa libertad de géneros, pero sobre todo de pensamiento y de respeto a otras confesiones religiosas.

En este sentido esta historia de luz frente a la intolerancia entronca con la historia presentada en la noche de hoy por parte de Miguel Ángel Entrenas con su Luz de Al- Andalus. De hecho, hoy voy a ser totalmente incongruente y empezaré  por el final, pues tiene mucho que ver con el principio. El final es  la entrada de los almohades en la ciudad que había sido capital califal, y esto supuso en lo espiritual  el fin de aquel  Al-Andalus entendido como idea de civilización tolerante, como lugar de encuentro y de cruce casi mestizo en lo étnico y en lo cultural. Fue el fin de aquel foco  que irradió tanto para Occidente como para Oriente.

Tras los almohades toda la tolerancia fue olvidada del al-Andalus musulmán y, salvo en la corte de Alfonso X no volverá a lucir. Después de su esplendor, lo ocurrido en Córdoba quedó como una bella leyenda como la historia de amor que se nos presenta aquí protagonizada por Ibn Zaidun y la joven Wallada. No sólo encontraremos antes de la presencia de la intolerancia,  poetas y poetisas sino personajes cultivados como Averroes y Maimónides auténticos artistas del pensamiento capaces de formarse integralmente en la Filosofía, en la Medicina, en el mundo jurídico , en la Teología, en la Mística o en el amor a la  naturaleza.

Es curioso, pero antes de ver la película estuve leyendo en profundidad sobre los dos protagonistas de la película sobre Averroes y sobre Maimonides. Tenían muchas cosas en común: su lugar de nacimiento, su buena posición social desde el nacimiento, su elevada formación, su interés por el conocimiento que les permitían ser auténticos todoterrenos en campos muy variados ( filosofía- especialmente interesados en la obra de Aristóteles- , medicina, derecho,  astronomía y medicina, etc...), su particular visión teológica- diferente en los principios, pero comunes en la defensa de tolerancia y la posibilidad de cohabitación entre la fe y la racionalidad, la necesidad de desligar la necesaria reflexión religiosa de las especulaciones místicas y políticas, que llevaron a ambos a ser tan críticos con la intolerancia religiosa, su oposición a la intolerancia religiosa impuesta por los almohades, lo que les llevó a su triste final, especialmente para el primero, Muhammad ibn Rushd  que dará lugar a que ambos mueran en el exilio, alejado de su Córdoba natal, separados del espacio que le vio nacer, su luminosa Al Andalus. 

Algo de todo esto hemos visto en “Averroes y Maimónides, luz de Al-Andalus” el mediometraje dirigido por Miguel Ángel Entrenas y en el que ha colaborado el poeta y escritor , y profesor  - uno nunca deja de ser profesor- de gran parte de mis compañeros de promoción, Carlos Clementson.

Ambos, poeta y director, director y poema, estaban presentes en la noche de ayer, junto con Chelo Quevedo, que como en su película anterior, la Niña de la Ribera, participaba como embajadora, 

Se trata de una producción de Mael Producciones y en los que Manuel Guerrero, Antonio Navajas, Joaquin Flujas están en la producción ejecutiva. En la fotografía aparecen Miguel A. Entrenas, como director de la misma, y Concha Vacas; mientras que el sonido ha sido labor de Clara Navarro. En el reparto de la cinta, en su totalidad amateur, ha jugado un papel importante la Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba, que ha aportado como miembros del elenco con José Ruiz (Averroes), Antonio Ortuño (Maimónides) y Mario Gallardo (Gonzalo) en los papeles principales, a los que se suman Mauricio Morales ( el conspirador enemigo de filósofos), Pepe Pérez y Ángeles Muñoz (Rebecca). A estos se suma la bailaora Victoria Palacios que baila junto a los caballos de Córdoba Ecuestre de Córdoba o Piedad Salar que interpreta la pieza de "Sherezade" en la historia de Wallada

Además de ellos, en la película, participan más de 200 figurantes , entre ellos a destacar especialmente en las escenas de la fiesta y del zoco comercial a un grupo de jóvenes discapacitados de distintas asociaciones.

Un papel importante lo han jugado los centros educativos de la ciudad. A destacar el equipo técnico el de maquillaje y efectos especiales coordinados por la profesora del IES El Tablero, Dª Emilia Cejas Cabello a la cabeza . Y en la postproducción destaca el grupo de alumnos/as de Artes Gráficas del IES El Tablero, coordinados por el profesor José Luis del Rosal. encargados del diseño del cartel de la producción. En el proyecto se han implicado asimismo alumnos de diversos centros educativos como del IES Maimónides, el ya citado IES El Tablero, así como el Ángel de Saavedra, San Acisclo y Santa Victoria, las escuelas de arte Mateo Inurria y Dionisio Ortiz.  En total más de 200 figurantes destacando entre ellos la participación de jóvenes discapacitados, como figurantes, de distintas Asociaciones como Down, Funlabor y la Federación de discapacitados sordos y afiliados de la ONCE. .

Igualmente un aspecto fundamental en la película lo juegan el vestuario de Nelson y Carreras y  la banda sonora que, en este caso, corresponde al violinista cordobés Miguel Linares, componente de Thamar Ensemble.

La historia de esta trama ficticia comienza con poema de Carlos Clementson recitado al pie de las dos estatuas sedentes de los dos personajes más brillantes intelectualmente hablado de nuestra Edad Media, Averroes y Maimónides. Tras la recitación vamos viendo en un primer término el rollo de la Torá abierto para su lectura durante servicio litúrgico en la sinagoga de Córdoba con el inicia la historia así como el puntero de plata para seguir la lectura. Casi de inmediato, vamos conociendo al resto de personajes que van a protagonizar la historia, ficticia, pero  con elementos anclados en la realidad como son un joven Maimónides (Antonio Ortuño) que aparece acompañado de su amigo mozárabe  Gonzalo (Mario Gallardo) que junto a Rebecca (Ángeles Muñoz) están interesadas, una chica judía, están interesadas en la formación espiritual y filosófica que imparte el maestro Averroes (José Ruiz).

El trío es consciente de la dificultad del momento especialmente en lo político , puesto que desde las mezquitas se transmite un mensaje crítico con las ideas de tolerancia y con ese intento de combinar espiritualidad y racionalidad defendido por Averroes, estudioso de los textos aristotélicos, así como por parte de otros miembros de la comunidad judía de la ciudad.

Mientras que , por un lado, en los cenáculos filosóficos se vincular la posibilidad de entreverar la fe y el mundo de la razón, en la ciudad se vive un clima contrario a la difusión de la doctrina aristotélica y sus escritos como se parecía en el entorno de los dos jóvenes Maimónides y Gonzalo

Mientras la vida sigue y los hombres y mujeres de la ciudad viven sus historias comunes o legendarias , según se quiera ver, como la de de Wallada bint al-Mustakfi, hija de Muhammad al-Mustakfi, uno de los efímeros califas de Córdoba que llegó al poder en 1024 asesinando al anterior califa Abderramán V, y de la esclava cristiana Amin'am.

De Wallada, preocupada por su condición de mujer y que se dedicó a educar a chicas de buena familia y a cuya casa, acudían también los poetas y literatos de su tiempo, con los que competía, y que era mujer abierta a las innovaciones incluso religiosas pues además de inteligente, culta y orgullosa mostraba libremente su rostro en ese ambiente enrarecido en que le toco vivir, conoceremos su difícil relación con Ibn Zaydum. La historia de amor y dolor entre ambos y que  quedó inmortalizada por los poemas de Ibn Hazm en "El collar de la paloma" sobre la  relación secreta que mantuvo con el poeta vinculado con los Banu Yahwar, linaje rival de los Omeyas al que ella pertenecía y que le hacía andarse con cuidado por Córdoba, se refleja en la película. Sobre esta relación giran ocho de los nueve poemas que de ella se conservan y que versan sobre lo que vemos en la película: los celos, la añoranza y los deseos de encontrarse; la decepción, el dolor y el reproche, así como el fin de la misma , puesto que la relación se rompió por la relación de Ibn Zaydún con una esclava  de Wallada y por lo que ella , con su deseo de independencia puso fin a la relación con ese poeta cordobés, que también acabó alejado de su ciudad al final de sus días.

En esa Córdoba, brillante tanto Maimonides como Averroes plantean sus postulados en un clima que poco a poco se va envileciando , especialmente cuando la ciudad empiece a sentir la presión de nuestros vecinos almohades asentados en la ciudad de Sevilla.

Mientras esta historia de amor se desarrolla los filósofos obtienen una valiosa información sobre la existencia por parte de algunos miembros de la comunidad sefardí de unos manuscritos de Aristóteles que guardan un trascendental secreto.

Sin embargo, la empresa no es fácil pues la intolerancia va adquiriendo cada vez más protagonismo en la ciudad y algunos de los miembros más integristas de la comunidad musulmana cordobesa se encargarán de poner todos los obstáculos posibles para impedir la difusión de la doctrina aristotélica,  y que, finalmente, llevará a detención y paso por prisión tanto de Averroes y Maimónides como de Rebecca.

Los almohades contactarán en el Castillo de Almodóvar con el jefe de la comunidad musulmana de Córdoba, enemigo abierto a los postulados defendidos por Averroes y , finalmente, accede a abrir las puertas de la ciudad gtras un enfrentamiento en las afueras. Los almohades  sabiendo se victoriosos entrar a sangre y fuego, presionando a los miembros de los comunidades hebraica y mozárabe. La quema de las bibliotecas, gran tesoro de la ciudad y empeño máximo de Alhakén II, pone oscuridad a la luz y brillantez de la ciudad.

Averroes,  Maimónides y Rebecca logran salvar sus vidas, pero no escapan del integrismo reinando. Al final ambos han de marchar de la que fue su ciudad, de esa luz de Ándalus. Con el traslado de los restos de Averroes en un burro tras permanecer tres meses en el cementerio de Tagazut en Marruecos, es trasladado a Córdoba, a lomos de un burro, donde de una parte va el ataúd y del otro, para compensar el peso, van sus manuscritos y libros, acompañado de su cronista Ibn Arabí. Sabemos que fue enterrado junto a las tumbas de sus familiares en el cementerio de Ibn`Abbas frente a la puerta de la que es hoy la Catedral antigua Mezquita de Córdoba. Lo interesante está en que para portarlos hasta nuestra ciudad acaba la película, no sin mencionar el equilibrio entre su cuerpo y su alma, en este caso, sus libros, su legado, su luz.

Para concluir, aunque no venga en la película, diré que marcharon eso sí, a otros lugares luminosos en dónde desarrollarán la mayor parte de su obra. Sabemos que Averroes marcha a Lucena y Cabra, pasó incluso por Almería, donde fue acogido por Maimónides, y , aunque su obra quedó prohibida para los almohades andalusíes, acabará siendo reclamado por la corte de Marrakech, ciudad también luminosa en la que muere. Por su parte, los avatares de Moshé ben Maimón o Musa ibn Maymun o Moisés Ben Maimónides, fueron mayores pues tras su paso, coincidente con Averroes, al que dio cobijo, pasó en 1160 con sus hijos a Fez. Y desde esa ciudad en la que se forma en árabe, matemáticas y poesía y mientras en el hogar empieza a profundizar en el Talmud y en la Torah o Torá, ante el nuevo arrebato de intolerancia marcha a Acre, pasando más tarde a buscar el amparo de Saladino en Fustat, el antiguo El Cairo, desde donde desarrollará el grueso de su obra. Los restos de este grande entre los grandes de la comunidad hebraica  y del que su propia comunidad dice que "De Moisés a Moisés no hubo otro Moisés" hoy se veneran en el lago Tiberiades, junto al mar de Galilea. A la luz de Israel, y alejada de la luz andalusí, comunidad a la que siempre perteneció.

Este proyecto cinematográfico tiene su origen en el libro de Carlos Clementson "Córdoba, ciudad de destino", en el que el antiguo profesor universitario y maestro de mi compañeros de promoción, proponía un recorrido poético por la historia de la ciudad y sus personajes más relevantes.

La historia de esta película parece remontarse al otoño - en concreto octubre- de 2014 cuando la película daba sus primeros pasos en fase de pre-producción. Era un proyecto que comenzaba bajo el nombre de "Averroes y Maimónides luminares de al'ándalus" , pasando más tarde, al todavía provisional de "Maimonides el andalusí judío" .

En ese otoño empezaron a pedirse voluntarios para esta primera fase del rodaje, para formar los equipos, y se realizó el casting para actores y figurantes en la Escuela Superior de Arte Dramático.

Más tarde Clara, la directora de producción técnica de la película, planteó los diseños de vestuario diseñado por Nelson & Carreras. Para mediados de noviembre comenzaba el rodaje de la película con las primeras fotos de la prueba de vestuario hasta concluir el rodaje en junio de este año.

Poco a poco se fueron integrando el resto del equipo técnico como el de maquillaje y efectos especiales con la profesora del IES El Tablero, Dª Emilia Cejas Cabello a la cabeza . Mientras Miguel Linares iba componiendo la banda sonora y se iban sumando artistas como las bailarinas de Ganesha's dance .

Siguió el rodaje en Almodóvar con el apoyo del ayuntamiento por parajes , algunos muy reconocibles y espectaculares - especialmente con sus vistas aéreas- como el Castillo de Almodovar, y otros menos como el Club Nautico de Puente Nuevo. A esta fase del rodaje se unió la espectacularidad que supone la aparición de los caballos Alfonso Berral de Fernán Núñez, así como los apartados por la Asociación El Relincho de La Rambla, como igualmente se integró Córdoba Ecuestre. También la película ha recibido el respaldo de los Ayuntamientos de La Rambla,  La Victoria, Guadalcázar y Palma del Río, así como el de Córdoba y la Diputación Provincial.

Otras instituciones de la ciudad, empezando por el ayuntamiento, continuaron colaborando con la obra como fueron el Ateneo de Córdoba, presidido por Antonio Varo, que ha prestado sus instalaciones para la realización el doblaje y la voz en off de algunas de las secuencias, la Casa Sefarad o el espacio de la Biblioteca Viva al'Andalus, que sirvió de escenario natural para algunas escenas, o la Asociación Rey Heredia de la Calahorra que ayudaba en el rodaje cercano a La Calahorra.

En noviembre de 2014 tuvo lugar el rodaje de una introducción poética de  Clementson que da inicio a Averroes y Maimónides, luz de Al-Andalus.

Mientras surgía la partitura de Miguel Linares (interpretada por Thamar Ensemble) y se definían los patrones del vestuario que de la mano de Nelson y Carreras realizan unos diseños "espectaculares", en declaraciones del propio director.

Para el lenguaje de la historia ficticia que habla del pasado, pero también del presente los dos guionistas de la película, Miguel Ángel Entrenas y Carlos Clementson lo ajustaron a a su finalidad divulgativa y pedagógica, a un lenguaje, según el poeta, "actual, aunque con cierto sabor de época". El director afirmaba que su intención era " (...) integrar el cine en la educación porque los medios audiovisuales son el futuro y la gente joven está rodeada de ellos". 

Sobre la historia el propio director aclaró en prensa que los hechos reales acaecidos en la Córdoba del siglo XII con una historia ficticia en torno a los dos grandes sabios cordobeses de este siglo, Maimónides y Averroes en una "Córdoba idílica en la que estaban representadas las tras culturas y donde vivían cristianos, musulmanes y judíos" aquí simbolizados en tres amigos de confesiones diferentes. 

Pero igualmente destaca que la película tiene un sentido muy actual, pues habla de algo que hoy , desgraciadamente, aparece casi a diario en prensa: la intransigencia. El director comentaba que "La película habla de la intransigencia, de los extremos ideológicos y de cómo la historia vuelve a repetirse", dice Entrenas, y prosigue con la idea cuando afirma que "Queríamos centrarnos en estos temas, que hoy están de completa actualidad" como son "el integrismo, la lucha de la libertad ideológica y la tolerancia". El objetivo de la película es pretender demostrar que "tanto en el Islam como en la cristiandad los problemas de los que ahora se habla, la incompatibilidad entre la libertad individual y la fe, la teocracia, el derecho de pensar libremente, de criticar... son temas muy antiguos", y continúa diciendo que  "estos dos grandes pensadores europeos, uno judío y otro musulmán, eran cordobeses". Para  Clementson la película es "Es una reivindicación de la libertad de conciencia, de la racionalidad y de la convivencia".  En este sentido combiene recordar una frase del mismísimo Maimónides, “Son útiles o buenas las acciones que sirven a un propósito y lo alcanzan.” 

Por otro lado, y en el sentido de lo antes expresado Miguel Ángel Entrenas, no olvida el hecho de que con este film se intentaba recordar a la ciudad que este año se cumplen el 750 aniversario de la construcción de la sinagoga de Córdoba.

La película ha sido rodada en esta ciudad de cine que es la nuestra , - incomprensible que no sea un espacio habitual de muchas más películas y series-, en lugares tales como Medina Azahara, la Sinagoga y el Alcázar de los Reyes Cristianos y sus jardines, la Capilla de San Bartolomé inserta en la Facultad de Filosofía y Letras, el actual Rectorado de la Universidad, la Casa Sefarad, el entorno de la Calahorra y el Puente romano, los antiguos baños árabes - hoy tablado de la calle X- , los baños de Hamman, además del citado Castillo de Almodóvar, cuyas vistas grabadas con el apoyo de la Asociación de Parapente de Córdoba  dan una espectacularidad absoluta.

Estamos ante un mediometraje brillante y ágil en lo técnico y en lo narrativo. La historia lleva un hilo conductor natural, con personajes bien trazados y diálogos que reflejan la lucha que se vivió en la ciudad y en  el occidente musulmán entre el respeto hacia los demás, la posible compatibilidad entre la fe y la razón, sustentada por los dos protagonistas, el gusto por el pensamiento aristotélico frente a la categórica intolerancia religiosa que niega todo los demás.

En el análisis textual de la imagen vemos como Entrenas ha apostado por el juego de luces, la claridad y en ocasiones la oscuridad para reflejar la lucha entre la tolerancia y su contrario, por el uso de primeros planos y planos medios cuando quiere resaltar las intervenciones de estos dos brillantes perplejos, auténticos protagonistas de la historia, al igual que la ciudad en la que se desarrolla.

Y volviendo al principio, a la filosofía, a la luz entendida en el  sentido de la belleza y en relación a esta luz andalusí que desprenden estos dos filósofos , esos dos perplejos, en la concepción de nuestro Rambam / Maimónides  reconocemos en ellos esa expresión, esa mirada, esa intensidad que abrigaba su pensamiento en lo concerniente a justificar su fe por medio de la razón, y sobre todo en colocar esta última capacidad - el razonamiento- estrictamente humana por encima de todo, lo que le llevó a no repudiar a los demás con independencia de su credo o su étnia. Era su manera se entender la luz en la forma e identificarla con el «alma». Maimónides ni Averroes llegaron a afirmar que «la luz es la belleza y adorno de toda creación visible», así como que embellece las cosas y muestra su hermosura, pues eso se lo dejaron a Robert Grosseteste, pero seguramente y en cuando afirmación estarían de acuerdo con él.

A destacar el trabajo de actores, especialmente brillante, el de Antonio Ortuño  como Maimónides, magníficamente acompañado de José Ruiz (Averroes), así como de Ángeles Muñoz (Rebecca) y Mario Gallardo (Gonzalo) dan cumplida réplica a Ortuño.

El director ha traspuesto de manera acertada una historia del pasado que es paralela con el presente, aunque diferente en el espacio. Es tristemente curioso ver la rabiosa actualidad de la intolerancia vivida en el seno del mundo musulmán  y como la misma ha superado el ámbito de una querella interna para  convertirse en un problema a escala mundial y que afecta a todas las religiones y a todas las civilizaciones. Lo que hoy se vive en Siria e Iraq, esa dictadura innoble e intolerante del Daesh, que no respeta ni a personas ni tan siquiera a las piedras del pasado, genera muerte, destrucción y movimientos migratorios, de tal manera, que la violencia vuelve a traernos a estos rincones de Europa nuevamente a sirios que huyen de la misma, como ya lo hiciera con nuestro primer emir omeya independiente: Abd al Rahman I.

Queda, por lo tanto, para un futuro y ¿por qué no? la historia de este sirio, huido para salvar su vida y refugiado en las tierras del oeste, un lugar de luz brillante, que con el tiempo pudiera ser el crisol de una renacida ciudad, pero eso, es especular con el futuro. Por ahora, nos sentiremos satisfechos con la luz de la pantalla y las imágenes del proyector que aclaran o satisfacen humildemente nuestras vidas como espectadores.  Para eso está el cine, ¿no?. 





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