miércoles, 10 de mayo de 2017

La injusticia en el cine


Dice en su libro Guillermo Cabrera Infante en su Cine o Sardina que el género estadounidense por antonomasia, el western nació de la mano de Edwin S. Porter en su película El gran robo del tren cuando el protagonista con un Colt del calibre 45 dispara apunta al fotógrafo y dispara sobre el espectador seis balazos. Varias líneas después el escritor cubano señala que este género se mantiene hasta que otro director, Michel Cimino, decidió que los géneros se destruyen como una forma perecedera de la materia.  Y prosiguen diciendo que "Las puertas del cielo se abrieron a la destrución como si fueran las del infierno".

Esta afirmación que parece, en principio, muy concluyente y categórica, no sólo fue defendida por el que fuera Premio Cervantes de las Letras, sino que , durante muchísimos años, se ha considerado a este director y a esta película como las causantes de la destrucción de la segunda época de Hollywood. 

Lo cierto es que desde 1980  esta película fue colocada en el disparadero del final de lo que se llamó el "Nuevo Hollywood" Y aunque existen discrepancias entre los historiadores cinematográficos sobre dónde situar el arranque de la última edad de oro del cine estadounidense. Unos hablan de Bonnie & Clyde (Arthur Penn, 1967), mientras que otros hablan de Easy Rider (Dennis Hopper, 1969)casi todos culpan del fin de este momento álgido de Hollywood a la película del neoyorkino  Michael Cimino , responsable del entierro que provocó el fin del un momento en que  directores emergentes que apostaban por la combinación entre el arte, el espectáculo y el negocio - ¿por qué no?- habían puesto fin a la "dictadura" de los productores cinematográficos a finales de los años sesenta. 

Sin embargo el fracaso en pantalla de esta película de Cimino que hablaba de las luchas entre campesinos, colonos y terratenientes en el Wyoming de 1889,  decantó la lucha de poder entre directores y productores,  a favor de estos últimos y  que  desde entonces volvieron a hacerse dueños del cine, apostando por lo que algunos han llamado infantilización o cine  comercial de los ochenta, modelo aún en vigor.

Hasta el fiasco en las carteleras de Las puertas del cielo , los "enfants terribles" de la dirección habían conseguido montar macroproyectos de autor con presupuestos más que holgados para hacer sus películas. 

No hace mucho un escritor Peter Bisking, jefe de redacción de la revista Premiere y director de American Film,y redactor adjunto en Vanity Faircon múltiples artículos publicados en The New York Times, Los Angeles Times, The Washington Post y Rolling Stone, escribió para la editorial Anagrama un par de libros Sexo, mentiras y Hollywood y, el que aquí nos trae, Moteros tranquilos, toros salvajes en el que se dice que “Inflado por sus Oscar, tozudo y tan megalómano que a su lado Coppola parecía Mary Poppins, Cimino había ganado todas las refriegas previas al rodaje de La puerta del cielo, incluido un reparto en el que figuraban, en lugar de grandes estrellas, Kris Kristofferson, Isabelle Huppert, Christopher Walken y John Hurt, y, lo que es más importante, el derecho, establecido por contrato, a pasarse de presupuesto en caso necesario”, explica Biskind en el libro.

En el se hace mención lo imperdonable que es en Hollywood el fracaso comercial, el flop, o el fiasco. Desde entonces usando términos soviéticos ¡Todo el poder a las Productoras"

En julio de 2016 cuando falleció el director Michael Cimino, se recordaba una y otra vez como 'La puerta del cielo', ,uno de los mayores fracasos de Hollywood y que su flop supuso para su productora, United Artists, su fin. Es curioso pero en el mundo del cine hay caminos de ida y vuelta y lo que fue un fiasco absoluto, como el que comentaba en su artículo Cabrera Infante, hoy se ve como una auténtica obra maestra.

Lo cierto es que el rodaje del film dejó para la posteridad en mala posición el 'perfeccionismo' de los directores para ceñirse a lo que estaba programado. Y aunque es innegable que acabó con dos productoras, una la que asumió en nombre de Cimino el trabajo, la Partisans Productions, también lo hará con otra de las históricas empresas del cine , encargada en este caso de la distribución de la misma, la creada con esfuerzo el 17 de abril de 1919 por cuatro grandes de Hollywood por Charles Chaplin, Douglas Fairbanks, Mary Pickford y David Wark Griffith , con la intención de controlar sus propios intereses en lugar de depender de estudios comerciales, desaparerá tras una compleja venta engullida por una de la major.

Lo que sorprende es que a pesar de que la UA, como se le conocía integrada en la "A Transamerica Company" desde 1968 , tuvo su año más exitoso con cuatro éxitos en 1979 como Rocky II, Manhattan, Moonraker y El corcel negro, todas ellas realizadas   bajo la presidencia de Andy Albeck como presidente de la UA la decisión de dar vía libre a Cimino en Las Puertas del Cielo supondría no sólo la dimisión de Albeck sino su substitución por Norbert Auerbach, y lo que es peor, la destrucción de la reputación de UA con Transamerica. Auerbach aunque pudo salvar el nombre de United Artists,  antes de la venta, no impidió que la Transamerica decidiera abandonar el negocio de la producción de películas, y que United Artists fuese puesta a la venta, pasando inicialmente a Kirk Kerkorian de Tracinda Corp. que compró la compañía, pero como Tracinda también era propietaria de Metro-Goldwyn-Mayer, ésta finalmente la adquirió United Artists en 1981.

La puerta del cielo (Heaven's Gate)  efectivamente supuso graves perdidas para la United Artists debido a la diferencia entre los costos de producción y las ganancias en taquilla, pues de los 44 millones de dólares que costó, solo consiguió recaudar en taquilla en Estados Unidos 3 millones de dólares, llevando a la bancarrota a la productora. También significó un duro golpe para la carrera de Cimino, quien dos años antes había dirigido la muy premiada The Deer Hunter ( El cazador en España) y también hizo que la película apareciera con frecuencia en las listas de las peores películas de la historia- Algunos hablan de pérdidas que alcanzaban los 76,2 millones de euros. La taquilla desde su lanzamiento apaenas llegó a los 3,5 millones de dólares.

La película de Michael Cimino fue producido por Joann Carelli , productor con quien Cimino había realizado El cazador y que no lo abandonará más tarde estando presente igualmente en El Siciliano (1987).

La historia se fundamenta en un guión del mismo Michael Cimino siendo la música de David Mansfield , la fotografía de Vilmos Zsigmond y el montaje, hay que señalar que hubo varios, lo fue de Lisa Fruchtman , Gerald Greenberg , William Reynolds y Tom Rolf.

El reparto estuvo integrado por Kris Kristofferson como James Averill,  Christopher Walken como Nathan D. Champion, Isabelle Huppert como Elle Watson, John Hurt como William Billy C. Irvine,  Brad Dourif como  Mr. Eggleston, Joseph Cotten como el reverendo Gordon Sutton, Jeff Bridges: como John L. Bridges,  Sam Waterston como Frank Canton, Mickey Rourke como Nick Ray,  Willem Dafoe como un extra sin acreditar de nombre Willy,  Geoffrey Lewis como el trapero Fred , Paul Koslo como el alcalde Charlie Lezak , Richard Masur como Cully , Ronnie Hawkins como el Mayor Wolcott,  Terry O'Quinn como el capitán Minardi,  Tom Noonan como Jake , Roseanne Vela como una de las chicas y  Nicholas Woodeson como el hombre pequeño.

La película que empieza con unos tres minutos de la banda sonora de David Mansfield, músico acompañante de Bob Dylan en algunas de sus giras y compositor estadounidense que aparece en varias ocasiones en la película tocando el violín y en una ocasión montado sobre patines, en una obertura que contiene toda las cortes que irán apareciendo a lo largo de la película sobre un fondo negro del que finalmente aparece un rectángulo en blanco que cuando se acerca descubrimos que es el anagrama de UA qu va gurando hasta mostrase completamente. Parece desde luego un canto del cisne para la compañía.

Después la película se traslada a Harvard al año 1870. Descubrimos como dos amigos, James Averill (Kris Kristofferson) y William Billy C. Irvine (John Hurt),  hijos de la élite gobernante, concluyen sus estudios universitarios y se preparan para la vida adulta no sin antes cumplir con viejas tradiciones universitarias como una parada musical  por el recinto universitario que culmina en el recinto religioso de la misma en la que es recibido por el reverendo Gordon Sutton (Joseph Cotten) y en el que es invitado a hablar como portavoz de los estudiantes el joven Irvine. El reverendo habla a los graduados sobre "la importancia de la mente cultivada" y el valor de la educación. Irvine, brillante pero obviamente intoxicado, lo sigue con   puntos de vista opuestos e irreverentes.

Tras el insonoro discurso comienza el baile final de los estudios en la Universidad de Harvard, el Danubio Azul de Strauss en el que bailan chicos y chicas que han participado y visto la graduación respectivamente en los jardines del recinto universitario así como la ceremonia y lucha para conseguir un ramo de flores. Averill que lo consigue, no sin esfuerzo, se lo entrega a una chica.

Tras esto descubrimos a Averill montado en un tren. Han pasado veinte años de aquella ceremonia y  viven en circunstancias muy distintas. Ambos se han desplazado al oeste, en concreto a Wyoming. Ahora Averill, más serio y visiblemente más viejo, se ha convertido en un "marshall" federal. Por su parte, Irvine, destruido y arruinado por la bebida, pero todavía en su sano juicio, es miembro de la Asociación de Agricultores y Ganaderos, que está involucrada en un conflicto.

Descubrimos igualmente que en el condado de Johnson ( Wyoming), 1890 hay un enfrentamiento abierto en los miembros de esta asociación y los colonos que en su mayoría son inmigrantes de Europa del Este (Rusia, Serbia, Polonia o Alemania) que han llegado al este estado con la esperanza de un reparto equitativo de tierras que no se produce y que condena a  muchos de  estos inmigrantes a la pobraz más absoluta y a plantear como solución ante la hambruna el robo  de ganado.

Ante esto los miembros de la Asociación han apostado por contratar a mercenarios que disparan sin piedad sobre los ladrones siguiendo las directrices de los terratenientes.

Cuando llega Averill a una ciudad en auge Casper (Wyoming) se entera por un amigo ferroviario que hay una reunión de los miembro de la asociación de los terratenientes, la Wyoming Stock Growers Association ,  en su club social. Entre los integrantes está Billy Irvine, ahora muy degradado que le da información y un listado con la propuesta para asesinar a 200 hombres y mujeres de Sweetwater y del condado de Johnson vinculados de una u otra manera en los robos de ganado.

Nos enteramos que el sheriff Jim Averill,  desde hace un tiempo y por principios lo que pretende es que impere la ley en el condado , por lo que ha sido colocado en el centro de las críticas de la Asociación que le acusa de defender a  los inmigrantes  que son acusados de robo y amenazados por mercenarios contratados por terratenientes.

En una reunión formal del consejo, el jefe de la Asociación, Frank Canton (Sam Waterston ) le dice a los otros miembros, incluyendo a un borracho Irvine, su plan para matar a 125 colonos, alegando que son ladrones y anarquistas.

Irvine sale de la reunión, se encuentra con Averill, y le habla de los planes de la Asociación. Cuando Averill se  dispone a marchar intercambia duras palabras con Canton. Canton intenta golpear a  Averill pero es él, Canton, el que acaba golpeado en el suelo. Esa noche, Canton recluta hombres para matar a los colonos apuntado en esa infame lista.

Entre los que han sido contratados por la Asociación se encuentra Nate Champion (Christopher Walken) , un antiguo colono al que le duele lo que está pasando, pero que cumple sin miramientos su cometido, como ocurre con Kovacs , un inmigrante que ha robado un ternero, aunque persuade a otro del robo cuando está a punto de sacrificar al animal, pues se sabe que es - y ha sido- uno de ellos.

La intención de Nate es la de casarse con una prostituta inmigrante de origen francés o quebecois, pero de la que también Averill está enamorado.

De hecho descubrimos que viene de comprarle una carreta de paseo para celebrar su cumpleaños que ha sido embarcada en el tren y con la que pasean públicamente una vez que se ha llegado a verla, han hecho el amor , exhibiéndose por el pueblo.

El problema para Averill es saber que en la lista está Elle Watson por aceptar ganado robado como pago por el uso de sus prostitutas.

A pesar de todo, Averill y Watson patinan en una multitud, y luego bailan solos, en una enorme pista de patinaje denominada "Heaven's Gate", una enorme carpa, que ha sido construida por el empresario local John L. Bridges (Jeff Bridges) , dueño de un bar y de un espacio de juegos.

Averill obtiene una copia de la lista de posibles víctimas de la Asociación gracias a  un capitán del Ejército de EE. UU. con el que juega en el béisbol y más tarde lee los nombres en voz alta a los colonos, quienes se quedan aterrorizados.

Cully, el trabajador de la estación y amigo de Averill, ve como en el tren se han montado los pistoleros contratados por Canton  y decide salir hacia el norte con el fin de avisar a los colonos, pero es asesinado en el camino .

Más tarde, un grupo de hombres llega al burdel de Watson y la viola. Todos menos uno son asesinados por Averill. Averill con horror descubre que antes el grupo ha matado a todas las chicas y al chico que se hacía cargo del burdel.

Champion, al darse cuenta de que sus patrones  trata de eliminar a Elle Watson, va al campamento de Canton y dispara al violador que queda, luego se niega a participar en la masacre.

Canton y sus hombres encuentran a uno de los amigos de Champion, un trapero de nombre (Fred  Geoffrey Lewis) saliendo de la cabaña de Champion , en la que vive unos días junto a Nate y su amigo Nick(Mickey Rourke) asesinándolo a su salida e iniciando un tiroteo que acaba con las vidas de los otros dos tras forzar la salida de Nick y Nate por medio de un carro envuelto en llamas quemando la cabaña..

Por su parte Elle, intentando salvar a Champion,  llega en su carro y recibe un disparo con uno de los cañones contratados antes de escapar a caballo.

Watson visto lo visto va a la carpa y advierte a los colonos, que están en una asamblea discutiendo qué es lo que han de hacer, sobre las intensiones de exterminarlos a todos por parte de Canton. La reunión ahora resulta enorme y caótica "Heaven's Gate". Pero los colonos agitados deciden luchar;.

Bridges lidera el ataque contra la gente  de Canton. Con los sicarios contratados ahora rodeados, ambos lados sufren víctimas (incluyendo a un Irvine borracho, poético) mientras que Canton rscapa para pedir  ayuda al ejército.

Watson y Averill vuelven a la cabaña carbonizada y humeante de Champion y descubren su cuerpo junto con una carta escrita a mano que documenta sus últimos minutos vivos.

Al día siguiente, Averill se une a regañadientes a los colonos y con su conocimiento de la historia decide usar una técnica de ataque de época romana. Con sus máquinas de aserrar  y cargas explosivas, inicia un ataque contra los hombres de Canton y sus fortificaciones improvisadas.

Nuevamente hay fuertes bajas en ambos bandos, antes de que llegue el Ejército de Estados Unidos, con Canton en cabeza, para detener la lucha y salvar a los mercenarios restantes sitiados.

Más tarde, Watson y Bridges, son informados de que han de marcharse por Averill. Ambos se preparan para irse para siempre. Pero son emboscados por Canton y otros dos que disparan y matan Bridges y Watson.

Después de matar a Canton y a sus hombres, Averill afligido sostiene el cuerpo de Watson en sus brazos.

Tras esto el tiempo pasa. Y , una década después, en el año 1903, descubrimos a un Averill bien vestido, sin barba, pero de aspecto envejecido, que recorre la cubierta de su yate en  Newport, Rhode Island .

Tras estar en cubierta va abajo, donde es recibido por una atractiva mujer de mediana edad que está durmiendo en una lujosa cama. La mujer, la antigua novia de Averill, en Harvard (tal vez ahora su esposa), se despierta y le pide un cigarrillo. En silencio, él  cumple la petición, lo enciende y regresa a la cubierta, acabando así la película.

La película se rodó en Wallace, Idaho como Casper , y su calle principal, Kalispell,Deer Lodge, Blackfeet Indian Reservation, Painted Teepee Peak y Two Medecine Lake en el Parque Nacional Glacier, donde se recreó Sweetwater, en Montana, Estados Unidos Se rodó igualmente en Gran Bretaña, en concreto en Hertford Bridge, en el Mansfield College, Tom Tower, Cuadrilátero de Tom Quad, , Teatro Sheldonian, en el New College Lane de la Universidad de Oxford, al igual que en una de sus calles, la de Broad Street, También se rodó en Newport, en Rhode Island, en su Rosecliff Mansion en el 548 Bellevue Avenue, y en Cambridge, Massachusetts.

Algo algo real en lo que cuenta la película.  Los elementos básicos de la trama de la película fueron inspirados por la Guerra del Condado de Johnson de Wyoming en 1892, el conflicto entre ganaderos-colonos que también sirvió como referencia a Raices Profundas o  Shane y El Virginiano o The Virginian .

La mayor parte de los personajes principales de la película llevan los nombres de figuras claves reales en la guerra, pero los acontecimientos retratados en la Puerta del Cielo tienen poca semejanza con los acontecimientos históricos reales.  Mientras que los "homesteaders" comenzaron a instalarse en el norte de Wyoming en la década de 1890, reclamando tierras bajo los recientemente promulgados Homestead Acts , no había  hubo inmigrantes europeos hambrientos de tierras que acabaran matando el ganado de los hombres ricos para alimentar a sus familias, como  muestra  la película.

Nate Champion , que es retratado como un asesino y "ejecutor"  era en realidad un pequeño ranchero del condado de Johnson , apodado "rey de los rustlers" por los stockmen porque él resistió su táctica de reclamar todo el ganado joven sin marca como su propio.

Jim Averell era otro homesteader que vivió cerca de 100 millas (160 kilómetros) al sudoeste del condado de Johnson.

Dos años antes de que comenzara la Guerra del Condado de Johnson, él y su esposa, Elle Watson, fueron asesinados por sicarios pagados que  falsamente acusaron a Watson de intercambiar favores sexuales por ganado robado. Nunca hubo pruebas de que Watson fuera una señora del burdel, como se retrata en la película, ni que Watson o Averell conocieran a Nate Champion.

En 1971, el director cinematográfico de Hollywood, Michael Cimino, presentó un guión original para Heaven's Gate (entonces llamado The Johnson County War ), pero el proyecto fue archivado cuando no consiguió atraer a grandes nombres.

En 1979, después de dos películas   seguidas de cierto éxito como  Thunderbolt y Lightfoot de 1974 (rodadas en Montana), y en vísperas de ganar dos premios de la Academia (el mejor director y el mejor cuadro ) para 1978 el Cazador , Cimino era , en esos momentos, uno de los grandes directores de Hollywood, utilizó su "poder  " para convencer a United Artists de resucitar el proyecto con Kris Kristofferson , Isabelle Huppert y Christopher Walken como los tres personajes principales.

Al principio se le asignó un presupuesto inicial de 11,6 millones de dólares,  pero también se le dióo carta blanca  y una fecha de estreno, el 14 de diciembre .

El rodaje comenzó el 16 de abril de 1979, en el Parque Nacional Glacier , al este de Kalispell, en Montana , con una gran mayoría de  escenas de la ciudad filmadas en el área de Two  Medicine , al norte del pueblo de East Glacier Park. El rodaje también incluyó la ciudad de Wallace, Idaho .

La película sufrió desde el principio incontables y contables contratiempos en la producción que , casi siempre supusieron un aumento en el coste y en el tiempo de rodaje. A ello se sumo además un servicio de prensa mal gestionado y  acusaciones de abuso de animales en el set, así como rumores sobre el supuestamente autoritario carácter y estilo del director neoyorkino.

Lo extraño es que cuando asumió el proyecto la reputación de su director, Cimino, estaba en todo lo alto una vez que dos años antes, en 1978,  había impactado y mucho su película The Deer Hunter o El cazador, ganadora de cinco  premios de la Academia entre ellos el de mejor película y al mejor director en 1979.

Desde el primer momento la producción se complicó. Antes de que se rodase un solo plano de la película, Kris Kristofferson, Jeff Bridges, Christopher Walken y Isabelle Huppert tuvieron que estar varias semanas aprendiendo diferentes aspectos  imprescindibles para sus papeles tales como  montar a caballo, luchar, aprender un dialecto yugoslavo y, como vemos en una de las primeras escenas del film, bailar sobre patines.

El actor Jeff Bridges bautizó a este periodo de entrenamiento exhaustivo "Campo Cimino o Camp Cimino".

Cimino invirtió muchísimo tiempo en seleccionar a los extras en las escenas de baile, al igual que lo hacía con cada uno de los planos y localizaciones.

El proceso que seguía consistía en ponerlos en filas de doce y clasificarlos según su aspecto y altura. "Quería encargarse de la selección de los extras y ponerlos en su lugar correcto", aseguró su director de fotografía, Vilmos Zsigmond. "Igual se pasaba dos horas para seleccionar y colocar a 50 personas".

Al sexto día de rodaje ya llevaban cinco días de retraso. Uno de los motivos que retrasaba de tal manera todo el plan de producción era la necesidad del director de hacer decenas de tomas de un mismo momento. De escenas como la de Kris Kristofferson borracho, que apenas dura unos segundos en la película, se rodaron 50 tomas, todo un día de grabación sólo para ese momento. "No estoy acostumbrado a hacer un mínimo de 32 tomas: hacíamos la versión contento, la versión enfadado, la versión triste...", recuerda uno de los miembros del equipo, Brad Dourif.

La batalla entre los colonos y los mercenarios requería docenas de caballos, extras, vagones de madera y explosiones. Coordinar todos esos elementos llevó semanas de planificación y hasta un mes entero de rodaje.

El equipo y los actores se levantaban cada mañana a las 3.30h para llegar al punto de rodaje, donde les esperaba una jornada agotadora. Además de la dureza de la situación, el peligro de la escena era más que evidente para los miembros del equipo. "No sé cuánto tiempo duraban esas escenas, pero era aterrador", recordaba uno de ellos. "A cada toma le pedía a Dios que ninguno saliéramos lesionados".

Cuando los productores de la película visitaron por primera vez el set de rodaje, las primeras alarmas comenzaron a sonar. Era evidente la obsesión de Cimino por ver cumplidos todos y cada uno de sus deseos, hasta el punto de protagonizar anécdotas como la siguiente. Contratar el campo donde tenía lugar una de las batallas de la película no sólo costó una fortuna, sino que además el director quería que tuviera un aspecto exuberante, con hierba verde y salvaje. Para ello, mandó instalar en todo el lugar un sistema de riego y retirar todas las piedras que pudieran impedir el crecimiento de la naturaleza. "Por aquí pasarán cientos de personas y caballos y carros y explosivos... ¿Quién se va a parar a mirar la hierba?", comentó uno de los productores, Steven Bach.

Algunas de las anécdotas del rodaje del film hablan de caprichos de Cimino que se materializaban en acciones millonarias. Es el caso del tren que aparece en la película tan sólo unos minutos, y que el director hizo trasladar desde un museo en Colorado hasta el lugar de rodaje en Montana. Pero claro, la locomotora era demasiado antigua como para circular por las modernas vías del tren, así que tuvo que ser remolcada por otro vehículo para poder llegar al lugar de destino.

Cimino obligó también a la destrucción de un decorado, una calle entera que ya estaba preparada para el rodaje, porque la distancia entre los edificios no era de su agrado. Toda la calle tuvo que ser reconstruida de nuevo porque supuestamente "no se veía bien". La calle en cuestión tenía que ser seis pies más ancha. El jefe de la construcción del set dijo que sería más barato derribar un lado y moverlo de nuevo seis pies, pero Cimino insistió en que ambos lados se desmantelaran y retrocedieran tres pies y luego se volvieron a montar.

A  Cimino le preocupaban hasta las nubes. Cuando el director no estaba contento con la luz o la posición de los elementos en el cielo, todo el rodaje se detenía para esperar. Cuentan que uno de los trabajadores fue a preguntarle al director cuándo podrían comer. Él contestó una ya frase célebre: "¿Comer? ¡Esto es más importante que la comida!".

Un árbol entero fue cortado, movido en pedazos, y trasladado al patio para rodar la escena de la graduación de Harvard.

Parte del equipo , como los músicos que tenía que trabajar en Montana para trabajar en la película  por un periodo de sólo tres semanas terminaron pasando seis meses. La experiencia, como declaró alguno a la Associated Press , "fue increíblemente aburrida" y para paliarlo hubo " jam sessions" , que sirvieron para el inicio de numerosas colaboraciones musicales entre Bridges y Kristofferson.

El actor John Hurt pasó tanto tiempo esperando en la producción para algo que hacer, se fue y hizo The Elephant Man (1980) para David Lynch en el ínterin, y luego volvió a rodar más escenas en Heaven's Gate .

Del rodaje se tiene mucha información, en parte, por la participación como extra de un periodista,  Les Gaspay. Al haberle sido denegada la visita oficial al set, Gaspay entró como extra para ver cuáles eran los motivos de los retrasos de la producción y el aumento descomunal de su presupuesto. El periodista salió horrorizado después de vivir la escena de la batalla. "Hay extras haciendo un trabajo que deberían hacer especialistas", aseguró. "Debido a la loca carrera con caballos, muchas personas resultaron heridas mientras se repetía una y otra vez durante varios días. Algunos de los inmigrantes, en su mayoría extras, son arrojados al barro por sus caballos. Hasta un niño menor de edad fue atropellado por los caballos", contó el periodista.

A medida que avanzaba la producción, United Artists consideró seriamente despedir a Cimino y reemplazarlo con otro director.

Heaven's Gate terminó de rodarse en marzo de 1980, habiendo costado casi 30 millones de dólares. Al final del rodaje se emplearon 165 días , más de 200 horas de metraje en 70 mm y alguna que otra amenaza de muerte por parte de sus productores tras dilapidar 44 millones de dólares (cuatro veces más de lo previsto).

Una vez acabado el rodaje en 1979, la gran odisea era el proceso de montaje. Y es que fueron un total de 220 horas de material las que se acumularon tras haber roto completamente los planes de rodaje superando al rodaje de 'Apocalypse Now'.

Una vez iniciado el proceso de montaje, y viendo que el material existente era inabarcable, los productores del film pusieron dos condiciones inapelables a Cimino: que la película tenía que tener una duración viable para su comercialización y que debía estar terminada para la Navidad de 1980.

Según se informa, durante la postproducción Cimino cambió la cerradura a la sala de edición del estudio, prohibiendo a los ejecutivos ver la película hasta que completara su corte,

Cimino trabajó con el editor ganador del Oscar William H. Reynolds ,y éste acabó diciendo que "Michael no quería respeto, quería temor, la idea era que el hombre mágico estaba en su taller haciendo su magia, y todos debíamos dejarlo solo y dejarlo terminar."

El 26 de junio de 1980, pese a que la productora del film le pidió un montaje de tres horas, o preferiblemente menos, Cimino presentó la primera versión de 'La puerta del cielo'. Duraba sobre 5 horas y 25 minutos. "Como mucho podría recortarle 15 minutos", les dijo un agotado Cimino.

Empezó entonces una nueva obsesión para Cimino: que nadie viese, modificase o influyese en su montaje. "Fue bastante divertido en realidad", recordaba la asistente el editor, Penélope Shaw. "Tenía barras puestas en las ventanas de la sala de montaje y había cambiado todas las cerraduras para que nadie pudiese entrar". Incluso se dice que contrató a un hombre de seguridad armado para que custodiase el material.  Cimino se pasaba 18 horas al día en aquella pequeña sala.

Los ejecutivos se negaron rotundamente a lanzar la película en esa duración. Sin embargo, Cimino les prometió que podría volver a editar la película y pasó todo el verano y el otoño de 1980 haciéndolo, finalmente se extendería en su duración original de estreno a 3 horas y 39 minutos (219 minutos).

Existen diferentes versiones en cuanto a duración de la película: el 26 de junio de 1980, Cimino enseñó un montaje a los ejecutivos de United Artists cuya duración era de 325 minutos. Los directivos de United Artists la redujeron hasta dejarla en 149 minutos. La edición más larga estrenada fue de 219 minutos. El corte final finalmente se estrenó en el cine en Nueva York  el 19 de noviembre de 1980. Durante el intermedio en día del estreno  parece ser que Cimino fue preguntado por su publicista "¿Porque odian la película, Michael?".

Al ser presentada a la prensa, el 18 de noviembre de 1979, cuando la cinta duraba tres horas y treinta y cuatro minutos, el crítico de The New York Times  , Vincent Canby, dijo esto al día siguiente: “La puerta del cielo es un desastre tan absoluto que podríamos sospechar que el señor Cimino vendió su alma al diablo para obtener el éxito que obtuvo con El cazador y que ahora el diablo ha vuelto para cobrar”.

Tras esa crítica   Cimino y United Artists sacaron la película del circuito de cualquier lanzamiento más, posponiendo completamente un lanzamiento mundial .

En abril de 1981 en Los Ángeles , la película resurgió en una versión de "director's cut" de dos horas y veintinueve minutos (149 minutos) que Cimino había montado por tercera vez.

La siguiente visualización de la cinta estaba ya mutilada hasta quedarse en dos horas y media.  El público dio la espalda a un trabajo que costó 44 millones de dólares (presupuesto, copias y publicidad) y recaudó 1,3 millones.

A partir de este corte, el crítico del Chicago Sun-Times , Roger Ebert, criticó las opciones formales de la película y sus inconsistencias narrativas e incredulidades, concluyendo que la película era "el más escandaloso desperdicio cinematográfico que he visto y recuerde.

Kevin Thomas, del Los Angeles Times, emitió una opinión disidente al revisar la película acortada, convirtiéndose en uno de sus pocos críticos norteamericanos que la valoraron positivamente y calificándola de "una verdadera epopeya de la pantalla".

El coro de indignación no tardó en transformarse en un ataque al estudio que hizo la película y luego al sistema que lo había permitido.

En lo tocante a la ambición y el presupuesto, Cimino no había hecho nada que hubieran hecho antes Friedkin, Coppola, Spielberg y Beatty. La puerta del cielo era un producto de los setenta, igual que Toro salvaje. El resultado, por un lado, del poder otorgado a los directores –mejor dicho, del endiosamiento de los directores– y, por otro, de la consiguiente y congruente demonización del productor”, resume Biskind.

Tras los excesos del gasto y el notorio fracaso de la película , los ejecutivos de Hollywood procedieron a celebrar su vuelta al poder gastándose millonadas absurdas en blockbusters ochenteros de dudoso gusto. “Fue el título que concentró toda la inquina contra el poder y la soberbia de los directores. La puerta del cielo, de Michael Cimino, sirvió para que los estudios cerraran la suya a sus colegas más ambiciosos. Triste ironía, si Hollywood había cambiado debido a los excesos cometidos por los estudios a finales de los sesenta, una década después volvía a hacerlo por culpa de los excesos de los cineastas”, explica Antonio Weinrichter en el ensayo Dentro y fuera de Hollywood.

Biskind, para quien Coppola y Scorsese fueron, quizás,  los dos directores más perjudicados con el retorno de los productores en los ochenta llegó a la siguiente conclusión:  “La sensación predominante era que un director enloquecido había acabado con un estudio y transformado el clima en que hasta entonces se hacía cine”

El mismo Scorsese declaró que : “La puerta del cielo nos debilitó a todos. Yo supe entonces que esa película señalaba el final de algo, que algo había muerto”. Para Coppola, por su parte, “Lo que tuvo lugar después de La puerta del cielo fue como un golpe de Estado. Fue una época en que los estudios se indignaron porque los costes de las películas subían a una velocidad de vértigo y porque los directores ganaban unas sumas increíbles y tenían todo el control. Por eso, los estudios decidieron recuperar el control”. Biskind concluye: “Scorsese y Coppola no se equivocaban. A principios de los años ochenta tuvo lugar una contrarrevolución, pero La puerta del cielo fue una mera excusa, una manera práctica para designar los cambios”.

Con todo hay quien piensa que la película de Cimino también fue víctima del cambio de ciclo político en EEUU. Los tiempos estaban cambiando definitivamente. “La puerta del cielo llegó a las salas dos semanas después de la elección de Ronald Reagan, cuya promesa de un ‘nuevo amanecer en América’ contrastaba profundamente con la visión del filme de Cimino sobre el 99% siendo aplastado sin piedad por el 1%”, explica el periodista Scott Foundas en una  entrevista a Cimino publicada en The Village Voice durante el Festival de Cine de Roma de 2008.

Y es que tres décadas después de que este western con lucha de clases al fondo le convirtiera en un apestado en Hollywood, la crítica alaba ahora la misma película que hizo papilla en 1980.

Cimino declaraba en aquella entrevista que “Todos estos años me he sentido como si La puerta del cielo fuera un precioso globo de colores atado tan fuerte a mi muñeca que no podía volar. Ahora, por fin, la película se ha liberado y vuela libremente camino de las nubes”.

La película estuvo nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes de 1981,o nominada al Oscar en la mejor dirección artística  pero también  el premio del peor director en la ceremonia de los Premios Razzie de 1981

Sin embargo, en las décadas transcurridas desde el lanzamiento, la evaluación general sobre Heaven's Gate se ha vuelto más positiva, con algunos críticos describiendo ahora Heaven's Gate como una "obra maestra moderna". La recepción de la reedición de 1980 después de durísimas críticas posteriormente ha variado y hoy se considera que es "una de las mayores injusticias de la historia cinematográfica". Aunque algunas de esas críticas se mantienen como la que aparecía en The Guardian en 2008, cuando Joe Queenan declaró que Heaven's Gate la peor película hecha hasta ese momento. "Esta es una película que destruyó la carrera del director", escribió. "Esta es una película que perdió tanto dinero que, literalmente, llevó a un gran estudio estadounidense fuera del negocio. Esta es una película sobre pistoleros educados en Harvard que se enfrentan a los sodbusters de Europa del Este en una lucha épica por el alma de América. Esta es una película que protagoniza a Isabelle Huppert como una vaquera. Esta es una película en la que Jeff Bridges vomita mientras está montado en patines. Esta es una película que tiene cinco minutos de tocar violín ininterrumpido por un violinista que también está montado en patines. Esta es una película que desafía la creencia. "

La BBC clasificó Heaven's Gate 98º en sus 100 películas estadounidenses más grandes de la lista de todos los tiempos.

Los primeros en rehabilitar la película fueron los críticos europeos que la elogiaron después demostrase en el Festival de Cine de Cannes . Robin Wood dijo de ella que era "una de las pocas películas auténticamente innovadoras de Hollywood ... Me parece, en su versión original, entre los logros supremos del cine de Hollywood." Robin Wood señaló, en su revisión inicial de la película, que los críticos iniciales  tendieron a amontonarse en la película, tratando de "superar [uno a] otro con sarcasmo y desprecio".

David Thomson llama a la película "un monstruo herido" y argumenta que participa en "una rica tradición americana ( Melville , James , Ives , Pollock , Parker ) que busca una poderosa dispersión de lo que ha pasado antes. En América, hay grandes innovaciones en el arte que de repente crean campos de aparente vacío, que pueden parecer como omisiones o errores al principio, pero con el tiempo los vemos como destinados a nuestra exploración ".

Martin Scorsese dijo que la película tiene muchas virtudes pasadas por alto. En abril de 2011,  en la Time Out London incluyó a  Heaven's Gate como el décimo segundo mejor Western. En paralelo se convirtió en objeto de estudio para el libro citado de Peter Biskind  "Easy Riders, Raging Bulls" , llegando a la conclusión de  que Heaven's Gate no era diferente a otros proyectos con grandes presupuestos y problemas de fines de los años setenta y principios de los ochenta como 1941 de Steven Spielberg o Reds de Warren Beatty  , y que la reacción contra Heaven's Gate podría haber sido fácilmente dirigida a otros lugares.

Biskind especuló que la impopularidad personal de Michael Cimino fue la razón principal por la que esta película fue tan ampliamente maltratada.

En España Carlos Boyero en el diario El Mundo dijo de ella que  "Creo que es una película dispersa y mutilada. Y se nota para mal. A mi me fascina el comienzo. Tiene cosas muy bonitas pero no es de mis películas favoritas."

Augusto M. Torres en el diccionario Espasa afirma que es un "Gran western, escrito y dirigido con sabiduría, masacrado por la productora desde su estreno. Su fracaso comercial acabó con la UA y con el propio Cimino"

Para Alberto Abuín en blog de cine tras seleccionar una cita de la película -  "Si los ricos pudiesen pagar a otros para morir por ellos, los pobres se ganarían decentemente la vida." - que con ella Cimino sufrió una de las máximas de Hollywood: vales lo que tu última película.

Tras el descalabro, Cimino estuvo cinco años sin poder dirigir, hasta que de nuevo vio la luz con su inmensa ‘Manhattan Sur’ (‘Year of the Dragon’). El fracaso de esta atemporal y magna obra probablemente se debe al excesivo corte de escenas que le obligaron a hacer al director. 219 minutos rebajados a 148.

Y prosigue Abuín- del que reproduzco casi literalmente su texto escrito en blog de cine-  diciendo que  ‘La puerta del cielo’ navega continuamente sobre la eterna diferencia de clases, sobre la ley del más fuerte, aplastando al más pobre.

Para el crítico "Cimino utiliza a tres personajes centrales —en las voces y cuerpos de Kris Kristofferson, Isabelle Huppert y Christopher Walken— como ejes de un baile que dura más de 40 años.

‘La puerta del cielo’ se divide en tres partes bien diferenciadas, teniendo como protagonista central a James Averill —un Kris Kristofferson totalmente entregado, en una de las mejores composiciones de su carrera, probablemente la más sentida y llena de fuerza—, en tres momentos de su larga vida, separados por tres poderosas y sugerentes elipsis que invitan al espectador a tomar partido, a hacer ese ejercicio cada vez más denostado: pensar.

La puerta del cielo es una película que demuestra lo cíclica que es la vida, una vida nada fácil y con poco instantes para ser feliz.

La primera media hora supone una graduación, la de Averill en Harvard, en 1870. Allí, entre grandes palabras —los diferentes discursos de Joseph Cotten y John Hurt— se festeja en un gran baile alrededor de un árbol, la alegría del futuro próspero, que está por comenzar. Jóvenes, sin saber lo que ese futuro les deparará bailan sin otra preocupación. Averill se atreve a sacar a una mujer que le ha llamado la atención. El citado baile circular será reproducido más tarde en dos situaciones bien diferentes.

Una elipsis de nada menos que veinte años nos descubre a Averill en un tren, el paso del tiempo se ve esculpido en su cansado rostro. Ahora es un sheriff que defenderá a los granjeros inmigrantes de la Asociación de ganaderos, que para nada los quieren por sus tierras. La fotografía de Vilmos Zsigmond empieza a marcar esa melancolía que cubrirá el relato sobre todo en su tramo final.

Los años que han transcurrido en medio son sugeridos, la alegría del inicio se ha convertido en lucha encarnizada por los derechos de todo ser humano.  Desde ese momento, la violencia marca este tramo, el más largo del film, y la mezcla con el romanticismo de varios instantes.

También se propone un triángulo amoroso que enlaza a tres personajes fascinantes. Averill ya estaba presente en el relato. Entran en el mismo Elle (Isabelle Huppert) y Champion —Christopher Walken repitiendo con Cimino—.  Se producen también dos bailes circulares de muy diferente índole, que se hermana con las ausencias del relato, un canto a la memoria, de ahí que el film haga partícipe al espectador. El primero es el famoso baile en la carpa que da título al film.


En ella, además de ver al mismo compositor de la banda sonora, David Mansfield, sobre patines tocando el violín, vemos a los personajes de Jeff Bridges y Brad Dourif, como parte importante de la comunidad en una velada de disfrute que casi puede considerarse el único momento de verdadera fecilidad.

Cimino se vuelve un virtuoso con la cámara en esa secuencia. Siguiendo a todos bailando, no deja en ningún momento de moverse con ellos, creando una comunión entre personajes, historia y un espectador que a esas alturas se ha comprometido con lo que le cuentan.


Pasado, presente, y de nuevo futuro —¿qué sucederá con el triángulo, qué con las absurdas leyes que permiten matar a los inmigrantes?— se juntan en armonía, mezclándose. La violencia en la historia del hombre, en la historia del país, se repetirá. Pero antes de la explosión final. Cimino nos regala un momento de paz. Ese instante es, cómo no, el baile solitario entre Kristofferson y Huppert, mientras Mansfield y su banda les ponen música, con el lugar ya vacío.

La cámara se mueve en conjunción con el hermoso vals que suena, leit motiv del film. Y como todo momento de felicidad, dura una pequeña porción de tiempo. Lo que viene es muerte, destrucción, desolación, injusticia y esperanzas rotas. Cimino prácticamente se codea con Sam Peckinpah en la exposición de la violencia.

El tercer y último baile circular es el de los granjeros atacando por sorpresa y con decisión a los hombres que han sido contratados para acabar con ellos. Carretas, caballos, mucha polvareda, y terror. Hombres y mujeres contra expertos tiradores, salvados en última instancia por el gobierno.

Cimino sigue explorando la violencia, esta vez como válvula de escape para algunos de los personajes. Aterrador el plano de la mujer quitándose la vida porque ya no le queda nada.

Si la presentación del personaje de Christopher Walken es de las que dejan huella —su sombra tras una sábana tendida, un disparo, y su figura alejándose, vista a través del agujero que ha dejado—, su muerte es de lo más impactante. Con la despedida escrita del lugar que decoró para Elle —por la que logró ver la injusticia de los hombres para los que él trabaja—, y a la que amó, es acribillado sin piedad.

Cuando el film no puede ser más duro, sigue su desfile de muerte. Los de arriba siempre masacrarán a los de abajo. Averill se quedará completamente solo.


Cimino termina de coronarse con un epílogo impresionante, en el que el carácter circular de la película queda completamente cerrado. Han pasado trece años. Averill camina por la cubierta de su lujoso velero. Los años han hecho mella en su rostro. Entra en su camarote, una mujer dormida le espera.

El instante recuerda al primer encuentro que vemos entre él y Champion con el primero durmiendo una borrachera. La mujer es la del baile de graduación, y la historia que no hemos visto la sentimos. No hay palabras, la melancolía por los viejos tiempos se apodera del espectador. El baile concluye.

La memoria se impone a la historia, con sus puntos flacos, con sus huecos. Porque todos recordamos nuestro pasado a trozos, incluso mezclados. Es el baile del paso del tiempo, que en cierto modo nos lleva inexorablemente a un inevitable final físico mientras nuestra mente recorre aquellos maravillosos años de sueños y promesas. Averill sale de su camarote sin decir nada, sabemos de sobra dónde está su mente. La tristeza más desoladora nos embriaga con él.

Una obra maestra que en cada nuevo baile da nuevos pasos. Realizada además en un muy particular momento del cine estadounidense, finales de los setenta, principios de los ochenta, cuando viejos y nuevos directores proponían sus más curiosas obras. Un muy inteligente estudio, como vemos, el realizado por Abuín.

La hecatombe económica que supuso La puerta del cielo, en la que pesó tanto el perfeccionismo enfermizo de Cimino como la ineptitud del estudio , se vio afectada por otros factores, como se explica en Final Cut, documental que se une a los numerosos extras de la flamante edición.

La versión mutilada, inconexa y falta de ritmo la que se vio en los cines en el 81 fue lo que hizo que La puerta del cielo cargaría para siempre con el sello de película maldita con  una decena de secuencias memorables. Puede que costaran 50 tomas cada una, que el equipo de rodaje se pasara el día esperando el momento justo para rodar un cielo al borde del anochecer (la hora mágica capturada por el ya fallecido Vilmos Zsigmond  , pero el resultado de esta película casi musical, en muchos momentos, mereció la pena. Son las cosas de la injusticia llevada al cine. Para mi, una fantástica película.

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