viernes, 11 de octubre de 2019

La Cosa Nostra de Palermo a Nueva York


Este documental es un viaje de idea y vuelta. Comienza con una Unificación fallida que genera el desplazamiento de millones de italianos del sur que buscan su sueño americano, aunque para muchos se convierte en pesadilla , y llega al momento en que la Cosa Nostra, permanece , porque seguir sigue, pero gusta de ser como siempre ha sido , actuar desde el anonimato. 

Hablamos de una producción francesa de AB Productions y Toute L´Histoire presentada en La noche temática , una historia que nunca acaba. La serie en dos capítulos fue escrita por Anne Veron y Auberi Euler y dirigida por la misma Anne Veron y Charly Cancel siendo responsable de la producción Marie de Maublanc con una buena base documental y gran calidad de los entrevistados ante la cámara. Y es que la Cosa Nostra nunca duerme,  ni para. 

Un ejemplo gráfico es que este verano, en julio, se aplicaban 19 órdenes de detención contra miembros de las poderosas “famiglias” Inzerillo y Gambino en una operación conjunta entre Italia y EE.UU. Es una nueva operación policial conocida con el nombre de “New Connection”, coordinada entre la policía americana e italiana contra los clanes de la Cosa Nostra . 

Para ello el dispositivo contó con más de 200 policías, incluidos oficiales del FBI y se ha materializado en 19 órdenes de arresto ejecutadas desde el amanecer contra el clan de los Inzerillo, de Palermo, la capital siciliana, y los Gambino, de Nueva York, aunque también de orígenes sicilianos. 

Pero como se ve en el documental que ha emitido la 2 en su segunda entrega yo incorporo algunos detalles que en el mismo no aparecen como que el temido jefe de la Cosa Nostra, Salvatore “Toto” Riina, murió en prisión en 2017 después de pasar casi un cuarto de siglo entre rejas. 

El hombre , el contadini como el se presentaba, pero en realidad " la Bestia" que en los ochenta, Riina lanzó una guerra sin cuartel contra las familias rivales como los Inzerillo y llevó a la tumba a 1.500 personas de ambos bandos entre 1981 y 1983. 

Los Inzerillo, fue uno de aquellos clanes mafiosos que tuvieron, para salvar su vida, emigrar a los Estados Unidos. Giuseppe , aunque fuese menor de edad , pero como hijo del capo Salvatore Inzerillo, que había sido asesinado, juró vengarse con sus propias manos del crimen contra su padre, atribuido a Riina. Sin embargo, los corleoneses de Riina lograron secuestrarlo antes de que cumpliera con su amenaza. Primero le amputaron el brazo derecho. Y luego, de un certero disparo acabaron con su vida no sin antes mofarse de él recordándole que en esas condiciones le resultaría difícil disparar a Riina.

Ante lo ocurrido los Inzerillo tuvieron que exiliarse a Estados Unidos y desde entonces habían soñado poner sus pies en la isla y reinstalarse en sus viejos feudos sicilianos. Para ello buscaron amparo en los clanes americanos de origen siciliano asentados entre las famosas cinco familias de Nueva York. 

Como es habitual , los tradiciones vínculos entre los clanes italianos y americanos fueron estrechos y el vuelo directo Palermo-Nueva York, el llamado “Mafia Exprés” era su símbolo. Si bien han decaído, las relaciones se mantienen. 

Los Gambino forman una de las cinco históricas familias mafiosas italoamericanas de Nueva York. Entre los cargos que arrastran sus miembros aparecen el asesinato,la extorsión y la distribución de drogas ilegales. 

En marzo de 2019 unos sicarios dispararon hasta acabar con el capo de la familia, Francesco “Franky Boy” Cali, de 53 años, en frente de su casa en Staten Island. Se especula que el móvil podría tener que ver con las renovadas relaciones con Sicilia. 

La operación que tuvo lugar este verano tuvo como objetivo cortar el lazo entre ambos clanes y los integrantes de ambos clanes tendrán que responder a los cargos de pertenencia a la mafia, la extorsión, fraude y “competencia desleal”. 

La primera entrega de este documental en dos partes comienza en el momento en que los inmigrantes dirigen su mirada a la puerta de entrada a los EE.UU: Ellis Island , una pequeña isla, situada frente a Nueva York y vecina de la estatua de la Libertad, que era la puerta de entrada para los inmigrantes. Es conocida como “la isla de las lágrimas”. 

Desde el momento en que en 1871, la unificación de Italia es un hecho los italianos son conscientes de que la Unificación política no da respuesta a las necesidades de un país que si bien consigue la unificación no trae la prosperidad esperada. La independencia pone de manifiesto las enormes diferencias que separan la Italia del norte y la del sur. 

A la revolución industrial, que ya ha alcanzado ciudades como Milán o Turín, se opone súbitamente la miseria profunda del sur. Se cuenta que las familias llegan a arrancar el yeso de las paredes para intentar hacer pan. 

Para esta gente, la única salvación es el exilio. Entre 1880 y 1920, cuatro millones de italianos, el 70 % procedentes del sur, deciden emigrar a Estados Unidos. Los emigrantes viajaban en la entrecubierta de los barcos y las condiciones a bordo eran especialmente duras. "Todos los recién llegados pasan un examen médico... para descartar a aquellos que padecen enfermedades graves o peligrosas". 

Una de las enfermedades que buscaban era como el tracoma, que se contagia a través del agua contaminada y relativamente común entre la gente pobre del sur. Si dabas positivo, te devolvían a Italia. 

En Ellis Island tenían que decir muy rápido si venían del norte o del sur de Italia. Existía racismo contra los italianos del sur, que eran más oscuros que los del norte. Y los sicilianos eran los más morenos de todos. Se les consideraba muy problemáticos. 

A los estadounidenses no les gustaban los extranjeros que no hablaban inglés, y tenían costumbres extrañas.Además intentaban ahorrar la mayor cantidad posible de dinero para poder volver a casa o para enviarlo a sus familias. De forma que llevaban una vida miserable. No se integraban, por lo que a los estadounidenses les parecían unos salvajes. 

Los italianos aceptan los trabajos más difíciles, los más duros y, sobre todo, los más peligrosos. Se decía que los emigrantes venían a Estados Unidos porque las aceras estaban pavimentadas con oro. Y los italianos decían, bromeando, que las aceras no solo no estaban pavimentadas, sino que les tocaba a ellos pavimentarlas. 

Naturalmente, se agrupaban en los mismos barrios de Nueva York y en todas las grandes ciudades de Estados Unidos Y, enseguida, esos barrios adoptaban el nombre de Little Italy, con zonas que llevaban el nombre de Little Sicily. 

Una de las cosas que diferenciaba a los italianos de otros grupos étnicos era que nunca salían de sus territorios. Se aislaban. Y se mantenían muy apegados a la forma de vida de sus pueblos natales. A comienzos del siglo XX, Nueva York se convierte en la ciudad italiana más grande del mundo. Y entre la población de origen italiano, entre 30 y 40.000 habían sido delincuentes en su país de origen. 

En la Little Italy, impresionante barrio por el que paseé,  los trabajadores y las familias honradas van a convertirse en sus víctimas. Esos gánsteres tienen una nueva organización: The Black Hand, “La Mano Negra”. Su actividad principal  la extorsión. Eran depredadores con sus propios compatriotas. Obligaban a los comerciantes a pagarles por su protección. Robaban y atracaban en sus propios barrios. Hacían cosas horribles. Secuestraban a niños y aterrorizaban a la gente. Sin duda aquel fue el origen de una organización criminal, pero no es seguro que la Mano Negra tuviera alguna relación con la mafia, ni siquiera que miembros de la Mano Negra se unieran más tarde a la mafia siciliana. 

En aquellos momentos era una organización criminal que explotaba a los más pobres. Para acabar con esa banda italiana, la policía de Nueva York busca una solución italiana. Y alista para ello a Joe Petrosino. 

Este policía, el primero de origen italiano, enseguida es apodado “el Sherlock Holmes italiano". Petrosino es enviado a Italia para investigar el pasado criminal de los miembros de la Mano Negra. Sus investigaciones lo llevan a Sicilia. En la isla, la mafia estaba fuertemente arraigada desde hacía 50 años. Es una mafia campesina, que sabe cómo explotar la única riqueza de la región... su agricultura. Los campesinos y su trabajo son sus principales víctimas. 

A finales del siglo XIX la mafia era un conjunto de grupos de especuladores y delincuentes que, a menudo, desempeñaban una función que yo definiría como... “seguridad pública por delegación”. Es decir, colaboraban o sustituían a las fuerzas del orden para proteger la propiedad privada, tanto tierras como negocios. De forma que los empresarios, o los propietarios de tierras, dependían de criminales para protegerse de los criminales. Y fue en aquella época cuando la nobleza siciliana perdió por completo sus privilegios, en beneficio de aquellos a los que llamamos los “Borghese”, algunos de los cuales eran mafiosos, y otros... burgueses ricos que usaban la violencia para apoderarse de las tierras de los nobles. Y esa mafia italiana no tiene miedo a nada; se enfrenta, incluso, a las autoridades que se atreven a combatirla. Joe Petrosino será asesinado en Sicilia en 1909. 

En 1922 llegan al poder los fascistas de Benito Mussolini Lógicamente, el nuevo gobierno autoritario declara la guerra a la mafia. Y el arma de Mussolini tiene un nombre: Cesare Mori, el nuevo gobernador de Sicilia. Mori es un hombre duro, despiadado. Apodado “el prefecto de hierro”, multiplica las redadas en los círculos mafiosos. Juicios de pacotilla, acusados exhibidos en jaulas... 1.200 mafiosos serán condenados. Pero la medida más enérgica y preferida por el prefecto Mori tendrá otras consecuencias. 

El resultado fue que muchos jefes mafiosos abandonaron Sicilia, porque ya no podían seguir ejerciendo su poder. Dejaban atrás a sus segundos, a sus compañeros, a sus secuaces, a sus oficiales... y los generales, ellos, se marcharon y exportaron su cultura y su economía delictiva mafiosa a muchos países del mundo, incluido Estados Unidos. 

La mafia siciliana no tenía ninguna estrategia para establecerse en los Estados Unidos. Por lo tanto la llegada de la mafia a EE.UU, fue por la llegada de Mussolini. Cientos de mafiosos desembarcan en Nueva York. Se presentan como víctimas del régimen fascista y se infiltran fácilmente en el distrito de Little Italy, donde se mezclan con el hampa ya existente. Pero la historia juega a favor de la mafia. En un arrebato conservador, Estados Unidos acaba de instaurar la prohibición, la ley seca, creando un mercado que resultará muy fructífero para los criminales italianos. Pero la venta de alcohol no se ha detenido, solo se ha hecho clandestina. Y los "speakeasy" se han convertido en el centro de la vida social. Los antiguos miembros de la Mano Negra y otros traficantes se asociaron para suministrarles alcohol. En la época, la producción de un barril de cerveza costaba 5 dólares. Gracias a la prohibición y a sus speakeasies -los bares clandestinos-, se revendía a 36 dólares. El alcohol fuerte proporcionaba incluso beneficios mayores. Se amasan fortunas rápidamente y los pequeños mafiosos de Little Italy entran de repente en un nuevo mundo. 

Para tener éxito como banda organizada durante la ley seca se requerían ciertas habilidades empresariales. Había que aprender a dirigir una organización. Había que importar e incluso producir el alcohol, proteger las existencias. Era necesario saber gestionar una organización sobre todo cuando aparece una extrema violencia entre bandas rivales que luchan por el control de la cerveza y el alcohol". El dinero fluye a raudales y esa nueva fortuna en el barrio dispara las rivalidades. 

En las calles de Little Italy se libra una batalla por controlar el mercado del alcohol. Es el comienzo de una guerra sangrienta que provoca centenares de muertes en las calles de Nueva York. Y de esa guerra entre bandas surgen dos jefes: Salvatore Maranzano y Joe “the Boss" Masseria. 

Masseria, el Jefe, porque era lo que él quería ser. Sus detractores lo llamaban “Joe el Glotón”, porque tenía un apetito voraz. Podía comerse tres o cuatro platos de pasta antes de pasar al plato principal. Siempre tenía la boca llena de comida, que le caía encima de la ropa. Él era así. Pero tenía mucho poder, tenía la banda de italianos más grande de la época. Había participado en la ley seca y practicaban la extorsión, el chantaje y el robo. 

Entre los hombres de Joe Masseria, un joven gánster de 19 años iba a entrar enseguida en la historia de las mafias italianas y estadounidenses. Llegado a Nueva York a la edad de nueve años, el joven siciliano se llama Salvatore Lucania. Se contaba que había sido víctima de un intento de asesinato en el que le habían cortado la garganta y del que había sobrevivido milagrosamente. Desde entonces le llaman "Lucky Luciano". 

Luciano tiene cicatrices en el rostro y un párpado medio cerrado, rasgos que le procuran su famosa mirada gélida. Él era un nuevo tipo de gánster italiano en Estados Unidos. A él no le gustaba lo que hacían Maranzano o Masseria, porque él no quería colaborar con otras bandas. Sin embargo, fue Luciano quien comprendió el beneficio que podía aportarle asociar las bandas judías e italianas. Él no quería más derramamientos de sangre ni grandes titulares. Él pensaba que lo que hacía Masseria les perjudicaba a todos. Como él mismo decía: “no es bueno para los negocios”. 

Sin duda alguna era un genio del crimen. Él comprendió que cometer demasiados asesinatos exponía en exceso a la organización... y atraía la atención de la policía. Luciano quiere poner fin a ese baño de sangre. Y, para conseguirlo, se alía con el clan rival y traiciona a su jefe. Masseria “el glotón" es asesinado en su restaurante favorito. En su mano encuentran un as de picas, la carta de la muerte. 

Pero Maranzano desconfía de su nuevo aliado. Luciano le parece demasiado joven, demasiado ambicioso, y ordena que lo ejecuten. Demasiado tarde. Luciano lo sabe y lo mata antes. Es el fin de los viejos capos, la guerra de bandas ha terminado y Lucky Luciano es el nuevo señor. 

En 1929 reúne a todos los padrinos de la mafia en Atlantic City. Es una cumbre del hampa en la que Lucky Luciano dicta nuevas reglas, inspiradas en la tradición de la mafia siciliana. Era un genio del mal, un genio diabólico de los negocios. En aquella época había aproximadamente 20 bandas italoamericanos. Él las reunió a todas, decidió que lo mejor para el negocio era la paz, y estableció unas reglas. También decidió hacer lo mismo que se hacía en Italia o Sicilia, es decir, una ceremonia de iniciación, un pacto de sangre en el que la regla básica sería la Omertá: nadie cooperaría jamás con las autoridades. Ese es el principio clave en la supervivencia de la organización: el individuo ya no cuenta. 

Para poner fin a los conflictos internos, Lucky Luciano propone, y la propuesta es aceptada, crear una comisión, es decir, un órgano central de mando para resolver los conflictos internos y repartir los roles entre los diferentes clanes que lo formaban. Se puede decir que Lucky Luciano fue el gran estratega de la mafia, él la convirtió en una empresa a gran escala. Así nace la mafia italoamericana. Se llamará la Cosa Nostra, “nuestra cosa”: una sociedad secreta regida por la Omertá, la ley del silencio. En esa comisión estarán representadas las familias de las principales ciudades de Estados Unidos. 

Y cinco familias de Nueva York, donde la organización es más poderosa: Lucchese, Genovese, Gambino, Bonanno y Colombo. 

Durante los siguientes 30 años la mafia no conocerá más guerras intestinas. Luciano y los demás sabían que la ley seca estaba llegando a su fin y que pronto sería abolida. Pero el comercio de licores era la principal fuente de ingresos que tenían los gánsteres y la mafia. Así que analizaron la situación y decidieron modernizarse. Se decide diversificar los negocios de la organización. 

Gracias a la ley seca, la mafia había amasado una fortuna. Como cualquier empresa multinacional, la organización se diversifica e invierte en nuevos sectores que todavía hoy siguen siendo su territorio de caza: Las apuestas ilegales y los préstamos usurarios. La mafia también se infiltra en la construcción, el transporte y el textil. Ha conseguido entrar en todos esos sectores, gracias un nuevo método; infiltrándose en los sindicatos de trabajadores. 

Una de las cosas más astutas que hicieron fue comprender la importancia que habían cobrado las organizaciones sindicales en la década de 1930 en Estados Unidos, en especial en la costa este y en Nueva York. Se dan cuenta de que, infiltrándose en los sindicatos más importantes, podrían presionar a los empresarios, asegurándoles la paz social a cambio de dinero. Básicamente, utilizaban a los sindicatos como un arma. En vez de usar sus armas, usaban a los sindicatos de trabajadores. Iban a ver a los dueños de las empresas y les decían: “El martes haremos huelga. Si no quiere una huelga, tendrá que pagarnos tantos miles de dólares, de lo contrario habrá huelga”. Era una forma de extorsión, y era así como le robaban el dinero a los empresarios. -Hay muchas pruebas de que ejecutaban a todos los que se rebelaban dentro del sindicato. Cualquiera que pusiera en peligro el control de la mafia era eliminado. 

La Cosa Nostra italoamericana se había convertido en la organización criminal más poderosa del mundo occidental. La revista Time incluye a Lucky Luciano entre los más importantes fundadores de imperios del siglo XX Lucky Luciano había ganado tanto dinero y tenía tanto poder que incluso poseía su propio avión. Vivía en uno de los palacios más grandes de Nueva York, el Waldorf Astoria. 

En 1936, Lucky Luciano cae por proxenetismo. Veredicto: 30 años de prisión. Pero la Segunda Guerra Mundial en una nueva oportunidad. 

El mundo está en guerra en 1039 . El 11 de diciembre, alemanes e italianos son responsables de atentados con dinamita en el puerto de Nueva York, y el resultado fue que algunos buques estadounidenses se hundieron. Los estadounidenses investigaron y descubrieron que habían sido víctimas de actos de sabotaje por parte de alemanes nazis que zarpaban de Europa en submarinos, llegaban a Nueva York, torpedeaban los barcos y regresaban tranquilamente por donde habían venido.

A los estadounidenses les preocupaba mucho la seguridad de los muelles de Nueva York. Y una de las razones era que aproximadamente la mitad de las personas que trabajaban allí eran italoamericanas. 

Como la mafia es dueña de los muelles, impone su inquebrantable ley del silencio. Los agentes federales contactan entonces con el jefe del mercado de pescado, Joseph “Stock” Lanza, un siciliano de la familia Genovese que acepta colaborar con ellos. Pero su territorio es demasiado pequeño para impedir todos los sabotajes. 

Para Lanza, solo un hombre puede ayudar al contraespionaje estadounidense: Lucky Luciano. Encarcelado desde hacía diez años en una prisión de alta seguridad, Luciano sigue siendo el "Capo dei capi", el padrino de padrinos. Luciano llegó a un acuerdo con los servicios de inteligencia estadounidenses por el que aseguraba la paz en los muelles y combatir a los posibles espías. Él alertaría a los servicios de inteligencia de todo lo que pasara, y eso fue lo que hizo. Dio instrucciones para que no hubiera huelgas y para que todo se mantuviera en calma, y eso fue lo que pasó. 

Una vez restablecida la seguridad del puerto de Nueva York, el Ejército de Estados Unidos puede planificar el desembarco de las fuerzas aliadas en Europa. 

En el punto de mira está Sicilia, considerada por Churchill como el punto más vulnerable del Eje. El nombre en clave de la gran ofensiva es “Operación Husky”. un desembarco de una envergadura enorme tendrá lugar en las costas sicilianas el 10 de julio de 1943. Las fuerzas aliadas combaten sin descanso durante 38 días hasta liberar toda Sicilia. Es el primer paso hacia la victoria, que llegará dos años después. 

En 1946, apenas concluye el conflicto, Lucky Luciano es liberado por “el servicio prestado a la patria” con una condición: Luciano debe regresar a Italia y no volver nunca a Estados Unidos, en caso contrario cumpliría el resto de su condena, más de 20 años. 

Tras la guerra, Luciano y sus amigos se hacían publicidad contando a la prensa estadounidense que no solo habían protegido el puerto de Nueva York, sino que también habían permitido la invasión de Sicilia. En los archivos públicos hay documentos que demuestran que los generales estadounidenses mantuvieron contactos con personajes de alto rango de la Cosa Nostra italiana y estadounidense. Y que el papel que se le habría asignado a la Cosa Nostra habría sido preparar a la población para que viera con buenos ojos el desembarco de los estadounidenses en la costa sur de Sicilia, y para que no se opusiera, sino al contrario, que lo facilitara. 

Pero hay que reconocer su ínfimo papel, ya que durante el periodo fascista, prácticamente todos los mafiosos estaban en prisión. No eran muy numerosos y carecían de capacidad militar, por lo no pudieron desempeñar ningún papel en el desembarco. La idea de que la operación Husky se llevó a cabo en colaboración con la mafia, o peor aún, que su éxito se debiera a la mafia, es una idea fantástica, pero se trata solo de una leyenda. 

Eso sí, ¿por qué el Estado Mayor estadounidense en Sicilia colocó al frente de los ayuntamientos liberados a muchos jefes mafiosos? La mafia ayudó a los estadounidenses, y los estadounidenses antes de irse... viendo que debían nombrar alcaldes para no dejar el territorio sin gobierno, nombraron, por ejemplo, alcalde de su pueblo al mafioso Don Vizzini, quien era también secretario de la Democracia Cristiana. Y eso no es una leyenda. Para otros observadores, la política pro-mafia estadounidense en Sicilia tenía un objetivo específico: detener el ascenso del comunismo. Porque Sicilia se encontraba entonces en plena reforma agraria y los campesinos más pobres luchaban por apropiarse de las tierras de cultivo. La revuelta campesina, apoyada por el Partido Comunista, movilizó a más de medio millón de personas. El levantamiento revolucionario preocupaba a Estados Unidos. Acababa de entrar, sin saberlo, en una nueva guerra: la Guerra Fría. 

Para detener ese movimiento de masas y evitar que el Partido Comunista y el Partido Socialista crecieran aún más, fue necesario recurrir a la violencia, que estaba legitimada por la impunidad. Y la represión fue sangrienta: 46 sindicalistas sicilianos fueron asesinados durante ese periodo. Lo que es cierto es que, desde el desembarco estadounidense, los mafiosos se habían fortalecido. El periodo de posguerra fue próspero. La mayoría de los italoamericanos que vivían allí desde hacía varias décadas, empezaron a integrarse en la cultura estadounidense. Además, habían demostrado su lealtad luchando en el ejército. 

Fueron estos años una época de optimismo y de confianza en el futuro. Artistas como Sinatra se hicieron muy populares y había muchos otros cantantes italianos muy conocidos. Sinatra actuaba en clubes y, por lo tanto, conocía a muchos mafiosos. En consecuencia, su imagen se asociaba con la mafia. 

En 1950, una comisión de investigación del Senado se reúne por primera vez para evaluar el peso del crimen organizado en los asuntos del país. Seiscientos testigos son convocados para testificar ante la comisión, y las audiencias, retransmitidas en directo por la televisión, se convierten en un éxito. Treinta millones de estadounidenses viven con pasión esta primera incursión en los secretos de la mafia. "Los vínculos entre el hampa y la política son sometidos a una investigación exhaustiva... por la comisión senatorial dirigida por Estes Kefauver". Querían saber cómo funcionaba la organización y cómo estaba estructurada. Las audiencias se televisaban, por lo que, de repente, todo Estados Unidos supo lo que pasaba en esa organización, prácticamente desconocida para el gran público. 

La mayoría de los mafiosos cuando eran llamados al estrado, se acogían a la Quinta Enmienda y se negaban a contestar, porque corrían el riesgo de ser incriminados, así que se libraron de cualquier tipo de condena. Pero un hombre se atreverá a desafiar a la Comisión: Frank Costello, apodado "el primer ministro", lo cual dice mucho de sus cualidades como negociador y de su influencia en la esfera política estadounidense. Él creía que podría ser más listo que los interrogadores y que, en cualquier caso, él no había hecho nada malo. Y como prueba parte del interrogatorio. Pregunta el Juez ¿Qué ha hecho por su país como buen ciudadano? No entiendo muy bien el sentido de su pregunta. 

Vuelve el Juez y le dice "Pase revista a los años transcurridos... desde que es estadounidense... y a veinte años de actividad en este país. Sin duda habrá cosas que puedan demostrar... su lealtad a Estados Unidos. Si ese es el caso, ¿cuáles son?" He pagado mis impuestos. (Risas) Él pensaba que, como jefe de la mafia, también había hecho cosas buenas y que era un incomprendido. 

Todo el país hablaba de su declaración. Lucky Luciano, obligado a vivir en el exilio en Italia, sigue reinando sobre las familias. A pesar de las 1.000 páginas de interrogatorios y de algunas pruebas de operaciones mafiosas, la comisión no llega a nada; de hecho. John Edgar Hoover , el famoso jefe del FBI sigue negando la existencia de una mafia estadounidense. 

Para la Cosa Nostra, los negocios siguen siendo florecientes, con la infiltración en los sindicatos, con la usura, y ahora también con las drogas. Porque, desde su exilio, Luciano se mantiene muy activo y organiza el tráfico internacional de estupefacientes. 

1957 es un año muy importante para la mafia estadounidense, en especial para la de Nueva York. Porque el Congreso de Estados Unidos aprobó una nueva ley que castigaba el tráfico de drogas con penas de entre 20 y 30 años de prisión. Los riesgos son demasiado grandes. 

La mafia debe encontrar una nueva solución. Lucky Luciano reúne a una treintena de jefes mafiosos sicilianos y estadounidenses en un palacio de Palermo, el Grand Hotel des Palmes. En el orden del día está la reorganización del tráfico de heroína para que los riesgos recaigan sobre los capos sicilianos. El acuerdo fue el siguiente, él les dijo: “Iréis a Estados Unidos, porque allí nadie os conoce”, ya que las autoridades no los conocían como gánsteres. “Pero nosotros conocemos el mercado estadounidense y os ayudaremos a estableceros, a abrir tiendas, pizzerías, y os diremos cómo comportaros y a quién podéis sobornar en la policía". “Nosotros sabemos cómo hacer todo eso. Lo único que queremos a cambio es una comisión”. 

Lucky Luciano pide a los sicilianos que se organicen siguiendo el mismo modelo que él impuso 30 años atrás a la mafia estadounidense. Luciano pide que se forme una comisión, una especie de tribunal que servirá para regular los conflictos internos. Según un arrepentido, fue en ese momento preciso cuando recibió su nombre actual: la Cosa Nostra. Una Cosa Nostra siciliana preparada para entrar en el tráfico internacional de droga . 

A partir de ese momento, cuando recibe la materia prima de Oriente Medio, la transporta a Marsella, donde se refina y después se exporta para ser consumida en Estados Unidos. Aunque la Cosa Nostra estadounidense mantiene su independencia de la Cosa Nostra siciliana, el vínculo es el tráfico de drogas. Esa alianza, sellada con los estadounidenses en el Hotel des Palmes, cambia el destino de la mafia siciliana. Más organizada, multiplica sus ingresos por diez. Se termina la mafia campesina. 

Ahora la mafia siciliana invierte en las ciudades, introduciéndose en nuevos sectores, especialmente en el de la construcción. Es el primer intento de la mafia por convertirse en una empresa poniendo sus ojos en la construcción cuando antes no tenían esa ambición. La droga les proporciona efectivo, la tesorería necesaria para poder invertir, y es así como se convierten en constructores. “Palermo es bella, hagámosla aún más bella”. El rostro de Palermo cambia. Los especuladores mafiosos reemplazan las elegantes villas de estilo Liberty por bloques de viviendas más lucrativos. Construidos, de prisa y corriendo, sin respetar las normas, a veces olvidan instalar los sistemas de alcantarillado. En pocos meses las paredes se caen y los balcones se desploman. La ciudad queda desfigurada en menos de diez años. Ese episodio vergonzoso se conoce como “el saqueo de Palermo”. 

En los textos que acompañan al plan regulador, se puede leer: “Debemos abolir estas construcciones vergonzosas del pasado”, por lo que se eliminan iglesias, monumentos, plazas y palacios. Y, si alguien hacía alguna objeción, le respondían recordando a Haussman y los bulevares de París para justificar el derribo de palacios y la construcción de grandes avenidas. Las grandes familias mafiosas de Palermo, que compartían los enormes intereses especulativos de la época, comienzan a establecer fuertes vínculos con los políticos y crean todo un circuito económico formado por constructores, trabajadores cualificados y proveedores. 

La corrupción alcanza a los niveles más altos de la administración local. Se cuenta que, en una sola noche, el ayuntamiento de Palermo aprobó más de 4.000 licencias para construir. No hay que olvidar que, en aquel entonces, en Palermo existía la tendencia a negar la existencia de la mafia. El alcalde de Palermo, Martelluci, decía: “La mafia solo son 3 chavales que roban los estéreos de los coches. ¿Qué mafia es esa? Es un término que se inventaron para perjudicar a Sicilia”. El cardenal de Palermo decía: “¡Claro que no, la mafia no existe!”. 

En Palermo es la época del reinado del capo Stefano Bontate. apodado "el Príncipe de Villagrazia", el nombre de su barrio de origen, frecuentaba por igual a clérigos, políticos y hombres de negocios en los bellos salones de Palermo. Bontate era el hombre que mediaba con la política. Su lema era “comer y dar de comer”. Así que robaba y tenía negocios mafiosos con los políticos, pero el enriquecimiento debía beneficiar al pueblo. Fue así como nació ese consenso. También intervenía cuando había una disputa conyugal. La pareja no iba a ver a la policía, sino que iba a ver a los mafiosos. De forma que el mafioso hacía de juez de paz, o para encontrar trabajo. 

Gaspare Mutolo, perteneciente a la mafia desde principios de los años 70, ha confesado 20 asesinatos: 20 personas que él mismo estranguló. Mutolo comenta que la mafia de la época sigue siendo una organización criminal que elimina a todos los que intentan combatirla. 

En 1960, en Estados Unidos, la elección de John Fitzgerald Kennedy parece que va a cambiar la situación de la mafia estadounidense. "El presidente de Estados Unidos". Cuando John F. Kennedy fue elegido presidente en 1960, nombró a su hermano Bobby Fiscal General, el puesto más alto de la Justicia en Estados Unidos. Bobby Kennedy sabía que había algo entre la mafia y los grandes sindicatos y, por primera vez, abrió una investigación. Obligó al FBI a tomar medidas contra la mafia, porque hasta ese momento Hoover nunca había querido combatirla. 

Diez años después del fracaso de la primera comisión del Senado, la investigación de Bobby Kennedy, esta vez apoyada por el FBI, resulta fructífera. Incluso un mafioso, Joe Valachi, decide colaborar. Lo que revela permite la creación de una nueva comisión de investigación que será retransmitida por televisión. "La mafia está bajo los focos de una molesta publicidad. La comisión del Senado reanuda sus audiencias sobre el crimen organizado. El senador McLaren, de Arkansas, preside la sesión. Estas sesiones siempre atraen a muchos espectadores. Y esta en especial..., porque se espera la primera aparición pública de Joseph Valachi. 

Las confesiones al FBI de este pequeño mafioso, han hecho que la mafia, enfurecida..., ofrezca 100.000 dólares por su cabeza". Él fue el primer mafioso que colaboró de forma oficial y pública con la Justicia, y dio mucha información a pesar de que solo era un mafioso insignificante. Facilitó la información básica: la ceremonia de iniciación -la prueba de que existía la organización-; el organigrama, un retrato íntimo de la mafia italoamericana... detalles desconocidos para los estadounidenses, y para el resto del mundo también. "El Fiscal General Bobby Kennedy pinta un oscuro retrato... del ascenso de la Cosa Nostra..., que describe como una organización dedicada a las apuestas ilegales, las drogas, la extorsión..., el chantaje, y el control de algunos sindicatos. Sus ingresos ascienden a miles de millones". Fue un gran triunfo para Bobby Kennedy pero poco después del asesinato de John Kennedy en noviembre de 1963, Bobby renunció a su cargo de Fiscal General... porque era un rival de Lindon B. Johnson, el nuevo presidente. 

A partir de ese momento, la justicia y el FBI volvieron a caer en el marasmo y no volvieron a hacer nada durante muchos años. Nadie presionó a Hoover para que actuara, y a los fiscales generales que le siguieron tampoco les interesó. Una vez más, la mafia se había salvado. Y su edad de Oro continuó. 

Apenas utilizadas por la policía estadounidense, las revelaciones de Valachi darían lugar, sin embargo, al nacimiento de un best-seller: El Padrino, la trilogía escrita por Mario Puzo. En su libro, la mafia sale bien parada y se opone al tráfico de drogas. Una premonición quizá sobre el daño que las drogas harán a la organización. Para los mafiosos, las drogas han sido muy importantes, pero también devastadoras. 

Ahora entre los 60 y los 70 el enemigo público número 1 en Estados Unidos es la droga "Es el crimen, más la inteligencia y más la omertá". Lo más importante es que además de miedo haya valor. A comienzos de la década de 1970, el consumo de drogas toma un nuevo rumbo. Finaliza el sueño de Paz y Amor en el que los únicos afectados eran los estudiantes contestatarios, los hippies y las estrellas del rock & roll. 

La droga ha entrado en la clase media estadounidense y sus estragos empiezan a ser portada en los noticias de la televisión. En los 50 se calculó en 50.000 el número de toxicómanos. 20 años más tarde eran 500.000. Diez veces más. 

El presidente Richard Nixon declara entonces la guerra a esa epidemia: la droga. La idea del gobierno estadounidense es llevar a cabo operaciones conjuntas para acabar con la French Connection. Nombre con el se conoce a la organización mafiosa que, desde Marsella, refina y exporta el 80% de la droga que se consume en Estados Unidos. 675 traficantes han sido detenidos y, hace dos días, un importante traficante fue arrestado y se realizó una incautación espectacular de morfina base: 450 kilos. Es un gran éxito compartido por la policía estadounidense y la policía francesa. A partir de ese momento, Francia ya no era segura. Marsella ya no era segura. La legislación francesa era mucho más tolerante con los estupefacientes antes de que el fenómeno adquiriera esa dimensión. El endurecimiento de las penas en Francia obligó a trasladar los laboratorios a otros lugares. 

¿Adónde? Allí donde la mafia era más fuerte: a Palermo. "Han sido necesarios dos años de investigación policial para acabar con esta red organizada en torno al Dr. Bousquet, y este caso demuestra que el tráfico de drogas ha adquirido una nueva dimensión en los últimos meses. Los laboratorios están en Italia, bajo el control de la mafia"

Estamos hablando de una época en la que en Sicilia había nueve laboratorios... que refinaban 80 kilos de heroína a la semana. Eso quiere decir que en Sicilia se producían casi mil kilos de heroína a la semana. Es obvio que todo ese dinero les dio un enorme poder. Gracias al mercado estadounidense, a mediados de los años 70, la mafia siciliana se encuentra en el apogeo de su poder. 

Gaetano Badalamenti, uno de los líderes de la Cosa Nostra local, se convierte en el traficante más poderoso del mundo. Cuenta con una gran ventaja: Él reina sobre el pueblo de Cinisi, donde se encuentra el aeropuerto de Palermo, el lugar perfecto para organizar el narcotráfico. El control de un territorio les aporta cierta seguridad, pero también impunidad. 

Pero en 1978, un policía, Boris Giuliano, conocido como el sheriff, intuye la importancia de esta nueva organización. Formado en el FBI, Giuliano pone en marcha la primera operación policial internacional. "1979, Boris Giuliano, jefe de la policía..., examina los resultados de una investigación sobre el tráfico de drogas". Los investigadores palermitanos empezaron a sospechar sobre el tráfico de heroína y su refinado en Sicilia, después de encontrar unas maletas que habían llegado al aeropuerto de Palermo. Esas dos maletas contenían 500.000 dólares en efectivo..., lo que llevó a una investigación conjunta con el FBI estadounidense que demostraría que ese dinero correspondía a los pagos por la droga exportada desde Sicilia a Estados Unidos. 

Pero los tesoros de la mafia no se tocan... El 21 de julio de 1979, mientras tomaba un café, el policía Boris Giuliano es asesinado recibiendo siete disparos por la espalda. 

Mientras, en Estados Unidos, el gobierno acelera el paso en su lucha contra el crimen organizado y el tráfico de drogas. Su legislación se amplía con la Ley RICO, que introduce el delito de asociación mafiosa y cuyo título III permite el uso de informantes y de agentes infiltrados. Es una novedad y una gran ventaja para el FBI. Y el primer agente infiltrado, y sin duda el más famoso de todos, es Joe Pistone, alias Donnie Brasco, que logra infiltrarse en la mafia neoyorquina durante seis años. 

Pistone logra infiltrarse en el clan Bonnano, que entonces era la familia más poderosa de Nueva York. La familia Bonanno era siciliana en parte. Eso quiere decir... que algunos de sus miembros se habían iniciado en Sicilia y habían venido a Estados Unidos. Los llamábamos “la facción siciliana”. Ellos eran los mayores traficantes de drogas de la familia. Traían la heroína y la distribuían por todas las pizzerías de Nueva York y de Estados Unidos, al mismo tiempo que la salsa de tomate o el queso. 

Después, esas pizzerías se encargaban de distribuir la droga en sus barrios. Desde el refinado hasta la distribución... los sicilianos se encargan de todo y corren todos los riesgos. El FBI decidió abrir una gran operación antidroga contra ellos. La llamamos la Operación Pizza Connection. La Operación Pizza Connection se puso en marcha para intentar averiguar quiénes eran esos dos italianos... que acababan de llegar a Estados Unidos. Unos absolutos desconocidos para las autoridades locales recién llegados de Sicilia. Carmine Galante era en esa época el jefe de la familia. Se había rodeado de jóvenes mafiosos sicilianos. Era sangre nueva en la que podía confiar y que le ayudaba a controlar el tráfico de heroína. 

Originario de Sicilia, Carmine Galante había conservado sus vínculos con su familia italiana. Ya en la década de 1950 comenzaron a traficar con drogas juntos. Los sicilianos comienzan a ostentar el monopolio del refinado de heroína. Galante es ambicioso y quiere controlar el negocio en Nueva York. Para lograrlo se asocia con sus primos sicilianos, a los que la mafia estadounidense llama, despectivamente, los “Zips”, los paletos. Hablando con los mafiosos estadounidense de la familia Bonnano enseguida te dabas cuenta de que no les gustaban los miembros de la facción siciliana. Porque pensaban que los sicilianos eran demasiado duros, que, en cierto modo, carecían de clase. Y, sobre todo, porque tenían la sensación de que los sicilianos pretendían hacerse con el control de la familia. Así que no había una gran historia de amor entre ellos. Pero era un buen matrimonio, porque amasaban fortunas traficando con droga juntos. 

Los sicilianos eran cada día más poderosos. Y tanto dinero y poder terminaron provocando enfrentamientos. Carmine Galante fue asesinado en una café de Brooklyn. Un ajuste de cuentas mafioso que ha visto caer al hombre considerado la figura más importante del crimen organizado. 

Galante y los suyos hacían demasiada sombra a las familias de Nueva York que, por unanimidad, decidieron asesinarlo junto a sus dos guardaespaldas sicilianos. Pero la desaparición del capo debilita la cohesión de la familia Bonanno y provoca una guerra sucesoria que durará varios años. Temiendo por su vida, el FBI retira a Donnie Brasco del caso cuando estaba a punto de pasar el rito de iniciación secreto de la Cosa Nostra, lo que le habría convertido en el único agente en ser nombrado miembro oficial de la mafia. El FBI dijo que había que poner fin a la operación debido a todos esos asesinatos. Su brazo derecho, “Lefty” Ruggiero, fue condenado junto con otros 120 miembros de la familia Bonanno. Su jefe, “Sonny Black” napolitano, con quien había terminado teniendo verdadera amistad, se negó a convertirse en soplón para el FBI. Como era previsible, fue asesinado por otros de la familia, castigado por haber permitido que Donnie Brasco se infiltrara en sus filas. Él sabía que iba a morir. Pero se enfrentó a su muerte como un hombre. Fue una locura, pero lo hizo. 

La Operación Pizza Connection prosigue. El FBI recurre a sus colegas italianos para intentar entender quiénes son esos sicilianos ilegales que trafican en su territorio. Sicilia también se pone en marcha. Se ha creado una alianza de cuatro magistrados dedicados exclusivamente a la lucha contra la mafia. Es una revolución en el país. 

De ese nuevo equipo saldrán los jóvenes jueces Paolo Borsellino y Giovanni Falcone. Giovanni Falcone, que era un buen juez de instrucción, comprendió inmediatamente que hablar de la mafia solo en Palermo era demasiado simplista. Y que lo más importante era ampliar las investigaciones en el extranjero, en particular en Estados Unidos, donde existían otras familias mafiosas que sin duda jugaban un papel importante en el tráfico de drogas. Teníamos por costumbre no confiar en los investigadores que venían de países extranjeros. 

Pero con Giovanni Falcone y su equipo, fue diferente. Enseguida nos dimos cuenta de que compartíamos la misma voluntad de desarticular a la mafia. Nada más encontrarnos empezamos a colaborar. Ellos tuvieron inmediatamente acceso libre a toda nuestra información y nosotros a la suya. Sin esa colaboración, jamás habríamos llegado a entender realmente lo que significaba la mafia. Porque en Estados Unidos, la mafia son cuatro italianos en la esquina de una calle. Pero en Italia es completamente diferente es un pulpo o una hidra que hunde la ciudad de Palermo en el terror. En la primavera de 1981, en solo tres semanas, dos de los mafiosos más importantes de la ciudad son asesinados en mitad de la calle. 

Stefano Bontate, a quien llaman el Príncipe de Villagrazia, y Salvatore Inzerillo, ambos involucrados en el tráfico de heroína con la mafia estadounidense. Francesco Accordino acaba de ser nombrado inspector jefe de homicidios. Era un ataque del clan de los Corleone contra las familias palermitanas ya qye la mafia de Palermo no compartía equitativamente los beneficios del tráfico de heroína. El clan de los Corleone recibe su nombre de Corleone, un pueblo situado a 50 km de Palermo... que desde siempre había sido uno de los feudos más herméticos de la mafia siciliana. Los llaman los “pueblerinos”, una burla a sus rudos modales y a sus zapatos sucios de campesinos. 

El pueblo de Corleone es conocido por sus letales ajustes de cuentas. A la cabeza del clan se encuentra Totò Riina, a quien su crueldad hará entrar en la histori apodado con el nombre de "La Bestia" Gaspare Mutolo, un pequeño delincuente en los años 60, conoció a Totò Riina, quien, según la jerga mafiosa, lo convirtió en un “hombre de honor”. 

Los Corleone asesinaban sistemáticamente a todos sus rivales. A todos. Fue una guerra de la mafia que causó más de mil muertos. Reinaba el terror. Los padrinos palermitanos, que habían reinado en Sicilia durante décadas, cayeron uno tras otro. Es una sucesión interminable de asesinados: políticos, gobernadores, periodistas, fiscales, empresarios... La ciudad está en guerra civil. Porque la Bestia, Totò Riina, ejecuta a todos aquellos que, mafiosos o no, amenazan su imperio. Solo los locos combaten a la mafia y “Giovanni, en este edificio, al que llamábamos el Palacio de los venenos, tus amigos se cuentan con los dedos de las manos. Y puede que ya sea mucho. Solo puedes confiar en nosotros, eso seguro”. 

Años más tarde, un arrepentido le explicaría al fiscal italiano que Riina había intentado arrastrar a la mafia estadounidense a la misma estrategia criminal, sugiriendo que atacaran directamente al estado. A la cabeza de la lista estaban el fiscal Louis Freeh, de la Pizza Connection, el fiscal del estado de Nueva York Rudolph Giuliani... y, por supuesto, el agente infiltrado Joe Pistone, alias Donnie Brasco. Los mafiosos sicilianos pensaban que los estadounidenses eran demasiado blandos y que ellos también debían eliminar a todos los individuos al frente de las investigaciones. 

Pero los estadounidenses no querían tener nada que ver con eso. La mafia estadounidense siempre había mantenido un acuerdo tácito sobre las fuerzas del orden. No se podía tocar a los agentes del FBI o de la policía de Nueva York porque eso solo habría conducido a represalias contra ellos. No merecía la pena. 

La locura asesina de Riina obliga a los mafiosos palermitanos a huir de Sicilia. Y, en la mayoría de los casos, buscarán refugio junto a sus familias en Estados Unidos. Entre ellos se encuentra el único capo que ha escapado a la masacre: Don Tano Badalamenti. 

Los demás, los que se quedaran en Palermo, debían morir como los Inzerillo, protegidos de los Gambino, todos los que tenían familia en Estados Unidos buscaron refugio allí. El acuerdo preveía que aquellos que habían huido a Estados Unidos se comprometían a no regresar jamás a Sicilia. A cambio de lo cual habrían salvado la vida. Y ese acuerdo durará cierto tiempo. Totò Riina toma el mando del tráfico de drogas a Estados Unidos. Es un golpe de estado. Pero su nuevo imperio pronto comenzará a tambalearse. 

Uno de los exiliados forzosos ha decidido vengarse. Tommaso Buscetta, a quien llaman “el capo de dos mundos”, ha sido detenido en América del Sur y lo extraditan a Italia. Empezó a colaborar porque vio que ya no tenía a nadie de su parte, que no tenía ninguna posibilidad de hacer una alianza... y que ya no podía mantener su estatus dentro de la organización. Pero, sobre todo, porque habían exterminado a sus hijos, a sus suegros, a sus amigos, a todas las personas que habían estado en contacto con él, incluso aunque fueran simples conocidos. 

Buscetta ya no se reconoce en la mafia de Riina y decide revelar todos los secretos de la organización al juez Falcone. Una de las primeras cosas que le dijo fue: “Ustedes están convencidos de que se llama ‘mafia’, pero nosotros no la llamamos ‘mafia’, la llamamos ‘Cosa Nostra’”. Cosa Nostra, nuestra cosa”. Una sociedad paralela, opuesta a la sociedad y al estado. "El fenómeno de la mafia no es una criminalidad corriente. Porque la criminalidad ordinaria, la policía la conoce y sabe combatirla. El fenómeno de la mafia es algo mucho más importante. Es el crimen más la inteligencia y más la omertà". 

Cuando Tommaso Buscetta conoció a Giovanni, le dijo: “Usted se hará famoso, pero el encuentro con la Cosa Nostra solo puede terminar de una manera. ¿Está dispuesto a seguir?”. Y Giovanni Falcone respondió: “Sí, adelante. Podemos empezar”. "Es una revelación del capo Buscetta, un fragmento de sus explosivas revelaciones que ha dado lugar a la emisión de 376 órdenes de detención contra los jefes y los soldados de la mafia palermitana. Su confesión ha causado un verdadero terremoto, en el seno de la organización criminal". Y el seísmo Buscetta no se detiene ahí. 

Las confesiones y las detenciones permiten llevar a cabo el que será el mayor proceso judicial del siglo XX en Italia. El 11 de febrero de 1986 comenzaba en Palermo bajo grandes medidas de seguridad. Para la ocasión, se construyó un bunker. 

Los medios de comunicación de todo el mundo llegaron para ver a los 475 mafiosos encerrados tras las rejas. El juicio se retransmitía en directo por la televisión nacional italiana. Y el alcalde de Palermo se personó como acusación particular. Fue un símbolo especialmente poderoso. 

Cuando el alcalde palerminato entró por primera vez en el búnker, en la enorme sala del macroproceso, casi 500 mafiosos me miraron con la boca abierta desde sus celdas. Cuando vieron al alcalde de Palermo, al que no conocían, pedir su condena, el suelo se abrió bajo sus pies. Fue una locura. Era la confirmación de que el estado se había despertado. Continuamente recibíamos información desde el exterior asegurándonos de que ese proceso solo era una farsa. Nos dijeron que estaba muy bien porque el mundo entero pensaba que la mafia estaba entre rejas, cuando, de hecho, Riina estaba tranquilamente fuera y seguía con sus negocios. Aunque apasiona a Italia, la dimensión del proceso es internacional, y, sobre todo, estadounidense. Max Rabb, el embajador de Estados Unidos en Roma, se encuentra en la sala del tribunal en la apertura del juicio. Y los investigadores de la Pizza Connection vienen a declarar.  Había varios cientos de acusados en jaulas, detrás de las rejas, que gritaban, chillaban, mientras el juez preguntaba. 

Aquel fue uno de los momentos más señalados de mi carrera: testificar delante de tantos acusados ante un tribunal. Señor presidente, quiero informarle... de que el acusado Tommaso Buscetta, está a disposición del tribunal. 

Cuando Buscetta entró, se hizo un silencio sepulcral. Como una forma de respeto por un hombre que aún tenía, como decirlo, una gran capacidad de intimidación. Buscetta es un mafioso diferente. No es un arrepentido. Él reivindica su pertenencia a la antigua mafia en oposición a la del sanguinario Totò Riina. -No estoy arrepentido porque no tengo nada de lo que arrepentirme. Lo que he sido, lo sigo siendo. Yo ya no comparto los ideales de esta estructura a la que pertenecía. 

El histórico proceso durará dos años. "¡El tribunal! En nombre del pueblo italiano, el primer Tribunal de lo Penal de Palermo declara..." Veredicto: penas de 2.650 años de prisión. Sumadas, representan 26 siglos de reclusión. Aquello nos insufló un gran sentimiento de confianza. Y, en lo sucesivo, trabajamos con una gran energía, con una gran sensación de triunfo. Sentíamos que estábamos cerca de la victoria. Pero la victoria nunca llegó. Porque la mafia, aunque herida, seguía invicta. El padrino de padrinos, el sanguinario Totò Riina, condenado en ausencia, continúa huido. 

En Estados Unidos, Buscetta, el colaborador que nunca se arrepintió, proseguía con sus revelaciones. El antiguo padrino es extraditado a Nueva York, donde diez años atrás había abierto una de sus pizzerías, un eslabón en la distribución de la heroína siciliana. 

Los estadounidenses le piden a Buscetta que colabore también con sus investigaciones a cambio de protección, de la que disfrutaría hasta el final de sus días en EE.UU. Las detenciones de ayer han revelado una nueva organización..., dirigida por inmigrantes sicilianos, que usaban pizzerías como tapadera para traficar con grandes cantidades de droga. Por el momento, hay 16 acusados y 14 detenidos. Se habla de un tráfico que habría generado mil millones y medio de dólares. En la apertura del proceso, Buscetta sigue siendo el testigo clave. Él denuncia a todos sus antiguos cómplices, y, en especial, al principal acusado, Tano Badalamenti, el antiguo jefe de la mafia siciliana. Con su actitud exigía respeto. Asistía todos los días al proceso, siempre sentado muy derecho, nunca se relajaba. Y se defendió completamente solo. Incluso tras las rejas, Badalamenti seguía interpretando el papel de padrino. Su arrogancia resultaba especialmente llamativa cuando contestaba a las preguntas de los jueces o cuando juraba sobre la Biblia. Y Badalamenti finalmente respondió: “¿Pero, es que no lo entienden? Yo ya hice un juramento ante un autoridad superior”. En aquél momento, el silencio invadió la sala. Todo el mundo se preguntaba: “Pero... ¿Qué ha dicho? ¿Le pedimos que preste juramento ante Dios para decir la verdad y él dice que ha prestado juramento ante un autoridad “superior a Dios"? En ese momento, el tribunal tomó nota de su declaración... porque acababa de admitir que era miembro de la Mafia. Cuando finalizaron los 17 meses del juicio, Tano Badalamenti y 17 de los 22 acusados son sentenciados a penas severas. Es un golpe decisivo al tráfico de heroína. Los sicilianos pierden el monopolio. Pero, lamentablemente, otras organizaciones internacionales toman el relevo. 

Diezmada por las operaciones Donnie Brasco y Pizza Connection, la familia Bonanno es excluida de la comisión. Y la familia Gambino toma las riendas de la Cosa Nostra. Al frente está John Gotti. Le llaman “Teflón Don”, el jefe teflón. Un guiño a las absoluciones que había conseguido en tres procesos diferentes. Era muy arrogante. Tenía mucho carisma. Tenía estilo. Había asesinado a su antecesor, Paul Castellano, que era el jefe de la familia Gambino, delante de un restaurante muy popular del centro de Manhattan. Era una auténtica locura, pero la gente estaba fascinada por John Gotti. 

Era un tipo apuesto, todo el mundo estaba impresionado. Y la gente acudía en masa a ver el juicio. Todos decían que era un tipo formidable. Pero la verdad es que no había dudado en matar. Era un auténtico criminal. Pero esa altivez hace que John Gotti olvide la regla elemental del hampa: la discreción. Se le ve frecuentar -con mucha asiduidad- su club en Little Italy, el Ravenite. Todos los miembros de la mafia, de su clan, de su familia, todos debían ir al menos una vez a la semana a besarle la mano y a presentarle sus informes. 

El FBI instaló cámaras en la calle y fotografió las matrículas de los automóviles. Entonces no sabían quiénes eran esas personas, pero luego preguntaban a sus informantes, que les decían: “Oh, ese es el jefe del clan de Connecticut”, o “ese tipo es de esta zona de Nueva Jersey”. También identificaron a los miembros más importantes de la familia Gambino. Gotti estaba sordo de un oído. Los mafiosos tenían por costumbre encender una radio o un televisor cuando hablaban para hacer ruido, pero Gotti no quería. 

De repente, el FBI podía escuchar claramente todo lo que decía Gotti, mientras ordenaba asesinatos o hablaba de sus ingresos. Les proporcionó un libro abierto sobre sus actividades. "La Cosa Nostra será como yo quiera hasta que me muera. Sea dentro de una hora, esta noche, en 100 años o cuando esté en la cárcel". 

En 1992, John Gotti por fin es condenado. Es el fin de la familia Gambino. Él facilitó su propia detención y la de un buen número de mafiosos. E hizo más daño que nadie a la organización, incluso más que ningún policía. Es demasiado pronto para anunciar el fin de la mafia. La condena de Gotti desatará una lucha de poder, y, según el FBI , la presencia de temibles asesinos en las calles de Nueva York. 

El 23 de mayo de 1992, el juez Falcone es asesinado en la carretera junto con toda su escolta, camino del aeropuerto. Los primeros auxilios fueron caóticos. El escenario era digno del infierno de Dante. Fue un golpe terrible ver en la morgue el cadáver de un colega y un amigo con el que has trabajado durante tantos años. Giovanni solo tenía una pequeña herida en la frente. Parecía sereno, pero era terrible. Yo no podía hacerme a la idea de que era él. Me decía que era un doble, o que era un sueño, o más bien una pesadilla. 

Menos de dos meses después es el juez Paolo Borsellino quien, en pleno centro de Palermo, muere asesinado por la explosión de una bomba cuando iba a visitar a su madre. Las exequias se convierten en protestas; la población juzga a sus políticos y al gobierno italiano de décadas de inacción. 

Los políticos son abucheados y obligados a abandonar la catedral. La protesta popular es tan clamorosa que, finalmente, el estado se ve obligado a actuar. El ejército italiano aterriza en Sicilia: 7.000 soldados, con la misión de liberar a Sicilia de la mafia. El Estado permanecía impasible. Pero, en cierto modo, ante la violencia de Riina, se vio obligado a tomar nota de que la situación ya no era sostenible. Y entonces se puso en marcha una verdadera represión que consiguió resultados notables. 

En menos de seis meses Totò Riina es arrestado en pleno centro de Palermo, donde había vivido tranquilamente durante sus 24 años huido. Para nosotros era impensable que los jefes pudieran ser detenidos. No hay que olvidar que llevaban décadas ocultándose. Y que para poder escapar de la justicia durante tantos años, está claro que habían tenido cómplices a todos los niveles. Así que para nosotros, la detención de Riina significaba que, tal vez, algo había cambiado. 

Toto Riina declara que  no es un monstruo. Que tiene una mujer e hijos. Y que cuando tienes una familia..., no puedes permitir eso que dicen esos señores arrepentidos. -Riina interpretaba su papel de hombre sencillo, de campesino. Él mismo lo decía: “Yo soy un pobre ignorante que ni siquiera fue al colegio y que no sabe escribir”. Pero ese era el papel que interpretaba. Su fuerza era su violencia y su gestión de la organización mediante el terror. 

Riina es condenado, acumulando varias cadenas perpetúas. Encarcelado, según el régimen especial para la mafia, vive en confinamiento solitario y es grabado las 24 horas del día. Es Bernardo Provenzano, el brazo derecho de Riina, quien toma el relevo en 1993. Y él adopta una nueva estrategia. La mafia se convierte en lo que siempre había sido: un pulpo silencioso que llega a todas partes. 

Bajo el reinado de Provenzano comienza el tiempo de la Pax Mafiosa. La prioridad son los negocios y la violencia desaparece de las calles. No hay que pensar que, de repente, había llegado la estación de la alegría. No. La mafia ha cambiado de escenario. Ha cambiado de tipología y, sobre todo, de estrategia. Hoy la mafia se ha vuelto invisible. Totalmente invisible. El nuevo padrino tiene un problema difícil de resolver. 

Hay dos clanes rivales en la mafia siciliana. Por un lado, Salvatore Lo Piccolo, jefe de Palermo, desea regresar para restablecer el tráfico con la mafia estadounidense. Por el otro, Antonino Rotolo, próximo a Riina, teme una oleada de venganzas y represalias. Por una parte, Lo Piccolo amenazaba con una guerra interna si los exiliados no podían volver. Por otra, Rotolo amenazaba con una guerra si regresaban. 

Así que Provenzano se encontraba en el medio y ya no era capaz de dar órdenes. Provenzano fue detenido justo en el año 2006. El 27 de abril de 2006, el gran padrino, Provenzano, es detenido en su casa de campo de Corleone. 

Tras 13 años de reinado, el detenido es un anciano con una taza de achicoria y una Biblia sobre la mesa. El poder de los Corleone ha terminado. Llega la hora de la sucesión. Los exiliados sicilianos en Nueva York ven la ocasión de regresar al país y ocupar su lugar. 

La operación Old Bridge se lo impedirá. "A ambos lados del Atlántico se repiten las escenas de detenciones: 20 personas en Palermo, Sicilia; y 60 en Nueva York. Todas relacionadas con las grandes familias de la mafia estadounidense, esta operación conjunta contra la mafia italoamericana es la más importante desde los años 80. Con estas detenciones la policía quería impedir el regreso a Sicilia de los mafiosos refugiados en Estados Unidos desde los años 80" Esta intervención se ha realizado para evitar una nueva carnicería... entre clanes rivales, como la que tuvo lugar a comienzos de los años 80. 

Los vínculos son históricos. Aún siguen existiendo hoy, pero no son tan fuertes como antes. Hoy la Cosa Nostra lo tiene más difícil es una organización débil, sobre todo, si la comparamos con la de hace 20 años. Por lo que las relaciones con Estados Unidos también han disminuido mucho. Es imposible saber hoy cuáles son los vínculos reales entre las mafias siciliana y estadounidense. 

La Cosa Nostra siempre ha tenido secretos , siempre se presentará como una organización hermética. Sus tentáculos llegarán a cualquier sitio. Es cuestión de tiempo. Barcelona, la Costa del Sol, Alemania. Si no llegán los sicilianos, llegarán los napolitanos, y si no los que de Calabria. La Cosa Nostra e cosi. 

Sin embargo, se puede afirmar que sin sus estrechos vínculos con el hampa de una de las grandes potencias mundiales, esta pequeña y pobre isla del Mediterráneo jamás habría podido dar a luz a la mafia más temible de la historia.


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