sábado, 2 de noviembre de 2024

La descarriada



En España existió un tipo de cine digamos que "castizo" y que despectivamente se le llamó a esas películas, "españoladas". Vistas con el tiempo, las españoladas, son auténticos documentos sociológicos de cómo era el país en los años sesenta y,  sobre todo, en los 70. Nos hablaban de nuestras grandes virtudes, pero sobre todo de nuestros mayores defectos. La envidia, la hipocresía, los matrimonios de conveniencia, la situación de la familia en una España cambiante, la del desarrollismo, el papel de la Iglesia... Todo se reflejaba en ellas. 

Algunos lo hacían desde un plano más serio, pero en muchas ocasiones el género que encauzaba este análisis sociológico del país era a través de la comedia. En la misma participaban lo mejor que hemos tenido en el cine español sin lugar a dudas. En estas españoladas aparecían desde José Sacristán, hasta López Vázquez, pasando por actores como Antonio Ferrandis, Alfredo Landa, Martínez Soria o José Bódalo. Ellos eran los hombres de negocios, agentes de seguros, o  anticuarios, en definitiva, personas con o sin fortuna que aspiraban a mejorar sus condiciones de vida. También aumentar sus relaciones  sexuales. Lo que sea. El objetivo era medrar en un país que parecía progresar en lo económico, en los social y ¿En lo político? Eso es otra historia.

Ellas , las actrices, lo mejor de cada casa. Profesionales como la copa de un pino como lo eran Rafaela Aparicio, Florinda Chico Laly Soldevilla, hasta la Bardem o Lina Morgan que era toda una estrella que arrasaba en las pantallas. Ellas aspiraban igualmente a vivir mejor, más cómodas, tener electrodomésticos, una chacha, las señoras con posibles, pero sobre todo a tener alguien que les quisiera. 

A todo esto se sumaban director que, en ocasiones, buscaban y conseguían con astucia sortear las limitaciones de los censores. Para los años 70, las limitaciones eran menos. Podíamos ver mujeres en bragas y sujetadores, faldas cortas, "bikininis", se veía más carne que en una carnicería como dirían los castizos. Directores y guionistas sabían encontrar el punto cómico a situaciones paradójicas, y en ocasiones hasta ridículas. 

Pues bien en la película que acabo de ver junto a mi padre en Cine de barrio es una buena muestra de esta española desarrollista. La película que lleva por título La descarriada - creo que el título lo dice todo- estuvo dirigida por Mariano Ozores en el año 1972 y nos muestra una visión casi paternalista, la que algunos tenían- de la prostitución como modo de salir de la indigencia para sacar a una familia, en este caso, a una retahila de hermanos y hermanas.  

En una película como La descarriada la prostitución es el tema menor, pues el tema mayor es las relaciones de alcoba, el desentendimiento de una pareja, la atención a los hijos o hermanos, el papel de la familia en una sociedad todavía muy mojigata. En el fondo es una historia de perdedores 

Para eso Mariano Ozores contó además de con su hermano, compañeros inseparables de aventuras cinematográficas, con el mejor actor posiblemente de la historia del cine español y posiblemente mundial según he escuchado en alguna ocasión. Hablamos de José Luis López Vázquez, que aquí hace de chulo p****, pero sobre todo de hombre enamorado que se desvive por una de sus chicas, Nati.  

Evidentemente, "La descarriada" - producida por José Antonio Cascales y Rafael Vázquez Fajardo para Producciones Internacionales Cinematográficas Asociadas (PICASA) -  es Lina Morgan que está acompañada en su desgracia por un encantadora y olvidadiza Laly Soldevilla, por una impresionante Florinda Chico, incluso, una esplendorosa y una bella Bardem.  Junto a las citadas está Rafaela Aparicio, Antonio Ferrandis, Rogelio Madrid, María Álvarez o Luis Barbero, 

El guion de esta historia fue de Mariano Ozores. La banda sonora, setentera, como cabía de esperar fue de Fernando García Morcillo y el sonido de José María San Mateo. La responsable del maquillaje fue   Carmen Martín y el de la fotografía, Vicente Minaya. Para el montaje la película contó con Antonio Ramírez de Loaysa y el vestuario fue labor de Humberto Cornejo y Juana Ramírez .

Lina Morgan interpreta a Nati, una inocente prostituta, huérfana con cargas familiares, que ejerciendo su profesión busca sacar adelante a sus tres hermanos pequeños. Nati no lo consigue, resulta ser muy torpe para su trabajo que ejerce junto a sus compañeras Angustias (Florinda Chico) , Lucila ( Pilar Bardem) y Marga (Laly Soldevilla) . Para colmo, le debe dinero - no sólo ella, sino todas- a su protector, Florencio (José Luis López Vázquez), un hombre que lleva una doble vida como vendedor de antigüedades y que vive junto a sus hermanas , entre ellas Rosaura (Rafael a Aparicio) y María (María Álvarez ) , que se ha metido a proxeneta por el cariño que siente  hacia las chicas y especialmente a Nati, que a pesar de ejercer el oficio todavía es virgen, ya que siempre que encuentra a alguien le cuenta su desgraciada vida desde que sus padres murieron en un accidente de tráfico aplastados por un tren.

Florencio cuenta con un bien amigo Nicolás ( Antonio Ozores), un buscavidas que intenta llevarse un porcentaje de todo, que le asesora y lo estima al igual que a las chicas. 

Un día ve cómo su suerte tiene la oportunidad de cambiar con la entrada en su vida de un hombre rico Vicente Aguirre ( Rogelio Madrid) y guapo con problemas matrimoniales ya que lleva tres años casado con Ángela  (María Ángeles Olazábal) y todavía no la ha visto desnuda.

Entonces, Nati como mujer decente, sólo quiere un empleo decente y salir de esa mala vida decide abandonar la prostitución y buscar un trabajo decente. Pero también es torpe para otros trabajos que sus amigos, especialmente, Nicolás, le intentan dar (vendedora de seguros, policía municipal,...) 

Sin embargo, el encuentro entre Nati y Javier tiene consecuencias emocionales y familiares. Por un lado, Nati queda impactada con el perfil de Vicente, no apreciando que el hombre que se desvive por ella es  Florencio, que de "motu proprio" y por medio de sus hermanas Rosaura y Maura, siendo asistidos por la amistad de Nicolás, le hacen ver que Nati desde ser la mujer de su vida.  

Pero antes de que incluso ella llegue a la afección con su "proxeneta" ha de solucionar un tema que le pide Don Javier (Antonio Ferrandis) el padre de Ángela , esa chica de la clase alta, casada con Vicente, cuyo padre asume que ha errado en su educación como señorita idiota de clase alta al no enseñarle a comprender a su esposo, quien prefiere ahora ahogar sus deseos en el bar .


Don Javier sabe que Nati es la única persona decente, sensata y comprensiva y le pide a ella que tenga un encuentro con su hija para intentar salvar su desgraciado matrimonio, el de Vicente y el de Ángela, asumiendo que le ha dado una buena formación en formas, pero nula en lo afectivo. Y aunque Nati puede que no sea virtuosa si es capaz de enseñar a los demás modélicamente dado su sencillez y sentido común. 

Y frente al modelo aristocrático en el que ha sido educada Ángela , rodeada de criadas, que no trabaja, se levanta a las once de la mañana, que ha aprendido lenguas, piano o equitación, ha tenido una buena educación y sobre todo mucha mojigatería, lo que le ha dado una altivez, una soberbia y un orgullo que le impide acercarse sexualmente a su marido, Nati le da una auténtica lección de humanidad, sensualidad y trato a Ángela en presencia de un Florencio que ha ido precisamente a declarar su amor a Nati. Con la lección que insinúa que la mujer ha de ser esclava de su marido por amor acaba la película. 

En el mundo se dice de la película que "dirigida por Mariano Ozores, especialista en comedias de este tipo, la película toca un tema tan delicado como el de la prostitución, pero, como era de esperar por el tono de la época, lo hace sin sutileza ni delicadeza. Se trata de un producto pseudoerótico y heredero del machismo, algo que resultaba muy comercial en la época. De hecho, más de un millón de espectadores acudieron a disfrutar de esta cinta, cuyo guion festivo también está elaborado por Ozores".

Para Fausto Fernández es un clásico de Ozores y fue " Lo más cerca que la gran Lina Morgan estuvo de la Giuletta Masina de Las Noches de Cabiria (o la Shirley MacLaine de su remake musical, Noches de ciudad) fue como la pilingui de corazón de oro y decentísima que habla de dónde está el amor en esta ozoresiada contrastada".

Reconozco que ha habido en la película momentos divertidos, otros que pudieran parecer ridículos, pero hoy vistos son igualmente divertidos pues hay cosas que pueden acercarse a dar esa sensación pero si lo entendemos como lo que es , producto propio del momento histórico y sociológico en el que se rodó la película, se sobreentiende y se transforma, pero, aparte del elenco - que es para aplaudir de principio a fin- , por encima de todo, lo que más me ha gustado ha sido ver la película junto a mi padre y ver que, en momentos puntuales de la película, los dos nos hemos reído. Ese también es uno de los fines del cine, aunque sea, el de barrio. 

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