martes, 26 de noviembre de 2024

India song



Maguerite Duras como cineasta es una autora difícil, a pesar de su veintena de películas. Debutó en el cine como guionista en Hiroshima, mon amour de Alain Resnais. 

Coetáneos de la nouvelle vague eran los integrantes de la rîve gauche. Gente bohemia, militantes de izquierda, y que se acercaban al cine desde las técnicas y géneros cinematográficos más variados ya fuesen responsables de la fotografía, montadores, guionistas como el caso de Alain Resnais, Agnes Varda, Chris Marker, Jacques Rivette o la propia Duras, principalmente escritora. Ellos, todos y todas , son capaces de intercambiar imágenes con una banda sonora, pues en una película nos querrán decir algo a través de las imágenes, pero en otra, esa misma banda sonora transmitirá otra cosa. 

En el cine de Duras hay una idea de (re)crear sus imágenes a partir de la palabra que deviene del recuerdo como germen y que se irá expandiendo progresivamente el verbo y las imágenes mientras avanza el discurso de cada una de las voces. 



En obras posteriores de la Duras como Le Camion (1977), Agatha y las lecturas ilimitadas (1981) o Baxter, Vera Baxter (1977), en la que una música interminable que arranca en los primeros minutos a modo de loop, marca un tempo que no culmina hasta el final del filme. La propia autora en algunos casos interviene poniendo la voz y, en otros, hasta su propio cuerpo o su propia imagen.. 

Indian song es una película de sus películas. Algunos consideran que es su película, la más importante de su carrera. Eso si es una película que requiere verla asumiendo que tiene un "tempo" distinto. 

La influencia de Duras llegó a directores actuales como Atom Etoyam. Su forma de narrar es muy musical. Carlos d' Alessio, la que fuese su pareja, compuso la banda sonora sin ver la película, en ocasiones, sin tenerla presente. Su cadencia es lenta con diálogo entre imagen y la música. Es un caso evidente de contaminación entre la literatura y el cine, cualquiera arte podía preceder al otro. 



Difícil entender una película en la que únicamente deambulan unos personajes que no hablan entre ellos, que pueden bailar, pero que se mueven en la pantalla, que nos miran, que se tocan pero parecen sentir poco, mientras una voz en off narra el nulo acontecer de un grupo de personas vinculadas con la embajada francesa en La India. 

Parece ser que Marguerite sufrió un intento de agresión a la salida de un cine, posiblemente por su manera de concebir el cine. Al ver India song me ha permitido recordar una película de Louis Malle en la que no se habla simplemente las imágenes nos llevan de un sitio a otro. En este caso, y siguiendo la teoría de Oliveira la palabra aquí es imagen. Bresson hizo algo parecido, aunque distinto. La película apuesta por el contraplano y por el fuera de plano, por sugerir más que por mostrar. 

La película se centra en una bella joven, Anne-Marie Stretter (Delphine Seyrig), que resulta ser la promiscua esposa del embajador francés en la India en la década de 1930. Con pleno conocimiento del embajador francés, Anne-Marie tiene muchas relaciones que se sugieren aunque abirteamente no se muestran,  mientras el mundo en el que habitan se desintegra pues Japón ha invadido China y ya ha comenzado incluso la sangrienta toma de Shanghai. 



Mientras el vicecónsul de Lahore (Michael Lonsdale), un hombre que no cambiaría Lohore por nada del mundo, habla de una aventura amorosa con ella, una que resulta imposible debido a un escándalo anterior en el que disparó contra leprosos, espejos e incluso contra sí mismo. 

En la embajada de Francia tiene lugar una recepción a la cual llegarán los invitados. Allí están sus amantes,  y junto a ellos, el vicecónsul de Francia le gritará su amor a Anne-Marie Stretter. 

Luego de la recepción ella se va por los caminos del Delta a las islas del Ganges. De forma paralela y homóloga a esta historia de amor, se da otra historia de hambruna y lepra de lo que la gente moría en India cotidianamente. 


Mientras que dentro de la casa se sucede en lento devenir de la mujer del embajador, de Anne-Marie Stretter y sus amantes, en el exterior de la embajada de Francia, en los parques, una mendiga canta las canciones de su infancia. Es la misma que cantaba al inicio de la película cuando el sol se iba poniendo en el horizonte. 

La película está basada en una obra de teatro no estrenada, escrita por Duras y que terminó en julio de 1972 (que a su vez se basó en su novela publicada Le Vice-Consul). Aunque está ambientada en la India, la película se rodó principalmente en el Château Rothschild. 

La obra había sido encargada para el Royal National Theatre por Peter Hall. Duras sólo había visitado la India brevemente en su adolescencia, pero decidió no consultar ninguna fotografía de Calcuta mientras trabajaba en India Song, prefiriendo imaginarlo todo.

La producción de la película en la que estuvo presente como productor Stephane Tchalgadileff y en la que participan Sunchild Productions y Les Films Armorial manejó un presupuesto de 254.542 francos, de los cuales 250.000 procedieron del CNC. Dominique Sanda fue la primera opción para el papel protagonista, pero abandonó y fue reemplazado por la bella Delphine Seyrig. 

Encontrar la localización principal llevó varios meses; finalmente Duras eligió el Château Rothschild en Boulogne, que había visto durante un paseo y que la había impresionado. La familia Rothschild había abandonado el edificio después de la Segunda Guerra Mundial y había comenzado a deteriorarse. Otras escenas se rodaron en el Gran Trianón de Versalles y en dos apartamentos de París que estaban a punto de ser demolidos. 

El rodaje que contó con la magnífica y precisa fotografía de Bruno Nuytten comenzó el 13 de mayo de 1974 y duró dos meses. Las voces fueron pregrabadas. 

India Song que fue montada no sin dificultad y dudas por Solange Leprince como ella reconoce en la entrevista con Xavière Gauthier que puedes leer al final del texto, se presentó en el Festival de Cine de Nueva York de 1975, y, fuera de competencia, en el Festival de Cine de Cannes de 1975. 

Fue seleccionada como la candidata francesa a la mejor película en lengua extranjera en la 48.ª edición de los Premios Óscar, pero no fue nominada. 

Vincent Canby, en las páginas del The New York Times, le dio a la película una crítica negativa, encontrando que era estéticamente agradable pero superficial. Canby describió a India Song como "sin contenido y todo estilo", aunque sintió que la interpretación de Seyrig como Anne-Marie era "maravillosa de contemplar". 



Por contra, la película está incluida en el libro 1001 Movies You Must See Before You Die, donde Travis Crawford la cita como la mejor película del director, describiéndola como "fascinante" en su uso del lenguaje y el sonido en contraste con las imágenes, y calificándola un "poema onírico elíptico en lugar de una narrativa lineal". Sin embargo, reconoce que las opiniones están marcadamente divididas sobre la película y que los espectadores la encontrarán "hipnóticamente seductora o enloquecedoramente pretenciosa". 

Para el actor Michael Lonsdale fue su mejor actuación. Consideró su papel como su "papel favorito", añadiendo que "me ayudó a exorcizar el sufrimiento por el que estaba pasando en ese momento en mi vida personal".



India Song fue nominada a tres premios César en 1976: Mejor música escrita para una película para Carlos d'Alessio, Mejor sonido para Michel Vionnet y Mejor actriz para Delphine Seyrig. Sin embargo, la película no ganó en ninguna de las categorías nominadas. 

Como ya hemos dicho fue la candidata de Francia a Mejor película en lengua extranjera en la 48.ª edición de los Premios Óscar, pero no recibió una nominación. 

En 1976 se estrenó una secuela titulada Her Venetian Name in Deserted Calcutta. Eso sí, la película forma un díptico integrado tanto por India song (1975) como por Son nom de Vénise dans Calcutta Désert (1975), dos películas que utilizan la misma banda sonora como contrapunto de diferentes flujos de imágenes, con la misma historia de base sobre la temeraria sentimental Anna Maria Guardi que es nombrada en varias ocasiones en esta película. 



La película es un profundo recuerdo auditivo. En el caso de India Song (1975) de Marguerite Duras, el recuerdo de su infancia quedaría impregnado en la partitura que arriba de un piano aparece bajo el título de «India Song», y de la que habla en repetidas ocasiones.  «En casa, en Neuilly, en un salón hay un gran piano negro cerrado (…) en el atril está India Song. Mi madre tocaba India Song. Yo la oía desde mi cuarto. La partitura está allí desde su muerte», dice una de las voces de la película.

La película filmada en 1975 nace del libro que escribió ella misma en 1972 a pedido del National Theatre de Londres, y que lleva como subtítulo: teatro/poesía/cine. Duras hizo su propia transposición del texto a la pantalla buscando en lo cinematográfico lo que en el teatro y la literatura sería imposible. En este caso el teatro, la poesía y la música convergen en el cine; cada una transforma y se nutre de la otra. 

La autora total francesa señala: «Lo primero que armé fue la música, el sonido llegó después, por lo tanto, el filme fue musical antes de ser hablado. El filme ya es un moderato cantabile, al comienzo, sin juegos de palabras, y luego un vivace en el medio, y al final un andante interminable».



La singularidad en el cine de Marguerite Duras —aparte de por sus virtuosos travellings que no sólo transitan el espacio, sino también el tiempo— resalta por su evidente y peculiar uso de la banda sonora, representados por dos recursos fundamentalmente: la música extradiegética y la voz en off. El diálogo entre las voces que nunca será representado en la pantalla por medio de una interacción, permite darles vida a estos cuerpos y escenificarlos. 

El poder de la palabra evoca a estos personajes de la vida de Duras y les permite ser y existir. En ese sentido, la película trabaja también con la temporalidad, mediante la simultaneidad y el anacronismo, no solo por las voces en off que se superponen con el diálogo de los personajes, o por la duplicidad de los espacios, sino también porque la aparición de estos personajes llega al unísono. 

La película se compone de un diálogo a cuatro voces (dos de hombre y dos de mujer, de las que no conocemos su procedencia) de los recuerdos de dos días de la historia de un amor en la India de los años 30. Ninguna de las voces recuerda por completo la historia, pero tampoco la olvidó del todo. 



Además de la melodía de India Song que se da de forma repetitiva como leit motiv, las voces también enfatizan constantemente en lo que se escucha o lo que recuerdan escuchar, y en el volumen y la forma en el que llegan estos recuerdos sonoros. El recuerdo es y será siempre incompleto, confuso y opaco. 

Las cuatro voces narradoras recuerdan algo, pero no del todo; esta ambigüedad le permite a Duras variar por momentos la literalidad de la voz que coincide con lo visto, y por otros, mediante una dialéctica entre lo que se dice y lo que se ve; Duras sugiere lo que les permite la memoria a estas voces anónimas.



En India Song, Duras busca penetrar en esos instantes de su infancia y de aquellos personajes que construyeron y definieron su porvenir. La melodía se escucha a orillas del Ganges; es India Song. Pero parece que la melodía es la que llevará el alma de los protagonistas no sólo a India, sino que seguirá por un recorrido que nos lleva desde el Ganges hasta el Mekong, y desde la India y Birbania- hoy Mianmar- a Indochina, hoy Vietnam, Laos, Camboya y ya no sé si hasta la China del Norte. ¿Estará buscando Duras a su amante? ¿Quién sabe?

Para saber más de esta complicada película aquí tienes en este enlace una entrevista entre Xavière Gauthier y Marguerite Duras ; y en este otro un magnífico análisis cinematográfico a cargo de Fernando Usón Forniés en su blog Capricho cinéfilo.



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