lunes, 13 de enero de 2014

La persona tras el personaje


Buñuel ha sido uno de los grandes del cine español y mundial. Aunque su figura y su persona , a veces, han sido tapados por sus personajes, no por los de sus obras, sino por el gusto a realizar declaraciones más o menos llamativas , algo similar a lo que gustaba a Dalí, en estos últimos tiempos se intenta despatar quien era el verdadero Buñuel. Yo creo que de eso únicamente llegarán a saberlo sus familiares, pero a nosotros sólo nos llegarán pequeñas pinceladas que nos acercan a la persona. Puede ser que muchos de los personajes de la obra de Buñuel hablen a través de él, pero estas declaraciones por medio de sus obras son complejas pues en ellas, sobre todo en las iniciales, muchas veces destila disciplina y respeto a una concepción. Esto, por ejemplo, se hace visible en sus dos grandes obras surrealistas, ya comentadas Un perro andaluz y La edad de oro, y en esa obra documental - y que fue censurada por la propia República - sobre la pobreza que lleva por título, Las Hurdes, tierra sin pan
Con todo del director aragonés siempre puede haber noticias y esta salta en agosto del pasado año, concretamente el día 3, se celebró en Calanda, la localidad natal de Luis Buñuel, un homenaje al cineasta en el 20 aniversario de su muerte. Entre las distinciones que se hicieron para ese día dedicadas a su paisano más singular, el que junto con sus tambores puso a Calanda en un mapa, se inauguró una escultura del artista aragonés Angel Orensanz, se llevó a cabo la presentación de los contenidos del Centro Luis Buñuel y se presentaron un par de libros dedicados al cineasta. 
En cuanto a la escultura colocada en una pequeña plaza de la localidad, realizada en acero e instalada en una fuente con líneas de agua, simboliza con sus diez metros de altura un árbol y representa, explicó el autor, la unión del mundo de las artes con las dos Españas mediante símbolos del arte universal y del mundo buñueliano.

También se presentó el Centro Luis Buñuel de Calanda, un centro inaugurado en 2000 con motivo del centenario del nacimiento del cineasta, aunque sus contenidos no se instalaron hasta el pasado mes de abril. Como siempre estamos en Españistán. Ubicado en la antigua casa parroquial del pueblo, acoge una exposición permanente sobre el universo buñueliano y dispone de una importante biblioteca relacionada con el cine, además de salones de actos y salas de exposiciones temporales. 
Fue precisamente en ese espacio en donde se presentaron dos publicaciones de la Colección Buñuel. Se trataba del guión de la película Robison Crusoe realizada por Buñuel en México y de un libro de dibujos del guionista Jean Claude Carriére. Pues bien, como el artista dio mucho de sí, por el mismo, por sus obras, y ¿por qué no? , por sus amistades se ha publicado en estos últimos meses otros dos libros centrados en la vida de este grande del cine y pueden completar sus , según comentan, parciales memorias recogidas en Mi último suspiro , realizadas por Jean--Claude Carrière que , según algunos investigadores, están cargadas de errores e imprecisiones.

El primero de los libros es el titulado Luis Buñuel, novela (Cuadernos del Vigía) que corresponde con el retrato que sobre él realizó el dramaturgo Max Aub, amigo del director de cine. Se trata de un libro de textos reunidos por Max Aub en el que recogen fragmentos , capítulos acabados y entrevistas que tuvo con el director de Calanda y que no pudo materializarlas en un libro – que no vio la luz- sobre el director. Así de contradictorio retrataba Max Aub a su amigo: "Ni crédulo, ni incrédulo, ni religioso ni irreligioso, ni comunista ni burgués (ni mucho menos anticomunista), ni anarquista ni totalmente en contra, ni creyente ni increyente (en la magia, por ejemplo). Escéptico sin serlo, ni ateo del todo, tal vez --no lo creo-- descreído, materialista hasta cierto punto, fiel e infiel, hereje sin saber de qué, anticlerical con lagunas, irreverente, libertino, solo en principio impío; sacrílego solo en las formas, descatolizado como solo puede serlo un español, que no es demasiado".

Y es que Max Aub y Buñuel eran amigos desde 1925. Al primero, en 1967, la editorial Aguilar le propuso escribir una biografía del realizador. Aub aceptó el envite y, lo que es mejor, lo aceptó el remiso Buñuel, aún a sabiendas de que podría mentirle a los demás, pero no a su viejo amigo. El libro, que lógicamente no ha sido escrito por Aub, sino que ha partido de las notas que dejó este escritor en las miles de páginas depositadas en la Fundación Max Aub de Segorbe (Castellón), se ha intentado restablecer el orden ideado por Aub. Para ello Carmen Peire, responsable de la edición, ha diseñado lo que posiblemente Aub quería decir sobre su amigo.

En el libro se han intercalado las entrevistas con los textos y coronado el volumen con una segunda parte dedicada a las vanguardias artísticas de principios del siglo XX que sitúa al director de Calanda en su contexto histórico. "Aub no acaba la obra porque un infarto se lo lleva de improviso. Es un hombre de 69 años en plena posesión de facultades y eso se percibe en los textos, que están ya muy editados", dice Peire. De lo que dejó escrito se percibe que Aub disiente de las opiniones de su amigo, pero aporta informaciones que reflejan el carácter del director. Así nos enteramos de que la vaca del ojo rasgado de Un perro andaluz no estaba viva, pero que a Buñuel no le hubiera importado que lo estuviera y que le pusieron rimmel al despojo. Que le gustaba disfrazarse de cura y una vez lo hizo de monja. Que en Cadaqués intentó asesinar a Gala, ahogándola, mientras Dalí imploraba que no lo hiciera. "Nunca vi a nadie con tanta mala leche", sentencia sobre ella.

También se recoge en el libro que a los 18 años, tras haber amortajado y vestido el cadáver de su padre, decidió dormir en la cama donde este acababa de morir con una pistola bajo la almohada para combatir al fantasma paterno que se le había presentado en una pesadilla la noche anterior. "Siempre he sido muy tímido con las mujeres", asegura Buñuel, pero unas páginas más tarde no tiene el menor reparo en hablar de las orgías en las que participaba en casa de Charles Chaplin --"Chaplin personalmente era un ser despreciable, yo no sé cómo se las arreglaba, pero lograba que las mujeres se pelearan entre sí (...)". Y más paradojas. "No he sido comunista", dice a su amigo, pero en otro fragmento no se corta afirmando: "No soy demócrata. Creo en las dictaduras...". 
Por su parte, el hispanista Ian Gibson ha presentado igualmente otro libro sobre la vida del director aragonés titulado La forja de un cineasta universal (1900--1938) . Gibson asegura que Luis Buñuel era ante todo un fabulador. "Sin el sentido del humor no se puede entender a Buñuel ni su obra, era un cachondo mental", señala el biógrafo que se ha pasado siete años investigando sobre la persona y el personaje.

El libro sólo se centra en los primeros 38 años de su trayectoria, hasta el segundo viaje a Hollywood. Sus primeros años en Calanda y Zaragoza, su definitivo paso por la Residencia de Estudiantes, el descubrimiento de su vocación cinéfila en París, sus primeras y radicales películas con Dalí (Un perro andaluz, La edad de oro ), su militancia comunista y sus trabajos de espionaje son episodios recogidos en el libro que edita Aguilar. Son muchas las anécdotas que aparecen en el libro de este visualmente lenguaraz director, aunque menos comunicador verbal.
Ya sabemos que son muchos los libros que hablan sobre este director aragonés, pero parece que en Buñuel habla más la imagen, muchas veces rupturista,  que la persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario