miércoles, 1 de enero de 2014

Tiempo de silencio


Esta es la primera entrada del año, y la primera entrada que escribo desde mi tablet. Como contenido para la misma me centraré en las dos primeras películas con las que podido disfrutar en esta nueva temporada, que ha empezado esta misma noche. A ellas, como suele ser muy común he llegado casualidad más absoluta. Ya sabéis la devoción que siento por un silencioso director español que, si bien es trascendental, ha pasado a la historia del cine con más olvido que reconocimiento. Se trata del turolense Segundo de Chomon , el que fuera competidor absoluto de uno de los padres de esto que es el cine, en concreto de Georges Méliès. Reconozco que el cine de los precursores tiene para mí un encanto especial. En ellos está gran parte de lo que se convirtió en un espectáculo de masas, aunque Méliès y Chomón lo plantearon como competidores enfrentados (uno para su empresa, el otro para la Pathé) para barracas de feria. Un arte que nace en el ruido de una feria, pero también en el silencio de una sala.


Como ya he dicho los caminos del señor son inescrutables, así que he llegado ante mi sorpresa a dos obras homogéneas en su temática como son los documentales de Toledo y Burgos, películas de corte documental y que supusieron la solución para el director español, ante su ruptura con su socio Joan Fuster Garí que le dejó sin estudios de rodaje, y la devolución del favor de la Pathé a uno de sus directores, fotógrafo y montador más valioso. Se trata de dos breves obras, la primera centrada en una reconocido y paupérrima ciudad manchega, de la que reconocemos algunos de sus edificios y construcciones más emblemáticas como son el Alcázar desde fuera y desde dentro, el puente sobre el Tajo - sobre el que realiza un interesante travelling-, el interior de la catedral algunas de las puertas representativas de la ciudad como la de Bisagra y poco más que algunas calles y algunos patios.

De esta obra, que apenas duras unos tres minutos, me ha llamado la atención la pobreza de lo reflejado , la economía de medios de la dirección y del fotógrafo y poco más. El nombre de la película es L'Antique Tolède, o El antiguo Toledo, que es la primera grabación encontrada hasta la fecha de la capital castellana manchega. Fue filmada por Segundo de Chomón en la que participa su productora Ibérica Films pero distribuida por la Kok de la Pathé frères y estrenada en marzo de 1912


De la segunda, El Viaje a Burgos, realizada en 1911 para la Pathé, que se centra en la capital burgalesa destacaría más o menos lo mismo, con la particularidad de que estamos ante una obra coloreada fotograma a fotograma que le da un encanto especial a la obra y que es ligeramente más larga. Desde el inicio Chomon nos avisa que estamos ante una de las ciudades más interesantes culturalmente de España por su riqueza monumental.



Destaca en ella, además la ausencia de ruido, y no se debe a que sea una película muda, sino a la falta de vehículo alguna que no sea un animal de carga. Es difícil imaginarnos, especialmente a aquellos , su hemos tenido la suerte de disfrutar de esta ciudad castellana de algunos de los rincones que aquí aparecen tales como la Catedral, La iglesia de San Esteban, los restos del castillo- bastante más de lo que actualmente se conserva- , la puerta de Santa María, las Huelgas, la Plaza de la Libertad, la casa del Cordón, la Plaza Mayor o la ribera del Arlanzón con su Espolón, pero no nos referimos a eso sino al respeto silencioso que tiene Segundo de Chomon para grabar con su máquina los rasgos de una ciudad que vive, pero que no sangra y su no grita, sino que susurra.

Es una obra de arqueología urbanista de enorme interés. Dos obras cortas para iniciar una nueva temporada.

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