Ayer mientras preparaba una entrada estuve leyendo algo sobre los pioneros y el nombre de Edwin S. Porter se repetía en alguna que otra ocasión. Aquí , en este blog, algunas películas suyas como la imprescindible El gran robo del tren (1903), ya han sido ya comentadas, pero en este caso han sido dos desconocidas las seleccionadas. La primera tienen que ver con otro artista que por aquí ha pasado en relación con el hundimiento del Lusitania, una de las primeras películas propagandísticas de la historia que fue realizada por el dibujante de tiras cómicas y caricaturas y, más tarde, director Winsor McCay. La otra, uno de las primeras dramas sociales de la historia del cine.
Muy a menudo se atribuye a Edwin S. Porter (1869- 1941) el título de primer director de cine americano, algo complejo de afirmar pues en los primeros momentos un director es también operador de cámara – de hecho había llegado a inventar un proyector de cámara y con el tiempo montará el proyector Simplex-. De hecho así aparece reflejado en estas dos películas : Dreams of a Rarebit Fiend (1904) y The Kleptomaniac (1905).
Ambas películas corresponden al periodo en el que Porter empezó a trabajar al servicio de Edison (1900- 1909), primero como operador y más tarde como jefe de estudio.
Después se vida le llevó por otros derroteros como la fundación de la Defender Pictures (1909) y la Rex Filma Company (1910) cuyas acciones vendió en 1912 para unirse a Adolph Zukor y David Frohman en la fundación de la Famous Players Film Co. de la que fue director general, tesorero, supervisor y director. Más tarde dejó la Famous Players para alternar la presidencia de la Precision Machine Corp.
La dos obras que he visto son de su etapa inicial. En esta primera etapa su referencia era Méliès artista al que admiró y copió tanto la manera de construir argumentos por medio de artificios como en el concepto de mise en scène. Cuando Méliès instaló una sucursal en los Estados Unidos, su cine y sus técnicas serán sus referencias.
Sus referencias no sólo eran las francesas ya que algo de la Escuela de Brighton, en concreto, el sistema de conjugar diversos puntos de vista. Pero también hay que tener presente que el espacio donde Porter se mostraba más a gusto era el drama social, de forma similar a lo que hacía Ferdinand Zecca al otro lado del Atlántico.
La primera película de las vistas se titula Dreams of a Rarebit Fiend ( cuya difícil traducción pudiera ser Pesadillas de cenas indigestas o Sueños de un fanático del pan tostado con queso).
Antes de ser película dirigida y fotografiada por Edwin S. Porter la obra fue una tira de prensa creada por Winsor McCay cuya publicación se inició el 10 de septiembre de 1904 en el periódico New York Evening Telegram, periódico en el que estuvo hasta 1911. La serie cómica aparecía firmada con el pseudónimo Silas, que McCay utilizaba para sus colaboraciones en el periódico, manteniendo su nombre real para sus trabajos en el New York Herald.
A diferencia de otras series anteriores de McCay, Dreams of a Rarebit Fiend iba dirigida a un público adulto. Mientras que Little Nemo in Slumberland, el cómic más famoso de McCay, muestra el lado positivo de lo onírico, en Dreams of a Rarebit Fiend se destacan sus aspectos negativos.
Las tiras describen las terribles pesadillas que sufren algunos individuos que se van a la cama tras haber ingerido en cantidades copiosas el plato de cocina conocido como Welsh Rarebit, hecho de pan, queso gratinado y otros muchos ingredientes. Las pesadillas hacen hincapié en los terrores de la clase media urbana; nada inocentes, inciden en aspectos tales como el tabú de la desnudez, el miedo a la castración, el travestismo o el temor a la impotencia.
El cómic, como toda la obra de Winsor McCay, es de dominio público desde el 1 de enero de 2005, tuvo su primera adaptación al cine en 1906, cuando uno de los pioneros más relevantes Edwin S. Porter acompañado aquí por Wallace McCutcheon decidió realizar una primera adaptación cinematográfica, de siete minutos de duración. Fue realizada por la Edison Manufacturing Company , y que cuenta con el actor Jack Brawn como protagonista absoluto.
La historia se centra en hombre que come y bebe de forma bestial, compulsivamente, y llegando hasta la repulsión. Cuando sale del local absolutamente borracho y haciendo “eses” por la calle todo le da vueltas. De hecho se mueve como si estuviese montado en un balancín alrededor de un obelisco y con las calles dándole vueltas. Cae al suelo en múltiples ocasiones.
Finalmente llega a la habitación. Se tira sobre la cama y se mete en la misma. Pero, de inmediato, la cabeza empieza a dolerle por lo que se pone un pañuelo.
En ese momento descubre de todos los elementos de la habitación se mueve.
Tras dormirse comienza a soñar. Sobre su cabeza aparece un pequeño y humeante caldero del que salen tres diablillos con picas, tridente y pala que comienzan a golpear el cabecero de la cama.
El protagonista parece despertarse angustiado, especialmente se angustia cuando la cama se encabrita y comienza a dar saltos y vueltas sobre sí misma.
De pronto la cama empieza a volar sobre la ciudad y el señor se agarra con firmeza a la cama. Mientras vuela el hombre que ha bebido patalea desesperadamente sobre el cielo.
Al pasar por lo alto del tejado de una iglesia queda enganchado con su camisón en la veleta, cayendo pocos segundo después al suelo.
En su caída el señor cae sobre su cama, rompiendo durante la misma el techo de la habitación, y pasando desde la cama al suelo. Finalmente, se despierta horrorizado.
Estamos pues ante una película que sigue la estela de Georges Méliès en el sentido de darle a lo visual un sentido de espectáculo no exento de sensaciones oníricas.
La obra tuvo su éxito, fue la película más popular de la Compañía Edison en 1906, de tal manera que el propio Winsor McCay, produjo tres películas de animación, dibujadas a mano, basadas en el cómic, todas ellas de 1921 como son Dreams of the Rarebit Fiend: The Pet, Dreams of the Rarebit Fiend: The Flying House y Dreams of the Rarebit Fiend: Bug Vaudeville.
Entre 1903 y 1905 Edwin Stanton Porter demostró con éxito la mayor parte de las técnicas que se convertirían en los modos básicos de la comunicación visual a través del cine. Por ejemplo, él ayudó a desarrollar el concepto moderno de la edición de continuidad, y a menudo se le atribuye el descubrimiento de que la unidad básica de la estructura en la película era el disparo en lugar de la escena, allanando el camino para avances en la edición y la narración de pantalla del posterior genio, DW Griffith.
“The dream of Rarebit Fiend” fue un cambio en la obra trazada hasta el momento por Edwin S. Porter pues es una apuesta por la acción más sensorial e imaginativa a través del único personaje de esta peculiar película. Para poder llevar a cabo esta película, el director norteamericano tuvo que recurrir a todo tipo de trucos, propios de los ilusionistas de la época con gran diversidad de ilusiones ópticas, trampillas y un sinfín de trucos que hacía las delicias de los espectadores.
La película es modélica en el uso de varios efectos especiales como las imágenes sobre impresionadas visibles en el mareo que siente el protagonista al intentar equilibrarse con el poste de la luz, o en las alucinaciones domésticas con los muebles en movimiento, los giros caso convulsivos de la cama, u otros 'trucos' fotográficas que apenas se habían visto en el cine estadounidense o intentado visible en autores como Georges Méliès, Segundo de Chomon o Ferdinand Zecca.
En la película destacan algunas secuencias en las que Porter utiliza ingeniosamente una mezcla sus trucos con un acento cómico. Es de destacar la secuencia donde el protagonista descansa en su cama, y al poco rato de estar tumbado le empieza a doler la cabeza con lo que Porter proyecta una segunda imagen en el plano principal, mostrando así su sufrimiento tras el exceso. El resultado es una efectiva combinación de dos planos, en la que se ve al actor sufriendo unos intensos dolores en su cabeza.
Otra memorable secuencia es el viaje del protagonista, volando por la ciudad en su propia cama.
En estas dos escenas, Porter hace uso del mismo recurso que Méliès utilizando las sobreimpresiones, ya sea con duendecillos, ya sea con una cama voladora. Esta técnica se convierte en una herramienta principal para Porter, recurriendo a ella en otros muchos trabajos.
Junto a esto la película cuenta con gran contraposición de planos y Stopmotion, al inicio del sueño en la habitación, donde los muebles e incluso las zapatillas del personaje empiezan a moverse y desplazarse por todo el inmueble.
La segunda película elegida es también de Edwin S. Porter y realizado por la Edison Manufacturing Company, de Thomas Alva Edison y lleva por título The Kleptomaniac (La cleptómana). Se trata de un cortometraje mudo estadounidense en blanco y negro que se estrenó en febrero de 1905. Dura aproximadamente diez minutos.
Fue dirigido y fotografiado por el mismo Edwin S. Porter y contó con un amplio elenco a diferencia de lo anterior , pues en esta participan Aline Boyd como Mrs. Banker, la cleptómana, Phineas Nairs como uno de los detectives del almacén, Jane Stewart como otro de los detectives del almacén, George Voijere es el encargado del almacén, Ann Eggleston la ladrona, William S. Rising siendo uno de los policías del juzgado y Helen Courtney como la Justicia.
Estamos ante un corto seccionado en capítulos. En el primero que recibe el nombre de Leaving home vemos como una mujer bien vestida sale de casa hacia la calle y toma un carruaje para ir a una tienda.
El segundo capítulo Arrival at Departament Store vemos la llegada de esta señora a la tienda y la introducción de la señora en la misma.
La tercera sección lleva por título Interior, Departament Store. El plano se centra en un grupo de dependientas y compradores de un aparente mercería moviéndose alrededor de unos mostradores. La actividad parece frenética. Parece que la señora roba varios artículos y es descubierta.
En el cuarto capítulo, que lleva por título Superintendent´s Office, vemos como en dos mesas se encuentra el superintendente y su secretaria. Allí es llevada la señora, la cleptómana.
En el quinto capítulo, Under Arrest, comprobamos como la cleptómana es llevada al exterior por un agente. Ya en la calle ambos montan en un carruaje.
En el sexto, Police Station, ambos , agente y ladrona, marchan a la comisaría de esta helada ciudad. La señora baja y el agente le acompaña.
En el séptimo, cambiamos de escenario y protagonista. Se titula The home of Poverty, y vemos una casa humilde en la que están presentes una madre con sus dos hijos. Viven en la pobreza más absoluta , con unos muebles destartalados. Parecen pasar hambre. La madre dolorosa se abraza a sus hijos.
En el capítulo octavo se centra en el robo. De hecho se titula The Thief. Comienza con la madre que se ha echado a la calle y se encamina a una tienda de alimentación. En la calle un tendero ha dejado en la puerta un cesto con alimentos. Del mismo la madre toma algo por desesperación. Sin embargo, de inmediata es detenida por el dueño que llama a la policía que, pronto, se persona. Es capturada y arrestada rápidamente.
In the police Patrol vemos a policía y a la ladrona por necesidad llegar a la estación de policía antes vista en el mismo coche de caballos y por la nevada ciudad. La introduce en la comisaria.
En el capítulo diez, Police Court, vemos como se desarrolla de juicio. Allí coinciden ambas cleptómanas, la que lo ha hecho por pulsión, y la que la que ha cometido el delito por necesidad.
El juez va escuchando a las partes. La cleptómana rica se muestra altiva, tras ellos pasan otros encausados.
Finalmente, la ladrona hambrienta es llamada ante el juez. Parece reclamar justicia de forma dramática. El juez , finalmente, dicta sentencia y condena a esta última a la cárcel.
En el último capítulo, que lleva por título, Justice, aparece una imagen de la justicia, sin rostro y con la balanza en la mano que parece estar vencida hacia un lado. Acabando así la película.
Se trata de una película sobre la injusticia social, sobre las diferencias evidentes entre una mujer de la alta sociedad que hurta pequeños objetos en una tienda y la de la madre pobre que roba un trozo de pan para dar de comer a sus hijos. Tras ser ambas descubiertas y llevadas al juzgado, el trato que reciben es totalmente diferente, acorde a su estatus social.
Es uno de los primeros ejemplos del cine de denuncia social, ya que el argumento de la película deja en evidencia las injusticias del sistema penal: la mujer de clase alta que es atrapada robando sale indemne de su crimen, mientras que la de clase baja que ha robado para alimentar a sus hijos acaba peor parada.
En segundo lugar destaca la voluntad de narrar dos historias paralelas para contrastarlas. Por si hay dudas para el el espectador el rótulo final con la balanza de la justicia desnivelada.
Aquí vemos más limitaciones en la realización de Porter que en la primera obra analizada, pues aquí todo se rueda en un plano general, por lo que el robo queda diluido y a no ser por los gestos de otros visitantes de la tienda que miran a la ladrona con desconfianza. En definitiva un cine de corte social y condenatoriamente moral, algo muy en la línea de Ferdinad Zecca, quedan muchas obras de Porter por ver. Estaremos a la expectativa.
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