martes, 7 de febrero de 2012

¡Qué malo es el alcohol!


Un sabor de boca agridulce me deja esta película. Es la segunda vez que la veo y todavía no siento una gran atracción total hacia ella, y especialmente hacia su protagonista. Sospecho que el tema del suicidio alcohólico no me parece atractivo. Me parece más bien, repulsivo. Y el producto final no me atrae mucho. El trabajo de actores, bien, pero, sinceramente, mejor ella que él. 
Leaving Las Vegas es una película norteamericana de 1995 dirigida por el británico Mike Figgis, y protagonizada en sus papeles principales por Nicolas Cage y Elisabeth Shue. A estos se le unió Julian Sands en un breve papel como el proxeneta letón de Sera, así como otros secundarios como Richard Lewis, Steven Weber, Valeria Golino. 
Nicolas Cage y Elisabeth Shue fueron reconocidos internacionalmente por sus interpretaciones, y ambos actores resultaron nominados al Óscar al mejor actor, aunque sólo Nicolas Cage consiguió ganar el premio. 
Estuvo producida por Lila Cazès para Lumière Pictures e Initial Production. El guión está escrito por el propio director y John O'Brien. La fotografía de tonos principalmente oscuros es de Declan Quinn, mientras que el montaje correspondió a John Smith. La escenografía y el vestuario fueron obra de Barry Kingston y Laura Goldsmith, respectivamente. La música fue obra del propio director y a la misma se suman las canciones lánguidas de Sting. 
La película está basada en la autobiografía de John O'Brien, que se suicidó pocos meses antes del estreno de la película. Este es uno de los escasísimos casos en que el guión supera con creces a la novela, autobiografía de John O'Brian, que escribió los dos y se pegó un tiro antes de que la película viese la luz. 
La película es un drama que se desarrolla durante 112 minutos y se rodó en escenarios reales de California (L.A., Burbank, Santa Mónica...), Nevada (Las Vegas) y Canadá (Halifax) y en estudio, con un presupuesto ajustado de 4 millones de dólares USA ($).
Nominada a 4 Oscar, ganó uno (al mejor actor, Nicolas Cage)como dijimos anteriormente. Además ganó un Globo de oro el actor, aunque igualmente obtuvo 4 nominaciones. Tres fueron las nominaciones para los BAFTA (actor, actriz y guión adaptado). El círculo de críticos de New York le otorgó el primer premio a la mejor película.
Se proyectó por primera vez en público el 15 de septiembre de 1995 en el Toronto Film Festival. La generó por venta en taquillas la cantidad de 49,8 millones de dólares, además recibió 43 nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine, de los cuales ganó 26 de ellos, incluyendo un Oscar para Nicolas Cage como mejor actor (estuvo nominada para Mejor director (Mike Figgis). - Mejor actriz (Elisabeth Shue). - Mejor actor (Nicolas Cage). - Mejor guion adaptado (Mike Figgis). 
El festival de San Sebastián le otorgó 2 premios al mejor director y mejor actor (Nicolas Cage) y la National Board of Review concedió el de mejor actor a Nicolas Cage. 
La acción dramática tiene lugar en Hollywood y Las Vegas, a lo largo de unas semanas, en 1995. Benjamin “Ben” Sanderson (Nicolas Cage), guionista, pierde el trabajo a causa de su adicción al alcohol. Recibe la noticia de su despido sin sorpresas y sin hostilidad. Ben cae en una espiral autodestructiva después de que su esposa lo abandone. Esta autodestrucción le lleva a la bebida y de ahí al tobogán. 
Tras perder también su trabajo en Los Ángeles y ser repudiado por sus amigos y compañeros de trabajo por su dependencia del alcohol se traslada a Las Vegas la ciudad del juego, del pecado y la malicia decidido a beber sin freno hasta morir. 
Elige la ciudad de Las Vegas porque en ella los bares permanecen abiertos las 24 horas del día. Allí conoce a Sera (Shue), una joven y atractiva muchacha, que trabaja como prostituta. 

Él es un hombre desesperado, solitario, sin familia y con deseos de que su vida acabe en poco tiempo. Ella es dulce, amable, sensual, sensible y comprensiva. y entablan una relación marcada por el amor y el alcohol en donde ella depende de él y él depende de la botella Como le pide él a ella en un momento “Pídeme lo que quieras, pero nunca que deje de beber” muestra de su idea autodestructiva. Elisabeth Shue es la prostituta Sera la que lo redimirá y le dará amor. 
Mike Figgis nos regaló un retrato demoledor y durísimo sobre dos personas al borde del abismo que intentan redimirse una a la otra. Por donde se la mire esta historia de amor bizarra que, para unos, puede ser maravillosa y, para otros, sumamente angustiosa y sombría sin esperanza alguna. 

Es una película para escuchar, con buena música y buenas frases, algunas lapidarias en medio de luces y acariciantes sonidos de Jazz, una película que se sostiene por la perfecta dirección de Figgis y por la monumental actuación del genio que es Nicolas Cage, sin duda en su trabajo más premiado, quién dota de una intensidad increíble a su criatura, no hay palabras para describir a los momentos que tiene este con la hermosa y maravillosa Elisabeth Shue, que con un trabajo consagratorio, emocionó e hizo vibrar a muchos, aunque no a todos. 

Como ya he dicho es una película de frases. En un momento dado él le dice a ella: Beber es mi forma de matarme ó matarme es mi forma de beber. Sin duda con esa frase se resume esta historia de amor en la que Nicolas Cage que decide morir bebiendo, a lo largo del camino contemplamos con desasosiego su actitud hacia un mundo al que ya no pertenece y del que se encuentra muy lejos, su breve estancia en la ciudad del juego, se convierte en una especie de purgatorio donde su espíritu se libera, se trata de la libertad que te proporciona el no tener ya nada que perder por que ya está todo perdido de antedicho y pasar por encima de todos los convencionalismos que nos encadenan a este mundo, eso sí, siempre pagando religiosamente su tributo a la bebida, todas las bebidas. El desencadenante se nos presenta en breves fotos de su matrimonio, de su hijo o de la bicicleta de su hijo. La decisión se toma cuando quema todo lo que tiene antes de su salida de Los Ángeles. 
Al entrar en la ciudad de Las Vegas topa con la prostituta. Iniciándose por parte de ella tras la negociación un cariño cercano al que le daría una madre a un hijo cuando se hace una herida, de ahí la hermosura de la historia, aunque existen algunas frases dirigidas por Cage a Shue cercanas al bochorno como la de 'Gatita, eres luminosa!' "He venido a Las Vegas a matarme bebiendo". Otras de cierto calado como la de "No sé si empecé a beber porque mi mujer me dejó, o si mi mujer me dejó porque empecé a beber" o la tremenda "Aparte del olor a alcohol y de algún babeo ocasional, algunas veces dices cosas muy interesantes." 

Dos personas olvidadas o rechazadas por cualquier sociedad decente unen su vidas de la manera menos prevista en el mejor lugar del mundo acorde para dicho evento, Las Vegas, uno toma sin un aparente porque y la otra trabaja como puta para mantener su estilo de vida y el de su proxeneta, quien para variar debe mucho dinero. 
La película está salpicada del buen gusto auditivo de escuchar a Sting en My one and only love hasta su apasionado final. Lo dicho, magnífica la Banda Sonora, compuesta por Mike Figgis (que no es otra cosa que un músico de jazz metido a director de cine en sus ratos libres) a la que acompaña la voz de Sting, suave y melancólica cantando la estrofa de Angel Eyes, que da título a esta crítica. 
Elisabeth Shue juega con la dureza inicial visible en su relación con su chulo, Yuri (Julian Sands), un inmigrante letón, que desaparecerá súbitamente y con la dulzura al tratar con delicadeza a Cage y la fragilidad notoria cuando es violada y vejada por una panda de jóvenes que la destrozan. Ella encarna a la perfección el ángel protector lleno de ternura y sexualidad que es necesario desechar para inmolarse apestando a alcohol de 40 grados. Ella acaba por acompañándole en su tristísimo descenso hacia los infiernos y la muerte. Ben por momentos se pierde y es Sera quien lleva el mando de la película, siendo ella la auténtica protagonista, aceptando la decisión de Ben de morir bebiendo, en la misma medida que el acepta la prostitución de ella. - Voy a salir a trabajar, dice ella. - Voy a matarme bebiendo, dice él. 

La oscuridad y el tenebrismo de la fotografía en los muchos planos nocturnos, los duros y oníricos delirios etílicos del protagonista, la castigada vida cotidiana de la prostituta, que tiene que soportar los malos tratos y las humillaciones a que la someten sus clientes, la conmovedora y penosa relación sin esperanzas que se establece entre los dos, el infructuoso intento de ella por sacarlo del abismo... Mientras él acepta la compañía de ella sin darle falsas esperanzas y ella decide permanecer a su lado pese a todo... 

La película puede provocar, como a mí, muchos sentimientos encontrados, una gran confusión dentro de nosotros los espectadores y mucha amargura. Sobre todo amargura. Toda la historia es contada en flashback a terceras personas (y a los espectadores) por Sera. Sólo para verla con el estado de ánimo adecuado y dispuesto para soportar mucho dolor y mucha incomodidad. 
El film suma drama, alcoholismo, prostitución y romance. Superpone dos historias dramáticas, la de Ben y la de Sera. Ben se halla inmerso en un proceso acelerado de autodestrucción, del que no quiere salir ni por la vía del suicidio rápido, ni por la de someterse a un tratamiento de desintoxicación y deshabituación. 

El film explora el mundo del alcoholismo en su fase más avanzada. Muestra los niveles de autodestrucción y degradación a los que puede llegar una persona, arrastrada por la adicción al alcohol. El retrato que compone, con delirios, desajustes etílicos y alucinaciones, es impresionante y conmovedor. La descripción es seca, cortante y despiadadamente realista. No hay hipérboles, ni artificios. Las escenas que se muestran hielan el alma. Las elipsis y la suavización de las imágenes las acompañan son las justas para evitar irritación y rechazo. 

El film estudia de modo sucinto pero efectivo el mundo de la prostitución femenina. Es de gran interés la descripción del universo que la rodea, hecho de perversiones, abusos, maltratos y agresiones. La música casa perfectamente con cada escena y la fotografía triste y apagada te sumerge en lo más profundo y conmovedor de la historia. Una historia triste y dura, pero hermosa. 

Como hemos dicho es una historia verbalizada. He seleccionado la siguiente:
"Sera... me encanta ese nombre. S-e-r-a. Antes de continuar hay algo que necesito decir, ¿bueno? De acuerdo. He llegado hasta aquí. Aquí estoy en tu casa. Quiero que me dejes pagar el alquiler de este mes. No. ¿Por qué? Porque... Porque es mejor para mí así, ¿de acuerdo? Bien. Te diré... ahora mismo... estoy enamorado de ti. Pero aunque sea así... no estoy aquí para encajar mi alma retorcida... en tu vida."

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