lunes, 6 de febrero de 2012

Estigmas


Esta película fue dirigida por Rupert Wainwright en 1999 y producida por Frank Mancuso Jr. y Tom Lazarus. Este último junto con Rick Ramage participó en el guión de la misma. La música está compuesta por Billy Corgan y Elia Cmiral. La buena fotografía está compuesta por Jeffrey Kimball que utiliza muy bien el juego de luces.

Los protagonistas son Patricia Arquette (Frankie Paige) y Gabriel Byrne (Padre Andrew Kiernan), con la compañía de Jonathan Pryce (Cardenal Daniel Houseman ), Thomas Kopache (Padre Durning), Nia Long (Donna Chadway), Rade Serbedzija y Portia de Rossi.
Una joven norteamericana extrovertida y vitalista peluquera, Frankie Paige (Patricia Arquette), comienza a mostrar misteriosos estigmas nada más recibir de Brasil un paquete de su madre con un crucifijo. La presencia de una tórtola en su casa en el inicio de una serie de ataques paranormales que le hacen sangrar por la cabeza, los pies y las manos que inicialmente sufre en la bañera y más tarde en otros espacios (metro, en un café cerca de un mercado de flores o en la discoteca). En uno de sus momentos de crisis más fuertes, se encuentra por casualidad con un cura y el episodio queda grabado en una cinta. Las preocupantes implicaciones del incidente hacen que el propio Vaticano tome cartas en el asunto y envíe al investigador Andrew Kiernan (Gabriel Byrne), un sacerdote encargado de descifrar milagros y que anteriormente había estado de un pequeño pueblo del Brasil donde brotan lágrimas de sangre de la estatua de una iglesia, un hombre de ciencia más que un hombre de fe, ya que su misión consiste en desmontar falsos milagros y verificar fenómenos a los que no se encuentra explicación.

Ante la evidencia de que una fuerza poderosa se ha apoderado de Frankie, Kiernan comprende el peligro que corre la muchacha: debe buscar dentro de su alma la forma de salvar su vida, aunque ello implique ir en contra de todas sus creencias.
Parece ser que en su momento hubo cierta polémica con la película ya que sólo es filme que se basa en los misterios de la Iglesia y en las dudas espirituales para confeccionar una historia que mezcle fantasía y realidad. La película llegó precedida por un abucheo generalizado por parte de la crítica y por una gran acogida por parte del público. Una vez más, opiniones divididas ante un género como el de terror, el infravalorado por antonomasia. Vulgar operación comercial para unos, blasfemia para otros, película que atrae a todos aquellos a los que el tema espiritual vinculado con el catolicismo, sus dudas y sus exorcismos que puede resultarles entretenida.

La historia de Wainwright tiene una estética y una trama muy bella en sus inicios pues afortunados son los títulos de crédito que hacen referencias a las escrituras; el peso de la película recae principalmente sobre una convincente Patricia Arquette que consigue transmitir eso sí con muchos aspavientos y estertores el calvario sufrido en su cuerpo o la voz penetrante de chico – realmente un señor, el sacerdote Alameida que la ha poseído-. Patricia Arquette es capaz de hablar y escribir en arameo antiguo o sufrir las posesiones de un cura fallecido e investigador de las escrituras no reconocidas como el supuesto “Evangelio según San Tomás”, que según el final aparecieron en el Mar Muerto hacia el año 1950 y que no son reconocidos por la Iglesia. Junto a ella un Gabriel Byrne, con acento de Robert de Niro, que ayuda bastante a que Stigmata sea una entretenida aunque intranscendente película. Estos dos son los encargados de llevar el peso sobre sus espaldas de lo que resulta ser un thriller terrorífico, o un terror de intriga. Patricia Arquette y Gabriel Byrne, lucen muy efectivos en unos roles llenos de fuerza dramática y de destape moral denunciando a la institución eclesiástica.
La historia se centra inicialmente en los estigmas: marcas o señales que aparecen repentinamente en el cuerpo de algunas personas - devotas o no -, y que se asemejan a las heridas sufridas por Jesús durante su crucifixión. Esta vez, es una joven peluquera, escéptica y non sancta de Pittsburgh, la que recibe las señales por un hecho aparentemente casual. Y comienza aquí una ardua investigación que llevará, a un sacerdote de mentalidad abierta, a descubrir algunas cosas de verdadero significado y que, por feroces intereses, el sector más reaccionario de la iglesia representado en la película por Houseman se empeña en mantener a oscuras.

Wainwright, recrea imágenes que impactan y algunas secuencias poseen una interesante brillantez narrativa. La eficiente edición, los efectos sonoros y la electrizante música que acompasa cada secuencia, contribuyen a que se logre un ritmo constante y en crescendo. La historia se sigue así con profundo interés, pues uno siente que, además, se va soltando el largo hilo de una maraña que, durante siglos, se nos ha ocultado herméticamente. Al final apuesta por la estética del videoclip cuando todo estalla en una habitación en llamas y el sacerdote salva en sus brazos a la chica.
Al final, “Stigmata” o “Estigmas” como fue difundida en Latinoamérica, es una película que sacude nuestros pensamientos durante un buen rato. Sin lugar a dudas, Rupert Wainright ha salido al paso con una película valiente aunque inconsistente.
El film plantea una serie de cuestiones que levantan curiosidad: ¿Por qué una chica atea es sufridora de estigmas? cuando el sacerdote comenta que sólo las personas muy devotas son las que están más expuestas a recibir los estigmas. ¿Por qué uno de los curas no reconoce la Iglesia que existe en Belo Horizonte, en la cual una virgen de piedra lloraba lágrimas de sangre humana? ¿Os parece razonable que Houseman, un alto miembro de la Iglesia quiera matar con sus propias manos a una chica inocente alegando que "está poseída por fuerzas malignas"?. ¿Por qué un evangelio es descuartizado, y de cada pedazo se hacen cargo distintos estudiosos? Estas son algunas de las cuestiones que se plantea el film.
En esta ocasión, la historia se centra en el “don” cristiano de sentir en tu propia carne los padecimientos de Jesucristo en su crucifixión, denominado comúnmente como estigmas. Será una joven americana la que protagonice dichos síntomas, que tratará de resolver un joven científico del Vaticano especializado en desmitificar milagros y otros sucesos surrealistas. No es del todo mediocre el argumento, ni siquiera su forma de llevarlo a cabo. Resulta efectista y cuenta con pequeñas muestras que saben conducir al camino de la reflexión. En esta película se habla de una persona apartada y aparentemente nada ligada al mundo cristiano como víctima inocente, de un cura neonato en estas lides y de otro más profesionalizado que será de vital importancia para resolver el suceso. Un título correcto, en definitiva, que se muestra escaso y demasiado repetitivo aunque a la vez solvente y ligeramente por encima de la media.

Curiosa película, que critica el sistema eclesiástico de manera subyacente y que entretendrá a amantes del género y ocasionalmente al resto de seguidores de las películas de intriga. Con sus defectos y virtudes, consigue ser un buen entretenimiento, que distará del gusto de haberlo visionado, dependiendo de qué posición cultural-religiosa seas. Lo que es seguro es que no te dejará indiferente y si te deja indiferente, mala señal.

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