domingo, 5 de febrero de 2012

El fantasma y la oscuridad



Hace unos años en un puente de noviembre de 2009 marché a Chiclana y estando en la playa leí junto a mi hijo más pequeño una crónica que venía en el diario “El País” que se llamaba “La dieta humana de los leones de Tsavo”. 
En ese artículo de Malen Ruiz de Elvira publicado el 02/11/2009 y que reproduzco casi en su integridad se hablaba de los dos leones comehombres de Tsavo, que mataron a decenas de personas en 1898 en Kenia, y terminaron sus días disecados en el Museo Field de Chicago . 

Más de un siglo después, durante el que fueron protagonistas de libros, películas y exposiciones, y aunque pueda parecer increíble, el análisis de sus dientes y de su pelo ha permitido verificar lo que comieron en las semanas, meses e incluso años anteriores a ser abatidos por el militar británico John H. Patterson. El resultado incluye sorpresas. 





¿Por qué estos leones de Tsavo, convirtieron a los hombres en lo que los ecólogos llaman especialización individual de la dieta algo muy poco común? 
Se sabe que los dos leones eran machos y sembraron el terror durante nueve meses entre los trabajadores del ferrocarril que se construía en la zona de Tsavo y los lugareños de la etnia Taita. Actuaban siempre en pareja, en esa zona de altos matorrales con pinchos que impedían a sus víctimas verlos venir. La compañía Ferrocarril de Uganda documentó 28 muertes de sus trabajadores debidas a los leones, y el coronel Patterson elevó la cifra total, incluyendo los agricultores y pastores taita, a 135. 
Este militar e ingeniero británico se empeñó en acabar con ellos y al final lo logró. Tendió una trampa en forma de vagón de ferrocarril, que no funcionó, y se apostó en un árbol durante días. El 9 de diciembre de 1898 mató al primer león, un animal enorme, y el 29 de diciembre al segundo. 

Patterson posa en Tsavo (Kenia) junto al primero de los dos leones 




Como cesaron los ataques inmediatamente, resultó claro que había acertado con las piezas, que terminaron disecadas en Chicago. Algunas de las víctimas, de la etnia taita (los trabajadores del ferrocarril eran en gran parte indios), terminaron también lejos de su hogar. Sus cráneos fueron recogidos en 1929 por el famoso paleoantropólogo Louis Leakey y ahora están en el laboratorio británico Duckworth, especializado en restos de primates. 
Éste era el panorama sobre el que han trabajado científicos de varias especialidades de Estados Unidos y el Reino Unido. Han analizado material de los dientes y del pelo de los dos leones y han comparado su composición isotópica en carbono y nitrógeno con material equivalente de leones actuales de la zona y de animales herbívoros que pueden ser presa de los leones, así como con hueso de los antepasados de los taitas. 


Han llegado a la conclusión de que los dos leones tuvieron durante gran parte de sus siete u ocho años de existencia una dieta normal, basada sobre todo en animales herbívoros como la cebra y el órix. Mientras que ambos añadieron progresivamente a su dieta animales como la jirafa y el antílope, sólo uno de ellos se especializó en comer humanos, que en las semanas finales de su vida constituían el 30% de su dieta. Así que sólo uno de la pareja era de verdad un león devorador de hombres, aunque posiblemente el otro también ingiriera ocasionalmente restos humanos. Además, los investigadores consiguen una aproximación al número real de víctimas, que es 34. 


Existen pruebas de que Tsavo en 1898 sufría diversos tipos de estrés, naturales o causados por el hombre, que habrían hecho escasear las presas naturales del león. Sólo uno de los leones obtuvo ventaja nutritiva de los humanos, seguramente porque somos demasiado pequeños para ser alimento de dos leones, y ése fue el león que era más habilidoso y más valiente, porque somos una presa peligrosa para el cazador. 
Yeakel y Nathaniel J. Dominy de la Universidad de California y sus colegas publicaron el resultado de su estudio en la revista PNAS. Subrayan que los dos animales presentaban graves deformaciones craneodentales, lo que pudo influir en que incluyeran en su dieta presas no convencionales, supuestamente más accesibles. 


Así que las conclusiones cambian algo el panorama anterior. Los dos leones formaban una pareja no muy usual, ya que lo normal es que un macho forme grupo con cuatro o cinco hembras, que son las que cazan. Seguramente debido a sus defectos físicos no tuvieron acceso a las hembras y no les quedó más remedio que formar pareja para defender un territorio que entonces tenía mucha más vegetación que actualmente. Colaboraban en los ataques, a humanos y a otras presas, pero no comían lo mismo. Atacar humanos era más peligroso, pero no tenían otro remedio, creen los investigadores, ya que no eran buenos depredadores. Si os interesa saber más de la historia real aquí tenéis el enlace a la página Centinela del sendero de Jorge Donato en la que hablan de la historia de Patterson y los leones de Tsavo. 

Hasta aquí la realidad. El mito fue creado por el cine. Una película de título original en castellano El fantasma y la oscuridad o en su versión inglesa “The Ghost and the Darkness” , aunque distribuido en España como Los demonios de la noche, o en Argentina como “Garras” es una película que relata una historia verídica acontecida y antes narrada en la región del Tsavo, Kenia, en 1898. 


Los demonios de la noche dirigida por Stephen Hopkins y protagonizada por Val Kilmer, Michael Douglas, Tom Wilkinson, Om Puri, Bernard Hill, John Kani y Emily Mortimer. El largometraje (110 min) relata el ataque de dos leones a los obreros británicos durante la construcción del ferrocarril en el continente africano. 

El guión fue obra de William Goldman y la fotografía de Vilmos Zsigmond. La música fue obra de Jerry Goldsmith. La productora fue Paramount Pictures / Constellation Films. Curiosamente obtuvo un oscar por Mejores efectos de sonido, pero también una nominación a los Razzie (Peor actor secundario para Val Kilmer). 

Rodada en escenarios africanos como en la Reserva de Songimvelo Game, Mpumalanga, Sudáfrica y en el Parque Nacional de Tsavo en Kenia. 

La película se inicia en Londres y transcurre inicialmente en el año 1898. El Teniente Coronel John Henry Patterson (Val Kilmer), ingeniero de puentes, recibe el encargo de parte del magnate del ferrocarril Robert Beaumont (Tom Wilkinson) de construir un puente para el ferrocarril sobre el río Tsavo, en Kenia, por entonces colonia británica, en un plazo de 5 meses. Patterson fue elegido para ésta misión debido a su experiencia adquirida en la India. 

Al llegar allí es alertado por el Doctor Hawthorne (Bernard Hill) de que un león, un devorador de hombres, anda rondando por la zona y ha atacado a un obrero, que no recibió heridas graves. Esa misma noche, Patterson, en compañía de su ayudante Angus Starling (Brian McCardie) mata al león de un sólo disparo. Durante unas semanas, las obras transcurren sin incidentes, incluso se van adelantando al plazo de ejecución. Pero desconocen lo que les está acechando en la sabana. 

El terror empieza cuando durante varias noches consecutivas algunos obreros aparecen muertos, presuntamente devorados por un león. Tras esto, deciden construir unos cercados de espinos con hogueras para alejar a los leones y establecer un toque de queda por la noche, ya que es cuando los leones atacan. 

Durante un tiempo, no hay más ataques. Pero un león vuelve a atacar, esta vez a plena luz del día. Cuando Patterson está a punto de matarle, aparece otro león que lo hiere y mata a su ayudante Starling. 

Tras esto, y aprovechando que su jefe Beaumont va a visitar la obra, Patterson pide el envío de tropas para así proteger a los obreros de los leones. Para entonces, han muerto alrededor de 30 obreros. Sin embargo, al llegar Beaumont, éste niega a Patterson el envío de soldados, ya que eso haría daño a su reputación, y propone enviar a un mítico cazador Charles Remington (Michael Douglas), y amenaza a Patterson con hundir su carrera si no construye el puente a tiempo. 

Mientras espera la llegada de Remington, Patterson hace intentos fallidos de cazar a los leones. Los ánimos se caldean. Los obreros empiezan a rebelarse, cuando aparece Remington y se calman los ánimos. Éste, junto con Patterson, realiza diversos intentos de cazar a los leones y todos fallan. El clímax llega cuando los leones atacan el hospital, matando a todos los enfermos y también al médico. 

Tras esto, los obreros huyen, quedándose solo unos cuantos, Patterson, Remington, y el nativo Samuel. 
Patterson y Remington deciden ir en busca de los leones en vez de esperarles. Al llegar a su guarida, ven que no es una guarida de leones normal, ya que está infestada de esqueletos humanos y la mayoría no muestran signos de haber sido devorados, sino asesinados por los leones. Patterson inventa un artilugio que usó en la India para la caza del tigre, que consiste en poner un especie de andamio en un claro. A la noche, uno de los leones salta sobre Patterson para matarlo, Remington le dispara, muriendo el león en el acto. Patterson, Remington y Samuel lo celebran. 

Al amanecer, Patterson descubre que el otro león ha matado a Remington. Tras esto, hace arder la sabana para así obligar al león a salir. 


Cuando el león está apunto de matarle, Patterson le dispara con el rifle de Samuel, acabando así con la pesadilla. La película acaba con el regreso de los obreros, la construcción del puente y el momento en el que John Patterson se encuentra con su esposa Helen (Emily Mortimer) y su primer hijo. 

Basada en la historia real ocurrida en Tsavo, Kenia en 1898, a 400 km de Nairobi donde dos leones actuando en conjunto asesinaron y devoraron a más de una treintena de personas; a pesar de que se dice que fueron 135 obreros (el total de atacados y heridos). Los leones asesinos reales come-hombres, eran machos de la variedad sin melena comunes en esa región; pero raros en su especie en el reino animal. Los leones fueron muertos por Patterson, sus cuerpos fueron embalsamados y hoy están expuestos en el museo Museo Field de historia natural de Chicago, Illinois. 


Cabe destacar que la película recibió una mala crítica. Se consideró una de los peores trabajos de Michael Douglas, que incluso consideró rechazar el papel en un principio. Si bien los leones del Tsavo siempre han sido más agresivos que sus demás congéneres, los ataques realizados por ambos leones superan incluso a los acontecidos por otros leones del Tsavo. 



No se ha podido dar ninguna explicación sobre el motivo que les impulsó a actuar de esa manera, aunque circula la hipótesis de que al ser machos solitarios simplemente defendían su territorio, aunque aún no se pudo explicar la unión entre dos leones solitarios. Otra hipótesis más científica (y por ende mas aceptable) fue que en la época en la que se construyó el ferrocarril hubo una enfermedad que mató a bastantes cebras y gacelas, alimento natural de los leones, por lo que los leones debían buscar otras formas de alimentarse, incluyendo alimentarse de humanos. También podría haber influido el hecho de que a los obreros que morían de forma natural no se les daba sepultura, o una sepultura fácilmente accesible para los leones, por lo que se animaron a cazar humanos vivos. No obstante, la teoría difundida en el diario “El País” parece verosímil. 

El film contiene muchos personajes de ficción tales como el cazador Charles Remington. En este film se usaron leones reales antropizados criados para el cine con crines y no pelados como lo fue en lo real. Los guerreros Massai que aparecen también son genuinos de la zona y brindaron un espectáculo que se aprovechó para una escena del filme. El film tuvo mala recepción por parte de los críticos, tanto es así que Val Kilmer obtuvo una nominación a los Razzies como el peor actor de reparto. A pesar de todo, la cinta devolvió la suma invertida y tuvo ganancias por US $25.000.000 de utilidad. 

Entre los desajustes entre realidad y película señalar que realmente Patterson tardó nueve meses en matar a los dos leones, y lo hizo solo; y en rigor histórica indicar que en aquel momento el Imperio Británico no competía contra franceses y alemanes por el ferrocarril, ya que era exclusivamente territorio británico, reconocido por las demás naciones. 

Se trata de un inusual film de aventuras de Hollywood, que se torna más sorprendente y exótico según avanza. Aunque comienza de una forma estática poco prometedora, pronto adquiere velocidad y color. Además cumple con su objetivo y entretiene pues posee todos los ingredientes necesarios para hacer de ella una estupenda película de aventuras: buena banda sonora de Jerry Goldsmith, su atractivo argumento (basado en hechos reales), una esmerada y estupenda fotografía, y unas interpretaciones decentes. Los diálogos son brillantes. No hay tramas secundarias de interés, los personajes están descritos sin grandes matices y se pasa de largo por situaciones, como el conflicto con los trabajadores, que podían haber dado un mayor juego dramático. 


Con todo esto la película podría haber sido un fiasco considerable. Pero donde Stephen Hopkins acierta es en su lado más puramente salvaje. La presencia de los leones está mostrada de forma inquietante y misteriosa, como si fueran dos fantasmas en la oscuridad. Cada uno de sus ataques resulta verdaderamente brutal, con alguna secuencia tan brillante como la del ataque al hospital. Correctísimo trabajo en la edición del sonido, sobre todo en los momentos en que los leones entran en pantalla. Es fantástico cómo se recrea en lo sonoro los ataques de los felinos. Probablemente la mejor de película de su director, Stephen Hopkins. Señalar que esta historia ya había sido filmada en 1952, con el título de “Bwana, el diablo de la selva” (Arch Oboler) con desiguales resultados.







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