domingo, 10 de enero de 2016

Lasa eta Zabala


En España hubo años de plomo. Fueron años terribles en los miembros de la organización terrorista ETA, surgida en 1962, actuaron inmisericordes contra las fuerzas de seguridad del Estado, contra aquellos empresarios que no respondían a sus extorsiones, políticos de amplio espectro , así como funcionarios de prisiones, periodistas, magistrados, incluso contra disidentes de la organización. En total 829 personas perdieron su vida, incluyendo en su listado niños, ancianos, turistas extranjeros, familiares de otros objetivos, ciudadanos anónimos, etc. Los españoles supimos convivir con esta desgracia con resignación y aplicando la legislación vigente. 

Sin embargo, hubo momentos en los que algunos dirigentes políticos así como funcionarios investidos del principio de autoridad buscaron atajos para acabar con el terrorismo. Estos atajos llevaron a que, en un momento dado, surgieran espacios opacos en el Estado de derecho. Un auténtico sumidero fuera de la legalidad fue apareciendo  y actuando a espaldas de la legalidad y de la voluntad del país. En ese sumidero se admitían las torturas como vía para obtener información, pero , en ocasiones, la simple detención y extracción de la información no parecía suficiente a algunos, por lo que fueron surgiendo llegándose a adoptar la misma práctica criminal de la banda (coche bomba, disparo a corta distancia, conocido habitualmente como tiro en la nuca, amenazas anónimas o el secuestro). A veces, para darle cuerpo de organización articula se nos venden como grupos surgidos de manera natural como los que reivindicaron sus actuaciones entre 1975 a 1980 grupos tales como la Alianza Apostólica Anticomunista (AAA o "Triple A"), el Batallón Vasco Español (BVE) y otros de menor resonancia todos ellos afines a la dictadura franquista.

Sin embargo, los peor estaba por llegar con la aparición de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) que actuaron desde 1983 a 1987,  e iniciaron sus acciones terroristas de "guerra sucia" contra ETA. El total de víctimas que se le atribuyen llegó a las 27 personas. Dichos atentados y secuestros fueron perpetrados en su mayoría por mercenarios franceses contratados presuntamente por policías españoles, financiados posiblemente  con fondos reservados, y organizados -presuntamente, también- desde las entrañas del ministerio del Interior, o sus aledaños y en los que mucho tenían que ver los responsables de la lucha antiterrorista del País Vasco. Especialmente activos fueron en el año 1983 momento en que se produce , entre otras acciones, el secuestro de Segundo Marey o la desaparición de Lasa y Zabala.

El caso Lasa y Zabala fue el primer acto terrorista realizado por los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Toma su nombre de los miembros de la organización terrorista ETA José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, que fueron secuestrados, torturados y asesinados en 1983.

Según la sentencia del caso, en el año 1981 José Antonio Lasa Aróstegui y José Ignacio Zabala Artano, ambos de 18 años, que pertenecían a la banda terrorista ETA, formando parte, junto con Íñigo Alonso Uranga y otra persona sin identificar, del comando denominado Gorki.

En noviembre de 1981 Íñigo Alonso fue detenido cuando, con sus compañeros de comando, acababa de realizar un atraco en una entidad bancaria, mientras que los demás, tras enfrentarse a tiros con los miembros de la Policía, lograban darse a la fuga.

A raíz de estos hechos los tolosarras Lasa y Zabala huyeron de España estableciéndose en lo que era por entonces , el santuario francés. Para 1983 se encontraban residiendo en la localidad vascofrancesa de Bayona; allí estaban en contacto con el denominado Comité de Refugiados.

Como muchos terrorista fugados  habían formulado peticiones de asilo político y, mientras se tramitaban, habían ido solicitando permisos de residencia, que les habían sido concedidos por distintos periodos de tiempo.

El 15 de octubre de 1983,  Lasa y Zabala, que habían pedido prestado un Renault verde a un amigo del Comité, fueron secuestrados en Bayona (Francia) por miembros del GAL.

Después , según la resolución judicial, fueron retenidos en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo; y siguiendo instrucciones del general Galindo, los llevaron al palacio de La Cumbre, en San Sebastián, donde fueron torturados.

A la vista del estado en que quedaron, el general Galindo, con el conocimiento del gobernador civil Julen Elgorriaga y del teniente-coronel Ángel Vaquero, ordenó su asesinato y desaparición.

Los guardias civiles Enrique Dorado y Felipe Bayo les llevaron a Busot (Alicante), cavaron una fosa, y el primero les disparó tres tiros en la cabeza. Después los enterraron cubiertos con cal viva.

En enero de 1985 fueron hallados sus restos por un cazador, pero no pudieron ser identificados hasta diez años después, en 1995, a pesar de que ya en la primera autopsia de 1985 mostraran signos de haber sido torturados, según el médico forense Francisco Etxeberria, -el mismo del caso Bretón- del Instituto de Criminología de la Universidad del País Vasco.

En el funeral por los dos etarras asesinados, la Ertzaintza (policía autonómica vasca) cargó contra los familiares de los fallecidos para impedir que sacaran los ataúdes de los coches fúnebres para rezarles un responso.

La vista judicial, que tuvo ligar cinco años después, en abril de 2000,  la Audiencia Nacional condenó por este crimen el general de la Guardia Civil de Intxaurrondo, Enrique Rodríguez Galindo; Ángel Vaquero, teniente coronel del mismo cuartel; Julen Elgorriaga, a la sazón gobernador civil de Guipúzcoa; Enrique Dorado y Felipe Bayo, agentes del instituto armado.

En julio de 2001 el Tribunal Supremo aumentó estas condenas, por considerar como agravante su condición de funcionarios públicos, y en julio de 2002 el Tribunal Constitucional rechazó dar amparo a los condenados. El 2 de noviembre de 2010 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos avaló estas condenas.

En total se les asignaron 365 años de cárcel; aunque, finalmente, y tras cumplir unos pocos años de cárcel (solamente cinco, en el caso del general Galindo) Galindo y Elgorriaga salieron de prisión aprovechándose de medidas penitenciarias favorables, aunque Ángel Vaquero, en el momento de los hechos capitán del Servicio de Información destinado en Intxaurrondo, continuó sin embargo su condena en la prisión de Ocaña.

Esta trágica historia de estos dos jóvenes y presuntos miembros de ETA naturales de Tolosa fue presentada en septiembre de 2014 por su el director de cine Pablo Malo en la sección oficial del Festival de San Sebastián, bajo  la película que no dejaba dudas sobre su contenido y que se titulaba Lasa y Zabala ( o Lasa eta Zabala).

La película  está basada íntegramente en el sumario de este caso y protagonizada por Unax Ugalde, que asume el papel del abogado de las familias Iñigo Iruin. Aunque declaró en el diario El País que "El personaje está basado en Iruin, pero no me gustaría centrarlo tanto en su persona. Lo que pasa es que sí necesitaba un arco dramático para tener un hilo conductor de la historia y nos venía muy bien que fuese uno de los abogados de la familia. Se va a llamar Íñigo y la gente lo va a poder relacionar con él, pero no es exactamente él"

El director Pablo Malo -que contó con ayudantes de dirección con Aitor Vitoria y Óscar Marcos-  se propuso hacer, y así lo declaró en febrero de 2014, un "thriller político" desde un punto de vista "humano", negando que quisiera hacer "pornografía de la violencia". Igualmente comentó que deseaba ser fiel a lo que "más o menos se sabe que pasó", queriendo así "mantener la distancia, el tono y el respeto" a sus familias y al espectador. "Creo que es muy fácil sobrarse en este sentido. Va a ser una historia mucho más seca, incluso los tiroteos van a ser bastante realistas, no quiero darles espectacularidad de ningún tipo"

Para contar la historia se acompañó de Joxe Portela en la producción ejecutiva , que conjuntamente con Alberto Gerrikabeitia, Joan Antoni González, mientras que  la delegada de producción era Etbaintzane Pérez del Palomar y Elena Gozalo. La dirección de la Producción recayó en Juanma Pagazaurtundua, mientea que la jefa de produción era Marta Gerrikabeitia represdentantes de la Abra Producciones, ETB - este ha sido el canal en el que yo la he visto- el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y Etb / ICAA

En otros apartados técnicos interviene en el montaje fue obra de Raúl López, mientras que la dirección artística estuvo bajo Peio Villalba. Pablo Malo siguió el guión de Joanes Urkixo

Como director de fotografía está Aitor Mantxola, mientras que en la música el encargado es Pascal Gaigne. El sonido directo fue de Iosu González, la edición  de sonido y mezclas de Haritz Lete, José Luis Rubio. Los efectos digitales son de Dibulitoon Studio.

Por su parte, el vestuario de los ochenta y noventa fue diseñado por Saioa Lara. El maquillaje fue labor de Karmele Soler y la peluquería de Iciar Arrieta.

El reparto lo encabeza Unax Ugalde como Ïñigo, Francesc Orella como Galindo, Oriol Vilacomo Bayo, Jon Anza como Josean Lasa, Cristian Merchan como JoXi Zabala, Ricard Sales como Dorado, Iñigo Gastesi como Fede, Itziar Ituño como Amaia. Junto a ellos trabajan Javier Mora, Iñaki Ardanaz, Pep Tosar, Aitor Mazo, Josean Bengoetxea, Iban Garate, Iñaki Rekarte, Sara Cózar, Pedro Morales

La historia comienza en octubre de 1983. Todo empieza una noche. Lloviznaba y hacía frío. Las calles estaban casi vacías ese sábado 16 de octubre de 1983 en Bayona (Francia). Lasa y Zabala salían de un bar de la localidad. Iban a por un coche  que les había prestado un amigo y marchar a las fiestas de Arrangoitze. Este amigo observó desde la ventana de su casa cómo echaban a andar en la oscuridad. Nadie más los vio vivos, a excepción de quienes los torturaron hasta la muerte. Cuando fueron secuestrados y metidos en el maletero de un Renault 12 blanco.

Esa noche desaparecen Joxean Lasa y Joxi Zabala  en Bayona los miembros de ETA sin dejar rastro. Tras una búsqueda infructuosa por los montes cercanos por parte de sus amigos y quedar el caso en el olvido. Horas antes del secuestro de los dos jóvenes por miembros de la 513 comandancia de la Guardia Civil de Gipuzkoa, ETA había asesinado a un guardia civil en Oñati, y cuatro días después aparecía muerto con un tiro en la nuca el capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios en manos de ETA desde dos semanas antes.

En este Renault blanco cruzaron la frontera para ser conducidos hasta el Palacio de la Cumbre, en San Sebastián, un edificio deshabitado propiedad del Ministerio del Interior. Allí, fueron sometidos a salvajes torturas por miembros de la 513 Comandancia de la Guardia Civil de Gipuzkoa, al mando entonces del comandante Enrique González Galindo. Transcurrido más o menos un mes, los dos jóvenes fueron asesinados de un tiro en la cabeza y enterrados en cal viva en Busot (Alicante).

Doce  años después se reactiva el caso cuando un comisario de policía de Alicante, que tiene en mente los cuerpos de dos jóvenes localizados dos años después, pero no identificados hasta diez años más tarde. Una vez se identifican unos cuerpos que han sido torturados y enterrados en cal viva por los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), su caso se olvida. Sus cuerpos fueron identificados 12 años más tarde. Lasa y Zabala tenían 20 y 21 años.

Comienza entonces un proceso en el que el abogado de las dos familias (Unax Ugalde) y su ayudante Fede intentarán que se haga justicia y que los asesinos se sienten en el banquillo de los acusados. Íñigo, un joven abogado de las familias de los chicos desaparecidos, deberá enfrentarse a la creciente convicción general de que los dos jóvenes no aparecerán nunca.

Ya en 1995, una vez transcurridos 12 años  Jesús García, un policía de Alicante, siguiendo las revelaciones sobre el GAL reabre el caso de dos cuerpos que han permanecido diez años sin identificar, tras ser asesinados y enterrados en cal viva. Sus sospechas se confirman, se trata de Joxean y Joxi.

Los cuerpos son enterrados en Tolosa en medio de una gran tensión ante los ertzainas allí desplegados.

Abierto el sumario, Iñigo y su ayudante, el joven abogado Fede, con la colaboración del juez instructor y el fiscal, investigarán el entorno del coronel de la Guardia Civil Rodríguez Galindo y del exgobernador Elgorriaga, encontrando indicios de su responsabilidad en el secuestro y asesinato de Joxean y Joxi. Dos de los guardias civiles, Enrique Dorado y Felipe Bayo, de 23 y 25 años, más tarde fueron condenados por torturas a los secuestrados,

Pero, en el largo y tortuoso camino para demostrarlo, tendrán que superar sus propios conflictos e incluso poner en riesgo sus propias vidas.

Pablo Malo comentó tras la realización  que durante la preproducción se encontró con problemas que nunca había tenido con sus anteriores trabajos, con entidades e instituciones que se negaron a prestarle su ayuda cuando supieron qué película iba a rodar y de las que prefiere no dar nombres. Menciona únicamente la negativa que ha recibido para poder filmar en el palacio de La Cumbre, residencia del subdelegado del Gobierno en Gipuzkoa,

Malo tenía claro desde un principio el material delicado al que se enfrentaban y que les iban a mirar todo con lupa. “Cuando el productor me ofreció dirigir el guion y se lo contaba a mis amigos me empezaron a dar el pésame. Ya vi entonces el follón en el que nos metíamos. Es una película de ficción basada en hechos probados y reales. La realidad fue mucho más extrema y tremenda, se hicieron barbaridades que parecen inverosímiles, pero no es una película de buenos y malos. Hasta hemos cortado algunas escenas que habíamos rodado que eran totalmente esperpénticas”,explicó el director cuando se presentó la película en el Festival de San Sebastian y quien aclaró que su posición está en contra de la violencia de todo tipo. “Hemos contado unos hechos determinados, con unas personas determinadas. Nuestra intención ha sido contar esta historia con honestidad y sin maniqueísmos. Yo siempre estaré del lado de la gente que lo pasa mal”.

A la proyección  en el Zinemaldía. No fueron ni las madres ni los padres de los chicos, aunque asistieron una veintena de familiares de los dos etarras asesinado, el ahora presidente de la Diputación Provincial, Martín Garitano, además del que fuera alcalde de la ciudad, Juan Carlos Izagirre, y la consejera de Cultura del gobierno Vasco, Cristina Uriarte.

La crítica se repartió entre las positivas y las negativas, oor lo tanto, son mixtas. Para Luis Martínez: del diario El Mundo estamos ante "Una película necesaria pese a los esquematismos de un relato demasiado cauto, demasiado pensado para no explotar. (...) la cinta no siempre mantiene el pulso debido"

Por contra, Carlos Boyero del diario El País afirmaba que "No encuentro nada que me resulte apasionante, logre mi implicación emocional en el argumento ni el lenguaje de esta película plagada de nobles y reivindicativas intenciones"  En este mismo diario Jordi Costa nos dice que "Lo que prevalece son arquetipos y un trazo grueso a la hora de retratar a los miembros del GAL que acaba ahogando el conjunto por sobrepeso de maniqueísmos"

En el diario ABC E. Rodríguez Marchante señalaba que  era una "Brocha gorda para una historia sucia (...) No hay texto ni contexto, sólo una recreación grosera y casi ininteligible"

En Cinemanía Andrea Bermejo afirmaba que "Con una ambientación cuidada, una buena dirección de actores y un montaje inteligentemente desordenado, quizás 'Lasa y Zabala' no sea la manera de olvidar el pasado, pero al menos conseguirá que borremos de la memoria aquel otro intento de recrearlo que fue 'GAL' (2006) (...)

Es curioso lo que he encontrado , así que incluyo como crítica la del político Iñaki Anasagasti en su http://ianasagasti.blogs.com/  que comenta que "Es una buena película que mantiene el interés. Buenos actores, buen guión, buena factura. Quizás la licencia hecha con Iruin y su ayudante, bombazo incluido, sobraba. Son muy duras las escenas de tortura en La Cumbre. Durísimas. Al terminar de verla se capta el planteamiento inteligente de sus promotores. La historia está compensada. La justicia española sale bien parada, el Comisario de Alicante demostró ser un buen profesional y murió en el intento (...)  Queda bien cierta prensa por informar, la justicia por investigar, el Comisario por ser un profesional. Queda fatal la Guardia Civil y el gobierno indultador de Galindo, Bayo, Dorado y toda aquella recua de gentuza asesina. Una película que hace cuatro años hubiera sido muy difícil verla exhibida en el Festival y... veremos qué pasa cuando se exhiba en Madrid.

Rocío Garcia, enviada del diario El País al festival de Cine de San Sebastián en septiembre de 2014, que con Lasa y Zabala, la polémica llega al cine A esta peiodista pablo Malo comentaba que “El caldo de cultivo de odio entre gente joven”, fue lo que motivo a Pablo Malo a filmar Lasa y Zabala. Y prosigue: “Teníamos claro que íbamos basarnos en el sumario porque es un tema especialmente delicado”, explica el director donostiarra, ganador en 2004 del Goya a Mejor dirección novel por Frío sol de invierno, que ya recibe acusaciones de “izquierdista abertzale” o “batasuno”. Ha “contado esta salvajada”, asegura, “igual que podía haber contado la salvajada que ETA hizo con el asesinato de Miguel Ángel Blanco o el terrible secuestro sufrido por José Antonio Lara”. La película, afirma, está basada, dato por dato, en los hechos probados, juzgados y ratificados por los tribunales internacionales.

La película no sólo fue polémica por el tema, sensible, indudablemente, sino por la ayuda  del Gobierno vasco (300.000 euros) y de la cadena de televisión ETB (700.000 euros).La película, producida por AbraProd y Parsimonia, ha contado, según el productor Joxé Portela, con ayudas del Gobierno vasco (300.000 euros), la cadena de televisión ETB (700.000 euros) y la Diputación de Gipuzkoa (100.000 euros), presidida por Martin Garitano de la coalición Bildu. Esta última cifra es la que ha levantado más ampollas. Se trata de una ayuda extraordinaria y nominada para esta película, sin concurso de ningún tipo, reconocen en la propia Diputación, que también concedió en la misma orden igual cantidad para Amama, un filme sobre el conflicto generacional en el mundo rural rodada en euskera. La institución de Gipuzkoa justificó esta decisión en el gran valor social de las dos historias. El grupo socialista en la Diputación critica esta ayuda no por el hecho de tratarse de una película sobre Lasa y Zabala, secuestrados durante el gobierno socialista de Felipe González en el poder, sino por realizarse de manera aleatoria y con el informe negativo de los auditores forales.


Según el propio director, el proyecto audiovisual “Lasa y Zabala” nos acerca a uno de los sucesos más mediáticos y controvertidos que han ocurrido en estas pasadas décadas donde el llamado conflicto vasco ha sido tristemente protagonista tanto en la sociedad vasca como el resto del Estado.

Ciñéndonos en los aspectos puramente cinematográficos y de la ficción, estamos ante una historia que pretendemos narrar a modo de thriller, dada la cantidad de elementos de los que se disponen y que pertenecen claramente al género policíaco y de investigación.

También queremos evitar maniqueísmos en la definición de los personajes dividiéndolos en “buenos y malos”, opción que hace perder efectividad a lo que estamos contando prefiriendo decantarnos porque cada una de las partes implicadas asuma sus claros y sus sombras dando así mayor complejidad a lo ocurrido.

“En ningún momento me he olvidado del sufrimiento de las víctimas de ETA. No hay justificación política ninguna, pero el sufrimiento de los otros también merece ser contado. Una forma de avanzar es que se empiece a asumir estas barbaridades y se reconozca la culpa, que cada uno asuma sus responsabilidades, que abramos las ventanas y entre aire nuevo”, finaliza Malo.

Como valoración de la película reconozco que es pasable, pues la historia es de enorme interés, más aún si tienes una determinada edad y recuerdas a grandes trazos lo ocurrido. Eso sí, carece del pulso de un thriller y que es por momentos, resulta poco clara en el sentido narrativo especialmente dado los saltos de tiempo y de espacios. Tampoco me ha parecido maravillosa la actuación de Unax Ugalde, actor que vinculo más a la televisión que a la gran pantalla. La historia en su ambientación y como historia de una barbaridad, sí que ha parecido interesante, especialmente, para que no olvidemos que los crímenes de Estado son los más viles. Nuestra sociedad se defiende con leyes y usar el mismo argumentario que  el que usan las bandas criminales no deja en muy mal lugar. Y al menos sí estoy de acuerdo con la intenciones del director según declaró Pablo Malo: “Después de 50 años de horror en este país por fin podemos convivir y hablar. Si la gente sale de mi película viendo que esto fue terrible como tantas otras cosas que han pasado aquí me doy por satisfecho”. Yo también, una vez vista.

Para terminar con esta entrada , más histórica que cinematográfica, comentar que para aclarar determinadas dudas e incluso aspecto hagiográficos a favor de ese personaje que es Íñigo, puede resultar muy revelador este artículo publicado en el Diario El Mundo, que estuvo en la vanguardia en la intención de esclarecer estos hechos y que es posible que ayude a algunos.



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