Extraño este western británico que se desarrolla en México y que lleva por titulo en inglés The Singer Not the Song que se mueve en un ambiente ante religioso, cercano a la crisis de los cristinos o , al menos, eso parece inicialmente , y en pleno siglo XX, ya que aparecen medios de transporte actuales como camiones y coches, y ,sin embargo, uno de los protagonistas es un pistolero clásico interpretado por Dick Bogarde en el papel de Anacleto, un hombre malvado de origen apache y que quiere meter al pueblo y al sacerdote titular bajo su control absoluto.
La historia surgida de la novela de Audrey Erskine-Lindop y que fue transformada en guion por Nigel Balchin se inicia con la llegada a un pequeño pueblo mexicano de un sacerdote (John Mills) y que cuando llega se encuentra con una población intimidada por el bandido Anacleto ( Dick Bogarde). La llegada a Quantana del al Padre Keogh (Mills), en un viejo autobús de viajeros que llega hasta las inmediaciones de Quantana, la que es llamada por el conductor "ciudad infernal" , lo es cierto según comprueba el mismo nada más descender del mismo.
Se trata de una población mexicana donde domina de forma tiránica el joven Anacleto (Bogarde). Un hombre que vestido de negro, con guantes y sombrero negro, pantalones negros de cuero, y, a veces incluso con gafas de sol, odia la religión y pretende "Quemar las iglesias, matar a los curas", hasta el punto de expulsar al veterano sacerdote Padre Gómez (Leslie French), que exclama aterrorizado a modo de justificación "Ya que no podía servir a la Iglesia, pensé morir por ella".
Vemos la compleja salida del anciano párroco acosado por los colegas de villanía de Anacleto, en medio de los abucheos de todo el pueblo. En un momento dado pide el Padre Keogh una mula dado el agotamiento del anciano y la consigue de un esbirro.
Desde el momento de la llegada el pueblo vive en tensión absoluta por ese enfrentamiento entre el bondadoso sacerdote y el malvado bandido que se propone dominar el pueblo. La iglesia en un estado de abandono absoluto y con un pueblo atemorizado incapaz de exteriorizar sus sentimientos religiosos.
Su labor va a ser compleja ya que su labor pastoral es inútil si "no se puede proteger un pueblo que no acepta la protección".
El odio a la iglesia lleva a Anacleto y los suyos a cometer todo tipo de abusos y tropelías para conseguir que el nuevo clérigo se vaya.
Las creencias del sacerdote que, poco a poco, va venciendo el temor de sus feligreses suministrando a los más pobres medicinas y otras ayudas, y eso a pesar del intento de asesinato en el que incluso le sabotean los frenos al coche en el que va el sacerdote.
Algunos de los feligreses muere a manos de estos tipos. Sin embargo, el cura con su inmensa paciencia y mansedumbre así como su valor acabará por redimir al bandido que recuperará la fe en Dios como vemos en la escena en la que Pablo (Payne), un matón borracho, que confiesa poco antes de morir a manos de su colega Anacleto , no sin antes haber confesado sus angustias vitales al buen párroco.
Entre medias del conflicto entre Anacleto y el Padre Keoch está una chica Locha de Cortínez (Mylène Demongeot), - cuya padre parece permitir todas las tropelías, y del que Anacleto espera subyugar al padre, a pesar de la atención que presta a todos sus movimientos el jefe de policía (John Bentley) que busca denodadamente pruebas para incriminar al cacique -, que en ocasiones se muestra atraída- o eso parece por ambos, aunque el demonio tiene su atracción.
Al final entre Locha (Mylène Demongeot) y Anacleto (Dirk Bogarde) parece enamorarse progresivamente del Padre Keoch (John Mills); primero en una relación espiritual y más tarde de un modo más carnal.
Sin embargo, el Padre Keoch al final traicionará y abandonará a los dos jóvenes; a la chica de buena familia, animándole a contraer un matrimonio de conveniencia, y al cruel extorsionador, entregándole a la Policía en plena misa, que finalmente lo acribilla. El plano final el Padre Keoch se sitúa sobre un Anacleto moribundo, y toma la mano del pistolero, hasta que éste, al morir, la deja caer, es la prueba definitiva de la historia de amor que hay entre estos dos hombres, en principio tan opuestos como Dios y el diablo.
Se trata de una película del año 1961 dirigida por Roy Ward Baker - antes de su etapa con la Hammer y posteriormente la Amicus, que en un principio sólo iba a desempeñar funciones de productor- y que cuenta con la participación del ya citado Dick Bogarde, John Mills, la bella Mylène Demongeot, entre otros.
La película un producto de la poderosa The Rank Organisation y a la que Bogarde debía una película, y que contó con la música de Philip Green y la fotografía no especialmente brillante de Otto Heller en color y cinemascope,- puede que por la mala calidad de la copia que he visto.
Con respecto a Dick Bogarde comentar lo que dice Terenci Moix al referirse al actor inglés como " galancito de rostro aniñado que tardó algunos años en aparecer ante el mundo como lo que realmente era un gran actor cinematográfico el mejor que ha dado Inglaterra". Y añade el escritor catalán " durante una larga etapa en filmes de la Rank, fue el ídolo de la jovencitas pero al mismo tiempo pasaba inadvertido para el público internacional y desde luego para productores y realizadores exigentes. Encasillado como niño bonito se destapó de pronto con grandes interpretaciones pues trabajó con algunos de los principales directores europeos italianos franceses ingleses etcétera.
Comentar que la película no me ha llegado a interesar mucho. En parte porque la he tenido que ver la he tenido que ver en en inglés sin subtítulos, me ha llamado la atención que todo estaba rodado en inglés incluso a un pueblo que se ve que se ha interpretado mayoritariamente por personajes latinos y que no me he tenido en tensión en ningún momento. Una película que maniquea nos muestra el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal con tensión entre lo permitido y lo no permitido, en el que algunos ven una tensión que abarcaría una cierta atracción sexual entre el sacerdote y el bandido. Bueno, puede más que una simple tensión.
Fue rodado en las localidades de Alhaurín de la Torre (Málaga), y Las Gabias (Granada), además de otros puntos de Andalucía. Parece ser que se quería que Luis Buñuel dirigiera el film, y que lo protagonizara Marlon Brando.
El demonio, la carne y el perdón fue un sonoro fracaso en su época: como consecuencia de este descalabro. Tuvo sus consecuencias, al menos, para el director, Baker, pasó 6 años sin dirigir una película (su periodo de inactividad más largo desde que debutara en la profesión en 1947) refugiándose en la televisión y volviendo al cine ya convertido en Roy Ward Baker tan sólo cuando la Hammer lo contrató para sus productos. En cuanto a los actores señalar que Dick Bogarde, figura induscutible, impouso su criterio en el rodaje de principio a fin, algo que sufrió el director y John Mills, En cuanto a la actriz, Milène Demongeot, bien, gracias.
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