Fritz Lang en 1953 presentó dos películas para la RKO: Gardenia azul (The Blue Gardenia) y Los sobornados (The Big Heat). En esta segunda el director alemán nos muestra la desconfianza que le merecen las instituciones públicas encargadas de velar por el sostenimiento de la justicia. La policía aparecía como un cuerpo particularmente corrupto incapaz incluso de salvaguardar a sus miembros cuando estos son atacados por los malhechores que dominan por medio de su sobornos al grueso de la organización.
Tres años más tarde, Fritz Lang vuelve a la carga con otras dos películas en las que se entremezcla los fallos del sistema y el ansia por el poder. Estas dos películas son Mientras la ciudad duerme (While The City Sleeps) y Más allá de la duda (Beyond a Reasonable Doubt)- esta última con guion de Douglas Morrow- , ambas del año mil novecientos cincuenta y seis.
A destacar en la misma desde el punto de vista técnico la fotografía de William Snyder, el buen montaje de Gene Fowler Jr. y la música de Herschel Burke Gilbert.
Los problemas surgidos con el productor de estas dos últimas películas , Bert E. Friedlob, tal vez asustado por el radicalismo sin concepciones de las mismas alejaron a Lang del cine de Hollywood donde no trabajará más aunque volverá a vivir allí.
Más allá de la duda lleva más lejos la crítica del periodismo y de la sociedad por añadidura con un tono plenamente sarcástico.
Tom Garrett ( Dana Andrews) es un periodista y escritor con un bloqueo creativo. Su jefe y futuro suegro el editor Austin Spencer (Sidney Blackmer), defensor del fin de la pena de muerte y del abuso de inadecuadas de las pruebas circunstanciales, tras estar presentes en una ejecución de un reo, le sugiere que escriba un libro precisamente sobre la pena capital.
Mientras toman una copa tienen un encuentro con con el fiscal DA Roy Thompson (Philip Bourneuf ) empeñado en probar su integridad a base de limpiar las calles de indeseables y enviar a la silla eléctrica al mayor número posible de procesado. Poco después conocemos a la novia y prometida de Tom, que es Susan Spencer ( Joan Fontaine), la hija de su jefe.
Días más tarde, tras un nuevo asesinato, el editor de prensa le propone a Tom, involucrar al periodista y escritor en el asesinato de esta chica, Patty Gray, planteando y colocando una serie de falsas pruebas contra sí mismo en el caso del asesinato de la bailarina, cuyo cuerpo acaba de aparecer, para ser condenado a la pena capital, y al descubrir la verdad demostrar que la justicia puede equivocarse y matar a inocentes, así como para demostrar la ineptitud del fiscal de distrito, un hombre que apuesta por la línea dura en las sentencias.
El plan es que Tom coloque pistas que conduzcan a su arresto por el reciente asesinato de una bailarina de un club nocturno, Una vez que Tom sea declarado culpable, Spencer revelará la trampa y humillará al fiscal de distrito..
Es una gran una trama urdida para demostrar la deficiencia de las leyes, la ineficacia de la policía y erradicar así la pena capital, tiene otro aliciente para otros. Para el fiscal la muerte de este escritor le vendría muy bien de cara a sus posibilidades de ser elegido gobernador del estado.
Tom comienza en connivencia con su suegro a tener relaciones con una de las chicas del Cabaret, Dolly Moore (Barbara Nichols ), lo que le cuesta una ruptura temporal con su novia Susan Spencer (Joan Fontaine).
El problema surge cuando el dueño del periódico muere en un accidente de tráfico antes de desvelar el engaño antes de que pueda absolver a Tom, y con el desaparece la evidencia fotográfica que tenía con la intención de usar para absolver a Tom después de su juicio se quema hasta un estado irreconocible.
Tom permanece en el corredor de la muerte en prisión. Sin embargo, a tiempo para probar las intenciones de los dos hombres, se descubre el testimonio escrito del muerto. Y es que el escritor se había quedado sin más apoyos que el de su novia (Joan Fontaine) empeñada en conseguir su indulto, cosa que obtiene. Debido a esto, Tom debe ser perdonado.
Sin embargo, mientras habla con su prometida Susan (Joan Fontaine), Garrett revela que conoce el verdadero nombre de la difunta mujer; esto lo lleva a confesar que la víctima del asesinato es en realidad su ex esposa, Emma Blucher, quien había incumplido su promesa de divorciarse de él en México.
Como esto le impedía casarse con Susan, la asesinó. Susan, intransigente y reaccionaria, se le dice a la policía, y el indulto de Garrett se cancela antes de que entre en vigencia la regla de doble incriminación, y le pide al gobernador que no firme el indulto y conduce a su amado a morir. La película termina con él siendo llevado de regreso a su celda en espera de su ejecución.
Esta es la película que el alemán Fritz Lang desarrolló en mil novecientos cincuenta y seis. Contó para ello con Dana Andrews y con Joan Fontaine, así como Sidney Blackmer, Arthur Franz, Phillips Bourneuf y Edward Binns.
De ella se ha escrito mucho. Por ejemplo, Keith M. Booker afirma que "Beyond a Reasonable Doubt" es "quizás la más sombría de sus películas de cine negro estadounidense ".
Dennis L. White describe que la película tuvo "un impacto considerable, no tanto por el estilo visual, sino por la estructura y el estado de ánimo narrativos y la trama diseñada por expertos, en la que el giro es sorprendente y convincente".
Stella Bruzzi, autora de Men's Cinema: Masculinity and Mise-en-Scene in Hollywood, consideró que la trama de la película era "demasiado esquemática" y "motivada por una paradoja", afectando "un estilo invisible y transparente mientras, al mismo tiempo, siendo todo acerca de la superficie y el rendimiento". Añade que Fritz Lang "despliega un estilo 'clásico' ostentosamente discreto", que "reduce a propósito a sus necesidades mínimas minimalistas".
El crítico de cine habitual referenciado en Rotten Tomatoes, Dennis Schwartz escribió una crítica en la que agradecía los esfuerzos de Lang: "Escrito sin alegría con muchos agujeros en la trama, artilugios inverosímiles y absurdos legales por el graduado de la facultad de derecho Douglas Morrow, aunque hábilmente dirigido por el experto en cine negro Fritz Lang. La última película estadounidense de Lang es un drama judicial retorcido de bajo presupuesto sobre los peligros de la pena capital que termina siendo algo más intangible: la imprevisibilidad del destino... Pero en esta película subversiva, una atmósfera perversa de subliminal la incertidumbre prevalece sobre la realidad superficial establecida, y el sorprendente final se presenta más como un impacto emocional que como una sorpresa real, lo que le permite al cineasta transmitir su cinismo y desilusión sobre la condición humana. viendo la forma ingeniosa en que resuelve el dilema que planteó". El escritor James McKay señala que Fontaine como Susan Spencer es "un poco más atrevida de lo que normalmente esperamos, en un papel que requiere que ella haga todo el trabajo en lo que respecta a su hombre"
Sin embargo, lo más interesante que he leído sobre ella es lo que recoge Terenci Moix en historia del cine, aunque firmado en este caso por Pedro Manuel Villora: "La repulsa de Fritz Lang contra una sociedad americana embarcada en la cruenta e inmisericorde casa de brujas encuentra en esta película su máxima expresión. Todos son culpables: el asesino por serlo la novia porque no vacila en ser intermediaria de la muerte el fiscal por pasar su éxito en la pena capital el gobernador por plegarse a los deseos de un representante del poder contra la vida de un hombre.
Tras el estreno de esta película Fritz Lang abandonó Estados Unidos desengañado y volvió a Alemania buscando un clima cultural y social que se había perdido durante su ausencia. No lo encontró y la suya era una figura del pasado si bien con mucho todavía que decir todavía le quedaban dos grandes obras El Tigre de Sinapur y la tumba India. Pero eso es otra historia.
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