martes, 20 de febrero de 2018

La pareja de Suwa


Carlos Reviriego en 2008 anunciaba desde las páginas de El Cultural la llegada al mercado español de tres de las cuatro películas, que en aquel momento había completado el director japonés Nobuhiro Suwa con los títulos 2 Duo - en 1996, el que fue su debut- , M/Other- lanzada poco después en 1999, ganando el prestigioso Premio FIPRESCI en el Festival de Cine de Cannes de 1999- y Un couple parfait. Era un pack que decía el periodista permitiría "conocer a uno de los cineastas más interesantes e innovadores del panorama internacional". 

El escritor y director japonés decía el columnista español que partía de "Una idea: la pareja en crisis sigue siendo el gran motivo del cine. Ninguno de sus exploradores ha agotado la materia porque es inagotable. Murnau, Stahl, Sirk, Bergman, Rossellini, Rohmer, Cassavettes, Pialat... Para ellos, las relaciones afectivas, sus turbulencias (morales, psicológicas, sentimentales), siguieron siendo el gran misterio de los hombres y el gran motivo para hacer cine. Porque la cámara interroga, perfora en los cuerpos y los rostros hasta extraer energías invisibles, escudriña el mundo interior y nos revela secretos. A ello se ha dedicado también el cine en construcción de Nobuhiro Suwa". 

Lo cierto es que el director nacido en Hiroshima en 1960 y heredero de la modernidad cinematográfica que defendieron en su momento los integrantes de la nouvelle vague es un director muy del gusto europeo, aunque con sensibilidad japonesa. 

Se destacaba del director japonés su tendencia en lo narrativamente hablando a buscar " el fuera de campo, colocar a sus amantes detrás de cristales, enfrentados al espejo, ocultos por paredes, puertas o sombras, pero aún así de algún modo siempre visibles, descansa la intuición de un cine que concede tanta importancia a las formas como a los temblores de las emociones que quiere transmitir, un cine para el cual la destrucción del amor no debe contarse sin la intervención, por ejemplo, de un espejo roto o una cama deshecha". Y es cierto, la película de Suwa que he visto en la tarde de hoy no entiende del plano-contraplano, sino que es un entramado de planos-secuencia-.

Pero su peculiaridad japonesa le aleja de algo que defendió a capa y espada otro japonés como fue Akira Kurosawa y era los guiones de hierro. Suwa parece alejada no, sino en las antípodas de esta idea al apostar en su dirección, pero también en el guión y durante el rodaje de  la  improvisación, entendida en este caso como una improvisación. 

No se si esto fue lo que aprendió en su formación , precisamente en el centro en el que actualmente es el presidente de la Universidad de Tokio Zokei, lugar en el que se formó. Lo interesante es que después de graduarse en Tokyo Zokei, Suwa comenzó a dirigir documentales de televisión y trabajó con directores como Sōgo Ishii y Masashi Yamamoto . 

Tras empezar a rodar en 1996 con  2 Duo  en lo que fue su debut- , y pasar luego a M/Other- lanzada poco después en 1999, en 2001 se acercó abiertamente al cine francés al rodar H Story una idea de remake del clásico de Resnais, Hiroshima , mon amour, con una actriz francesa, Béatrice Dalle, un algunos integrantes en el equipo técnico de origen francés, como la actriz y fotógrafa, Caroline Champetier, siendo el resto japoneses. Pero el contacto entre oriente y occidente acerco al director de Hiroshima definitivamente al cine francés , pero con marchamo japonés, como hemos comprobado en el día de hoy

Para 2005, Suwa ya había concebido su "Pareja perfecta" o Un Couple Parfait (también conocido como A Perfect Couple ) , que , en este caso, contó con un elenco y un reparto francés y está completamente en francés.

La película se presentó en el Festival de la localidad suiza de Locarno, ciudad que se refleja en el Lago Maggiore y allí ganó el Premio Especial del Premio del Jurado y el Premio CICAE en el 58 ° Festival de Cine de Locarno .

Lo curioso fue descubrir que la película se había rodado  en once días de rodaje y filmando diálogos improvisados en un idioma, el francés, que el director no entendía, y lo sorprendente es que pudiera sacar adelante un proyecto que diese como resultado una película tan hermosa y consumada como Un couple parfait,.

Desde la presentación se nos señaló que está película la pareja integrada por Valeria Bruni-Tedeshi y Bruno Todeschini representan unos avatares contemporáneos de la Ingrid Bergman y el George Sanders de Un Viaggio in Italia de Roberto Rosselini, que aquí se había traducido como Te querré siempre. O lo que es lo mismo, una historia de una pareja en crisis que ha de enfrentrarse a la misma cara a cara.

Comentaba Suwa que no necesitaba entender la historia como tal, que lo que necesitaba era captar los movimientos, la elocuencia, la pasión de los actores lo que transmitían todo lo que hay que transmitir a la cámara para el desarrollo de la historia y sus emociones de este Un couple parfait.

Como ya he señalado la película fue dirigida y escrita por Nobuhiro Suwa,  para una producción: en la que estaban presentes Masa Sawada y Michiko Yoshitake y que contaban con el respaldo de las productoras, en régimen de coproducción, como eran  ARTE France, Comme des Cinémas, France Cinéma y Bitters End.

La película contaba con la música de Haruyuki Suzuki , el montaje de Dominique Auvray e Hisako Suwa , el vestuario de Elisabeth Mehu  y la dirección artística y la fotografía de una vieja conocida de Suwa, la actriz Caroline Champetier  que valientemente rodó en Digital, e,n concreto en HD, Varicam y también mini DV, en este caso cuando los personajes caminan y la cámara está cerca de sus caras, usamos la cámara más pequeñita para esas tomas, cámara en mano.

Caroline Champentier ya había trabajado en "H Story" como declaró el director en una entrevista a la prensa chilena "Ella colabora muy bien conmigo. Es casi una relación de codirección. Los actores también son casi codirectores". Suwa filmó Un couple parfait en HD y DV y marcó un hito en el empleo de la tecnología digital en la gramática del cine contemporáneo. Su compromiso con las texturas de la imagen permitió que el cine pasara de “mirar” a “palpar”. Como señalaba el artículo de Carlos Reviriego "La noción de película como superficie material le empuja a Suwa a tomar soluciones como quemar planos, cortar repentinamente a negro o crear estridencias sonoras en sus películas. A estas alturas, no hay duda de que el cine de Oriente ha tomado gran parte del relevo de esa modernidad que alumbró y poco después abandonó Europa".

En cuanto al elenco el director japonés contó con Valeria Bruni-Tedeschi como  Marie,  Bruno Todeschini como Nicolas, los dos protagonistas absolutos. Están acompañados de  Nathalie Boutefeu como Esther,  Louis Do de Lencquesaing como Vincent,  Joana Preiss como Natasha , Jacques Doillon como Jacques,  Lea Wiazemsky como Eva , Marc Citti como romano , Delphine Chuillot como Alice , Alex Descas como  Patrick  y Marie-Sophie Wilson como  Hélène.

La historia se inicia en un taxi en el único travelling de la película en la que vamos siguiendo a una joven pareja que se desplaza desde el aeropuerto hasta su hotel en el centro de París. Se trata de un hombre, Nicolás (Bruno Todeschini) y una mujer, Marie (Valeria Bruni-Tedeschi) que viven en Lisboa y que tras quince años de convivencia en la capital lusa, están a punto de divorciarse.

Sin embargo, deciden ir juntos a Francia para la boda de uno de sus amigos. Nada más llegar al hotel vemos como piden una cama supletoria y que su relación es compleja. De cualquier manera han de salir a cenar con una pareja de amigos. Ante ellos Nicolás anuncia su separación de manera inminente, noticia que sorprende inmensamente a la otra pareja de comensales. Para ellos  ,  Esther (Nathalie Boutefeu) y Vincent (Louis-Do de Lencquesaing), son su pareja ideal.

Tras volver al hotel después de la tensa cena, Nicolas y Marie no están en condiciones de hablar, pero si en el momento de reprocharse todo.

Sin embargo, deciden ir al día siguiente juntos a la ceremonia de boda de uno de sus amigos en París . Durante esa noche, vemos como la tensión la pareja va a más. Los dos reconocen que están cansados , agotados.

A la mañana siguiente Marie decide salir a pasear y marcha al Museo Rodin. Allí deambula por sus salas se para a escuchar lo que en su momento escribió el secretario de Rodin, Rainer María Rilke, los  ecos del amor de Camille Claudel  y las descripciones que de algunas obras , sobre todo, la de las Puertas del Paraíso hace la guía.

A la vuelta y preparándose para la cena, ella le lee a Nicolás algunos pasajes. Sin embargo, él está nervioso pues se están retrasando. Cuando ella toma la decisión  de llevar el vestido rojo busca unos zapatos que se ha comprado expresamente, pero que no encuentra.

La boda tiene lugar. Es casi familiar. Están presentes los amigos y amigas. Ella se casa embarazada y ellos beben. Las conversaciones entre las parejas y grupos son triviales. Marie escucha más que habla.

Poco después María llega a la habitación acompañada de Nicolás. Ella le echa en cara que ha bebido y que su conversación es trivial y superficial, y que ella cree que nunca le ha  querido.

Tras escuchar los reproches , Nicolás decide darse una vuelta. va a un bar. Desde allí llama a una chica, una artista de nombre Natasha(Joanna Preiss),  que ha conocido en la boda.

En el bar un señor mayor de habla de la vida, de la dificultad de la misma. El  viejo , un hombre sabio le compara la guerra con el amor: se ataca por el repentino miedo hacia el otro, hacia uno mismo ante el otro, hacia ambos ante la vida misteriosa, hacia la existencia a menudo terrible… Después llega Natasha. Se gustan, pero tras acompañarle a casa, Nicolás no quiere subir.

Vuelve a la habitación, allí Marie le espera. No ha conseguido dormir. A la mañana siguiente, ella marcha nuevamente al Museo Rodin. Mientras pasea por las salas es reconocida por un viejo amigo, Patrick (Alex Descas) , que va junto a su hijo (Emett Descas) , al que conoció en Burdeos. Va acompañado de su hijo.

Los viejos amigos hablan del pasado. Del presente ella le dice que se está divorciando. Le cuenta que abandonó la fotografía poco después de conocer a un joven arquitecto Nicolás, su marido. La vida no ha ido como ella esperaba. Cuando Marie le pregunta a Patrick este le comenta que se ha quedado viudo junto a su hijo con el que vive en París.

Posteriormente nos encontramos a Nicolás en la habitación. Ha comprobado que los enseres de Marie ya no están allí. Al llamar a la recepción le comentan que su mujer se aloja en otra habitación en la misma planta.

Nicolás llama a la habitación. Ella está descansando y le propone ir a cenar a un japonés. Ella acepta, mientras Nicolás le ayuda a vestirse hay un amigo de pasión que es frenada en seco por  Marie.

No sabemos si los dos días y las tres noches en  camas separadas y  sin centrar en sueño han frenado la capacidad de luchar por la supervivencia, no sabemos si ella y él han llorado por los reproches recíprocos. Ahora Marie ha decidido  irse sola a Burdeos donde vivía.

Por la mañana, Nicolás le acompaña  y finalmente en la plataforma de la estación,  cuando el adiós definitivo es inminente e irreversible, ella no decide subirse al tren. En ese punto acaba la película.

La filmación se realizó en once días y el rodaje  tuvo lugar en París y en una sala del museo Rodin .

La película se presentó en agosto de 2005 durante el Festival de Locarno , pasando a estrenarse comercialmente el 8 de febrero de 2006 en Francia

La película consiguió el Premio especial del jurado, CICAE Award y Golden Leopard en el Festival de Locarno . También se presentó en la segunda edición de cine del Festival de Santiago de Chile.

Para Carlos Reviriego en el ya citado artículo de El Cultural "Al final, se cuestiona Suwa, ¿qué es lo que distancia la felicidad de la crisis, la crisis de la felicidad? Ese margen, fino y resbaladizo, es el que Suwa se propone trasladar a la pantalla para que atrape a un espectador siempre indefenso frente a las certezas del corazón.

La directora Alicia Scherson dijo de ella que era "una mezcla para mí única de soltura y rigidez, control y laisser faire, documental y ficcón quizás. Hay películas a las que se le ven los hilos, en las que puede descifrarse cuánto control ejerce el director, cuánto diseña, cuánto improvisa. Esta no es una de ellas."

A esta directora Suwa reconoció en una entrevista algunas ideas que aquí incluyo de manera genérica: "En Perfect Couple no usé ensayos sino solamente mucho trabajo de mesa con los actores. Luego, la improvisación vino en el rodaje. Los actores improvisaban con la cámara rodando.En Perfect Couple hubo muchas conversaciones previas, los actores conocían muy bien su personaje. Yo no los controlé. Solamente les di una instrucción precisa con respecto a la actuación: “No tengan miedo al silencio”, les dije. A veces los actores creen que deben llenar los silencios, cuando improvisan.  A mi me interesaban mucho los momentos de silencio.En la escena en que ella (Valeria Bruni Tadeschi) pierde el zapato lo que estaba escrito era: ella pierde algo. Fue Valeria quien escogió el zapato. Muy femenino. También leer el libro fue su idea. Efectivamente para trabajar así necesitas no solo buenos actores sino también actores creativos. Yo divido a los actores en dos grupos, los que pueden hacer improvisaciones y los que necesitan un guión detallado.Yo construyo el plano, con la camarógrafa (Caroline Champentier), delimito un espacio. No me importa que los personajes salgan del cuadro porque aún se les escucha y se puede imaginar lo que están haciendo. Pero no me gusta prediseñar los movimientos. Trabajé muchos años de asistente de dirección y usaba esas marcas en el suelo todo el tiempo. No me gustan para nada. En el teatro kabuki japonés, los movimientos son muy estudiados, repetidos siempre igual, es algo arraigado de la cultura japonesa tradicional. Yo, naturalmente quise ir en otra dirección.No me gusta fragmentar y grabar distintos ángulos y luego reconstruir en montaje, ni tampoco seguir a los actores. Eso genera la ilusión de que no hay cámara, no me interesa crear esa ilusión.El cuadro lo diseño. Pero para mí el cuadro no es algo completamente cerrado. Es a la vez cerrado y abierto. Los personajes pueden salir de él si quieren". 

Nobuhiro Suwa, un admirador profundo de Nouvelle Vague,  filma en París este duro relato del fin de una historia. Y lo hace desde el patio trasero y más privado  de la pareja  que , tras la fachada de pareja modélica, vive en  profunda crisis tras quince años de convivencia y desgaste.

Para su realización el director japonés tiró de sus contactos franceses con los que había trabajado desde varios años atrás, como  Béatrice Dalle y Caroline Champetier,  en M / Other, y en el  remake "experimental" de Hiroshima Mon Amour de Resnais, una película seleccionada para ser exhibida en la categoría Un Certain Regard en Cannes 2002. 

Ahora Marie y Nicolás están en la encrucijada más determinante de su vida. Lo peor está por llegar, y llega. Son los   reproches , pero también la falta de perspectivas y de proyecto en común. Parece que a la pareja le falta un hijo . Como pareja   guardan  las formas en público, pero estallan en  sus sentimientos en privado.  pues se saben en caída libre al abismo de la soledad con esa terrible letanía del  “No lo superaré, no lo superaré”.

Ella combina la risa nerviosa con el llanto, del cariño al desprecio y la hostilidad; él apuesta, como hacemos los hombres, por el silencio. El sabe que no hay mucho que decir. Está tan cansado como ella. En el aire dolor, zozobra de unos personajes que son retratados por medio de planos-secuencia (en ocasiones estáticos). Un detalle, durante los primeros diez minutos de película, sólo existen dos planos rodados en interiores muy al gusto japonés de Ozu al igual que el terror por los primerísimos planos que aparecen en la película. Muy japonesa es igual la musicalización de Haruyuki Suzuki es sutil y minimalista pero atractiva.

Todo ello pasa por la película que nos es narrada por un ritmo  reposado, de planos fijos larguísimos - hasta seis minutos- , en ocasiones centrados en una puerta- con gusto por el  fuera de campo en los diálogos, textura digital, sonido directo que incluye hasta las respiraciones, puntuado ocasionalmente por graves notas de piano, y una pálida fotografía de colores muy apagados.

A destacar el papel asumido por los protagonistas absolutos Valeria Bruni Tedeschi y Bruno Todeschini que hacen de su capacidad de improvisación un guión, en el que tan importante como las palabras son los silencios. Tras importante como los tejidos son las miradas y gestos llenos de frialdad, odio  o tedio.

La oscuridad domina casi todo la película y únicamente la luz entra en la  visita al museo o en su excelente final. Todo ello hace que la película sea compleja,  humana y triste como la vida misma pero presentado con suma inteligencia desde el punto de vista del lenguaje cinematográfico (abundan también los diálogos fuera de campo, los planos sin personajes -puertas, ventanas, pasillos- y ciertos fundidos en rojo -cinco o seis).

También la película parece un homenaje a la obra y proceder de algunos grandes maestros europeos que parecen que pasean por momentos como ocurre en la citada película de Rosselini, pero también de Bergman y sus “Gritos y susurros”, 1972) . También tiene mucho de la idea de la improvisación de Cassavetes. Pero también próxima a las obras de  Garrel, Beauvois, Fontaine, Jacquot, Téchiné y Desplechin . Sin embargo, este es el peculiar estudio sobre el amor de Suwa.

Tras la Pareja perfecta, Suwa siguió trabajando con otras películas como Paris je t'aime (segmento: Place des Victoires , 2006) Yuki & Nina (co-dirigido con Hippolyte Girardot ) (2009) y tras veinte años de carrera y sólo seis películas, todas aclamadas por la crítica y premiadas en festivales, Nobuhiro Suwa presentó en San Sebastián su último film: 'Le lion est mort ce soir' o El León duerme esta noche (2017) emotivo homenaje al actor francés, icono de la nouvelle vague, Jea-Pierre Léaud, una película que habla del cine dentro del cine. El protagonista de "Los 400 golpes" considera al japonés un digno heredero de Godard. Es muy posible. A mi la película ma ha gustado , y mucho.


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