lunes, 1 de enero de 2024

Un día en las carreras



Película de la Metro Goldwin Mayer  que tenía pendiente desde que tenía conocimiento de los Hermanos Marx, y eso que hace ya años, cuando la televisión española apostaba por un mínimo de calidad cinematográfica y no se dedicaban a hacer política - la Primera de TVE es absolutamente imposible en sus programas, presuntamente informativos, o ridículos aquellos en los que responden a trabajos de encargos con productoras, y la 2, el único que se salvaba también está comenzando a politizarse. Lo mejor que tenía, como comprobé anoche en la madrugada, y que era lo único que merecía la pena de los especiales de fin de años, como era Cachitos, se dedica a mezcla presunto humor con política- se disfrutaban de grandes ciclos de directores, actores, actrices, o en géneros, y cuando de géneros se trataba y estaba presente la comedia, los que programaban humor tenían presentes a los Hermanos Marx. Desde entonces reconozco que soy Marxista, pero de Groucho, Chico y Harpo, básicamente. 

Un día en las Carreras era la séptima película de los Hermanos Marx, la segunda para la MGM, tras su glorioso paso por la Paramount—etapa en la que protagonizaron su inmortal ‘Sopa de ganso’ (‘Duck Soup’, Leo MaCarey, 1933)—, coincidiendo también con la marcha de Zeppo como destaca Alberto Abuín en lo que fue Blog de Cine. 

Es del año mil novecientos treinta y siete y perteneciente a los hermanos Marx dirigida por Sam Wood, que actúa como productor, con la compañía de Max Siegel,  y que en inglés se llamó A day at the races.



Basada en el guion de Robert Pirosh, George Seaton y George Oppenheimer, basada en la idea de los dos primeros. Aunque Alberto Abuín escribe que fueron unos ocho los que ,d e una u otra manera, intervinieron en la película. De entre ellos los más referenciales fueron " George Seaton —director que obtuvo un impresionante éxito con ‘De ilusión también se vive’ (‘Miracle on 34th Street’, 1947)— o Robert Pirosh —firmante de uno de los relatos antibélicos más sentidos de toda la historia, ‘Fuego en la nieve’ (‘Battleground’, William A. Wellman, 1949)—, y supone un no va más a lo ofrecido en el anterior films protagonizado por estos singulares hermanos". 

Franz Waxman es el director musical  aunque contando con las composiciones de Brinislaw Kaper y Walter Jurmann, con canciones escritas por Gus Kahn y los arreglos de Roger Edens. Contó con la fotografía de Joseph Huttenberg y el montaje Frank E. Hull.


El caos más absoluto se adueña de un hospital, Sanatorio Standish, propiedad de Judy Standish, una joven emprendedora (Maureen O" Sullivan)  que sufre una grave crisis financiera. El banquero J.D. Morgan, propietario de una pista de carreras, un hotel y un club nocturno cercanos, tiene la hipoteca sobre el sanatorio y está intentando ejecutar su hipoteca para convertir el edificio en un casino. 

Todo ello provoca indebidamente la llegada del Doctor Hugo Hackenbush  ( Groucho Marx), un veterinario que se hace pasar por doctor para ayudar a mantener en el hospital a una hipocondriaca ricachona siendo el único que puede detener la salida de la paciente más rica y de la que el sanatorio depende de su dinero. Ella es millonaria y sólo con su aportación podría mantener abierta la clínica o ceder el negocio al magnate avaricioso. 

La compra de un caballo de carreras por parte del novio de Judy, el cantante de vodeviles Gil ( Allan Jones) que se gasta los últimos 1.500 dólares de la pareja, no solucionada nada.  Es cuando cuando llega este doctor y con la ayuda de Stuffy (Harpo) , un genial Hockey, y de Tony (Chico), el hombre para todo del sanatorio,  someten al encantamiento de Mrs. Emily Upjohn (la eterna Margaret Dumont). 

Cuando Tony le miente a la señora Upjohn y le dice que han contratado a Hackenbush para administrar el sanatorio, ella se alegra e informa a Judy de que considerará ayudarla económicamente. Tony contacta a Hackenbush en Florida por telegrama y cuando llega el Doctor, inmediatamente insulta al gerente comercial del Sanatorio, el Sr. Whitmore. Whitmore, que es un títere de Morgan, sospecha de los antecedentes médicos de Hackenbush. 

Como ya hemos señalado, el novio de Judy, el cantante Gil Stewart, que actúa en el club nocturno de Morgan, acaba de gastar los ahorros de toda su vida en un caballo de carreras llamado Hi-Hat. Espera que el caballo, que le compró a Morgan, gane una carrera y que el dinero le permita a Judy salvar el Sanatorio. Hi-Hat le tiene tanto miedo a Morgan que se asusta cada vez que escucha su voz. 

Gil ahora no tiene dinero para pagar la alimentación de Hi-Hat, y él, Tony y Stuffy, el jockey de Hi-Hat , es decir, Chistera, tienen que recurrir a engaños para defenderse del Sheriff que ha venido a cobrar dinero para la factura de alimentación. Tony recauda algo de dinero estafando a Hackenbush en la escena "Tutsi Fruitsy Ice Cream", dándole  información gratis sobre un caballo, pero todo en código, por lo que tiene que comprar libro tras libro para descifrarlo.

Whitmore intenta ponerse en contacto con la Junta Médica de Florida para obtener información sobre el Dr. Hackenbush. Hackenbush intercepta la llamada y, haciéndose pasar por el hombre a cargo de los registros médicos, fingiendo un huracán con un ventilador eléctrico, pretendiendo olvidar de qué se trataba la llamada y llamando repetidamente a Whitmore al dictágrafo, enfurece a Whitmore hasta que se da por vencido. 

Esa noche, en la gala Water Carnival, Gil actúa junto con Vivien Fay y su ballet, y Tony y Stuffy tocan el piano y el arpa respectivamente. 

Whitmore intenta que despidan a Hackenbush haciendo que la señora Upjohn lo atrape en su suite con Flo (Esther Muir), una rubia tentadora. Stuffy escucha la trama e informa a Tony, por lo que los dos intentan frustrar la cita de Hackenbush con la  rubia despampanante haciéndose pasar por detectives de la casa y luego como empapeladores. 

Cuando llegan Whitmore y la Sra. Upjohn, Flo no está por ningún lado, ya que ha sido metida apresuradamente debajo de los cojines del sofá. 

Al día siguiente, justo cuando Hackenbush ha convencido a la señora Upjohn de firmar un acuerdo para ayudar a Judy, Whitmore trae al eminente Dr. Leopold X. Steinberg de Viena, de quien espera que revele a Hackenbush como un fraude. 

Después de que la señora Upjohn acepta que Steinberg la examine, Hackenbush quiere huir por miedo a quedar expuesto; Gil, Tony y Stuffy le recuerdan que Judy todavía necesita su ayuda y lo convencen para que se quede. 

Después de arruinar el examen de la Sra. Upjohn, Hackenbush, Tony, Stuffy y Gil se esconden en el establo de Hi-Hat, donde Judy pronto se une a ellos. Está molesta por la luz negativa de la situación; Gil intenta levantarle el ánimo. 

Cerca del establo, Stuffy comienza a simpatizar con una comunidad de negros pobres que creen que él es el Arcángel Gabriel. A medida que avanza el número, llegan Morgan, Whitmore y el Sheriff y Hackenbush, Tony y Stuffy intentan disfrazarse pintándose la cara con grasa y cara negra. El intento falla, todos salen corriendo y Whitmore finalmente expone a Hackenbush como veterinario con una carta que recibió de la Junta Médica de Florida. Pero Chistera o Hi-Hat escucha la voz de Morgan y sale disparado, saltando fácilmente varios obstáculos en el camino. Judy le sugiere a Gil que Hi-Hat es un saltador y Gil lo inscribe en la próxima carrera de obstáculos. 

Morgan, que fue testigo de la destreza de salto de Hi-Hat la noche anterior, intenta evitar que participe en la carrera, pero falla. Sabiendo que Hi-Hat le tiene miedo a Morgan, todos trabajan para que Hi-Hat se dé cuenta de su presencia antes de llegar a la valla. 

En la última vuelta, el caballo de Hi-Hat y Morgan caen en un obstáculo, la ría, y salen embarrados y  cuando llegan a la meta, parece que el caballo de Morgan ha ganado. 

Stuffy se da cuenta de que los caballos cubiertos de barro fueron intercambiados después del accidente, y el jinete de Morgan estaba montando Hi-Hat al final, lo que convirtió a Hi-Hat en el ganador. 

Los negros, que han apostado todos en Hi-Hat, llegan y comienzan a caminar con Gil, Judy, Hackenbush, Tony y Stuffy por la pista de carreras, todos cantando el número final.

Humor anárquico y disparado con los malvados de turno encabezados por el gestor Witmore (Leonard Ceeley),  Morgan (Douglas Dumbrille), el Doctor Steinherg (Sig Rumann) y sobre todo el malvado sheriff ( Robert Middlenass) o la despampanante Esther Muir , aquí "Flo". 

De la producción señalar que la película pasó por numerosos bocetos, tratamientos, borradores, revisiones y un total de dieciocho guiones diferentes antes de llegar a su versión final. Una parte importante del guion final fue escrita por Al Boasberg, quien también contribuyó a Una noche en la ópera, pero debido a un desacuerdo con MGM, decidió no recibir ningún crédito por su trabajo. Como lo habían hecho con Una noche en la ópera, los hermanos perfeccionaron el material cómico durante una gira de vodevil de preproducción. A esto se le suma su idea de ir improvisando para la desesperación de los guionistas. 

El personaje de Groucho originalmente se llamaba "Quackenbush", fue cambiado a "Hackenbush" debido a las amenazas de demandas por parte de varios médicos reales llamados Quackenbush. En Mi vida con Groucho: la visión de un hijo, Arthur Marx relata que en sus últimos años , Groucho se refería cada vez más a sí mismo con el nombre de Hackenbush.

Durante la producción, Irving Thalberg, que había llevado a los hermanos Marx a la MGM en 1934, murió repentinamente en septiembre de 1936 de neumonía a la edad de 37 años. La muerte de Thalberg antes del estreno de este filme, dejó a los Marx sin un defensor en la MGM, y el estudio nunca dio el mismo nivel. de cariño y atención al equipo que habían recibido bajo la dirección de Thalberg. Como resultado, las tres últimas películas de MGM de los hermanos Marx generalmente se consideran muy inferiores a las dos primeras producidas por Thalberg. 

El lanzamiento original de Un día en las carreras presentaba la secuencia del carnaval acuático en sepia marrón claro y la escena del ballet con un tinte azul. 

El parque Santa Anita en Arcadia, California, se utilizó como lugar de rodaje de algunas de las escenas del hipódromo. en uno de los filmes imprescindibles de la comedia cinematográfica norteamericana.

Importante, como en todas las películas de los Hermanos Marx, son los números musicales que aquí son "Tomorrow Is Another Day", "Cosi Cosa", "All God's Chillun Got Rhythm", "Nobody Knows the Trouble I've Seen", "A Message from the Man in the Moon" y en los que en algunos de ellos, interviene la cantante Ivie Anderson. Junto a ella, el cantante Allan Jones vuelve a hacer acto de presencia con su espectacular y lírica voz, añadiendo la nota romántica a la historia al lado de una bella Maureen O´ Sullivan, por aquel entonces en el cénit de su carrera. 

En la 10 Edición de los Oscar (1938) para las películas estrenadas en 1937 fue nominada a la Mejor dirección de baile (coreografía) y en concreto por la secuencia de la canción "All God's Chillun Got Rhythm". Es de destacar que en ella aparecen Whitey's Lindy Hoopers, considerados los más brillantes bailarines de música jazz de la historia. Bailaban cada noche en el Savoy Ballroom, uno de los locales más célebres de Harlem durante los años 30 y 40. Era el único local donde, no sólo se permitía la entrada tanto a blancos como a negros, sino que era visto como normal el baile entre gente con distinto color de piel.  

La crítica de la época fue muy favorable. John T. McManus en The New York Times dijo de ella que "ualquier película de los hermanos Marx es una mejora con respecto a casi cualquier otra payasada sostenida en pantalla". 

Variety publicó sobre la misma que la "Película infaliblemente divertida y a la paridad habitual de los locos Marx". 

Harrison's Reports escribió: "¡Muy bien! Los hermanos Marx están en su mejor momento y son más divertidos aquí".

John Mosher de The El New Yorker también se mostró positivo y publicó que "Groucho, Harpo y Chico están a todo trapo otra vez" y que la película "alcanza un punto álgido incluso más allá de los registros anteriores". con chistes únicos, situaciones que provocan risas, acción rápida... El final hace que el público se vaya sonriendo y feliz". 

Escribiendo para la revista Night and Day de Londres, Graham Greene le dio a la película una crítica positiva, resumiéndola como "fácilmente la mejor película que se puede ver en Londres", pero criticó algunos elementos de la interpretación de la película. Greene observó que la película le provocó "una nostalgia por los viejos decorados desvencijados y baratos" en lugar de los decorados realistas, y aunque elogió la actuación de Harpo por "brillar más", se quejó de que el fuerte realismo en la actuación de O'Sullivan. Estableció una fuerte yuxtaposición contra las "tonterías" de las payasadas de los hermanos Marx.




Ya en España, para Alberto Abuín en Blog de Cine la película " supone prácticamente una repetición der la fórmula de la previa ‘Una noche en la ópera’ (‘A Night at the Opera’, Sam Wood, 1935, aprovechando prácticamente el mismo equipo técnico y artístico, tirando del mismo director, Sam Wood, que en los años 30 y parte de los 40 fue uno de los reyes del drama, tal y como lo demuestran joyas como ‘Adiós Mr. Chips’ (‘Good Bye, Mr. Chips, 1939) o ‘El orgullo de los yanquees’ (‘The Pride of the Yanquees’, 1942)", tras la etapa inglesa del director norteamericano. Y añade que en esta película se llega al " culmen de lo absurdo llega en instantes tan fabulosamente orquestados como el del reconocimiento de la Sra. Upjohn —eterna Margaret Dumont—, o el delirante diálogo entre Groucho y Chico con los libros de apuestas, mientras vende helados de "tutti frutti",  heredado sin duda del no menos mítico de los contratos en ‘Una noche en la ópera’. A ello sumamos los omnipresentes números musicales en los que Chico y Harpo demuestran sus impresionante habilidades para el piano y el harpa". 



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