viernes, 29 de agosto de 2014

La hermAndad, serie B


Anoche aposté por una película española… y perdí. Sospechaba que era un producto de serie B y así fue. La película se llamaba La hermandad, un filme del año 2013, no muy larga, pues dura sólo 89 minutos.
Se trata de una producción española dirigida por Julio Martí Zahonero. Este señor es también el responsable del guión. La productora encargada de la película se creó al efecto la hermandad film, aunque el peso lo llevó The Green Star Films, s.l. Y en ella meten dinero desde el ICO hasta la Comunidad Valenciana. Los productores fueron Gema García, Ximo Pérez – que también participó como productor ejecutivo- y Pepón Sigler, además siendo éste director artístico.
En la producción ejecutiva además estuvieron Marifé de Rueda y Javier Ramírez y José Luis Rancaño como productor asociado. En la dirección Julio Martí Zahonero contó con la ayuda de Falele Ygueravide. La música fue labor de Arnau Bataller, mientras que la fotografía Miguel Llorens.
Del vestuario de sus escasos actores se encargó Miguel Carbonell – dudo que tuviese mucho trabajo, pues varios monjes, una chica, Sara, -la prota-, unos chicos y una periodista vista desde la televisión son los que hubo que vestir , poco más de diez personas.  
Encargado de montaje fue Miguel Ángel Villa, Vicens Betí del maquillaje, peluquería y efectos de maquillaje, de los efectos especiales Javier Horrillo, del sonido directo Daniel Soriano y Diego Moyano, jefe del tema eléctrico.
El reparto lo componen Lydia Bosch como Sara, Manuel Tallafé como el Hermano Abelardo, Felipe García Vélez como el Hermano Víctor, Alejandro Jornet como el Hermano Nicolás, Borja Elgea como el Hermano Pablo, José Luis de Madariaga como el Hermano Alessandro, José s. Isbert que es el Hermano Darío, Edu Bonet como el Hermano Bernardino, así como Joan Vidal como César.


Nada más empezar descubrimos a la protagonista, Sara. Vive en un apartamento oscuro y desordenado y aunque suena el teléfono, no hace por cogerlo. La voz en off del mensaje que le dejan le informa que ha de reunirse en breve plazo para un tema de trabajo.
Tras eso vemos a Sara llevando su coche por la noche, en una carretera sinuosamente digitalizada y boscosa en unas difíciles condiciones meteorológicas. Una llamada telefónica le advierte que no se meta por una desviación, que parece la que ella ha cogido. El choque de un ave, un cuervo,  sobre el parabrisas provoca un accidente.
Unas manos, aparentemente de un monje se ocupan de curar a Sara. Esas manos desinfectan las heridas de Sara, todavía ataviada con su caro y elegante vestido. Sara se despierta en la fría y silenciosa oscuridad de un apartado monasterio.
Allí vive una hermandad de monjes benedictinos que cumple estrictamente unos rígidos votos de pobreza y obediencia. El hermano Alessandro, que ha hurgado en el bolso, averigua que ella es una famosa escritora de novelas de terror y misterio.
Y nada más recobrar la chica la conciencia este monje le dice que ha tenido un grave accidente que le hará guardar cama durante algún tiempo. Cuando recupera la conciencia, se hace cargo de su nueva realidad: su pierna izquierda ha sufrido un terrible traumatismo y deberá guardar cama en lo que parece que es un alejado monasterio apartado de la civilización, pues no tienen contacto exterior excepto el correo que llega los viernes. Estamos , más o menos, a lunes en la película. La hermadad no tiene teléfono, ni electricidad, ni nada que les permita contactar con el mundo exterior.
La Hermandad que allí ejerce, una rama de los benedictinos que recibe el nombre de los... (no me acuerdo) sigue al pie de la letra sus más estrictas normas de pobreza y obediencia, brinda toda su ayuda a la nueva inquilina, que también guarda secretos como fue la muerte de su hija asesinada por su exmarido.
A medida que transcurren las dos primeras jornadas en las que Sara se halla, literalmente, atrapada entre los cuatro sobrios muros de su pequeña celda.
Muy pronto Sara empieza a sentir curiosidad al observar ciertos detalles comienzan a llamar su atención como las extrañas manchas en el techo, llantos infantiles en la oscuridad de la noche y, sobre todo, una vieja fotografía colgada en la pared en la que aparece un grupo de niños custodiado por dos monjes.
La curiosidad de escritora de Sara no tarda en hacerle reaccionar y, tras varias negativas por parte de los monjes de la existencia de niños en el interior del monasterio, ésta decide investigar por su propia cuenta tras sustraer la llave de la puerta de la celda a uno de los frailes, el hermano Pablo, el más joven de todos los monjes y encargado junto con Alessandro de la botica.
El recorrido nocturno de Sara por los pasillos y recovecos más recónditos del monasterio hielan la sangre de Sara pero ésta, completamente decidida a averiguar el origen de los llantos infantiles, se adentra entre las misteriosas estancias. Poco a poco, la escritora irá sumando nuevos descubrimientos que llaman poderosamente su atención.
A través de la cerradura de una de las puertas que permanecen cerradas logra avistar, por un momento, el rostro de un niño con una enorme cicatriz que le atraviesa la mejilla mirándole fijamente a sus ojos. El terror invade completamente el cuerpo de Sara.
A partir de este momento, las sospechas de que algo tenebroso esconden los monjes entre los muros del lúgubre edificio se acrecientan.
Tras unos días, y ya casi completamente recuperada, el hermano Víctor, prior de la orden, anuncia a Sara la imposibilidad de que éste abandone el edificio. Una fuerte tormenta que se alargará durante las próximas jornadas impide que el cartero, única comunicación con la ciudad, llegue hasta el monasterio, tal y como lo hace todas las semanas.
Encerrada, de nuevo, en su celda Sara decide llevar a cabo su investigación hasta el fondo del asunto. Los llantos infantiles no dejan de cesar durante la noche, extraños silencios en las conversaciones de los monjes elevan todavía más la desconfianza de Sara, nuevas presencias de niños tienen lugar entre los pasillos y el descubrimiento de un libro con datos y notas sobrecogedoras precipitan a la protagonista en busca de conclusiones.
Gran parte de las explicaciones vienen en ese escalofriante libro sobre la historia de la hermandad, las extrañas costumbres de los monjes, una cripta escondida...
Algo se mueve entre los muros del monasterio, algo terrible está sucediendo en aquel lugar, algo relacionado con aquella extraña Hermandad y en la que está involucrado el sufrimiento de unos niños, que de diversas maneras, han llamado la atención de Sara.
La vieja fotografía en blanco y negro con aquel grupo de niños, el libro sobre la Hermandad y algunas de sus costumbres relacionadas con una férrea y espeluznante educación infantil, la llevan a una cripta escondida bajo la pila bautismal del templo.
Un secreto que es descubierto por Sara y aclarado hasta el detalle por aquellos monjes que están en el lugar donde acabaron con los monjes educadores y que allí redimen sus penas por haber participado en tan macabro asesinato que dio lugar al fallecimiento de todos los hermanos que serán quemados en la iglesia por aquellos niños, hoy los monjes, a los que agredían salvajemente. Su intención es purgar los pecados de aquel lugar y que no quieran que nadie descubra sus secretos.
Ellos le piden silenciar la historia como victimas y verdugos, pero ella prefiere difundirla en un nuevo libro que la recupera como persona y como escritora, hasta que un día en casa recibe un nuevo ejemplar de la campanilla y del libro.


«La Hermandad» fue una película rodada en 2011 por el director valenciano Julio Martí Zahonero y fue la última película que pisó los estudios de cine alicantinos de Ciudad de la Luz. Aún, parece ser, se mantienen los decorados, que recrean este monasterio en el estudio 5 del complejo de cine. Allí en Aguarmarga, como en el monasterio, todo ahora es silencio que sólo es interrumpido, de vez en cuando, por los pocos trabajadores que siguen cobrando a pesar de la inactividad de los estudios.
Con un presupuesto de 3,7 millones de euros, «La Hermandad» fue rodada, casi en su totalidad, en los estudios de la Ciudad de la Luz, mientras que los exteriores corresponden al monasterio de Santes Creus de Tarragona.
En el largometraje el personaje de Lydia Bosch, que vuelve al cine trece años de su papel en «You are the One» de José Luis Garci, se mete en la piel de Sara.
La historia se le ocurrió al cineasta durante unas vacaciones en Italia. Estaba concretamente en un parque de la ciudad de Monza ("necesito viajar una vez al año", dice Martí Zahonero), cuando vio un edificio antiguo, un monasterio abandonado. Esa imagen se le quedó en la cabeza y a partir de ella redactó una primera versión del guión de la película. Estaba protagonizada por un hombre pero ya tenía el título y la trama principal. Una vez concluido el texto, Martí llevó el borrador del guión a Madrid, donde estuvo rodando por diversas productoras durante casi una década hasta que fue adquirido por Cisus Producciones que, circunstancias del negocio cinematográfico, acabaría abandonando el proyecto.
Esta compañía llevó el texto de vuelta a Valencia donde llegó a manos de Trivisión, productora de éxitos como la serie L'Alqueria Blanca (2007-2013) o La chispa de la vida (2011, Álex de la Iglesia). "En cuanto hicimos la primera lectura del guión, desde el primer minuto nos enamoramos de la historia", explica el productor Ximo Pérez.
Se inició entonces el proceso de búsqueda de financiación. Fue relativamente fácil una vez se obtuvo el apoyo del ICAA, que concedió 1,2 millones, aproximadamente un 30% del presupuesto final del largometraje que ha ascendido (incluyendo las copias y la distribución de la película) a 3,9 millones de euros.
Tras la ayuda estatal llegaron las del IVAC valenciano por dos vías: 150.00 euros en forma de ayuda directa a la producción y 480.000 euros correspondientes a las ayudas a rodaje por filmar en la Comunidad Valenciana.
La cadena pública valenciana RTVV, por su parte, adquirió los derechos de emisión por 100.000 euros. La hermandad se convertirá en otro largometraje más que nunca se emitirá por Canal 9 dado el ERE del pasado año y sus limitaciones técnicas.
La financiación se completó con la incorporación de la productora Gema García. Con un presupuesto cerrado de casi cuatro millones de euros, se buscó una actriz adecuada para encarnar a la protagonista.
Se pensó en un primer momento en Maribel Verdú pero, explica Sigler, "no hubo ni conversaciones". Cuando se estaban planteando posibles opciones, Martí propuso a Lydia Bosch. "Me encajaba perfectamente con lo que buscaba", decía este jueves el cineasta valenciano. Retirada del cine tras You're The One (2000, José Luis Garci). Bosch se sumó encantada al proyecto. La película le llegó cuando más lo necesitaba.
El rodaje comenzó en otoño de 2011. La inmensa mayoría de las secuencias se filmaron en estudio, de ahí la importancia que adquirieron los decorados. La responsabilidad recayó sobre Sigler, que posiblemente sea el mejor director artístico de la Comunidad Valenciana.
Dice Sigler que no tuvo problemas en entenderse con Martí porque él sí sabía lo que quería. Los decorados, que recrean un monasterio entre románico y gótico, son eficaces hasta el punto de convertirse en un segundo personaje.
Las contadas secuencias que se filmaron en exteriores fueron las que se grabaron en la Cartuja de El Puig y el Monasterio de Santes Creus en Tarragona.
El rodaje fue cómodo. Se respiraba tranquilidad. Así lo cuenta Alejandro Jornet, uno de los muchos secundarios que junto a Manuel Tallafé, Borja Elgea, José Isbert y el niño Joan Vidal, acompañan a Bosch. "Fue un rodaje muy agradable", insiste Jornet; "era todo muy tranquilo, muy cómodo". Terminaron de filmar el 23 de diciembre, en la Ciudad de la Luz de Alicante.
Tras las vacaciones navideñas llegó el proceso de postproducción y montaje. La estimación más optimista hablaba de que la película se estrenaría en 2013. No ha sido así por meses. También es cierto que había que esperar la música que tardó algo más de lo esperado.
Se grabó la banda sonora de Arnau Bataller, que fue interpretada por la gran orquesta del Liceu de Barcelona. Era la primera vez que esta formación musical registraba la música incidental de un largometraje.
Desde el primer montaje en Trivisión creyeron en las posibilidades de la película. No se efectuaron, de hecho, cambios significativos con respecto al guión que presentó Martí a las ayudas del ICAA y del IVAC.

Julio Martí Zahonero, director de la película, que decidió dedicársela sus abuelos dijo que “La Hermandad trata de huir de efectos especiales, del gore y de la sangre, para intentar profundizar en los miedos más ocultos que cada uno de nosotros, como seres humanos, tenemos.”
Satisfechos y contentos con el resultado final, desde Trivisión y Green Star iniciaron el arduo proceso de negociaciones para conseguir que se estrenase comercialmente el film. "Rodar una película es una heroicidad; estrenarla, casi un milagro", afirmaba Ximo Pérez. Y así fue, y en este 2014 se produjo el estreno en los cines Rialto de Madrid. 

La crítica ha sido crítica con la obra. E. Rodríguez Marchante del Diario ABC dijo de ella que "El director y guionista involucra el elemento sobrenatural con ese todo vale de la arbitrariedad del género y soluciona sus problemas de coherencia histórica de cualquier manera. Pero, en fin, hay mucha producción y mucha Lydia Bosch (...).
En Cinemanía Manuel Piñón afirmaba que " Sorprende el estupendo diseño de producción, que palia las carencias de un guión rutinario y algunos desajustes en la dirección de actores (...).

Yo, por mi parte, tengo que decir que estamos ante una película que ofrece poco y aporta menos. La película es, como dice Carlos Aimeur, un conglomerado de tópicos del cine de terror cuyo único punto fuerte es una lograda ambientación, en el que sobran las telarañas y una correcta puesta en escena. El guión es bastante flojo y su historia y atmósfera nos lleva a otras películas españolas como "El Espinazo del Diablo" o "El Orfanato", aunque está se sitúa muy por debajo de la de Bayona o del director mexicano.
Aquí buscamos y encontramos el susto fácil y la música de tensión repetitiva, que llega a ser estruendosa por sus constantes chirridos de puertas y portazos, miradas con doble sentido o excesivos golpes de efecto. Los sustos llegan a ser previsibles y fáciles como esas piernas que se ven tras la cama o esas sombras tras las columnas. Su guión es flojo de tal manera que en poco tiempo los monjes pasen de ser verdugos a víctimas u hombres incapaces.
Tiene, eso sí, un diseño de producción cuidado, con fotografía preciosista pero que abusa de los interiores. Tardamos muchos tiempo en ver como se rueda en exteriores. Pero la película, no nos engañemos, es mala por lo simple, lo insulsa y predecible que es, y ,  en todo caso el encanto que toda película de serie B. Sólo eso.

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