miércoles, 13 de agosto de 2014

Docena patibularia



Como veréis hago una nueva entrada sobre cine bélico contextualizado en la Segunda Guera Mundial. Lo cierto es que este conflicto dio mucho de sí en el plano cinematográfico y sigue siendo , a día de hoy, todo un manantial de inspiración para el cine y las series. Con todo hay títulos y títulos, y la película en cuestión The Dirty Dozen, traducido como Doce del Patíbulo a su vez dará pie a otras películas , no como segunda parte de las mismas, sino a la hora de entender o crear otras como Insidious Bastards la película de Tarantino.
Pero vayamos por partes. Estamos hablando ahora de un clásico, pues Doce del Patíbulo, es una película bélica de 1967, dirigida por Robert Aldrich, basada en la novela del escritor E. M. Nathanson, aunque transformada en el guión por Nunnally Johnson y Lukas Heller. El libro de Nathason , la incursión de en territorio enemigo de una unidad militar compuesta por asesinos, se basaba en diversos hechos reales ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial. Según Gregorio Belinchón, los de la vida real esertaron y buscaron refugio en España, según cuenta en el disco libro de Cine de Oro publicado por el diario El País.
La producción fue de Raymond Anzarut y Kenneth Hyman para la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) , MKH y Seven Arts Productions. Contó con veinte millones de presupuesto y obtuvo  más de 50 millones de dólares sólo en taquilla. Robert Aldrich contará en el plano técnico con la música de Frank De Vol y la fotografía de Edward (Ted) Scaife.


Doce del patíbulo se rodó en la localidad británica de Cheries, una localidad cercana a Londres, entre abril y octubre de 1966. Llegó a contar con más de 1.000 extras para las escenas de la maniobra rodada en Aldery. Mientras en Hetfordshire, el director de arte William Hutchinson lewvantaban un falso castillo francés.
El elenco de actores, casi exclusivamente masculinos, estará formado por Lee Marvin (Mayor Reisman), Charles Bronson (Joseph Wladislaw), John Cassavetes (Victor Franko), Telly Savalas (Archer Maggott), Donald Sutherland (Vernon Pinkley), Richard Jaeckel (Sargento Bowren de la Policía Militar), Ernest Borgnine (General Worden), Robert Ryan (Coronel Everett Dasher Breed), George Kennedy (Mayor Max Armbruster), Robert Webber (General Denton), Trini López (Pedro Jiminez), Jim Brown (Robert Jefferson), Clint Walker (Samson Posey), Tom Busby (Milo Vladek) o Ralph Meeker (Stuart Kinder), el de la guitarra.
El mayor Reisman (Lee Marvin), un oficial estadounidense distinguido por su valor en la campaña de Italia y un militar experto en la guerra de guerrillas, y toda una eminencia en el sabotaje del enemigo, recibe la orden de realizar una misión suicida, y muy sucia, que se basa en convertir a un grupo de los más peligrosos presos, algunos condenados a muerte, en la verdadera élite del ejército.
Muchos de esos convictos están condenados a muerte y, como es lógico, harían cualquier cosa para escapar del entrenamiento y alcanzar la libertad, pero todos ellos, hasta los no condenados a muerte, son gente con escaso aprecio por la disciplina, y ninguno por los superiores.
La misión consiste en lanzar un grupo de paracaidistas cerca de una mansión en la que oficiales del ejército alemán tienen instalado un puesto de alto mando, centro vacacional y fuerte de defensa, tomarla por sorpresa, dinamitar el sótano a fin de causar la muerte de la mayor cantidad de oficiales alemanes para desmoralizar al ejercito alemán, y por último, huir si es posible.
El grupo es altamente indisciplinado y lo vamos conociendo poco a poco conforme Reisman los va entrevistando y ofreciéndoles su incorporación a cambio de redención. Hay un poquito de todo. Se encuentran suboficiales que han matado a sus mando por considerarles traidores como es el caso de Joseph Wladislaw (Charles Bronson) un soldado de infantería de primera línea que disparó médico de su pelotón cuando el médico se asustó bajo el fuego y comenzó a correr - Bronson dice "Él se fue con todos los suministros médicos ... única manera de detener lo era dispararle”, mafiosos de Chicago indisciplinados y matones profesionales como Victor Franko (John Cassavetes) condenado a la horca por robo y posterior asesinato de un civil británico, enfermos mentales con mandatos divinos y que odian a las mujeres como Archer Maggott (Telly Savalas) fanático religioso psicótico, que cree que su trabajo consiste en castigar a los otros 11 hombres por su "maldad", enajenados mentales como Vernon Pinkley (Donald Sutherland), hábiles ladrones como Pedro Jiminez (Trini López), personas que han matado por sentirse ofendidas tras un ataque racista Robert Jefferson (Jim Brown) por lo que es condenado por asesinato, buenas personas que no soportan la presión o los empujones como Samson Posey (Clint Walker) aunque no tenía intención de matarlo, o personas con varios delitos como Milo Vladek (Tom Busby).
Para su formación el grupo de Reisman cuenta con un sargento de apoyo el Sargento Bowren (Richard Jaeckel), y con el apoyo del Mayor Max Armbruster (George Kennedy), y una posición indecisa como la del General Worden (Ernest Borgnine), y el General Denton (Robert Webber ).
Reismann con el psiquiatra después de que este ha terminado de realizar la evaluación de los doce. Este le dice algo así como que el grupo está lleno de psicópatas, violadores y un fanático religioso. Lee Marvin le suelta:"Perfecto, no veo un modo mejor de luchar una guerra" El proceso de formación es complejo y sin concesiones. Por ejemplo, Reisman demostrando a Jiminez, a tiro limpio, que puede subir la cuerda.


A pesar de ello, su mayor virtud no es la disciplina; de ahí que las relaciones con sus superiores sean más bien tensas, en parte, por el secretismo de la operación, en parte por la soberbia de algunos mandos como Coronel Everett Dasher Breed (Robert Ryan). Sin embargo, debido a su brillante historial militar, no dudan en encargarle una misión suicida: asaltar una fortaleza nazi y matar a sus ocupantes, todos ellos altos mandos del régimen. Para ello tendrá que someter a un durísimo adiestramiento a doce presidiarios.
Un ejemplo de ello lo encontramos en la escena, en la que el personaje de Donald Sutherland para que pase revisión a una formación del pelotón de la 82 División Aerotransportada, se establece en el desempeño de una orquesta en vivo perfectamente.
La guerra es un realmente un negocio sucio - esto no es una película sobre los hombres que juegan por las reglas. Una vez que ha seleccionado a sus hombres, el mayor los entrena con mano dura pero justa, con lo que se gana la confianza del grupo, afrontando incluso a oficiales de mayor rango, con tal de demostrar que los buenos soldados siempre lo siguen siendo a pesar de sus errores.
Una vez alcanzado el grupo hace piña con el mayor y éste una noche le lleva al barracón a unas cuantas "señoritas" y dejan a Telly Savalas en la torre de control.


Sus hombres están perfectamente adiestrados, venciendo en su propio terreno al táctico coronel Breed (Robert Ryan), en una larga secuencia en la que la perfección en la planificación, el ritmo de cine bélico toma el relevo al ritmo de comedia.


Cuando llega el momento, todos están preparados para llevar a cabo la misión, pero poco a poco se complica el plan, y tienen que improvisar a fin de cumplir con ésta. Una vez que los hombres han sido entrenados y finalmente están cooperando y actuando como una unidad, es el momento de ponerlos sueltos en los nazis.
Uno, llegamos al puente sin ruido alguno.
Dos, los centinelas estrangulados.
Tres, para el coche a la entrada de través.
Cuatro, Wladislaw y el Mayor entran con mucho teatro.
Cinco, Pinkley fuera vigila con ahínco.
Seis, el mayor ata la cuerda para que trepéis.
Siete, Wladislaw se ocupa de que se sujete.
Ocho, Jiménez trepa un tanto pocho.
Nueve, trepa Maggot si Jiménez no se mueve.
Diez, Sawyer y Gilpin los cubren a su vez.
Once, Bowren guarda quieto como una estatua de bronce.
Doce, el Mayor mina el sótano si nadie le reconoce.
Trece, Frankie sube si nada lo entorpece.
Catorce, hora cero: Jiménez destruye la antena y Frankie corta el teléfono.
Quince, penetra Frankie con astucia de lince.
Dieciséis, salid todos corriendo o si no volareis.

La misión es simple: los hombres en paracaídas a la Francia ocupada, han de penetrar en un château , un centro de descanso para los oficiales alemanes de alto nivel, y matar a tantos de dichos agentes como sea posible en un corto período de tiempo, aunque para ello haya que apuñalar a mujeres, ametrallar a prisioneros, y encerrar a varias docenas de oficiales alemanes y sus amantes en un refugio antibombas subterráneo, verter gasolina sobre ellos a través de las salidas de aire y soltar granadas de mano, y luego volar todo el lugar.
Gran parte del grupo muere y, únicamente, se salvan el mayor, el sargento y Wladislaw a los que vemos en un hospital.


Dentro de la filmografía de Robert Aldrich ‘Doce del patíbulo’ (‘The Dirty Dozen’, 1967), será uno de sus mayores éxitos. Su impresionante recaudación en taquilla le permitió a Aldrich una última parte de su trayectoria más tranquila, pues pudo abrir su propio estudio. Una película que, en sí misma, representa la cima y el resumen de cierta concepción del cine bélico norteamericano, que durante tres décadas había evolucionado contando las gestas del ejército norteamericano en la Segunda Guerra Mundial, con títulos tendentes a la heroicidad.
Sin embargo, la postura de Aldrich es mucho más cínica, aunque no exenta de heroísmo, aunque sus héroes sean una banda. Aldrich en la concepción de esta película consiguió los derechos de autor la obra de E. M. Nathanson, y que luego adaptaron nada menos que Nunnally Johnson (que había adaptado, por ejemplo, ‘Las uvas de la ira’ de Steinbeck para Ford, y que había escrito un bélico para Henri Hathaway) y por su habitual e ingenioso Lukas Heller, a quien se le atribuye gran parte la brillantez de los diálogos. Y como ejemplo un botón, pide Reisman: “Disparen a todos los oficiales que vean allí” y Franki le pregunta ¿Nuestros o de ellos? Empiecen por los de ellos, si no les importa”, contesta Reisman.
El rodaje se prolongó durante casi cinco meses, entre los entrenamientos y las largas secuencias de combates, que se encuentran entre las más elaboradas de su época. La ventaja fue que muchos de los componentes del reparto tenían experiencia militar. Lee Marvin en los marines, donde fue herido gravemente, Ernst Borgnine en la Armada, Telly Savalas y Charles Bronson en las fuerzas terrestres, Clint Walker en la marina mercante.…


‘Doce del patíbulo’ rompe con la idea de camaradería absoluta y ciega y la sustituye por el tránsito a la desconfianza inicial entre todos los miembros del grupo hasta llegar a la solidaridad en la desgracia. Por otra, hay una fuerte crítica a la institución militar.
Nos encontramos con una película bélica en la que prima el suspense a la acción, aunque haya mucha de ésta. Aldrich, además, muestra con toda crudeza lo que es la guerra como cuando mata a sangre fría a los oficiales y esposas alemanas. Igualmente define a la perfección incluso a los personajes más secundarios, valiéndose simplemente de gestos y réplicas, dibujando con muy pocos trazos unos rasgos de personalidad y creando un verdadero grupo de rufianes a cual más peligroso y sanguinario, pero sin exagerar los elementos más oscuros, dándoles a todos la oportunidad de encontrar la redención. Es decir, no juzga a unos personajes a menudo terribles o despreciables como Maggott (Telly Savallas). Los alemanes apenas se mencionan a lo largo de los dos primeros actos, y sólo se involucran para el explosivo final. El corazón de esta película es el comportamiento anti-establishment, justo en la línea de la cultura de protesta de los años 60.
Como se señala en la entrega 24 de Cine de Oro, el montaje fue obra de Michael Luciano. Director de Aldrich y el director de fotografía Edward Scaife trabajan mano a mano para componer cada toma y con el trabajo musical de Frank de Vol para dar intensidad al humor y el suspense de las imágenes.
La película cuenta con errores de montaje. Uno de los más famosos es el "cambio de armas" en la escena en que huyen del castillo montados en un semioruga o el uso de ambulancia empleadas en la guerra de Corea (1950-1953) y no en 1943. Aldrich consiguió imprimir al film las suficientes dosis de acción, humor (con algunos pasajes ciertamente hilarante y muy divertidos) y emoción como para que el espectador se sintiera capturado con el film anti-bélico. Aldrich construye un film "bélico", de esos que saben capturar el interés del espectador deseoso de saber la suerte que corren los "anti-héroes" protagonistas. Sin duda, estaban empezando a cambiar muchas cosas y no sólo en el cine.
La película ganó un Premio de la Academia en los Oscar del año 1967 a los mejores efectos de sonidos, obteniendo además otras tres nominaciones: al mejor actor de reparto (John Cassavetes), al mejor montaje y al mejor sonido. Obtuvo una nominación al mejor actor secundario (John Cassavetes) en los Globos de Oro de ese año.


En cuanto a las críticas siempre fueron elogiosas y prueba de ello es que el propio Tarantino la ha considerado modélica. Gregorio Belinchón en el Diario El País dijo de ella que poseía "Un reparto de quitarse el sombrero, una historia deslumbrante y un director en estado de gracia para una película que combina espectáculo y arte". También Belinchón dice sobre ella  que Doce del patíbulo es un título que (...) presenta un mensaje: las batallas la ganan los asesinos", según publica en el espevcial Doce del Patíbulo del País en su colección Cine de Oro. En ese mismo diario, Fernando Morales señaló que era una "obra maestra del género".
Como curiosidad señalar que el personaje de John Cassavetes, Franko, se llamó en España Frankie para evitar la homofonía con el nombre del dictador Francisco Franco en el poder en el momento del estreno.
Estamos, pues, ante un auténtico clásico, una obra muy entretenida que combina la crítica con la comedia, lo animoso con lo brutal y salvaje que consigue dar un tono narrativo tan espectacular como divertido que figura, por méritos propios, en la lista de los grandes clásicos del cine, en general, siendo una referencia para el cine bélico, en particular.

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