jueves, 8 de diciembre de 2016

El fugitivo y Ford


¿Quién no se acuerda del Capitan Clayton en The Seachers? No hay película de John Ford en la que no me encuentre a un secundario de los grandes del cine. Se trata de Ward Bond, una actor nacido en Nebraska en 1903 y que llegó al cine por casualidad en 1925 apareciendo en Salute. Su director era John Ford, y en la misma como compañero estaba el mismo hombre que dará personalidad a Ethan, también en The Seachers.  convirtiéndose en un clásico dentro de los secundarios. De hecho llegó a ser amigo personal de Ford con el que trabajó en 24 películas muchas de ellas obras maestras del cine.

En sus películas siempre aparecía como un actor de carácter, en gran medida apoyándose en su imponente físico en el destacaban sus duras facciones duras. Al final llegó a participar en más de 200 películas y lo extraño es que llegó al cine de casualidad en 1929 , como muchos, de extra, pues durante su estancia en la Universidad de California se metió en el equipo de fútbol americano, en el mismo que jugaba su amigo y colega Marion Robert Morrison, o sea, John Wayne. Pues bien, Ward Bond participa en El fugitivo o The fugitive es una película dramática de 1947 dirigida por John Ford y Emilio Fernández, basada en la novela de Graham Greene titulada El Poder y la Gloria.

Esta película es una rareza dentro de la obra de John Ford, un cineasta de inquebrantables principios humanistas, con inclinación hacia los desapercibidos heroísmos marginales o íntimos y con un fuerte peso de la religión y la espiritualidad presente a lo largo de su obra.  y no porque se filmara en México sino por el tono y tema elegido.

Desde luego ya extraña que John Ford quisiera compartir dirección con Emilio "Indio" Fernández el director mexicano , pero que también fue actor - inolvidable en Grupo Salvaje de Sam Peckinpah- y productor de cine mexicano conocido por el mote de El Indio, responsable en gran medida , junto a Luis Buñuel, de la Época de Oro del cine mexicano.

Uno y otro contarán con la ayuda en la dirección artística de Gabriel Figueroa y con la producción de Merian C. Cooper, el mismito Emilio Fernández  y John Ford . Indicar que Cooper dirigió RKO Pictures antes y después de prestar servicio durante la Segunda Guerra Mundial fue vicepresidente de la producción de Pioneer Pictures de 1934 a 1936, y como vicepresidente de la Selznick International Pictures entre 1936 y 1937, antes de pasar a la Metro-Goldwyn-Mayer. Entre una experiencia y otra nos dejó en 1933 , la mítica King Kong.

En el fugitivo participa la productora Argosy Pictures Production, una productora en la que participa Ford y con la que pretendía acometer sus proyectos más personales y en condiciones de mayor libertad, dentro de los límites marcados por la distribuidora que se había embarcado en el proyecto, la RKO Pictures,  así como la Warner Bros.,  invirtiendo en ella un millón y medio de dólares.

En cuanto al guión parten de la novela de Graham Greene titulada El Poder y la Gloria escrita en 1940 aunque publicada inicialmente por The Labyrinthine Ways y que será adaptada al cine por Dudley Nichols. La novela cuenta la historia de un sacerdote católico quien se encuentra en el estado mexicano de Tabasco durante la década de 1930, un tiempo en que el gobierno mexicano luchó por suprimir a la Iglesia católica en varias áreas del país, época conocida como la Guerra Cristera y de que presenta la idea del poder de los sacramentos católicos, enfatizando en la idea de que estos pueden cambiar las vidas para bien, sin importar el sacerdote que los administre. El poder y la gloria desarrollaba con intensidad progresiva un interesante estudio acerca de las dudas, dilemas, tentaciones, esperanzas y redención de un cura embarcado en una fuga que, por designios del Señor, no es sino el sinuoso camino hacia su particular Calvario.

En el apartado técnico destaca el papel de la música de Richard Hageman, la excelente fotografía en blanco y negro de Gabriel Figueroa y el montaje de Jack Murray.


El reparto está encabezado por Henry Fonda como El sacerdote fugitivo, Dolores del Río como una mujer india, Pedro Armendáriz como un teniente de la policía, J. Carrol Naish como el confidente de la policía, Leo Carrillo como jefe de policía, Ward Bond como El Gringo , un ladrón, Robert Armstrong como sargento abusador de la policía .Junto ellos está Fernando Fernández, un cantante , Miguel Inclán, uno de los detenidos , Columba Domínguez y John Qualen (el médico). Sin embargo, sobre esta película hace una mención Guillermo Cabrera Infante en su libro Cine o Sardina a Fortunio Bonanova, un actor y cantante nacido en Palma de Mallorca, ignorado en nuestro país y que aparece como el primo del gobernador.

Un filme que proclama desde el  inicio su atemporalidad y su desubicación, pues según el texto de presentación puede ser un emigrante, un fugitivo de cualquier tiempo y de cualquier lugar. En este caso el fugitivo que se desplaza es un sacerdote (Henry Fonda) que se enfrenta al gobierno de un país sudamericano que ha prohibido la religión y toma toda clase de medidas anticlericales. Se trata de un sacerdote sin nombre y en conflicto , un  sacerdote fugitivo en un anónimo país latinoamericano donde la religión está prohibida.

De hecho la película comienza con un voz en off que dice “El tema de esta película siempre es actual. Es una historia real. Es una vieja historia ya antes narrada en la Biblia. Es actual y frecuente. Esto aún sucede en muchas partes del mundo. Esta película se filmó en México por invitación del gobierno mexicano y de la industria cinematográfica mexicana. El lugar donde ocurre es ficticio. Se trata de un pequeño estado a miles de kilómetros al norte o al sur del Ecuador. ¿Quién sabe?”

La historia comienza con un plano perfecto: luego de deambular un buen trayecto, Henry Fonda llega hasta la entrada de una iglesia ubicada en un altosano. Cuando va a abrir las puertas, lo vemos desde el interior y entonces empuja las dos alas dejando entrar un rayo de luz que se dibuja en el piso. El hombre se detiene un momento con los brazos estirados, y de esta manera, dibuja una significativa cruz que nos sirve como señal para comprender que estamos ante un mártir. Desde ese momento sabemos que es un sacerdote, fugitivo de un sistema autoritario y anticlerical que lo persigue.

Tras haber huido inicialmente el sacerdote estadounidense (Henry Fonda) decide enfrentarse al poder cuando una mujer indígena de nombre María Dolores (Dolores del Río) le pide que se quede, pues en el pueblo falta una autoridad eclesiástica para bautizar y dar la comunión a la comunidad de creyentes que lo esperan y lo necesitan. Ante esa petición el sacerdote decide permanecer y restablecer el servicio llamando a la comunidad a través del sonido de la campana del campanario, .enfrentándose con eso a las autoridades.

Una vez rehabilitada la pila bautismal comienza a bautizar , empezando por la hija de María Dolores y tras la misma la comunidad.

Mientras tanto otro fugitivo, un bandido asesino llamado "El Gringo" (Ward Bond) llega a la capital, a Puerto Grande. Allí conocemos como se aplican las medidas restrictivas a todos aquellos que no cumplen con la legislación y con la prohibición de beber. Los que beben son detenidos, condenados a pasar la noche en el calabozo y a pagar una multa o trabajar para la comisaria en las labores de limpieza.

Quien dirige las operaciones de forma estricta e inmisericorde es  el jefe de la policía (Pedro Armendáriz) un  hombre cumplidor en exceso que vive obsesionado con detener a un sacerdote, que itinerante ha vuelto a reactivar la fe entre las comunidades indígenas.

Este jefe de policía y su cuadrilla deciden visitar el pueblo que vimos al inicio puesto que han oido hablar de la reactivación del culto en la zona.Cuando se personan descubren que efectivamente la iglesia ha sido restaurada. En el interior de la iglesia el jefe de policía descubre a María Dolores que resulta ser su novía. Esta había abandona su pueblo, el de los dos, al quedarse embarazada, pero a pesar de que el policía le pidiese que se quedara, ella se fue del mismo al ser expulsada por su padre. María Dolores le enseña a la hija de ambos y el policía percibe que la niña está bautizada.

Por ahora la policía sólo quiere dar un aviso de la ilegalidad del comportamiento, por lo que reúnen a toda la comunidad indígena y se le avisa que han de dar información. Como todos se niegan  a delatar al sacerdote, el jefe de policía se lleva al alcalde presa para juzgarlo y ajusticiarle. En este momento el sacerdote se postula para ser él al que se lleven, pero el policía se niega.

Una vez fuera la partida del pueblo, el sacerdote decide salir del mismo para salvar su vida. En el camino se cruza con el Gringo de quién desconoce su profesión y se encuentra con un indio que se va a convertir en su sombra y su desgracia. Se trata de  un confidente de la policía (J. Carrol Naish) que sólo quiere tomar la recompensa y quedarse con las pertenencias del sacerdote, su mula y su caliz, su maletín y beberse el vino consagrado. Se supone que le acompaña hasta Puerto Grande y allí lo denuncia a la policía.

Antes de que sea detenido el sacerdote compra un billete de tercera para tomar el ferry y huir del país, pero cuando va a embarcar lo reconoce un niño al que dio la comunión y le pide, por favor, que de el sacramento a su madre enferma y en el lecho de muerte. El sacerdote duda, pero, finalmente, va a la casa en la que le piden que de la comunión. Sin embargo, no puede al haber perdido el vino consagrado. Le pide vino a los allí asistentes, pero  ninguno tiene - o se lo quiere dar, dada la prohibición-. El caso es que el sacerdote y el niño han de ir buscando en los bajos fondos de la ciudad para comprar una botella.

Dan con un gitano que toca el organillo y que los lleva al hotel principal de la ciudad donde vive un funcionario del gobierno que vende brandy y otras bebidas estraperlando. El sacerdote le da una buena cantidad de dinero por ellas, pero cuando ya ha realizado la compra y ha conseguido a duras penas , una botella de vino, es obligado a tomarse una copa con los dos vendedores. A una le sigue otra, y o otra, la siguiente. El sacerdote se emborracha y los dos rufianes, se beben todo lo demás. Cuando el sacerdote huye lo hace borracho por lo que es detenido por la policía.

En la cárcel es encerrado junto a otros muchos. En la misma encontramos al delator. Tras cumplir su condena por beber limpiando el patio de la comisaría, ve como el pelotón de fusilamiento se lleva al alcalde de la localidad que le dio refugio, escuchando desde la distancia la detonación de la fusilería.

Tras hablar con el  capitán , decide regresar al pueblo. Llega a la cantina. En la misma se encuentra María Dolores y el Gringo, quien se muestra colaborador con él, identificándolo como el cura. En esto que llega una partida policial  encabezada por el sargento con el fin de detener al sacerdote. Este se esconde contando con la complicidad del Gringo y de la hermosa mujer india que conspiran para ayudar al sacerdote a escapar.

En el caso de la mujer esta accede a los deseos del sargento, al que invita a beber, al igual que a toda la partida. Con ellos bailes e incluso el sargento quiere ir a más, cuando todo lo interrumpe el capitán, que se avergüenza del comportamiento de sus subordinados.Sin embargo, el sacerdote se ha convertido en una obsesión para el  jefe de la policía quien hará lo posible por evitar que escape de la zona. Sin embargo, la situación es aprovechada por el sacerdote que huye a través de un maizal aparándose en los disparos del Gringo.

Finalmente, el sacerdote encuentra refugio en una Hacienda de un médico. Allí se queda hasta que una noche el delator se persona y le dice al  cura de que "El Gringo" se está muriendo y desea recibir los últimos sacramentos . El cura está convencido de que el informante de la policía intenta que regrese para obtener la recompensa, pero , de cualquier manera, va.

Al llegar atiende al Gringo que está moribundo y estando en su compañía el sacerdote es capturado y condenado a muerte, pero perdona al informante por traicionarlo.

La ejecución del sacerdote por el pelotón de fusilamiento pone de  manifiesto a las autoridades que es imposible acabar con la religión mientras exista en los corazones y las mentes de la gente, acanado así la película.

Tengo que decir que la película transcurre en unos hechos que hasta ayer eran desconocidos para mí: la época de la Guerra Cristera en México. La Constitución mexicana de 1917 establecía una política que negaba la personalidad jurídica a las iglesias, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes raíces e impedía el culto público fuera de los templos. Todo ello dio lugar a la llamada Guerra Cristera, o Guerra de los Cristeros o Cristiada, un conflicto armado de México que se prolongó desde 1926 a 1929 entre el gobierno y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos que resistían la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la participación de la Iglesia católica sobre los bienes de la nación así como en procedimientos civiles.

Fue una guerra sangrienta en la que pudieron morir unas 250.000  personas fallecidas entre civiles ( ntre ellos muchos maestros laícos) , efectivos de las fuerzas cristeras y del Ejército Mexicano.

Todo se desarrolló tras la elección de Plutarco Elías Calles como Presidente del país, una vez finalizados los mandatos conciliadores de de Carranza y Obregón. Y es que a partir de 1926 con la publicación del Código Penal de ese año en el que, entre otras cosas, limitaba las manifestaciones religiosas , y en algunos estados se llegaron a establecer leyes que obligaban a que los ministros de culto fueran personas casadas y se prohibía la existencia de comunidades religiosas, además de limitar el culto religioso únicamente a las iglesias, así como prohibir el uso de hábitos fuera de los recintos religiosos. los gobernadores más radicales, como Tomás Garrido Canabal del Estado de Tabasco quien decretó normas que iban incluso más lejos, pues obligaban a los "ministros del culto" a ser personas con estado civil de casados para poder oficiar.

La Iglesia, por su parte, intentó reunir entre los católicos hasta dos millones de firmas para proponer una reforma constitucional. La petición de los católicos mexicanos fue rechazada. Los católicos llamaron y realizaron un boicot para no pagar impuestos, minimizar el consumo de productos comercializados por el gobierno, no comprar billetes de la Lotería Nacional, ni utilizar vehículos a fin de no comprar gasolina. Esto causó severos daños a la economía nacional, al tiempo que sirvió para que las posiciones de distintos grupos dentro de la propia Iglesia católica en México se radicalizaran.

La radicalización hizo que en algunas zonas creciera un movimiento social que reivindicaba los derechos de libertad de culto en México. La dirigencia del movimiento, cercana pero autónoma respecto de los obispos mexicanos, creyó viable una salida militar al conflicto.

En enero de 1927, empezó el acopio de armas; las primeras guerrillas estuvieron compuestas por campesinos. El apoyo a los grupos armados fue creciendo, cada vez se unían más personas a las proclamas de ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva Santa María de Guadalupe! lanzadas por quienes fueron conocidos como los cristeros.

El ejército cristero estuvo compuesto básicamente por peones y aparceros rurales, dirigidos por antiguos militares revolucionarios, ex partidarios algunos de ellos de Pancho Villa, Emiliano Zapata y participaron también algunos sacerdotes. Combatían la política laica del presidente Plutarco Elías Calles y su sucesor, Emilio Portes Gil.

En enero de 1927 comenzó el alzamiento civil. En tres años los cristeros pasaron de ser la partida anárquica del ejército constituido, a derrotar en igualdad de fuerzas a las tropas federales.

En 1929 el Presidente Emilio Portes Gil llegó a un acuerdo el 21 de junio de 1929 sobre la cuestión religiosa con lo que el Estado renunciaba a la aplicación de la ley y la Iglesia renunciaba a exigir sus derechos.

De todas estas embarradas historias surge El fugitivo. John Ford acababa de tocar la gloria cinematográficamente con un western para la Fox  inspirado en los acontecimientos de OK Corral, "Pasión de los fuertes", y ahora colocó su mirada en un libro que le había llegado al alma y quería llevar al cine. Hablamos de la obra de Grahan Green antes citada.

El guionista, Dudley Nichols, no quiso meterse en problemas de posible censura por parte del gobierno mexicano surgido de la revolución y ubicó el relato en un lugar geográficamente incierto, cualquier lugar del mundo latinoamericano y sus gobiernos dictatoriales y corruptos.

La película El fugitivo, sobre un ser débil que llega a redimirse, es el primer film que realiza Ford con su nueva compañía independiente (Argosy) comandada junto a su amigo Merian C. Cooper , dándose el gusto de llevar a la pantalla la novela de Greene, que tanto amaba y que había querido rodar años atrás.

Su rodaje tuvo lugar entre diciembre del año 1946 a enero de 1947, y se desarrolló en México en localidades como Veracruz, en particular el pueblo de Perote, y Morelos, en concreto en Tepoztlán, Taxco (Guerrero), e Hidalgo.

En la dirección el director contó con el trabajo brillante y notorio del fotógrafo Gabriel Figueroa (colaborador habitual del director Emilio Fernández. Precisamente es "El indio" el que dirigió la secuencia de la tropa a caballo que ataca a la población.

El trabajo de Figueroa con Ford tuvo mucho que imposibilidad de que fuese  Gregg Toland , el famoso responsable de la fotografía de El ciudadano Kane (1941), Las viñas de la ira (1940) y Cumbres borrascosas (1939), no podía trabajar con Ford en El fugitivo pues tenía compromisos que lo impedían. Ford le pidió a Toland que le recomendará a alguien y éste le hablo del mexicano Figueroa.

El productor Cooper fue a México y en los estudios Churubusco logró que le permitieran observar cómo trabajaba Figueroa que, junto con el Emilio Fernández, estaban montando lo que habían filmado en Cholula para la película Enamorada.

Cooper quedo sorprendido de la velocidad de trabajo pero sobre todo de los resultados obtenidos; entonces le dijo a Ford que Figueroa era su hombre en México. Ford le dio toda la libertad a Figueroa para emplazar la cámara, tal como trabajaba con Emilio Fernández. Ford le decía ahora quiere una toma de tal forma, pero Figueroa se daba el lujo de montar la cámara más alto, utilizar un poco de humo, resolver la densidad de la luz a partir de las velas de los feligreses. Figueroa se daba vuelo experimentando, mientras que Ford no observaba los rushes. Sabía, como conocedor de la luz, que el resultado había sido grande.

Apoyado en la excelente fotografía de Gabriel Figueroa,de carácter casi experimental y de gran fuerza plástica, en las que destacan las líneas de fuga, el dominio del espacio, los planos de sombras con una fotografía en blanco y negro y una iluminación adecuada para dotar un sentido espiritual en las composiciones religiosas, como si fuesen retablos, es casi lo más sobresaliente de la película y dotada de una ambientación más propia del cine mudo. Curiosamente Ford, desafortunadamente nunca volvió a colaborar con Gabriel Figueroa, la causa principal fue por la reticencia del fotógrafo a convertirse en un engranaje más del sistema de producción fílmica de Hollywood. , consiguieron una fantástica profundidad de campo con un gran angular en las secuencias sobre todo de exteriores, haciendo de los escenarios lugares muy amplios donde los personajes fluyen como seres pequeños ante la inmensidad del terreno.

Para desarrollar la historia  Ford  contó con dos de sus habituales colaboradores, Henry Fonda, hombre de confianza de Ford del que llegó a decir que “el cine es Henry Fonda andando”.  al que le da total libertad de acción, de paso y reflejando en su rostro la imagen perfecta de la soledad y la angustia y que se le representa con la mesura de Jesucristo y Ward Bond que viene a ser una especie de buen ladrón. A estos se unieron los mexicanos Dolores del Río, Pedro Armendáriz, a quien le apadrino un hijo,una Dolores del Río presentada como María Magdalena;  un delator que viene a ser un Judas y unos  jinetes de la policía que podrían pasar por romanos del cruel Herodes - Pedro Armendáriz siniestro y brutal- , asolando villas y matando inocentes. Junto a ellos Emilio Fernández, Miguel Inclán, Fernando Fernández, Rodolfo Acosta y José Torvay.

John Ford emprendió junto con Figueroa la búsqueda de locaciones por diferentes estados del país. Cuando arrancó la filmación, Figueroa descubrió que Ford no se asomaba a la mirilla, ni revisaba ningún lente, sólo se percataba de la iluminación.  Viene a ser un auténtico descenso al valle de las sombras en la que la música, en algunos momentos, parece comerse los diálogos. El "Adiós, mariquita linda", que se deja escuchar en algunos momentos de la película, es el toque dulce y triste que suaviza la tensión del filme.

El fugitivo exalta aún más el maniqueísmo de la original y pierde buena parte de la potencia introspectiva residente en su protagonista, más heroico que en la obra de Green y con menos asperezas por su alcoholismo y su paternidad –aquí sólo sugerida  y compartida con  el obsesivo capitán de policía-.

Tag Gallagher, en su libro, John Ford: el hombre y su Films (1986). considera que El fugitivo  dentro de la obra de Ford es una obra elaborada con suma libertad. "... Una vez en México, Ford se deshizo de la mayor parte de la secuencia de comandos y, dando permiso a su fantasía, hizo una película de arte muy abstracta". De hecho, El fugitivo obtuvo pésimos resultados en su recaudación, perdió mucho dinero, causó una ruptura entre el guionista Dudley Nichols y Ford,

Sin embargo, para Ford la experiencia fue perfecta. Declarando : "Simplemente me gusta mirarlo". Para mí fue perfecto. Y en términos de composición, iluminación y edición, The Fugitive puede estar entre las imágenes más agradables. " Ford declaraba: «He dirigido la película como yo quería - por eso es una de mis películas preferidas. Para mí es perfecto. No fue un éxito popular. La crítica lo ha apreciado, pero no tenía evidentemente atractivo para el público. Pero estoy muy orgulloso de mi trabajo. »

Bret Wood dijo de la pelícuña que "Ford es recordado hoy en día mejor por sus películas de aventuras bulliciosas, como El hombre tranquilo (1952), Centauros del desierto (1956) o La legión invencible (1949); y por su actitud sin pretensiones, negando a menudo la existencia de trasfondo temático en su trabajo y se niega a hablar de sus intenciones artísticas como director. Pero el fugitivo pertenece a una tipología anterior y menor de su trabajo, siendo conscientemente una película de 'arte' demostrando su interés por  el expresionismo alemán, la literatura inglesa y la ideología religiosa. Películas como El delator (1935), El Prisionero del odio (1936) o The Long Voyage Home (1940), nos recuerdan que bajo el machismo y las voces de Ford hay una mente sofisticada y un sentido de imagen brillante, incluso aunque para Ford era tarde para negar ambos dones ( 'Yo hago Westerns' ),  El fugitivo es quizás la última gran 'película de arte' de Ford, un espectáculo de alto espíritu, de fe, un canto amorosamente a su propia visión del catolicismo."

Para Terenci Moix "El Fugitivo"es una de las obras más criticadas de John Ford . Una obra acusada de rigidez, esteticismo y discursividad.

La película ganó el premio de la Organización Católica Internacional del Cine (OCIC) en el Festival de Venecia en 1948. De acuerdo con este jurado, esto era una película "más capaz de contribuir a la recuperación de los valores morales y espirituales de la humanidad".

En la web de TCM Diego Soto comenta que "Uno de los primeros en mostrarse descontento con El fugitivo (1947) fue Graham Greene, autor de El poder y la gloria, el libro de 1940 en el que se basa esta película sobre un sacerdote perseguido en un país totalitario de Latinoamérica. En una aparición en Londres en 1984, Greene afirmaba que “algunas de las peores películas han sido realizadas por los mejores directores”, incluyendo en este grupo la adaptación de su novela, que consideraba “intolerable”. El propio Greene dijo de ella “John Ford rodó El fugitivo, película mojigata que nunca me resolví a ver. Ford atribuyó toda la entereza al sacerdote y toda la corrupción al teniente (que hasta se convirtió en el padre del hijo del sacerdote)”

También Henry Fonda, que interpreta al sacerdote protagonista, se mostró muy crítico con el film. Tanto que, incluso antes de hacerlo, intentó ceder el papel al actor portorriqueño José Ferrer.

Diego Soto destaca la fotografia de Gabriel Figueroa, el mejor director de fotografía mexicano en la época y la persona adecuada para dotar al film de ese aire tenebrista que lo emparenta con otro proyecto ‘artístico’ de Ford,

Como destaca el biógrafo Joseph McBride (que no se corta al definir El fugitivo como “una colección de estampitas” ), resulta irónico que Ford eligiera México, su lugar preferido para emborracharse entre película y película, como escenario de “su gran declaración de principios religiosos”.

El guionista Dudley Nichols, que no volvió a trabajar con el director, también se mostró sorprendido por esta decisión, y acusó a Ford de “echar a perder el guión” por querer rodar en el país vecino. La pregunta, viendo la catarata de críticas de todos sus colaboradores, se hace ya necesaria. ¿Qué pensaba el propio Ford sobre el El fugitivo?

En declaraciones a Peter Bogdanovich, el director afirma: “La hice como yo quería, por eso es una de mis películas favoritas. Para mí es perfecta”.

Muchos, sin embargo, como Henry Fonda, son incapaces de creerle, pues Fonda detestaba la película, hasta el punto de pensar que era de lejos su peor colaboración con John Ford: "fue un error de parte de John Ford hacer esta película. Y fue también un error por mi parte haber participado. “Ese pervertido hijo de puta sabía que no era buena, pero el maldito era incapaz de admitirlo”y continuaba diciendo John Ford que «Es mi película favorita» » Opiniones al margen, lo único cierto desde un punto de vista objetivo es que El fugitivo fue un lastre económico para Argosy, la recién fundada productora de Ford, que para pagar las deudas contraídas con la RKO y los bancos se vio obligado a concentrarse en westerns durante los años siguientes.

Pese al éxito de taquilla de películas como Fort Apache o La legión invencible, Argosy nunca se recuperó, como subraya su vicepresidente Donald Dewar: “En esa época se podía hacer cualquier película y ganar dinero. Cualquiera menos El fugitivo“. De hecho, Ford y Merian C. Cooper habían considerado rodar una continuación, The Sanctuary en la película, pero el fracaso de la película - con sólo 818.000 dólares de recaudación en los Estados Unidos- les hizo renunciar.

Para Raúl Miranda López en su artículo web titulado John Ford en México "El personaje del sacerdote pecador, borracho y mujeriego que se queda en la soledad para defender su religión hasta el martirio, de la novela, se transforma de forma suavizada o “mojigata” (un poco por censura y otro mucho por la peculiaridad del catolicismo del director) en la versión fordiana del individuo acosado, como alegoría de la Pasión de Cristo.

En  México las críticas a la película, por su contenido, no se hicieron esperar,. El escritor Juan de la Cabada decía que se trataba de una película que criticaba en particular al gobierno de Garrido Canabal ; por su parte el productor Santiago Reachi argumentaba que era una película antimexicana y que denigraba al país (ya Graham Greene decía que los mexicanos eran un pueblo que “permanece eternamente en una cruel adolescencia anárquica”).

Pero la película todavía no se exhibía en México, Salvador Novo pudo verla en función privada y escribió a su favor, lo mismo que el periodista Roberto Cantú, mientras  Emilio Azcárraga esperaba más opiniones para animarse a exhibirla en sus cines, en particular en el cine Alameda.

Para Miranda "La película se redujo a la larga persecución de un sacerdote por parte de un gobierno ateo, un gobierno emanado de la revolución maderista que arrastra, en la década de los años veinte, una ola de anticlericalismo persecutorio, y que en general se refiere al conflicto de la Iglesia con ese nuevo Estado, o hasta que el nuevo Estado incorpore al poder a la Iglesia, como incorporó a los sindicatos y a la organizaciones campesinas, el llamado “corporativismo” del que nos hablan los historiadores y sociólogos. El Estado sin Dios, así llamaba Greene al gobierno de Tabasco de Tomás Garrido Canabal, heredero político de Francisco J. Múgica, Carrillo Puerto, Álvaro Obregón y el mismo Plutarco Elías Calles, que se caracterizó por su anticatolicismo , gobierno que durará (el de Garrido Canabal), con breves interrupciones, de 1919 a 1934." Durante el gobierno de Tomás Garrido Canabal se filmaron diversos materiales documentales de propaganda, donde se observan las actividades juveniles, feministas, de educación, la campaña antirreliogosa (y la destrucción de figuras de santos), y la campaña antialcohólica (destrucción de botellas con bebidas etílicas). Para Garrido el alcoholismo y la religión eran las dos peores lacras que obstruían el desarrollo de los tabasqueños".

Para Raúl Mirada El fugitivo resultó un filme de imágenes de una riqueza desenfrenada, de una exasperante atmosfera artificiosa, síntesis de expresionismo, mezcla del estilo soviético y realismo norteamericano, pictorialismo y otras composiciones vanguardistas que siguen estudiándose.

Sin embargo, algo que destaca Raúl Miranda es que Ford cuando vuelva a los Estados Unidos lo hace con la clara conciencia de que en México encontró colegas de un alto talento artístico.

Pero, ¿qué significó para Ford haber trabajado con Gabriel Figueroa, Emilio Fernández, Pedro Armendáriz y Dolores del Río?

Tras El Fugitivo John Ford emprenderá una serie de filmes western, considerados en su conjunto, como sumamente valiosos dentro del género, y como fuertemente impulsores del imaginario para la construcción mitológica de la nación estadounidense.

Para el cine mexicano el contacto con Ford, fue todo un impulso para la filmografía de ese país.  El indio Fernández acendró el pintoresquismo, en películas que repetían su estilo,así como otras obras barrocas de madurez estética: Río escondido (1947), Salón México (1948), Pueblerina (1948), Maclovia (1948), Víctimas del pecado (1950), Una cita de amor (1956). Todo ello sin dejar de apoyarse en su equipo de lujo: Gabriel Figueroa, Pedro Armendáriz, María Félix y Mauricio Magdaleno.




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