miércoles, 19 de octubre de 2016

21 horas en Munich


Hay películas que se complementan magníficamente, aunque una sea ideada para la televisión en los años setenta, cuatro años después de acontecido un hecho, y otra está realizada por uno de los garndes del cine actual, Steven Spieberg. Hablamos de 21 Hours at Munich y Munich, películas que han de verse casi como un Pack, especialmente, para verse conjunta e inseparablemente. Y aunque la realización de una y otra es muy diferente, pues diferentes son sus destinatarios, los medios, los actores, lo cierto es que 21 horas en Munich tiene como ventaja para el espectador de la época la cercanía de lo que había pasado. Es muy probable que en el impacto que supuso fuese más importante con el telefilm que con la película del gran Spielberg. Este telefilm fue visto anoche por segunda vez en esta última década y a mi me sirvió para completar las enormes lagunas que yo tenía con estas Olimpiadas de las que apenas guardaba un sello y la idea nebulosa de lo que sucedió.

Volviendo a  21 Hours at Munich fue realizada por el director William A. Graham con las productoras Filmways Pictures y Moonlight Productions  directamente para el mercado televisivo. Contó para ello con el guión de dos guionistas solventes como Howard Fast autor de la novela Espartaco, en la que se basó la película de 1960, dirigida por Stanley Kubrick y  Edward Hume - autor de muchas series televisivas de los setenta y ochenta como Cannon, The Streets of San Francisco, The Day After- basado en el libro del francés Serge Groussard titulado La sangre de Israel y que se ocupa de los acontecimientos reales en relación con la masacre de Munich . 

La música es muy de la década y con destino televisivo es de Laurence Rosenthal , mientras la irregular fotografía es de Jost Vacano.

El reparto es bastante solvente. Lo encabeza William Holden como el Jefe de Policía Manfred Schreiber,  Franco Nero como Luttif Afif , alias Issa , Shirley Knight como Anneliese Graes,  Anthony Quayle como el general Zvi Zamir , Richard Basehart como el Canciller Willy Brandt,  Noel Willman como el ministro del Interior de Baviera Bruno Merk, Georg Marischka como el ministro del Interior de Alemania , Hans-Dietrich Genscher , Walter Kohut como Feldhaus , Jan Niklas como el ayudante de Schreiber, David Hess como Berger, Paul L. Smith como Gutfreund, Hartmut Becker como Mattes . Junto a ellos aparecen Martin Gilat, Else Quecke como la Presidenta de Israel Golda Meir, Michael Degen como Mohammed Khadif, Osman Raghed  como el Primer Ministro egipcio Sedki, y otros como James Hurley o Günther Maria Halmer.

Desde el principio se nos avisa que la película está basada en hechos reales acontecidos en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972.En el momento de la toma de rehenes, los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 transcurrían en su segunda semana. El Comité Olímpico Alemán, organizador del evento, tenía como objetivo que la atmósfera de la villa olímpica fuese abierta y amistosa. Se buscaba de esta manera dejar atrás la imagen de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, que habían sido explotados como parte de la propaganda nacionalsocialista . Muchos atletas y entrenaores podían entrar y salir de la Villa Olímpica sin presentar ningún tipo de credenciales. Varios atletas eludieron los puntos de control en la villa y escalaban el cerco perimetral para acceder a la misma.El equipo israelí se hospedaría en un sector relativamente aislado del resto de la villa olímpica, en un pequeño edificio cercano a la alambrada.

En la madrugada del 5 de septiembre, los atletas israelíes que habían estado disfrutando de una salida nocturna por la ciudad, regresan a la villa olímpica. Hacia las 04:40 del día 5, mientras los deportistas dormían, ocho miembros del grupo terrorista palestino Septiembre Negro, vestidos con trajes deportivos y llevando pistolas y granadas en bolsas de deporte, escalaban la reja de dos metros que rodeaba el complejo. Fueron ayudados por deportistas del equipo estadounidense que desconocían su verdadera identidad y creían que, como ellos, querían acceder furtivamente a sus apartamentos tras una noche de diversión.

Así entra un grupo indeterminado de palestinos penetra en la Villa Olímpica, residencia de los atletas y entrenadores, y buscan un par de habitaciones donde se alojan hasta once atletas olímpicos israelíes. Uno de los israelíes perteneciente al equipo de lucha es abatido antes de ser secuestrado por los miembros del comando terrorista palestino que pasará a la historia con el nombre de 'Septiembre Negro'.

Los ocho miembros del Movimiento palestino de Septiembre Negro fuertemente armados pertenecientes  son detectados por el ruido de las armas. El entrenador del equipo de lucha, Moshé Weinberg, de 33 años, oyó un ruido tras la puerta del primer apartamento, observando que alguien abría ligeramente la puerta. Se abalanzó sobre ésta dando un grito de alerta, mientras intentaba cerrarla forcejeando con los terroristas, que tenían sus pies en la otra pared y usaban sus fusiles como palancas. En la confusión, nueve atletas pudieron escapar, y otros ocho se ocultaron.

El luchador Joseph Romano agarró el arma a uno de los terroristas, pero resultó muerto por un disparo. Moshé Weinberg recibió un tiro en la cara que le atravesó las mejillas cuando intentó atacar a Issa con un cuchillo de fruta, y fue obligado a conducirles a los otros apartamentos.El israelí se salta el apartamento nº 2 y los llevó directamente al nº 3, en donde se alojaban los atletas más fuertes, creyendo que podrían reducir a los terroristas, sin embargo estos fueron sorprendidos durmiendo y no lograron oponer resistencia. Weinberg aprovechó a darle un puñetazo a un palestino, dislocándole la mandíbula.

Mientras afuera se dispara contra un israelí dejando su cuerpo fuera del edificio. Tras la muerte de éste, los terroristas tomaron como rehenes a nueve integrantes del equipo: David Berger, Ze'ev Friedman, Joseph Gutfreund, Eliezer Halfin, André Spitzer, Amitzur Shapira, Kehat Shorr, Mark Slavin y Yakov Springer.

Los miembros de Septiembre Negro Luttif Afif (o Issa el jefe del grupo; tres de sus hermanos eran también miembros de Septiembre Negro, dos de ellos en prisiones israelíes), Yusuf Nazzal, Afif Ahmed Hamid, Khalid Jawad, Ahmed Chic Thaa, Mohammed Safady, Adnan Al Gashey y su primo Jamal Al Gashey, amenazan con matarlos a todos, los  otros nueve rehenes, pues ya han matado a dos, si no se produce la liberación de 234 prisioneros alojados en cárceles israelíes, presos palestinos por parte de Israel.

Poco después de las 06:00, los secuestradores lanzaron por la ventana los documentos que contenían sus demandas, aclarándose que de no ser cumplidas para las 09:00, un atleta sería ejecutado.

Entonces el jefe de policía de Múnich, Manfred Schreiber, llegó a la escena y encontró a una joven mujer oficial hablando con un hombre de traje de safari blanco, un sombrero del mismo color y su cara ennegrecida con carbón, que se identificó como Issa.

El Ministro del Interior, Hans-Dietrich Genscher y el intendente de la Villa Olímpica, Walther Tröger, se le unieron para negociar con los árabes. Los árabes comprenden que el plazo era irracional, ya que los alemanes necesitaban tiempo para notificar a Israel, permitirles deliberar, y en caso de aceptarse la liberación de los reos, y analizar los expedientes de los 234 palestinos

A las 11:15, los alemanes recibieron la respuesta definitiva de Israel: no habría negociación. El gobierno isrealí se niega a negociar firme con su política de no negociar con terroristas como vemos a la Presidenta de Israel, Golda Meir. La situación se vuelve complicada puesto que a todo esto se le suma el sentimiento de culpa que tienen los alemanes occidentales por el Holocausto lo no permitirá que los funcionarios de Alemania Occidental para permitir que los terroristas de salida del país con los rehenes.

Media hora más tarde, Schreiber volvió a Connollystraße 31 a rogar por una extensión. Necesitaba persuadir a Issa, por lo que en ese momento decidió arriesgarse. Le dijo a los palestinos que tal respuesta no había llegado, y que «si querían matar a uno o a cinco no podrían hacer nada para detenerlos». Issa le da una hora, aunque la atmósfera estaba lo bastante calmada como para ver al líder terrorista fumando con la mujer policía, y a "Tony" —Nazzal— con su sombrero vaquero .

El nuevo límite era al mediodía, pero se le advirtió a Schreiber que ahora corrían peligro dos vidas en vez de una. Schreiber se dirigió de vuelta al apartamento por más tiempo, reconoció que aún no había progreso por parte del gobierno israelí para excarcelar a los 234 presos.

La entrada de negociadores árabes no soluciona nada , a pesar de ello Issa extende el plazo hasta las 05:00 pm, aunque era consciente de que estaba siendo engañado. A las 03:30 pm, la organización cedió ante la presión internacional y suspendió los juegos indefinidamente, ahora Schreiber no solo era responsable de los rehenes, sino también de las Olimpíadas de Múnich. Los terroristas saboreaban su momento de gloria, habían logrado su objetivo de hacer pública la causa palestina a lo largo del globo.

En la Villa Olímpica, para las 04:20 pm la multitud era de 75 000 a 80 000 personas. Algunos de ellos cantan canciones en hebreo a las puertas de la Villa Olímpica.

Durante 21 horas el mundo entero estuvo pendiente del trágico suceso. La solución al conflicto le corresponde al Jefe de la Policía de Munich Manfred Schreiber (William Holden) con el portavoz de los terroristas Luttif Afif , alias Issa (Franco Nero),  que negocia continuamente con los secuestradores y con una chica del Comité olímpico,  Anneliese Graes (Shirley Knight) y sus exigencias palestinas a través de la negociación en curso, pero tarde o temprano él sabe que ni Israel negociará , ni los terroristas saldrán del suelo alemán.

En ese día 5 de septiembre de 1972 se negocia a toda velocidad , mientras el COI decide no interrumpir los Juegos y el mundo mira este primer acto del terrorismo global. Los germanos también intentaron otro intercambio, los negociadores se entregarían como rehenes substitutos y acompañarían a los palestinos, y en un par de meses Israel liberaría discretamente a los presos.

Más tarde, un escuadrón de oficiales fronterizos, vestidos con trajes olímpicos, usando cascos Stahlhelm y llevando subfusiles Walther MPL, tomaron posiciones en el techo del Connollystraße 31 y edificios adyacentes.

A las 6 de la tarde, los palestinos dictaron una nueva demanda: un avión para llevarlos a Egipto. Será Manfred Schreiber, el jefe de policía de Munich, junto a Hans-Dietrich Genscher los que tengan que lidiar con el secuestro pues que asumen que , en parte, han sido ellos con sus mala organización dado el deseo de no hacer que la Villa olímpica algo parecido a un campo de concentración .

La negativa de negociación por parte de Israel, la nula respuesta por parte de Egipto a la llamada de Willy Brandt para dar cobijo a los palestinos, las banas promesas de la Liga Árabe, y la falsas promesas de Schreiber de dar salida a los ocho terroristas y sus nueve peones judíos.

En este contexto de imposible salida satisfactoria, descubrimos que al Gobierno alemán y especialmente a Manfred Schreiber se ven obligados a tomar la decisión de poner fin a esta situación ya que todas las posibles vías se cierran. Serán dos helicópteros militares UH-1H los que vayan a transportar a los terroristas y rehenes a Fürstenfeldbruck, una base aérea de la OTAN.

Inicialmente, el plan de los perpetradores era ir al aeropuerto internacional de Riem, cerca de Múnich, pero los negociadores les convencieron de que Fürstenfeldbruck sería más práctico.

Las autoridades, que siguieron a los fedayines y rehenes en un tercer helicóptero, tenían un motivo oculto: un asalto armado en el aeropuerto.

Un Boeing 727 fue colocado en la pista, con cinco o seis policías alemanes armados y disfrazados como tripulantes. Se acordó que Issa y Tony inspeccionarían el avión. El plan era que los alemanes los reducirían mientras abordaban, dando a los francotiradores la oportunidad de matar a los terroristas restantes en los helicópteros. Se plantean incluso dispararles cuando salgan, pero la cifra de terroristas es superior a la esperada.

La salida prometida dada a Issa (Franco Nero) y a su grupo, finalmente, resulta ser una falsa promesa de darle dos helicópteros para llevar a los rehenes y conseguir una escapatoria es llevarlos al aeropuerto cercano Furstenfeldbruck.

Al darse cuenta de que los palestinos y los israelíes debían caminar 200 metros a través de los garajes subterráneos para llegar a los helicópteros, la policía alemana vio otra oportunidad para emboscar a los terroristas, y se colocaron francotiradores allí. Pero Issa insistió en revisar el camino primero. Él y algunos otros palestinos entraron apuntando con sus fusiles AK-47 a Schreiber, Tröger y Genscher.

En ese momento, los policías estaban posicionados detrás de los autos en las calles laterales, y cuando los palestinos se acercaron, los policías se alejaron, haciendo ruido en el proceso. Así, los terroristas fueron alertados inmediatamente de la presencia peligrosa, por lo que decidieron usar un autobús en vez de caminar.

El autobús llegó a las 10:00 pm y se dirigió al contingente a los helicópteros. Issa los revisó con una linterna antes de embarcar en grupos. Durante todo el día los alemanes creían que el comando palestino era de solo «cuatro o cinco», de acuerdo con lo que Genscher y Tröger habían visto en el interior del Connollystraße 31. Sin embargo, durante el traslado desde el ómnibus a los helicópteros, el equipo de crisis descubrió que en realidad había ocho de ellos. Esta información nunca fue recibida a los francotiradores.

Los cinco tiradores fueron desplegados alrededor del aeropuerto. Tres en el techo de la torre de control, uno escondido detrás de un camión de servicio y uno detrás de una pequeña torre de la señal en tierra, pero ninguno de ellos tenía alguna formación ni armamento especiales (estaban equipados con el G3, el fusil de asalto estándar de las fuerzas armadas alemanas). Los miembros del equipo de crisis —Schreiber, Genscher, Merk y el lugartneniente de Schreiber, Georg Wolf— supervisaron y observaron el intento de rescate desde la torre de control.

Los helicópteros aterrizaron poco después de las 10:30 pm y los cuatro pilotos y seis de los secuestradores salieron. Mientras que cuatro de los miembros de Septiembre Negro redujeron a los pilotos a punta de pistola (rompiendo una promesa anterior de que no tomarían ningún rehén alemán), Issa y Tony se acercaron a inspeccionar el avión, solo para encontrarlo vacío.

Al darse cuenta de que habían sido engañados, corrieron de vuelta hacia los helicópteros. Mientras pasaban al lado de la torre de control, el Francotirador 3 tuvo una última oportunidad para eliminar a Issa, lo que habría dejado el grupo sin líder. Sin embargo, debido a la mala iluminación, no logró ver a su objetivo y le erró, en su lugar impactando en el muslo de Tony.

Mientras tanto, los alemanes dieron la orden de abrir fuego, que se produjo alrededor de las 11:00 pm. En el caos que siguió, Ahmed Chic Thaa y Afif Ahmed Hamid, los dos secuestradores que retenían a los pilotos de helicópteros, fueron asesinados mientras los pistoleros restantes —posiblemente ya heridos— se cubrieron, devolviendo el fuego por detrás y por debajo de los helicópteros, y de la línea de visión de los los francotiradores, disparando a muchas de las luces del aeropuerto.

Un policía alemán en la torre de control, Anton Fliegerbauer, fue alcanzado por una bala perdida. Los pilotos de los helicópteros huyeron; los rehenes, atados en el interior de la nave, no pudieron escapar.

Durante el tiroteo los rehenes trataron secretamente de aflojar sus ataduras. Algunas de las cuerdas fueron encontradas mordidas después de terminar los disparos.

A las 00:04 del 6 de septiembre, uno de ellos, probablemente Issa, disparó a quemarropa con su AK-47 a los rehenes del helicóptero oriental. Springer, Halfin y Friedman murieron instantáneamente; Berger recibió dos disparos en la pierna, y se cree que habría sobrevivido al ataque inicial, ya que su autopsia reveló que había muerto por inhalación de humo.

Entonces, el terrorista sacó el seguro a una granada de mano y la tiró a la cabina. La explosión resultante destruyó el helicóptero e incineró los israelíes atados en su interior. Luego, Issa corrió por la pista y comenzó a disparar contra la policía, que lo mató con fuego de respuesta. Khalid Jawad trató de escapar y fue abatido por uno de los francotiradores.

La nula capacidad de los francotiradores bávaros no entrenados hacen que todo acabe como el rosario de la aurora con los nueve deportistas muertos y con cinco de los ocho miembros de Septiembre Negro abatidos por la policía durante el fallido intento de rescate de los rehenes.

Sorprendentemente, la competición olímpica solo se suspendió por un día, el 5 de septiembre, a pesar de que diferentes personalidades pidieron su cancelación. El entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, y otros miembros del COI decidieron que los terroristas no podían condicionar la celebración de los juegos con unas famosas y a la vez polémicas palabras pronunciadas por aquel durante la ceremonia de conmemoración de las víctimas celebrada al día siguiente: «Los juegos deben continuar».

Al memorial por los muertos que se celebró en el estadio olímpico asistieron 80 000 espectadores y 3.000 atletas. Brundage, el Presidente del COI en ese momento, no hizo referencia alguna sobre los deportistas asesinados durante su discurso, en que elogiaba la fuerza del movimiento olímpico. Este hecho enojó a los israelíes y a mucha de la gente allí presente.

Al final, se nos comenta como los tres secuestradores que sobrevivieron fueron detenidos, pero liberados tan solo 53 días después, tras el secuestro de un avión de Lufthansa. Israel respondió a los asesinatos organizando las operaciones Primavera de Juventud y Cólera de Dios, con el objetivo de castigar colectivamente a todos los responsables de la masacre, conectando aquí con Munich, la película de Spielberg del año 2005.

La película hecha para la televisión y complementado con imágenes de archivo de los juegos reales de lo acontecido entre el 5 y el 6 de septiembre. Cuatro años más tarde  en 1976 se ruedan esas 21 horas en Munich, en lo que  fue realmente el primer intento dramático para presentarnos  estos terribles acontecimientos en su contexto; y teniendo en cuenta que, cuando se emitió el 7 de noviembre de 1976, los eventos estaban aún relativamente fresca, lo tenía que ser algo doloroso de ver. Dicho esto, esto todavía es como una película bien hecha a fondo sobre el primer acto de terrorismo político televisado a nivel internacional. La película fue transmitido por la ABC el 7 de noviembre de 1976 y que, a pesar de su origen destinada a la televisión, la película fue lanzado en los cines de varios países extranjeros.

Para rodarla se basaron en las investigaciones llevadas a cabo por el periodista Serge Groussard que llevará a cabo una entrevista al titular de la delegación israelí, Shmuel Lalkin, desde antes de la llegada del equipo olímpico a Alemania. Con su libro Edward Hume  y Howard Fast convierten en guión  melodramático y televisivo, contando para ello con el veterano director de cine William A. Graham

Increíblemente filmado en la localización en la ciudad bávara de Munich incluyendo la Villa Olímpica y la base aérea de Fürstenfeldbruck. 

La película muestra la ineptitud bien intencionado de los funcionarios de Baviera y de Alemania Occidental o la arrogancia del Comité Olímpico Internacional en no detener los juegos hasta unos once horas después de comenzada la crisis.

Considero que tanto William Holden como Franco Nero hacen un trabajo muy profesional, y que están bien acompañados por Shirley Knight, Anthony Quayle, y Richard Basehart. 

El telefilm obtuvo algunos reconocimientos pues en los Premios Emmy fue nominada al mejor telefilm y al mejor montaje 

La historia que vemos no cuenta todo como que los servicios secretos alemanes, estaban advertidos de un posible acto terrorista por parte de un comando palestino, durante las Olimpiadas. Las autoridades alemanas hicieron oídos sordos y no reforzaron la seguridad de la villa olímpica.; o como  Israel ofreció a Alemania tras la toma de rehenes en la villa olímpica, un comando de élite de las fuerzas armadas hebreas, para asaltar la villa y liberar a los rehenes. Igualmente que las autoridades alemanas se negaron, poniendo el asunto en manos de una incompetente policía chapucera y sin experiencia en este tipo de asuntos.

Y, por último, que la comunidad internacional y las autoridades alemanas hicieron oídos sordos, ante aquella tragedia y continuaron los Juegos Olímpicos, claro, unos cuantos judíos muertos no podían estropear la fiesta del deporte olímpico. Atraparon a tres terroristas en la masacre, pero pocos meses después, secuestraron un avión de Lufthansa en Damasco exigiendo la libertad de los terroristas, y los alemanes los pusieron en libertad rápidamente. Esto si lo mencionan, afortunadamente. Siendo liberados los terroristas fueron recibidos en Trípoli como héroes. Tampoco menciona en la película, el terrorista también exigió la liberación de Andreas Baader y Ulrike Meinhof, fundadores de la Fracción del Ejército Rojo alemán  en prisiones alemanas.
Y lo dicho, tras la matanza, el Mossad llevó a cabo dos operaciones clandestinas para  localizar a las personas que participaron de alguna manera con la planificación o ejecución de la operación de rehenes, Estas operaciones fueron base de las películas como La "Espada de Gedeón" y "Munich" Las consecuencias de todo lo sucedido, lo explicó Steven Spielberg en su famoso film “Munich” que ya ha sido contado en otro momento.

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