lunes, 23 de enero de 2012

Siete samuráis


Ver un clásico siempre es un lujo. Y los "Los siete samuráis" es todo un lujazo por la calidad, por el director, por la película o por la duración de la misma con 205 minutos de gran cine. Es más la versión que he visto en VHS es la emitida por aquel programa de Garci "¡Qué bello es el cine!". Justo al acabar la película Garcia pregunta ¿Hay alguién ahí?. 

Los siete samuráis es una película del director japonés Akira Kurosawa, estrenada en 1954. El director japonés obtuvo por ella el León de plata en la Mostra de Venecia, así como dos nominaciones al Óscar (dirección artística y vestuario). Igualmente fue premiada con dos Baftas a la mejor película extranjera y al mejor actor extranjero. 
Los siete samuráis ha sido denominada como una de las películas más grandes e influyentes de la historia del cine, pues es origen de otras películas en otros géneros. Es una de las pocas películas japonesas que ganó fama y popularidad en un Occidente que ignoraba el cine japonés. Éste era considerado como una rareza durante muchos años, sin embargo, la aparición de Kurosawa puso a Japón en el mundo del celuloide. Ha sido una película aclamada tanto por la crítica como por el público; en 1982 fue elegida en la lista de Sight & Sound's de las diez películas más grandes de todos los tiempos, y entre las diez películas preferidas de los directores en las votaciones de 1992 y el 2002. 
La película de Akira Kurosawa ha tenido varias adaptaciones, algunas mejor recibidas que otras. La primera fue la película Los siete magníficos, rodada en 1960 y protagonizada por Yul Brynner, en la que la acción transcurría en el lejano oeste y los siete samuráis eran sustituidos por siete pistoleros. Bastantes años más tarde, en 1998, se rodó un remake de esta película en formato de serie de televisión con el mismo título, Los siete magníficos. Constaba de 23 episodios de 60 minutos cada uno. 
En 1998 se estreno la pelicula de Pixar Bichos, una aventura en miniatura. Donde una colonia de hormigas es ocupada cada año por una banda de saltamontes para exigir su parte de la cosecha como tributo. Un aldeano es enviado para buscar guerreros que les ayuden a expulsar a los saltamontes. Flik se encuentra con siete artistas del circo que les toma por guerreros y los contrata. 
Más recientemente, en 2004, se lanzó en Playstation 2 el videojuego Seven Samurai 20XX, que se inspiraba en la película original, pero situándola en un futuro alternativo. En el mismo año, se lanzó la última, y mejor criticada, adaptación, titulada Samurai 7, una serie de animación para televisión de 26 capítulos producida por los estudios Gonzo que cuenta la misma historia de la película original pero situándola en una época entre lo futurista y lo tradicional japonés. 
El guión de la pélícula es original, no basado en obra alguna. La maestría estuvo en manos de Akira Kurosawa, Shinobu Hashimoto, Hideo Oguni. La música corresponde a Fumio Hayasaka, y la fotografía - lógicamente en blanco y negro - es de Asakazu Nakai. Se inicia con la imagen de los ladrones observando la aldea y planificando su futuro asalto. 

La acción dramática tiene lugar en Japón, en un valle entre montañas durante el s. XVI, el mismo siglo en que se desarrolla otra de sus películas “Trono de sangre”. Una pequeña aldea de campesinos, de unos 70 habitantes, perdida en las montañas, recibe cada otoño la visita de un grupo de bandidos (unos 40), que roban las cosechas, violan, raptan y matan. Los habitantes de este poblado de campesinos, hartos de ser periódicamente asaltados por una horda de bandidos, deciden hacer algo al respecto. El miembro más anciano del pueblo sugiere contratar samuráis para que los defiendan. Sumidos en la miseria y la desesperación, deciden contratar los servicios de varios samuráis para que les ayuden a defenderse. En la población del llano más próxima, los cuatro enviados de la aldea, tras varios intentos fallidos de encontrar samuráis dispuestos a luchar tan solo a cambio de comida. Encuentran a uno llamado Kanbei, que decide ayudarles por los dos puñados diarios de arroz que se les ofrecíacontactan con Kambei Shimada (Shimura), que acepta ayudarles. Gracias a Kanbei, recluta a cinco compañeros (Sichirogi, Garobei, Kyuzo, Heigachi, y Katsushiro). A ellos se une espontáneamente Kikuchiyo (Mifune). El líder del grupo es Kambei por sus dotes de mando y capacidad estratégica. Shichirogi, antiguo amigo de Kambei, es un guerrero experto y disciplinado, que hace las funciones de lugarteniente. Garobei es ingenioso y bondadoso. Kyuzo, de pocas palabras, es un gran maestro en el manejo de la espada. Heihachi es alegre y divertido. Katsushiro, el más joven del grupo, es fuerte, voluntarioso y no pertenece a la clase de los samuráis. Kikuchiyo es impulsivo, presumido, borracho, fanfarrón y amigo de los niños. Los siete defenderán el poblado más por su valentía y ética, que por lo que recibirán a cambio. 

Los siete samuráis son Kikuchiyo, interpretado por Toshiro Mifune, Kanbei, Shichiroji, Katsushiro, Heihachi, Kyuzu, Gorobei. La personalidad de cada uno de ellos queda perfectamente reflejada en la película. 
Takashi Shimura (Kanbei): un soldado nato cuya capacidad de dirigir y habilidad táctica le convierten en el líder natural. Siente que nunca ha ganado una batalla. Representa el liderazgo, pues organiza los recursos con inteligencia.
Toshiro Mifune (Kikuchiyo): un joven de origen campesino que intenta llegar a ser conocido como un verdadero samurái, de carácter iracundo y divertidos desenlaces. Representa el entusiasmo. Su misión es arriesgar sin dejar de lado la locura.
Daisuke Kato (Shichiroji): un antiguo amigo de Kanbei, además de un excelente y experimentado guerrero. Ostenta aparentes conocimienos taoístas. Representa el compañerismo. Su objetivo es sumar, hacer equipo.
Ko Kimura (Katsushiro): el más joven del grupo. Intenta aprender a ser un buen samurái, aunque aún le falta experiencia. Representa la capacidad de aprendizaje. Es un ser todo oídos.
Minuro Chiaki (Heihachi): el miembro más alegre del grupo, y quizás el único al que las guerras no han extirpado el buen humor. No tiene mucha experiencia, se dedicaba a cortar leña. Represemta el humor. Su objetivo es tener presencia de ánimo ante la adversidad. 
Seiji Miyaguchi (Kyuzu): el maestro en el arte de matar con la espada. Su único objetivo en la vida es perfeccionar su estilo de combate y sus habilidades samurái. Representa la excelencia técnica. Su objetivo es cultivar el fruto del trabajo y del talento. 
Yoshio Inaba (Gorobei): un samurai experimentado y una buena persona. Podría salir casi de cualquier problema gracias a su ingenio. Representa el respeto. Su objetivo es ver la aptitud en los demás; ser parte del conjunto. 

Los civiles son campesinos de una aldea que ha sido sistemáticamente atacada por una banda de ladrones que viven en las montañas cercanas. Los protagonistas, en este caso, más difuminados son: Yoshio Tsuchiya (Rikichi); Yukiko Shimazaki (La mujer de Rikichi); Keiko Tsushima (Shino); Kamatari Fujiwara (Manzo): El padre de Shino; Yoshio Kosugi (Mosuke); Bokuzen Hidari (Yohei); Kokuten Kōdō (Gisaku): El anciano Jirō; Kumagai: El hijo de Gisaku; Haruko Toyama (la hija de Gisaku); Junpei Natsuki y Toku Ihara.

Ha sido calificada como película monumental, cima del genio del maestro Kurosawa, de sublime belleza plástica e inimitable potencia narrativa.Kurosawa realizó esta obra cumbre de los anales del cine. Es un fresco sobre la historia del Japón feudal y sus costumbres. Durante casi cuatro horas, nos sumergimos en el Japón como si estuviéramos allí, contemplando las batallas, ayudando a los campesinos, o buscando samuráis. Un auténtico monumento, una obra de amor al cine, una película perfecta. 
La épica que tiene impresa toda la película es sin duda su gran fuerte. Partiendo de la base de que el género de aventuras. Y en su largo metraje, Kurosawa muestra una gran variedad de personajes. Le da tiempo a mostrarnos cada recoveco de los samuráis, pero también de la gran mayoría de los campesinos. La intención de Kurosawa es que, al acabar la película, entendamos por qué cada samurái ha aceptado el cargo de defender a los campesinos, y llegamos a la cuenta de que ninguno tiene los mismos motivos que el otro. Sus personajes nunca son planos, pues sabemos su pasado, su presente, y lo que esperan del futuro con apenas una conversación. Son personajes que viven, con sus preocupaciones, y se basan el un código, el bushido, marcado por el honor, el valor y el respeto. Y ello es extraño en una película de aventuras, pues se podría decir que Kurosawa " deja de lado " la acción, salvo en la última parte de la película. Y todo ello por no hablar del extraordinario final por la batalla. 
Pero a todo esto hay que añadirle el cuidado que pone Kurosawa en mostrar como era el Japón retratado en la película. Parece casi un fresco, una fotografía tomada en pleno Japón feudal. Todas las costumbres, las actividades como la siega o la molienda, todos los sentimientos, que son intemporales, e ideas propias de la época están reflejadas en la pantalla: la misoginía, la cobardía de los campesinos, la valentía de los samuráis, la amistad y el honor, el humor algo importantísimo en unos personajes llenos de tanto carisma. 
Y ya no me queda más que hablar de la dirección del maestro. Su dirección es sencilla, pura, sin efectismos baratos para dar más espectacularidad. Sus escenas intimas están recreadas de una forma lírica, pero real al mismo tiempo, con unas escenas de batalla en la que sabemos en todo momento lo que está ocurriendo gracias a que Kurosawa, al igual que el maestro Ford, no mueve la cámara a no ser que sea necesario, apoyada en la sutileza a la hora de contar los hechos, como cuando rescatan a un niño sin saber qué ocurre. Sin un montaje frenético, sabemos siempre que pasa, pues plantea las coreografías como un verdadero samurái planificaría la batalla. Y para ello contó con un reparto único, presidido por sus dos protagonistas favoritos: Mifune y Shimura, que alcanzan en esta película unas cotas interpretativas supremas. 
El film nunca pierde la tensión dramática y está rodado de manera muy ágil. Es un verdadero espectáculo y una película inolvidable de obligado visionado. 

Técnicamente, Kurosawa optará por una solución novedosa: el uso de tres cámaras simultáneamente, con el fin de captar planos largos, medianos y cortos A éstas incorpora otras innovaciones, como las soluciones de rodaje y montaje de las batallas, el uso de la técnica del “stop motion” o slow-motion en un par de escenas de asesinato (que será imitada por Sergio Leone o Sam Peckinpah en “Grupo salvaje” y otras) en su tendencia por lograr un estilizado toque de violencia en sus filmes, y la emocionante aparición de los bandidos a contraluz en lo alto de una colina, idea que es imitada en incontables ocasiones. El relato se divide en las tres partes clásicas de planteamiento, nudo y desenlace. 
Kurosawa en la manera que tiene de rodar las secuencias de acción que siguen siendo insuperable. Las armaduras, las caras, los excesivos movimientos de los actores japoneses y la lluvia se mezclan en una película redonda. Combina espectacularidad con claridad, en todo momento sabes lo que pasa, no se recurre por supuesto a esos montajes ultrarápidos que más que ritmo vertiginoso lo que genera son mareos. Un alarde narrativo muy cercano al cine occidental en algunos momentos del que ya podrían aprender los cineastas actuales ahora que se vuelve a los caballos y las lanzas. Kurosawa es un cineasta todoterreno capaz de generar obras maestras al ritmo de John Ford. Juega con la cadencia extraordinariamente, demostrando que es un genio dominador del lenguaje cinematográfico, pausa y ritmo. Desgraciadamente hoy esto no parece tener mucho valor. Todo es publicidad, incluido el cine, y si no va a velocidad luz, incluidas las escenas que precisan otro ritmo, se considera lento. 
Esta película como ya he dicho dará a conocer al gran público a Akira Kurosawa (1910-98). El guión, de Shinobu Hashimoto, Hideo Oguni y A. Kurosawa, desarrolla una historia original de samuráis ambientada en el Japón del XVI, inspirada en referencias históricas y leyendas. Se rodó ,como hemos señalado, con 3 cámaras simultáneas (una para los primeros planos, otra para los planos medios y una tercera para los planos generales) en escenarios reales de montaña y en un gran plató montado al aire libre. La producción estuvo a cargo de Sojiro Motoki (“Vivir, “Trono de sangre”...) para Toho. Se estrenó el 26 de abril de 1954 en Japón. 
El film suma drama, acción, epopeya, aventura, humor, romance, suspense, crítica social y análisis de la condición humana. La narración es sencilla y clara, como la de un cuento. Prescinde de artificios y florituras innecesarias en beneficio de un estilo austero, sobrio y directo. Presta especial atención a los aspectos humanos de los personajes, de sus relaciones y de la acción. El discurso es fluido, equilibrado y realista. Dotado de un ritmo espléndido y de una incomparable fuerza expresiva, absorbe la atención del espectador, al que ofrece secuencias de acción antológicas. 
Observamos como los tiempos de paz no son buenos tiempos para los guerreros japoneses. Muchos se mueren de hambre y se ven obligados, como Heichachi, a cortar leña por un cuenco de arroz. No olvidemos que los samuráis más ancianos aprendieron a luchar en la guerra. Los más jóvenes solo han podido probar su destreza en la lucha en pequeñas trifulcas. 

Cuando Kambei busca por el pueblo a samurais para ayudar a salvar una aldea de los atracos de unos bandidos, sólo aceptan cinco. Los que realmente recuerdan lo que significa ser un guerrero o los que han oído historias sobre ellos, como Katsushiro. Lo ven como una oportunidad para reencontrarse con lo que sus respectivos maestros les habían enseñado que era un verdadero samurai: fuerza, honor, ayuda al desvalido. 
Tanto tiempo de guerra y hambruna les había convertido en simples mercenarios, vendidos al mejor postor. Esa pequeña aldea con sus humildes campesinos, les hizo recordar sus antiguos valores. Me encanta el final con cuatro tumbas que marcan con sus sables a los cuatro samuráis muertos. Y la declaración final de Kanbei: Nosotros perdimos. Han ganado ellos, los campesinos. 

Y aunque en definitiva, como dice Kambei, la mayoría de ellos han perdido, la muerte no es más que otro paso para un verdadero samurai si se muere con honor. Ese honor recuperado entre una decena de casuchas de paja. La última imagen el estandarte de los samuráis con sus seis círculos, su triángulo y el término en japonés samuráis. Se contraponen aquí a los títulos de créditos negros sobre blanco. 
He visto la batalla final con mis hijos. Ellos se han entusiasmado con la película. No es una casualidad, era Kurosawa.

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