La dama de Shangai o en inglés The Lady from Shanghai es una película 1947, dirigida por Orson Welles en la que trabaja el mismo Welles, su esposa Rita Hayworth y Everett Sloane. Está basada en la novela If I Die Before I Wake de Sherwood King.
La dama de Shanghai es un relato de cine negro que incluye una trama policiaca y una serie de personajes que viven en el filo, una complejidad en su resolución, y la participación de una imprescindible "mujer fatal", aquí interpretada por una Rita Hayworth memorable.
Por su parte el guión, obra del propio Welles es bastante atractivo principalmente en la descripción de personajes, a pesar de los complejo de la trama, la excesiva utilización de la inevitable voz en off- magnífico el tono de Welles en la versión original- y la forma un tanto apresurada y farragosa en que se suceden los acontecimientos hacia el final.
Michael O'Hara (Orson Welles) es aparentemente un hombre normal y corriente, que una solitaria noche conoce a una mujer enormemente fascinante, Elsa (Rita Hayworth) una hermosa rubia mientras ella pasea en un carruaje tirado por caballos en Central Park. El primer encuentro entre el protagonista Michael O'Hara (Welles) y Elsa (Hayworth) en Central Park reinterpreta una situación recurrente en el cine negro -la fascinación que despierta la mujer de turno en el protagonista de turno- proponiendo mediante la puesta en escena la posición de ambos personajes en el relato y su progresivo acercamiento: así ella aparece como pasajera solitaria (esto ya debería prevenir al espectador) de un coche de caballos, mientras que el marinero O'Hara no es más que un «imbécil» que queda prendado por la belleza de la mujer -la posición de superioridad de la mujer frente al hombre en ese momento es evidente-. Cuando tres forajidos atacan el carruaje, Michael la rescata y la acompaña hasta su casa. Michael le cuenta que es de profesión marino, y antiguo combatiente republicano en la guerra civil española, y se entera que Elsa y su esposo, el famoso abogado defensor criminalista Arthur Bannister (Everett Sloane), baldado, acaban de llegar a la ciudad de Nueva York provenientes de Shanghai. O'Hara salva a la mujer del ataque de unos torpes delincuentes y la acompaña en el coche de caballos a recoger su automóvil, ella no deja de mantener esa posición privilegiada, aun cuando O'Hara termina sentado al lado de ella. La conclusión de esta larga secuencia de presentación que aparentemente concluye con un O'Hara "vencedor" -incluso se permite despreciar a la mujer con ese divertido «es fácil, sólo hay que apretar el gatillo»- ya conocedor de que es una mujer casada, en realidad es todo lo contrario, como demuestra el hecho de que aparezca ya el Sr. Grisby (Glenn Anders), casi de manera fantasmal y que puede pasar desapercibido en un primer visionado del film, pero su función no deja de ser la de avisar precisamente de la trampa de la que O'Hara será la víctima.
Acabará trabajando en su pequeño barco, y cómo no, enamorándose de ella. Debido a esa fascinación, se verá envuelto, muy a su pesar, en un peligroso juego de intriga y asesinatos. Se encuentran de paso hacia San Francisco por el Canal de Panamá. Michael, “el negro irlandés” – tal y como se le llama en la película- atraído por la belleza de Elsa acepta enrolarse como marinero en el yate de Bannister.
Durante la larga travesía, en el yate del marido de Elsa, el prestigioso abogado Arthur Bannister (Everett Sloane), donde al final O'Hara termina trabajando pese a su reticencia inicial. En principio, se enrola para realizar como capitán de barco un viaje al Caribe. De ahí pasan a México. Allí se incorpora el socio de Bannister, George Grisby(Glenn Anders), otro intrigante personaje. En una extraña conversación sobre la muerte le explica como mató a un hombre por ser espía de Franco en Murcia.
Las relaciones entre los cuatro personajes principales -Michael, Elsa, Bannister y su socio Grisby- cobran una importancia vital y Welles en su faceta de director muestra un buen repertorio de recursos narrativos:
a) Los primeros planos de Grisby, un personaje mezquino y ruin a más no poder, le describen a la perfección, con su mirada perdida en el cielo y su continua y repugnante suduración. Cuando éste propone a O'Hara que mate a alguien por una buena suma la secuencia roza la perfección: los primeros planos de Grisby tanteando a O'Hara, y los contraplanos de éste sorprendido e indudablemente interesado; el plano picado magistral que encuadra al abogado en primer termino y el fondo del acantilado en el que se encuentran en segundo termino; y ese primer plano final del rostro desencajado de Grisby que desvela a O'Hara que debe asesinarle a él.
b) La fascinación y la desconfianza que trasmite Elsa, siempre expresada mediante la planificación y la fotografía: ella tumbada en el yate cantando mientras la cámara la sigue con delectación ; mientras toma el sol en la roca y se baña, es mirada por el repelente Grisby a través de unos prismáticos, colocando al espectador en la posición de voyeur; el encuentro nocturno de Elsa y Michael en el pueblo, tras dejar ella a su marido en el restaurante, que sitúa a los dos, de manera provisional al mismo nivel, con un travelling que sigue a la mujer entre las calles del pueblo que termina con el reencuentro de ambos, fundiéndose en un beso: memorable momento...
Más tarde, y luego de levar anclas, George le propone a Michael lo "asesine" a él de manera de simular su propia muerte y poder cobrar su seguro de vida. Como compensación Grisby promete darle a Michael $5,000 y explica que dado que él en realidad no estará muerto, su cuerpo en realidad debe desaparecer, con lo que Michael no podrá ser condenado por homicidio (de acuerdo al principio de corpus delicti que prevalecía en esa época.) Michael accede a este plan, pensando en utilizar el dinero para huir con Elsa, con la cual ha comenzado una relación. Grisby hace que Michael firme una confesión.
Una vez de regreso a los Estados Unidos, la acción cobra mayor protagonismo y ya no habrá descanso para el espectador. Así la proposición de Grisby cobrará sentido (en realidad quiere simular su muerte, aunque las razones que esgrimen no se las hubiera tragado nadie en su sano juicio -por muy imbécil que se pueda llegar a ser-: es una de las lagunas de guión a las que me refería anteriormente) y la relación de Michael y Elsa se refuerza con su cita en el acuario.
Ante el hecho del crimen, Sydney Broome, un investigador privado, aunque también camarero o sirviente de Bannister- que ha estado siguiendo a Elsa por órdenes de su marido, encara a Grisby. Broome se ha enterado del plan de Grisby y que está planeando asesinar a Bannister, acusar a Michael del crimen y no aparecer como sospechoso al pretender que él mismo ha sido asesinado. Grisby le dispara a Broome y lo abandona para que se muera. Michael sin estar al tanto de lo que ha sucedido, continúa con el plan para la noche y despide a Grisby que parte en una lancha a motor; luego Michael dispara un tiro al aire para atraer la atención. Mientras tanto, Broome que se encuentra herido de gravedad se dirige a Elsa en busca de ayuda y le advierte que Grisby está intentando matar a su esposo.
Pensando que el plan ha sido cancelado, Michael llama por teléfono a Elsa para informarle, pero se sorprende cuando el teléfono es atendido por Broome. Las palabras póstumas de Broome son para alertar a Michael de que Grisby le está tendiendo una trampa. La resolución del ficticio asesinato es brillante y no deja respiro alguno: Grisby asesina al mayordomo de los Bannister enterado del plan que aquél a maquinado; Elsa encuentra al mayordomo moribundo y le explica lo ocurrido; Grisby y O'Hara se dirigen a la playa para realizar su representación, con el agobiante rictus del primero y su horrible carcajada como leit-motiv; Grisby huye en barca; O'Hara llama por teléfono a casa de los Bannister y el mayordomo aun vivo le revela qué ocurre. Al final Grisby si ha sido asesinado y O'Hara acusado del crimen, pero ¿quién ha matado en realidad al abogado?
Michael corre hacia la oficina de Bannister, llegando a tiempo para encontrar a Bannister aún con vida pero se encuentra con la policia que se está llevando el cuerpo de Grisby de la habitación. La policia rapidamente encuentra evidencia que prueba que Michael fue el asesino, incluyendo la confesión, y se lo llevan detenido.
En el juicio, Bannister se ofrece a ser el abogado defensor de Michael, y considera que el caso es más probable se pueda ganar si Michael se declara culpable de homicidio justificado, ya que existe mucha evidencia en contra de su cliente. La primera escena en el juzgado se presenta coherentemente con Elsa de protagonista: el juicio ya ha iniciado y ella entra en la sala mientras la cámara la sigue hasta su asiento..
Welles prefiere conferirle a esta secuencia de juicio un tono cómico, incluso paródico -cf. Bannister interrogándose a sí mismo-, abundando los planos del público de la sala riéndose, manteniendo a O'Hara siempre en segundo plano, sin preguntarse siquiera sobre su inocencia, pues es obvia. Al avanzar el juicio Bannister se entera de la relación que su esposa mantiene con Michael y por lo tanto experimenta placer al sospechar que van a perder el caso.
Welles introduce mediante un ardid de guión una solución drástica para el juicio: O'Hara se toma unas cuantas pastillas de Bannister, y es llevado al despacho del juez del que consigue escapar... Michael logra escapar del juzgado fingiendo un intento de suicidio antes que se anuncie el veredicto.
Elsa lo sigue y ella y Michael se esconden en un teatro en Chinatown, el “Shangai Low”. Elsa irá en su ayuda y consigue esconderle de la policía para en realidad acabar con él, pues ella es la asesina. Elsa llama a unos amigos chinos, para que la pasen a buscar. Mientras Michael y Elsa esperan pretendiendo observar el show, Michael descubre que ella ha matado a Grisby. Llegan los amigos chinos de Elsa y se llevan a Michael, inconsciente, a una casa de diversiones abandonada. Cuando despierta, descubre que Grisby y Elsa han estado planeando el asesinato de Bannister y preparando todo para culparlo a él, pero que la entrada de Broome arruinó el plan y obligó a Elsa a matar a Grisby para así protegerse.
Al final, O'Hara explica -mediante la voz en off- lo ocurrido, mientras se muestra a él mismo cayendo por una serie de rampas y atracciones, sirviendo de metáfora a su recorrido durante todo el relato.
El ya mítico (y extraordinario) final del film termina con el tiroteo entre Bannister y Elsa, en la barraca de espejos, que se erige en un simbólico lugar que muestra la falseded y los diversos rostros con el que se presentan tan tétricos personajes, y ese antológico momento en el que O'Hara deja a Elsa (ese plano casi a ras de suelo con la mujer en primer termino y el marinero al fondo es monumental) sola, moribunda, abandonando la feria y ese episodio de su vida aunque, tal vez, nunca llegue a olvidar a tan bella mujer.
Realizada en 1947 por el gran Orson Welles en su época de mayor esplendor creativo, fue tratada muchas veces cómo una obra menor en su filmografía. Nada más lejos de la realidad, porque esta película es una auténtica muestra del buen hacer de este genio del cine. Y al igual que el personaje de Welles se sentía atraído por la fascinación de Rita Hayworth, el espectador queda atrapado por ella desde el primer minuto al último, por el enorme poder de fascinación que la película posee en absolutamente todos sus aspectos. Y es que uno de los mayores logros de Welles, fue el de saber combinar todos los elementos de los que disponía para acabar realizando un film casi inclasificable.
Su guión, enormemente conciso, lleno de giros, y cargado de diálogos sublimes dignos de ser enmarcados como el de los tiburones o sobre las cárceles del mundo, por cierto, O´Hara afirma que peor que las de España ninguna. Atención a la conversación final entre Welles y Hayworth en el Salón de los Espejos, absolutamente impagable con juego de personalidades lleno de simbología entre los tres protagonistas de la historia. Su narración, con una fuerza pocas veces vista, y un enorme gusto por lo extraño, por decirlo de alguna manera. Ya el inicio es extraño, con una situación aparentemente forzada, pero que engancha rápidamente al espectador, gracias al poder de sugestión que poseen las imágenes de Welles.
Y es que la puesta en escena es de las de quitarse el sombrero. Jugando maravillosamente con el blanco y negro, más los grises, gracias a la fotografía de Charles Laughton Jr, ayudado por Rudolph Maté y Joseph Walker. Me encantan los fundidos en negro del beso en el acuario que combina con la llegada de un hombre, o las conversiones en contraluz en la noche mexicana en las que se ven algunas de las muestras propias del cine negro. Y usando la cámara de forma impresionantemente única, con movimientos arriesgados, y travellings innovadores, cuyo máximo exponente terminaría cuajando en esa obra maestra titulada Sed de Mal.
En tan sólo 83 (87) minutos de duración, en otra lección de cómo contar una historia en poco tiempo, Welles mezcla misterio, drama y sexualidad de forma tan atrayente, que es imposible olvidar este film, enormemente influyente en el cine posterior, y diez millones de veces imitado, pero jamás superado. A ello contribuye, cómo no, la presencia de Rita Hayworth, tan fascinante cómo en ‘Gilda’, y componiendo un personaje de mujer fatal que se ve arropada nuevamente por el sonido de “Amada Mía” la canción de Gilda durante una noche en México. Como digo excelente interpretación de una rubia Rita Hayworth, a la que su marido por aquella época (si bien ya estaban a punto de la separación) cortó y tiñó el cabello pelirrojo que tan radiantemente había lucido en una famosa película anterior, "Gilda".
Elementos como el amor, la intriga o el suspense concurren en esta película de cine negro desplegados en una difícil y compleja trama, ensalzada por la brillante capacidad visual de Welles, que comprende todo ese lujoso barroquismo característico de su autor, la habilidad en la puesta en la escena y el montaje, en la utilización del sonido (a pesar de la perjudicial intervención de Harry Cohn) y la manera de crear una turbia atmósfera mediante la adecuada tensión establecida entre la imagen fotografiada soberbiamente por Charles Lawton Jr. y los diálogos escritor por el propio Welles, que marcan un nuevo y sobresaliente título, obra de un hombre clave para el devenir del cine mundial.
Orson Welles presentó con este título una película de audaz y brillante ejecución, planteada en una época que estilísticamente le quedaba ya muy antigua. Por esa razón sus compatriotas contemporáneos no supieron apreciarle, provocando en consecuencia un largo peregrinaje del escritor y realizador por tierras europeas en busca de financiación para sus próximos proyectos.
Como datos curiosos comentar como la película se rodó en México, concretamente en la Bahía de Acapulco (Estado de Guerrero), en el Goden Gate Park, Acuario y en Chinatown, así como en las playas de San Francisco, en el Central Park de Nueva York, en Sausalito y en Los Angeles en los interiores para la Sala de los Espejos (California). El coste de producción sumó los 2 millones de dólares.
Comentar igualmente que debido a un trabajo de pintura en un fin de semana el trabajo de Welles se encontró con la oposición del sindicato de pintores de los estudios. El yate de la película perteneció en la vida real a Errol Flynn al igual que el perro pequeño. No está acreditado pero Flynn realizó las fotografía aéreas e incluso aparece en una escena en los exteriores de la cantina. La escena de la casa de la risa era más larga, pero tuvo que recortarla. Igualmente señalar que la decisión de cortar el pelo a Rita fue de Welles, y este podría ser uno de los fracasos en taquilla. El productor Harry Cohn impuso a Welles la obligatoriedad de una escena cantada por Rita Hayworth, la canción "Please Don't Kiss Me."
Everett Sloane era, principalmente, un actor de radio que no se movía muy bien en la película, por lo que introdujo muletas para el personaje.
De acuerdo con Orson Welles , esta película surgió de un acto de pura desesperación. Welles, cuya Mercury Theatre Company produjo una versión musical de "La vuelta al mundo en 80 días", tenía una necesidad desesperada de dinero justo antes de iniciar su gira por Boston. Pocas horas antes del espectáculo el vestuario había sido confiscado. Welles tendría que poner 55.000 dólares para pagar las deudas pendientes, niño debería ser cancelada. Al tropezar con una copia de "Si me muero antes de despertar", la novela en que se basa esta película, Welles llamó a Harry Cohn , dándole instrucciones para comprar los derechos de la novela y la oferta de escribir, dirigir y protagonizar la película, siempre como Cohn enviaría $ 55.000 a Boston en dos horas. El dinero llegó, y la producción continuó como estaba previsto.
En La dama de Shanghai, Welles juega continuamente con el espectador invitándole desde el principio a entrar en el juego por medio de la voz en off del protagonista, mediante la planificación, o a través de los diálogos: la aparición fugaz de Grisby en la secuencia de introducción del film, que, como decíamos antes, advierte sobre la importancia de éste en la trama; la pistola que tiene Elsa en su bolso y que en esa misma secuencia aparece como algo secundario, al final servirá a Michael para percatarse de que ella es la asesina; la presentación de Bannister con un plano a ras de suelo que sigue su dificultoso caminar ayudado por dos muletas, y cuya aparición entre las sombras de la barraca de feria, las mostrará en primera instancia; la conversación entre Michael y Elsa en relación a las pastillas que toma Bannister durante la travesía y que, posteriormente, servirán al primero para huir improvisadamente del juzgado; la historia que O'Hara cuenta a Bannister, Grisby y Elsa sobre unos tiburones enloquecidos que terminaron comiéndose unos a otros, deviene en un presagio sobre lo que les ocurrirá a tan siniestras y mezquinas personas (y que O'Hara le recuerda a Elsa cuando ésta agoniza en la feria)... Si quieres más y mejor en este enlace de "La escuela de los domingos".
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